“Mamá no puede hacer eso, cielo.“
Es lo que Adela, sólo en su mente, le dice a su hijo, cada vez que lo pilla en el mundo real embelesado mirándole las tetas y lo imagina pidiéndole una mamada.
Cada vez que Adela bailotea en la cocina, de espaldas a Julio, moviendo el culo en círculos descaradamente sexuales. Ambos se la imaginan a ella, sobre él, moviéndose hasta exprimirlo. En la cabeza de Adela, Julio no aguanta más y se acerca con la polla fuera, levantándole la falda, bajándole las bragas y empalándola mientras le amasa las tetas contra el fregadero.
Y ella no puede defenderse, pero dice “no, hijo, no”.
Por las noches, viendo series, Adela ha conseguido correrse apenas tocándose mientras miraba a su hijo dormir al otro lado del sofá. Su marido, desde el sillón, miraba la televisión pasmado sin darse cuenta.
Su marido Miguel se sorprende cuando ella le pide que la folle en silencio y tapándole la boca. Pero obedece, imaginando que es un vecino entrando a asaltarla. Sin embargo, no es suficiente para Adela.
Cuando su marido no está, y en casa sólo está su hijo, Adela corre sola a su cama de matrimonio, y sigue en su dormitorio un ritual estricto.
Primero, baja las persianas y apaga las luces, dejando su móvil en la mesilla de noche.
Después va hacia la cómoda, al otro lado de la habitación. Se desnuda frente al espejo hasta quedar sólo en bragas. Saca del cajón un pequeño plug y, apartando las bragas a un lado, sin quitárselas, se lo mete por el culo procurando que le duela un poco.
Su quejido, a buen seguro, puede oírse si alguien está escuchando tras la puerta.
Después, saca del cajón una camiseta de Julio que no ha echado con las demás a la lavadora, y se la echa al hombro. Se mira al espejo, y entiende por qué su hijo la mira así. Es una auténtica jaca. Quien tuvo, retuvo.
Se gira para dirigirse a la cama y mira a la puerta, comprobando que no se ha abierto aún. Se tumba en la cama del costado izquierdo, y de la mesilla de noche saca unas esposas de cuero, el vibralush y una enorme polla de silicona realista. Coloca frente a sí los instrumentos y cierra los ojos, tomándose unos minutos para imaginarse a sí misma de noche, sola en la cama y durmiendo plácidamente.
Acto seguido, abre las piernas y se mete el lush en el coño. Nunca le duele, porque a estas alturas del ritual su coño está mojado y casi ha empezado a palpitar.
Se coloca las esposas y programa el vibralush para que esté unos minutos al mínimo y después, de golpe, se ponga a vibrar al máximo en su coño.
Entonces coge la camiseta, se enfunda la cabeza con ella y ata las mangas atrás, en su coronilla, apretando la camiseta contra su cara hasta que se le ajusta, aplastándole la nariz y los ojos. Agarra toda la tela posible sobrante de la parte de abajo y se la mete en la boca hecha una bola.
Entonces, amordazada, esposada y con el coño y el culo llenos, se acomoda disfrutando el leve zumbido inicial del lush.
Recoge un poco las rodillas contra sí misma hasta que calcula que su coño se vería bien desde la entrada si Julio entrase. Respira hondo y recupera la sencilla ensoñación en la que está ella, sola, durmiendo plácidamente en su cama de matrimonio.
Unos segundos después, el lush programado empieza a vibrar dentro de ella.
Y Adela grita contra la tela de la camiseta como si se la acabasen de meter en la boca, mientras agita sus manos como si intentase liberarse, echa el culo hacia adelante como si quisiese huir de la polla de su agresor y clava la cabeza en la almohada como si se la estuviesen machacando contra ella.
A veces se llena de valor, como hoy, y grita muy fuerte. No sabe si espera que su hijo la oiga y venga corriendo a encontrarla así o si prefiere que la tela, el espacio y la puerta de la habitación amortigüen el sonido lo suficiente como para evitarlo.
En su cabeza, su hjio ha entrado en la habitación mientras duerme y, viendo su coño expuesto, se ha quitado la camiseta. Ha saltado sobre la cama como un jaguar silencioso, sin despertarla. Le ha tapado la cabeza con la camiseta y le tapa la boca con la mano para amortiguar sus gritos.
El agarrarla de la nalga para sujetarla y empalarle el chocho con el rabo, el pulgar de Julio ha pulsado contra su culo y le está violando los dos agujeros.
— Nffoff uiffjoo pffavof no…
Adela suplica con la boca tapada mientras mueve el culo adelante y atrás y el lush vibra a tope dentro de ella.
— AooaonNooo…
Pero su hijo no se detiene, le chupa el cuello y se lo muerde mientras le embiste el coño sin piedad ni cuidado y le clava el pulgar en el ojete.
Adela se esfuerza por no correrse, pero no son muchas las ocasiones a lo largo de la semana en las que puede hacer esto, y desde que las condiciones se dan está demasiado cachonda.
Entonces, en su cabeza, es cuando empieza a sentir placer, violada por su propio hijo, en una reacción física incontrolable. Y se da cuenta de que se la está follando y que, probablemente, se correrá en su coño.
Mueve el culo acompasándose a él y deja de dar grititos y protestar, acariciándole la mano para que se la quite de la boca.
En el mundo real, Adela escupe la camiseta y habla en voz susurrante.
