Ese día estuve intranquila exageradamente, pasé a una tienda de lencería y me compre lo más erótico que encontré y llegué a mi casa ya tarde con la esperanza de que aquél hombre se apiadara de mí y pasará a cogerme como el día anterior.
Apuré la copa de vino y me dirigí a la habitación del fondo. En ella, Jaime tenía su refugio particular: estanterías repletas de libros, discos y videos, muchos de estos últimos realizados por él. En esa habitación, Jaime pasaba horas y horas. Leyendo, escuchando música, componiéndola, grabándola, viendo películas, realizando las suyas propias.
Yo por aquel entonces mantenía una relación de varios años ya con una chica, la cual iba a contraer matrimonio conmigo a los pocos meses. El, mi jefe, estaba casado y era padre de una niña, su matrimonio iba viento en popa, es más a veces su esposa venía a buscarlo al trabajo para comer e íbamos los tres juntos.
Empezamos por platicar cosas del pasado y del por que se había casado casi al terminar nuestra relación me comentó que era la única forma de que me alejara de ella, ya que ella tenia mucho miedo de lo que fuera a decir la familia.
Más hacia la tarde yo seguía avergonzado y metido en mi pieza sin mucho ánimo de salir, iba de vez en cuando a la cocina a buscar alguna que otra porquería para comer, tipo 6 de la tarde voy a buscar no sé qué cosa y me encuentro con mi hermana y las amigas; me puse a charlas con ellas de estupideces y Rebbe no dejaba de mirarme y de charlar cerca de mí.
Me estaba dando por el culo mientras con sus manos se aferraba a mis caderas y con su boca, me besaba la espalda, luego con una de sus manos, me agarraba la polla, haciéndome una suave paja.
Después, la coloqué entre las palmas de ambas manos y suavemente se la fui frotando. Aquello parecía encantarle. Me fui acercando aún más y con la lengua saboreé los últimos líquidos que salían de ella, le pasé la lengua por todo el glande recorriéndolo de arriba a abajo hasta llegar a sus huevos que con delicadeza introduje en la boca. Finalmente, muy despacio, recorrí su polla nuevamente hasta que de golpe la introduje toda en mi boca.
Los sábados y domingos tomo mucho sol ya que mi casa tiene parque y piscina, así que tengo mi cuerpo tostado, con mi esposo tenemos una muy buena relacion sexual, les voy a contar como soy y después comienzo a relatar lo sucedido hace 1 mes aproximadamente.
Mi madre se quedó unos instantes mirándome de arriba a abajo y clavando su mirada en mi falo en erección, mientras se oía abajo un portazo apresurado. Y salió del cuarto para entrar en el cuarto de baño.
Era delgada, alta y bastante bonita. Llevaba unos pantalones ajustados, de esos donde la cintura empieza justo un cm encima del vello púbico, ceñidos como si fueran de goma a un culo carnoso y redondo. Llevaba una blusa blanca transparente, y un top ajustado, que marcaba unos pechos grandes, erguidos y perfectamente esféricos.
Mi mujer Adela, y yo vivimos solo en un viejo y amplísimo apartamento de la costa, donde acostumbramos a vivir casi todo el año, entregados al trabajo de cada uno y después a los mil juegos y placeres de la Erótica Universalis.
Pero sabía que ese era un pensamiento muy vano y muy vacío, aun así mi realidad se trastornó, aquel momento me sentí como una mujer libre que podía satisfacer todo lo que quisiera, es cierto que pecaba de vanidad y que no razonaba las cosas pero mi sentido erótico era demasiado complejo y urgente como para ponerme a razonar, la única situación que me incomodaba era lo que pudiera pensar mi hijo.
Estos manoseos hicieron acabar rápidamente a mi esposa que es de muy rápidos orgasmos, la que una vez recuperada a su vez procedió a desnudarlo sacando primero su camiseta y luego su pantalón para proceder a recostarlo en la cama y empezar a besarlo por todo el cuerpo, a todo esto mi esposa es muy hábil con la lengua y le encanta hacer gozar a los hombres de esta manera.
Así cuando esculpas en el mármol carnal mi cuerpo, cuando tus dedos recorran las incógnitas de mi torso, y me moldees como si fuera arcilla, sentirás como nacen de tus senos las auroras, como tus pezones se agitan y se convierten en pétalos irisados, en flores nocturnas, en madreselvas.
Le comenté que necesitaba un libro y él abrió una gaveta de su escritorio y me lo dio y justo en el momento en que su mano rozó la mía besó mi mano muy tiernamente, eso en lugar de molestarme me agradó (yo estaba ya bastante nerviosa y no dejaba de pensar en esa mirada que él me daba, aún era virgen pero siempre tuve la curiosidad de saber cómo sería el tener relaciones con alguien mayor, experimentado).
