Su mujer no se abre a nuevas experiencias y su suegra la reemplaza

El relato que les voy a contar es completamente cierto.

Mi nombre es Luis, tengo 33 años de edad y soy de Santiago de Chile.

Hace 4 años que estoy pololeando con Alejandra quien tiene 30 años y realmente somos muy felices juntos.

Realmente hemos disfrutado mucho el estar juntos.

En la parte sexual, con Alejandra ha sido un poco complicado ya que ella no es muy dada a nuevas experiencias.

Yo la verdad que he tenido una vida sexual bastante abierta y he hecho de todo excepto el homosexualismo.

He pasado desde estar con una sola mujer a orgías de 30 personas.

Lo que más me gusta es estar con varias mujeres al mismo tiempo.

Pero bueno el relato que quería que conocieran no era precisamente con Alejandra sino que con su mamá.

Todo comenzó desde el momento en que me empecé a quedar en casa de la familia de Alejandra.

En realidad en ella viven un hermano de 25 y una hermana de 20 la cual tiene problemas mentales y su madre.

Los hermanos siempre estaban fuera de la casa los fines de semana por lo que nos quedábamos los tres (Ale, mamá y yo).

Lucía (el nombre de la mamá) es una mujer de unos 54 años, delgada, con unos labios carnosos, sus pechos son pequeños y caídos, su culo también pequeño pero paradito.

Es separada desde hace 9 años.

Del día en que la conocí comencé a pasarme rollos con ella.

La verdad que siempre he querido tener sexo con mujeres maduras y ella había calzado justo.

Al mes de estar quedándome en su casa, decidí empezar a insinuar mis intenciones por lo cual cada vez que la saludaba de beso, le ponía mis labios lo más cerca de los suyos.

Me llamó la atención que nunca me corrió la cara, más aún cuando una vez le di el beso casi con medio labio en los suyos. Imagínense lo caliente que me ponía.

Ya más caliente comencé a verla en las noches ya que Alejandra se quedaba dormida muy temprano y yo me quedaba viendo televisión hasta tarde.

Mis incursiones comenzaron colocándome al lado de su cama mientras ella dormía y lo mejor era que estábamos en verano así que dormía casi sin ropa de cama y con una blusa de dormir que con los movimientos en la cama, se le subía más arriba de las caderas.

Comenzaba suavemente a correrle mano por sobre la ropa de cama hasta que decidí correrle la ropa con sumo cuidado y me encontré con la maravilla en vida.

Su culo lo tenía hacia arriba y su calzón completamente metido en su raja.

Pasé suavemente los dedos por sus cachetitos sintiendo la tersura de su piel.

Ella tenía un poco abiertas las piernas por lo que podía ver algunos pelitos de su zorra saliendo del calzón.

Esto lo hacía todas las noches hasta que un día se me ocurrió mirar en el momento de que se iba a acostar, por el costado de la puerta la cual siempre mantenía abierta.

Imagínense como estaba de caliente en ese momento porque podría verla en pelotas.

Pero justo me llama Alejandra que me andaba buscando y fui para allá.

– «¡Donde andabas Luis?», me pregunta Alejandra.

– «Ehhh. En la cocina mi amor.»

– «Estas súper acalorado y parece que caliente también.» De dice eso mientras me agarra el paquete que se notaba que estaba duro.

– «Mejor que nos acostemos ya que hay muchas tareas por hacer.» me dice esas palabras y sabía de inmediato que tendríamos mucho sexo esa noche.

Pusimos una de las películas que siempre mantengo en la casa; era de sexo grupal con predilección a las lesbianas las que no acepta de buena gana Alejandra.

Me puse a mil imaginándome que estaba con su madre.

Apagamos la luz y tuvimos el mejor sexo. Una vez que acabamos, Alejandra fue al baño a lavarse, yo aproveché de ir en pelotas hasta la habitación de Lucía para verla.

Estaba completamente destapada con la blusa de dormir nuevamente sobre las caderas pero esta vez estaba con su rica concha hacia el cielo.

Rápidamente me devolví a la habitación antes de que Alejandra se diese cuenta.

No pasaron ni 30 minutos cuando mi novia dormía plácidamente.