— Cielo, no te corras dentro, me puedes dejar embarazada…
Pero su hijo no está dispuesto a sacar su rabo del calor de mamá.
— Pues chúpamela.
Adela no ha dejado de sentir su polla en el coño, pulsándole dentro, ni el pulgar violando su ojete.
— Mamá no puede hacer eso, cielo… soy tu mamá…
Y Julio vuelve a percutirla más salvajemente, aunque ya no le tapa la boca. En lugar de eso, se agarra de su teta derecha sin piedad, como si fuera una barandilla de la que tirar para seguir empujándole la polla una y otra vez.
Adela se aprieta la teta en su cama hasta que le duele y suelta otro quejido, más alto esta vez.
Su hijo sigue follándola y Adela teme que el orgasmo sea inevitable a base de pollazos, aunque el horror de ser violada por su propio hijo le da ganas de llorar.
Y en su dormitorio, sola, gime como una perra, cada vez más fuerte, diciendo “no, Julio, no…”
Al darse cuenta de que van a correrse y habrá una desgracia, toma por fin la decisión.
— Vale cielo, sí… vale, te la chupo, te la chupo…
Adela se levanta la camiseta sólo lo justo para destapar su boca, agarra el pollón de silicona y así, de costado, empieza a tragar. Se lo empuja en la garganta hasta que la arcada, el grito y el empujón del dildo se confunden.
Y chupa, y traga, y babea, empujándose el rabo en la boca con las dos manos. Después, apoya el dildo contra el cabecero de la cama, se empuja a sí misma a tragarlo y se agarra la cabeza con las dos manos como si Julio la estuviese sujetando.
Y se corre, en un día en que ha estado especialmente ruidosa.
Pero sigue tragando y tragando y babeando, ahogándose y sacándola para escupir entre gemidos. El flujo comienza a salir de su coño sobre el lush a top mientras Adela se sobresalta con la polla en la boca, cuando Julio agarra el plug y lo saca de su culo.
Los ojos de Adela se abren de par en par. Está combada hacia atrás en la cama, clavándose en la boca un dildo apoyado en el cabecero, con las manos esposadas tras su cabeza. Julio agarra las esposas para impedir que llegue las manos hacia adelante y apoya la polla en su culo.
— NFOUGGGHGGGFff!!!!!
Adela grita intentando decirle que no, pero su grito se estrella contra el pollón de silicona aún dentro de su boca, porque su hijo tira de sus brazos hacia atrás impidiéndole la movilidad suficiente en la cabeza como para sacárselo.
La agarra del pelo y lleva la otra mano a su cadera para sujetarla.
Adela sigue chillando contra el dildo mientras Julio le entierra el rabo en el culo de un golpe.
— UUUOOOFFUGGGGGOOOUUUUGGGGGGGHHHH!!!!!
Su hijo empuja y empuja en su culo, tirándole del pelo, y en cuanto la polla está bien metida en su ojete no puede evitar agarrarla de las tetas enrojecidas.
Adela recibe embestida tras embestida con el lush vibrándole en el coño y el orgasmo empieza a invadir de nuevo su útero empujado por los latigazos de dolor que la cruzan entera cada vez que la polla de su hijo invade su culo.
Consigue ladear la cabeza contra la presa que Julio hace de su pelo, lo justo para saca el dildo de su boca.
— pff… eespe.. espera… por…
Julio tira más de su pelo haciéndola gritar de dolor mientras empuja y empuja en su culo. Adela siente los huevos de su hijo chocar contra sus nalgas y contra la antena del lush, porque el vibrador, que sigue a tope, se estrella un poco más contra el fondo de su coño.
— Noporel… ahh… Julio… Métemela por delante… Por el coño cariño…
Su hijo se detiene, aplastando los huevos contra Adela y con toda la polla incrustada en su culo. Jadea en su oreja mientras ella trata de llevar los ojos atrás para mirarlo. Ve su cuerpo desnudo con los calzones por media pierna, pegado a ella mientras siente el rabo latir en su interior.
Ella le busca las manos con los dedos para acariciarlos. Le gustaría ahora no tener las esposas y poder llevar su mano derecha a la cadera de su hijo, mientras le atrae por el cuello con la otra.
Julio retrae el culo sacando la polla de su madre con un ¡plop! que a Adela le resulta poderosamente doloroso, aunque menos que la quietud anterior latiendo contra su esfínter.
Y Julio aleja el torso de la espalda de su madre para acomodar el capullo a la entrada de su raja.
— Ahh.. sácameAAaaeaAaAAAHHHHHH!!!
Julio ha empujado a su madre hasta ponerla boca abajo mientras entraba en su coño sin sacar el lush, colándose de golpe entre sus piernas, aplastándola hasta que siente sus huevos estrujarse contra ella.
Y Adela comienza a sentir el orgasmo explotar al máximo en cuanto la tiene dentro. Julio siente la vibración contra su polla y se regodea en ella antes de empezar a embestirla desde arriba.
Y mientras su coño sigue haciendo convulsionar todo el cuerpo de Adela, ella, con la cara aún cubierta por la camiseta, aplastada contra el colchón y con las manos esposadas golpeando el cabecero de la cama, vuelve a imaginarse que él le pide algo que no puede hacer.
Julio está gruñendo mientras se corre en el coño de su madre, pero en la cabeza de Adela, está diciendo:
— Colabora puta, joder…
Y ella responde dulcemente:
— No… Mamá no puede hacer eso, cielo…
………….
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