La pasé muy bien

Fui contratado por unas mujeres para la fiesta de cumpleaños de una mujer, que cumplía 45 años y su amigas le prepararon una sorpresa para agasajarla cuando concurrieran a su casa con motivo de la invitación que ésta les había hecho.

Según me contaron sería una reunión de mujeres solas aprovechando que los hombres esa noche iban a ver un espectáculo deportivo y regresaban tarde, para el brindis.

Las amigas, que rondaban la edad de la homenajeada, pensaron que ya que iban a estar solas lo mejor que podía pasar era sorprender a la cumpleañera con un regalo «especial», para lo cual me contrataron para que las divirtiera.

Normalmente ese es mi trabajo, pasan por la agencia, ven el book y eligen a uno de nosotros para ir a divertirlas. Generalmente son mujeres que pasaron ya los 40 años y además se está poniendo de moda el streptease masculino desde un tiempo a esta parte y sobre todo en fiestas privadas.

Cuando llegué a la casa abrió la puerta la homenajeada, quién me miró sorprendida cuando le dije que era un regalo que le hacían sus amigas.

Dudó un instante pero ante los gestos afirmativos de las mujeres me hizo pasar.

Luego de observar el panorama de la reunión me dirigí al equipo de música y puse un CD especial que tengo para estas ocasiones y me puse a bailar acompasadamente realizando movimientos pélvicos que hacía sonrojar a alguna de las mujeres, quienes se reían nerviosamente y se cruzaban miradas cómplices.

Llevaba puestos pantalones tan ajustados al cuerpo para que de ese modo se me marcara más aún el bulto de la entrepierna.

Saqué a bailar a la homenajeada, que estaba muy nerviosa con mi presencia y no sabía que actitud adoptar. Dos de ellas, que estaban muy zafadas la empujaron hacía mi.

La tomé entre mis brazos, haciéndole sentir especialmente mis atributos masculinos y me puse a realizar unos movimientos como si le estuviera haciendo el amor.

El resto de las mujeres aullaba.

En determinado momento y luego de haberle manoseado bien la cola comencé a desabrocharle la prenda que llevaba puesta, al tiempo que le tocaba uno de sus senos.

La homenajeada no oponía resistencia.

Es más, intentó besarme un par de veces y a propósito, le corría la cara para que no lo hiciera, notando que se estaba excitando mucho.

Después de haberle subido la falda hasta la cintura le metí la mano dentro de su bombacha y empecé a masajearle la cola.

La mujer se puso muy caliente y logró besarme tras ponerme las manos por detrás de la cabeza.

Luego me bajó el cierre del pantalón, metió la mano dentro y sacó mi verga que a esta altura estaba bastante crecidita.

Reuniones como esta tengo bastante seguido pero esta mujer (supe que su nombre era Nora) me atraía bastante y a pesar de no ser una jovencita tenía un físico privilegiado, con un buen par de tetas y el culo durito y paradito, por lo que mi tarea no era para nada penosa, todo lo contrario.

Cuando salió a relucir mi pija, las mujeres emitieron una exclamación y no salían de su asombro, por lo que debo pensar que las que conocían no eran del tamaño de la mía.

Comenzaron a gritar como si estuvieran en un recital y yo fuera un cantante de moda y se pararon rodeando a su amiga.

Yo continuaba acariciando los pechos de la mujer y le di un beso en la boca que casi la deja sin aliento. Ella seguía acariciándome la verga como si me estuviera masturbando muy delicadamente.

La homenajeada estaba ya sin corpiño y me apoyaba las tetas contra mi cuerpo. Parecía que estaba en trance.

Fue entonces que comenzó la locura.

El resto de las mujeres, que habían perdido sus inhibiciones, se acariciaban frenéticamente y emitían grititos de goce.

Algunas, las más liberadas, se habían quitado las blusas y estiraban sus manos para tocarme, mientras yo seguía bailando junto a Nora.

Esta, se pronto y sin mediar palabra se agachó y se introdujo mi pija suavemente en su boca.

Comenzó con los movimientos de succión al tiempo que la sostenía entre sus manos y mientras se la tragaba y la sacaba, chupaba y chupaba.

Había empezado de a poquito, sosteniendo el miembro entre las manos y recorriéndolo íntegramente con su lengua húmeda mientras seguía lamiéndolo un rato lentamente hacia arriba hasta llegar al glande, metiéndola en el agujerito de la punta y luego volviendo a la base hasta llegar a mis testículos.

Me empecé a excitar y cuando le dije que estaba a punto de eyacular la mujer aceleró la maniobra. Chupaba y bombeaba como si fuera la última vez que mamara una pija.

No pude aguantarme y me descargué en su boca.

Ella entonces se la quitó de la boca y las otras pudieron ver como caía el blanco semen que parecía más blanco que nunca.

El primer chorro cayó sobre la cara de la homenajeada y el segundo se derramó sobre sus tetas.

Luego de un instante, se la volvió a meter en la boca y la chupó hasta la última gotita.

Todas estaban excitadísimas y se masturbaban sin ningún prurito. La homenajeada que estaba toda mojada se introdujo también los dedos en su concha y tuvo rápidamente un orgasmo que no pudo disimular.

Algunas de las invitadas, muy excitadas, comenzaron a tocarme y a acariciarme la verga, que estaba ya un poco fláccida. Más de una me la besó y la introdujo en su boca.

Rápidamente me recompuse y volvió al máximo esplendor cuando me recostaron sobre el sofá y comenzaron a masturbarme frenéticamente.

Me masturbaban y me la chupaban al mismo tiempo. Por momentos tuve temor de que me la mordieran pero por suerte ello no sucedió.

Cuando comencé a sentir los cosquilleos de un nuevo orgasmo me dejé llevar por las manos y las bocas de las mujeres.

Cuando acabé fueron varias las que tomaron mis jugos y me la relamieron hasta dejármela totalmente limpia.

Pedí permiso para higienizarme y luego me retiré sin tomar nada, todavía me quedaba otra reunión.

Realmente aquí la había pasado muy bien y había gozado como pocas veces en las casas a las que asistía contratado.

La homenajeada me había impactado.

Quizás algún día la vuelva a ver.