Por fin se le paró de nuevo y me lo metió, estaba tan caliente que no me importo que estuviera pequeño, solo que se vino casi en el instante, mi calentura no bajaba, así que tome uno de los plumones de la oficina y me lo introduje es estaba sorprendido pero tomó otro y me lo introdujo por el ano a lo que yo grite complacida.
Ella me miró con asco, con mas asco del que podais siquiera imaginar, y bajó la cabeza llorando. Pero llorando y todo, su manita se cerró sobre mi polla y empezó a pajearmela. Ohhhh. Fui todo lo escandaloso que pude. La volví a sobar, pero apenas un segundo. Antes de darme cuenta ya me estaba corriendo como una jodida fuente sobre su mano. Se notaba que sabía hacerlo, por que no paró ni siquiera cuando mi leche dejó de fluir sobre ella.
Mi hambre de sexo, que en principio debería de estar completamente saciada, crecía por instantes y cada pocos minutos, mi mente comenzaba a imaginarse fantasías de todo tipo, con la peculiaridad que yo podía hacerlas realidad con tan solo pedirlo.
Acaricia suavemente su pelaje, es tupido pero recortado a la silueta de la prenda que lo cubría, luce ya con humedad y un aroma inconfundible. Se acerca lentamente y con su lengua explora la humedad, poco a poco y lentamente hasta reconocer una piel tersa e inmensamente mojada.
Elisa es mi prima en ese momento tenia 17 años y un año más que yo, ella no sabía de mis relaciones con mi padre (todavía creo que no las sabe), el momento , nuestra empatía, esa facilidad de escuchar confesiones, secretos o simplemente su necesidad.
Mi hermano me invitó a curtir, inmutable , pero expresándolo con deseos, ganas, me estaba seduciendo, recordando mis masturbaciones por el, mis ganas contenidas, quería y sabía que era para pasar un rato, pensé en las olas que llegaban y se escondían , accedí, enfilo a un motel que con seguridad él conocía.
El chofer se puso sobre mí, que me recosté en el sillón, y me clavó por la concha, su rica verga se deslizó fácil en mi concha toda mojada, y comenzó a cogerme fuerte y rápido, al tiempo que Laura estaba ahora en cuatro patas era clavada por el negro mientras le chupaba la verga al otro, yo seguía siendo cogida por el chofer que me daba duro, me hacía gozar, se puso sobre mi y chupaba mis tetas, mis pezones estaban duros, él los comía y mordía mientras no dejaba de clavarme fuerte, yo gemía fuerte de placer.
Salí despeinada y adolorida del cuerpo, aun excitada y con los pezones estirados por el frío, cuando entré a la casa Paco intentó detenerme pero le dije que estaba cansadísima y fui a la ducha, tardé un largo rato dentro del baño masturbándome con las pantaletas llena de semen de otros y fui a la recamara decidida a decirle a Paco lo que pasaba.
Todo empezó cuando me enamoré de uno de mis rollos, algo que jamás se debe hacer, sobre todo si son tan estúpidos (por muy buenos que estén), uno de los datos básicos para saber si lo son es que se la menean cuando ven a la mujer de Spiderman en un cómic, entonces la cosa empieza a ser seria, y ya si les gusta Van Damme, en fin, qué decir! Pues bien , éste unía ambas características.
Elisa se levantó y se puso encima mio introduciéndose mi polla en su coño, mamá se separó y busco en un cajón del guardarropa un consolador,luego le lamió el ojete a Elisa y empezó a meterla el consolador por el culo, Elisa gozaba como perra y pedía más entre jadeos. Mama nos animaba diciendo:
En el transcurso de la semana se volvía el ambiente más picante, tanto en su vestir como en su vocabulario, me decía cosas que nunca me había dicho, como que era virgen, que nunca había visto una polla y que estaba algo cachonda pero luego solo se quedaba ahí.
Saca su verga y la apoya en mi culo, estoy todavía un poco nerviosa así que no soy capaz de abrirme, pero el empuja y poco a poco va metiendo más centímetros de su polla lo que me hace gemir y que mi coño no deje de babear pidiendo otra igual...
Después de sufrir en mis carnes decenas de orgasmos, los chicos que de forma muy profesional habían aguantado todo el tiempo sin correrse, se colocaron en fila india, y uno a uno se fueron corriendo en mi boca. Jamás antes había visto corridas como aquellas.