En ese momento yo seguía caliente por estar junto a Lucía así es que volví a su habitación nuevamente sin ropa y con mi verga completamente dura.

Lucía seguía durmiendo boca arriba.

Me puse a su lado y comencé a rozar mis dedos por sobre su calzón.

Se podía sentir su mata de pelo acolchado.

En eso se movió de improviso y no alcancé a sacar del todo la mano despertándola.

– «Luis, ¿qué haces aquí?», me pregunta aún durmiendo.

– «Sentí ruidos y quería ver si estaba usted bien» le contesté casi botado en el piso ya que andaba completamente desnudo.

– «No te preocupes que todo está bien, puede pasarme un camión por encima y no lo sentiría» me contesta. («Un camión no pero mi puchula, ya la va a sentir», me decía a mí mismo.

Pasaron varios día en que le iba a correr mano a mi suegrita.

Un día Alejandra me dice que porque no nos vamos a la playa ya que estaríamos luego de vacaciones.

Buena idea.

No, mejor dicho, excelente idea ya que habíamos sacado las cuentas de nuestras vacaciones y a mí me quedaba una semana más que a ella.

– «¿Por qué no invitamos a tu mamá con tu hermana? Creo que les haría muy bien a las dos.» Le propuse.

– Buena idea, pero yo me tendría que venir una semana antes que ustedes al trabajo.

– No te preocupes nosotros nos la arreglamos. Le contestó.

Llegado el día, nos fuimos a la playa.

A lucía le pasamos la pieza matrimonial para que durmiera junto a la hermana menor de Alejandra.

Nosotros nos fuimos a otra habitación en donde instalamos el televisor y el video.

Durante el tiempo que estuvo Alejandra, solamente me corría soberanas pajas pensando en Lucía.

Me la imaginaba en la playa cuando íbamos a refrescarnos y la observaba a cada instante con su traje de baño.

Realmente no tenía buen cuerpo pero había algo que me calentaba.

Cuando Alejandra se fue, Lucía me dice que hay una amiga suya de vacaciones cerca de donde estábamos.

Así es que la invitamos un día en la noche a tomarnos unos tragos.

En un momento de descuido de Lucía, en su trago le puse un raspadito de Yumbina que me dio un amigo.

Y durante toda la noche le di harto trago a las dos.

Dentro de las conversaciones, salió el tema de las películas subidas de tono que daban en la televisión.

Ellas decían que eran pornográficas a lo que yo les contesté:

– «Lo que dan en la TV, son películas eróticas y está hechas para dar mejor ambiente a la pareja. Las pornográficas son totalmente diferentes. Por ejemplo, cuando usted ha visto una de las de la Tv. Ha visto alguna vez el acto sexual en pleno o sólo la insinuación del acto.» Le dije.

– «En realidad sólo la insinuación. Es que no me imagino ver una película en donde se vea todo.» Me contestó Lucía.

– «¡Has visto tú alguna?», me preguntó su amiga.

– «La verdad que sí, y de todo tipo»

– «¿De qué tipos hay?», me pregunta Lucía con los ojos bien abiertos como deseosa de saber.

– «Las que he visto yo han sido por ejemplo de : Lesbianas, Parejas, orgías, mujeres con distintos tipos de animales, Mujeres de edad con jóvenes (se la tiré de inmediato para que supiera que se puede), embarazadas, tetonas, travestis, Negras y tantas más» le contesté ya mucho más desinhibido por los tragos.

– «¡Pero muestran todo, todo?». Vuelve a preguntar Lucía, a quien ya le estaban haciendo efecto los tragos y la Yumbina por que se le notaba más acalorada y con ganas de saber más.

– «Por supuesto. Haber dígame que posiciones conoce en el acto sexual». Le pregunto.

– «Ehhh, las normales….., la posición del misionero, a lo perrito, encima del hombre» me contesta Lucía ahora un poco cohibida por lo que estaba diciendo.

– «Y a parte del sexo vaginal que es el común y corriente, ¿qué otro conoce?» vuelvo a preguntar.

– » La verdad que sólo el vaginal he usado, ¿Qué otros hay?.

– » Está el vaginal, el anal y el bucal»

– «¿Los has hecho todos?», me pregunta Lucía.

