Nos criamos desde pequeños en el pueblo y vamos descubriendo nuestro cuerpo con naturalidad y confianza. Mi prima me pide ayuda con el chico que le gusta.
Yo iba en mi coche, despacito, tranquilo, de paseo, cuando de repente, por el retrovisor observé cómo una rubita montada en un scooter se acercaba a mi coche bastante deprisa; reconozco que estuve un tanto capullo, pues algo perverso e infantil se apoderó de mi mente y es que cuando trataba de adelantarme yo aceleraba, le cerraba el paso, aunque no de una manera brusca, sino que jugaba con ella.
Continua el inicio de la degradación de esta mujer abandonada a satisfacer sus vicios más oscuros.
De cómo un día en el que yo estaba malo se conviritió en una pequeña fiesta. Fiesta entre mi novia y yo.
Un clásico dónde los haya... Caperucita feroz
La historia que relato a continuación es real como la vida misma, en algún pueblo del norte del Perú, creo que al contarla una parte de mi se desahogará y podré liberarme de la humillación constante en la que vivo, sometida por mi marido desde hace mucho tiempo.
Mis vecinos no solo me observan a mí mientras me baño, sino también a mi madre... ¡Por fin, conozco mi primer pene!.
Como mi hijo me ayudó a sentir el sexo en cada parte de mi cuerpo. Soy toda sexo para mi hijo.
Aquí estoy de nuevo después de algo de tiempo, lo que les voy a contar es algo que sucedió hace un mes aproximadamente, cuando en las vacaciones vino a visitarnos a la casa, un amigo mío procedente del estado de Monterrey y tuve la oportunidad de ver de nuevo a mi madre cogiendo como una perra.
Durante algunos minutos, le ofrecí al excitado Mario, las suculentas mamadas que, de acuerdo con mi experiencia, enloquecen a cualquier hombre. No tardó nada en correrse en mi boca. Mi lengua, llena de su semen, distribuía sus fluidos a través de mis labios.