Era el culo más hermoso que había visto en una chica de 19 años, toda su ropa le quedaba y amoldaba perfecto, no podía dejar mirarla.
Mientras dormía, mi hermana fornicaba con un repartidor, así que me uní a ellos.
Mi esposa se llama Carla y su apodo de mi esposa es Regalito, ella es una mujer hermosa, su piel es blanca, sus ojos son verdes, sus gruesos labios, sus grandes tetas y sus nalgas apetecibles, han sido el deleite de varios hombres, en este primer capítulo, ella asiste a un concierto.
No sé qué me pasó, estaba totalmente entregada a él, pero como dije que no diría no a nada, finalmente me metió su dedo en mi culo. Primero sentí dolor y molestia, se sentía muy raro, pero después empecé a excitarme con ese jueguito que me estaba proponiendo.
Una docente de 53 años de buen cuerpo pero con una rutinaria vida matrimonial conoce en una salida con amigas a un stripper de color que le devolverá su plenitud sexual.
Sumisa, puta, que volvió a experimentar el deseo de la infidelidad.
Mi verdadera historia toma un giro de 90 grados.
En el relato anterior les dije lo que me contó de mi esposa un excompañero de trabajo. Y como reacciono mi esposa cuando le dije.
Esta es la historial de mi matrimonio, y de una esposa bella que creía conocer. Pero qué sorpresa.
Comenzamos la relación de noviazgo pero seguimos cogiendo cada vez que tenemos oportunidad con intensidad en aumento, sexo anal, corridas en la boca, en la cara, en las tetas, en el culo y cada día descubro lo puta que es
Así me volví un cornudo. Y me encantó mas de lo que esperaba.
Ella era una diosa selvática de orondo culo y caderas de avispa brotaba de ella esa feromona que me hacía desear el poseerla.
Anita me volvía loco en el instituto. Han pasado diez años y me la he vuelto a encontrar en las redes sociales. Creía que era mi momento, pero ahora creo que en realidad era el suyo.