No se notaban demasiado las de coca-cola, pero al servirme el pescado que yo había pedido de segundo, el camarero me arrimó en exceso la bandeja, y dejó un gran rastro de grasa en la pechera.
Mi pene estaba en toda su longitud entre sus piernas mientras mi esposa, mi hija y mi hermana reían y gritaban por los avances en su juego, mientras nosotros dábamos vueltas de vez en cuando para disimular que estábamos bailando.
Al llegar a mi casa, note algo de olor a cigarrillos, lo cual dije que mi prima había tenido visitas, pero como soy muy respetuosa no quise hacer ruido para que ella no se despertara por que era algo tarde, pero de momento oí un ruido extraño en su recamara y sin el más mínimo ruido me acerque.
Arqueó ligeramente su cuerpo, y clavó su miembro en la vagina de Lucía, quien en ese momento dejó de mirarme, cerró los ojos y pasando ambos brazos detrás de la cabeza del rubio, enroscó ambas piernas en la cadera masculina y se entregó por completo a la verga que entraba y salía, haciéndola gemir de placer.
Le hago un pequeño pase de baile, que me agradece con una sonrisa y un saludo. Se que hoy se volverá a pajear pensando en mí, algún día lo meteré en mi cama, pero hoy no. Hoy estoy reservada.
Cuando oí nuestras vaginas hacer ventosa, creí morir de placer. Una sacudida me azotó y me quedé rígida contra el coño de mi amiga, que acabó chillando y sacudiéndose aun contra mí, hasta que acabó rendida.
Mi pija entraba y salía de su boca cada vez con más brillo, gracias a la salivaba que le iba dejando su boca, se la estaba pasando por toda su cara mientras me decía que no pensaba dejarme ni una gota de mi acabada.
Por primera vez me estaba culiando a una mujer de edad y la sensación de introducírselo completamente era inexplicable. Tenía su zorra no muy apretadita ya que en la noche se había comido enterito un pepinillo, pero sus paredes estaban complacientes de tener a tan distinguida visita.
Dando el paseo nos comentó que el había elegido la tarde del sábado, el joven la madrugada y el más mayor eligió la mañana del domingo y que todos ya sabían como utilizar a E, como él iba a ser el primero en follarsela me explicó lo que quería:
Al día siguiente, se presentó sin nada debajo de un vestido muy corto, en el que varios botones desabrochados dejaban ver perfectamente su sexo al caminar, mientras sus pechos se escapaban por el escote, tampoco abotonado.