– «Absolutamente todos y el que más me gusta es ……algún día se lo diré». Le contesto dejando ese signo de interrogación.

– «Bueno creo que es hora de irme» dice la amiga de Lucía.

– «Yo la llevo» le ofrezco.

– «Gracias por llevarla, yo voy a aprovechar de acostar a mi hija y luego yo». Dice Lucía.

Al volver de haber ido a dejar a la otra señora pasó al lado de la ventana de la habitación de Lucía y escucho voces por lo que me acerco y alcanzó a mirar por entre las cortinas.

En todo caso mientras miraba, se me empezó a parar mi pichula y esperé hasta que Lucía se pusiera su blusa de dormir.

Cuando se empezó a desnudar, no pude aguantar más y me saqué mi instrumento y comencé a hacerme una paja mientras la observaba.

Tenía unas tetas pequeñitas con el pezón caído, su zorra se podía ver a través de su calzón el cual era casi transparente.

Tenía una mata bastante grande de pelos lo que me excitaba aún más.

Esperé hasta que estuviera acostada para entrar en la casa. Me fui a despedir con un beso y cual fue mi sorpresa que ella me lo dio en la boca y me dijo:

– «Gracias por todo, pasé una noche magnífica»

– «Gracias a usted ya que me sentí en confianza al conversar tantos temas»

Al irme, me fui a acostar para lo cual me saco toda la ropa y quedo en pelotas, estaba tan caliente que puse una película de las que llevaba.

Era de lesbianas en donde después se metía un hombre.

Me empecé a correr una buena paja.

Mientras la veía, me imaginaba estar viéndola con Lucía.

En un momento no aguanté mas y fui a verla. Menuda sorpresa me llevé, ¡¡Se estaba masturbándose la muy zorra ¡¡.

Estaba usando un pepinillo que habíamos comprado para hacer ensalada.

Tenía un grosor bastante considerable y un largo que no lo hacía nada de mal.

Se lo metía y jadeaba como una condenada. Seguro que las gotitas hicieron efecto.

El verla me puso a mil y me mandé una paja descomunal la que estalló entre la puerta y la pared.

Rápidamente traté de limpiar pero estaba todo oscuro lo que hacía difícil la tarea.

Al terminar me fui a mi habitación a dormir.

En la mañana siguiente, como a eso de las 10:00 am, me desperté y fui a prepararme el desayuno.

Al entrar a la cocina me encontré con Lucía.

Llevaba puesto un camisón rosado el cual permitía verle los pezones y más abajo se le veía el calzón, el cual por detrás lo tenía completamente metido en su raja.

– «Buenos días Luis». Me saluda con muy buen ánimo.

– «¿Cómo durmió suegrita?, le contestó con voz suspicaz.

– «Muy bien, en realidad como no lo hacía en mucho tiempo»

– «¿Qué vamos a hacer de almuerzo?, le pregunto.

– «Ve tú lo que quieras»

Obviamente yo iba a preparar una rica ensalada de pepinillos.

Al llegar la hora de preparar el almuerzo, comienzo con el tomate, lechuga hasta que le preguntó por el pepinillo.

– «Ehhhh, Ahhh, lo que pasa que anoche me di cuenta que la bolsa donde estaba el pepinillo estaba en mi habitación. Lo traigo de inmediato». Me contesta con voz nerviosa.

– «Aquí está». Me dice mientras deja la bolsa en la mesa.

En eso me quedo mirando la aureola de sus tetas las que se fueron poniendo cada vez más oscuras y sus pezones más duros notándose a cualquier distancia.

Abro la bolsa y tomó el pepinillo y le digo.

– «Se acuerda de las películas pornos que le contaba anoche».

– «Ehhh, si, si me acuerdo.» Me dice.

– «Lo que pasa que también hay algunas en donde las mujeres se meten todo tipo de objetos y este es el más usado por ellas.» Le contestó mientras en mi pantalón corto que me puse se empezaba a notar un bulto el cual ella lo notó de inmediato.

– «No sabía que se podían usar también» me contesta.

– «Si quiere lo guardo para otra ocasión» le digo mientras muevo con la mano como corriéndole una paja al pepinillo.

