Yo iba en mi coche, despacito, tranquilo, de paseo, cuando de repente, por el retrovisor observé cómo una rubita montada en un scooter se acercaba a mi coche bastante deprisa; reconozco que estuve un tanto capullo, pues algo perverso e infantil se apoderó de mi mente y es que cuando trataba de adelantarme yo aceleraba, le cerraba el paso, aunque no de una manera brusca, sino que jugaba con ella.
Aquí estoy de nuevo después de algo de tiempo, lo que les voy a contar es algo que sucedió hace un mes aproximadamente, cuando en las vacaciones vino a visitarnos a la casa, un amigo mío procedente del estado de Monterrey y tuve la oportunidad de ver de nuevo a mi madre cogiendo como una perra.
Las rosas les encantan a las mujeres. Ella me había pedido que traiga un jardinero para que le construya un rosal. Así lo hice. Por un mes el jardinero trabajó y mi esposa me decía al oído en la cama o en el sótano que era una sorpresa.
Se organiza un encuentro de fútbol entre un equipo masculino y femenino. Al final del encuentro se organiza una pequeña fiestecita en el vestuario femenino.
Miré el reloj con el espanto sorpresivo que provoca el olvido del tiempo, junté mis papeles sobre el escritorio y a paso acelerado salí de la oficina con algo de nervio y de sueño, en la entrada el guardia de seguridad me despidió con las palabras perpetuas y suaves de siempre y al salir recordé que había dejado el coche tres calles arriba por una pequeña manifestación en la calle de mi oficina.
Terminamos en un ahogado orgasmo, una obsesión sin límites, luego como recuerdo de la costumbre ella se sentó en mí y empezó a meterme los dedos y metió los míos en su vagina.
Las películas que los domingos a la tarde pueden verse en TV, aún por cable, no son para el Oscar, ni para el León de Oro, pero el cable también tiene otros canales codificados, son más caros, pero la programación es mejor – todos lo sabemos – así que con unos pesitos más yo me aseguro un poco más de nivel, claro, entre los codificados está el 42 y Venus.