– «No soy de ese tipo de mujer» me dice con voz enérgica mientras se va a su habitación.

– «Me voy a duchar para almorzar» me dice desde el baño.

A los minutos, escucho que Lucía me llama.

– «Dígame suegrita».

– «Por favor me podrías traer la toalla que dejé colgada en el patio»

– «De inmediato se la traigo».

Mi pichula ya no aguantaba más dentro del pantalón corto.

Estaba totalmente tiesa.

Al tocar la puerta del baño, Lucía me dice que se la deja adentro, por lo que entré y ella me da las gracias y me pide que le pase el jabón ya que a ella se le había acabado.

– «¿Quiere que le restregué la espalda?» le pregunto.

– «¿No te molestaría hacerlo?

– «Por supuesto que no pero me voy a mojar completo.»

– «Ahhh. Entonces no te preocupes»

– «Si quiere me meto en la ducha ya que yo también tengo de ducharme y así ahorramos agua.» No alcanzo a decir eso cuando ya estaba desnudo dentro de la ducha.

– «¡¡Luis, qué estás haciendo¡¡¡»

– «Le quería ayudar suegrita». Y la hago girar para pasarle el jabón por la espalda. Ella se quedó completamente helada ante todo esto.

Comencé a restregarle la espalda y comencé a pasarle la mano por su culo.

– Haber suegrita, por favor abra un poco las piernas para poder bañarla mejor»

Pensé que se negaría pero al segundo tenía las piernas abiertas en unos 45°.

Le lavé muy bien el hoyo y la zorra.

No podía imaginarme que estaba junto a una mujer madura y que más encima era mi suegrita.

Le comencé a acariciar todo el cuerpo.

Le tocaba las tetas, su zorra peluda y mojada en donde poco a poco comencé a tocarle el clítoris a lo que ella movió su mano hacia atrás y tomó mi pichula.

Nos comenzamos a mover como condenados.

En eso ella se da vuelta y se agacha a chupármelo.

Me lo metía completamente todo dentro de su garganta mientras se metía los dedos dentro de su sapo.

Luego cambiamos de lugar y me tocó el turno a mí de saborear los jugos de su vagina. Eran realmente abundantes.

Ya no aguantamos más y ella se puso en 90° para que la penetrara.

Fue una sensación extraordinaria.

Por primera vez me estaba culiando a una mujer de edad y la sensación de introducírselo completamente era inexplicable.

Tenía su zorra no muy apretadita ya que en la noche se había comido enterito un pepinillo, pero sus paredes estaban complacientes de tener a tan distinguida visita.

Ella jadeaba de gusto y se tocaba sus tetas con ambas manos.

Luego se chupaba un pezón el cual estaba lo tenía completamente dentro de su boca.

Al ver semejante espectáculo, mis cocos estaban listos para estallar.

– «Lucía, no aguanto más»

– «Acaba adentro por favor. Quiero sentirlo todo adentro». Me decía con voz entrecortada.

– «Ahhhhhhhhh» me corrí como nunca.

– «Te gustó Luis»

– «Se pasó suegrita»

– «Espero que no sea la última vez»

– «Qué le parece a la noche. Nos preparamos unos traguitos y luego una buena película»

– «¿De las tuyas?

– «La que usted quiera»

El día pasó rapidísimo Fuimos a la playa y ella se puso su bañador y cuando estábamos allá tendidos, en un momento me miró y con su mano se empezó a tocar la zorra.

– «Parece que no llega a la noche» le dije.

– «No aguanto el momento para darte algo muy especial para mí»

– «Dígame que es»

– «En su debido tiempo»

Obviamente debía ser su culo pensé.

Llegada la noche, Lucía se puso un vestido escotado (no sé para que ya que las tetas no se le marcaban) con medias.

Preparamos unos tragos y nos pusimos a conversar sobre las películas que podríamos ver.

– «Que le parece de orgías»

– «¿Salen lesbianas?

– «Por supuesto, ¿le gustaría ver a mujeres chupándose enteras?

– «Es algo que me ha excitado toda mi vida»

– «Le gustaría estar con otra mujer»

– «La verdad que sí»

– «no se preocupe que yo le soluciono el problema»

En eso agarro mi libreta de direcciones en donde tengo algunas perritas que les gusta la jarana.

Llamó a una de ellas y le cuento la idea.

– «¿Qué te parece? Le pregunto a Soledad.

– «No sé es que nunca he estado con una mujer de edad»

– «Pero sí con otras mujeres así es que no es mucha la diferencia. Por favor te lo pido de todo corazón y te prometo que haremos otro día lo que tu quieres»

– «¿Prometido?»

– «Prometido»

No pasaron ni 30 minutos cuando Soledad llegó. Ella tiene 34 años y un cuerpo normal pero con unas tetas de miedo.

– «¡¡Hola Sole, pasa. ¿Cómo has estado?» la saludo como si no supiera que pasa.

– «¿Cómo has estado Luis?. Ohhh ¿estabas ocupado?»

– «No como se te ocurre. Te presento a Lucía, mi suegra»

Después de las respectivas presentaciones nos pusimos los tres a beber.

En eso Soledad le pregunta a Lucía si llegó en mal momento o si estábamos conversando algún tema privado.

A lo que Lucía le contestó, ya con unos tragos en el cuerpo:

– «Qué va. Estábamos conversando sobre películas porno»

– «¿Le gustan Lucía?» le pregunta Soledad.

– «La verdad que no he visto ninguna aún»

– «Lo que pasa es que le contaba a Lucía que yo tengo una colección bastante grande» le digo.

– «Y de qué tipo le gustaría ver»

– «De lesbianas. Me llaman la atención»

– «Podríamos ver una. ¿Qué te parece Luis?» me pregunta Soledad

– «Vamos a mi habitación y la vemos»

Mientras llevábamos nuestros tragos a la pieza, Lucía estaba muy nerviosa y le pregunto si realmente quiere hacerlo. «Sí» me responde.

Coloco la película y me acuesto entre Soledad y Lucía.

El video comienza inmediatamente con relaciones lésbicas y me pongo a ver como reaccionaba Lucía.

Al principio no demostraba mucho pero transcurrida la película la noto más entusiasmada. Se empieza a morder los labios y con su mano derecha comienza a acariciarme la pierna.

No pasó mucho cuando Soledad me baja los pantalones y se pone a chupar mi verga. Lucía mientras tanto, mucho más osada que antes, se levanta el vestido y se suelta el sostén para que yo procediera a chuparle sus tetas.

Soledad se da cuenta de eso y se acerca para tomar la teta que sobraba. Lucía soltó un suspiro gigantesco.

Después me pongo a comer la zorra de Soledad.

Ésta, tira a Lucía para atrás y le come la zorra también.

Era realmente una orgía como lo había soñado por mucho tiempo.

Todo transcurrió perfecto.

Me culiaba a Soledad, después a Lucía, me chupaban la pichula las dos, se besaban se comían sus zorras en un magnífico 69, hasta que Lucía me dice, » aquí está su regalo.

Nadie lo ha probado» dándose vuelta y mostrándome su culo.

Ni tonto ni perezoso me puse a lamerle el hoyo mientras que Soledad se dedicaba a degustar los líquidos vaginales de Lucía.

La enculada fue fantástica.

El hoyito realmente no había sido pavimentado y entró con dolor pero un dolor que tanto Lucía como yo disfrutamos al máximo.

– «Muévete Luis, quiero sentirlo atravesándome entera» me decía Lucía mientras le chupaba las tetas a Soledad.

– «No se preocupe suegrita que se lo voy a dejar llenito» no alcanzo a decir eso cuando le mando un chorro de moco en su raja que casi se le salió por la garganta.

– «Fue fantástico Luis. Quiero que me lo hagas más seguido, necesito sentirte dentro de mí»

– «Soy todo suyo suegrita»

Luego las dos se pusieron en cuatro patas y querían un mete y saca, es decir, metérselo y sacárselo a una y metérselo y sacárselo a la otra.

Y así pasamos la noche y los días siguientes.

Pronto les contaré lo que vaya a suceder con una nueva orgía que está preparando Soledad en donde habrán como 16 personas invitadas y muchos de ellos serán viejas como Lucía.

Ahhh nunca supo mi novia.