Muchas cosas pueden pasar en un año, algunas personas cambian tanto que son irreconocibles, otras se dan el valor de cambiar algunos aspectos de su vida pero también existen los que sufren y pierden su esencia.

Recorrer las calles de mi pueblo se siente nostálgico pero doloroso, hace un año decidí irme de acá y dejar todo atrás, no podía mirar los rostros de las personas a las que hice sufrir y aún peor no podía imaginar empezar mi servicio sin tener esa voz dando ánimo a todos. Fui un oficial de policía, estaba feliz por la designación en mi pueblo natal, todos los días había una reunión matutina, seguida de una ronda por la zona asignada a cada uno. Luego según el turno que correspondía tocaba patrullar, guardia u otra cosa, no era una vida simple pero si muy satisfactoria.

Siempre me destaqué por mi estatura desde la escuela que sufrí de burlas, mi familia se destacaba por ser altos y yo no era la excepción. Cuando ingrese a la academia otra vez la altura me jugó en contra poniendo los ojos de los instructores en mi, fue una época dura de mi vida, pero se calmó cuando fui asignado a la unidad 771 a cargo del oficial Pablo Delfos, un hombre en los fines de los 30 años, muy activo quien escaló rangos en forma récord, él fue quien me guió y orientó en todos los sentidos de mi vida.

El primer día estábamos formados los 6 nuevos oficiales en el patio de la comisaría, a pesar de que viví casi toda mi vida en este pueblo nunca había entrado, bueno tampoco es como que hubiera vivido en el pueblo en sí, más bien mi familia tiene una granja a 30 minutos del pueblo. La presentación fue menos intensa de lo que estábamos acostumbrados, en la academia nos habían informado que entra más lejos de la capital más relajado es el ambiente y estábamos viviendo eso en persona.

Las primeras rondas eran estresantes, aún con el cerebro lavado de la academia veía en cada esquina posibles peligros o delitos, los turnos nocturnos eran tormentosos debido a lo alerta que me encontraba esperando algún llamado. Fueron 2 meses tortuosos hasta que me tocó acompañar al oficial Pablo a una ceremonia del gobierno, esa noche arreglé mi uniforme lo máximo posible, lustre mis zapatos hasta que pudiera reflejarme en ellos y sobre todo me afeite para lucir impecable.

Eran las 8 de la mañana y estaba citado para las 9:30, los más antiguos se reían por mi seriedad, pero no me importaba aún está en mi mente las instrucciones de la academia y el estricto rigor de ser un uniformado. A las 9:10 llega el oficial y nos disponemos a ir en automóvil hacia el evento, la primera conversación fue incómoda debido a la diferencia de frecuencia en la que estaba nuestro humor, por un lado yo estresado y rígido en cambio el oficial relajado y amable.

No tardó más de 20 minutos el oficial Pablo en romper el hielo y ya estábamos hablando amablemente, congeniamos rápidamente recordando sus tiempos de instrucción y yo hablando de mi vida en el pueblo. Desde ese día me convertí en su mano derecha, siendo una figura de hermano mayor para mi, aprendí todo lo importante de él tanto a nivel profesional como personal, sin dudas llegó en un momento perfecto de mi vida.

Ahora caminando por este camino de cemento, sin nadie a mi alrededor no puedo evitar recordar mi vida hace un año, hoy no soy nada de eso. Perdí 10 kilos mi pelo antes sagradamente corto me llega hasta los hombros en una melena despeinada, mi afeitada diaria es un recuerdo al ver mi barba frondosa cubrir la mitad de mi rostro, mi altura de 1,93 que me hacía destacar nuevamente es un grillete que me llena de inseguridad. El ambiente es húmedo en esta calle de nostalgia y arrepentimiento.

Llegue hasta mi destino, uno que evite como un cobarde pero hoy un año exacto vengo a dar la cara, me agacho para quedar más cerca al saludar y coloco las flores que traje sobre la placa de mármol, muchas veces practique las palabras que iba a decir en este momento pero ahora estoy frente a frente y no puedo decir nada solo observo el nombre. 5, 10, 15 minutos y aún estoy parado frente al lugar, si no fuera por una voz que llegó desde mi espalda quizás me habría pillado el atardecer.

— Disculpe… Perdón… Eyyy…¿Señor?

— Perdón, estaba visitando a mí… Ya me estaba marchando

— Espere un poco

Alzando la voz me pide detenerme, al levantar la vista veo a una bella mujer vestida de negro, su tez era blanca como la nieve haciendo contraste con su cabello oscuro, era baja o tal vez no siempre me ha dificultado medir a las personas yo diría que entre 1,55 y 1,60. Su figura estaba tapada por un abrigo grueso de color negro pero aún asi se podía apreciar un gran pecho y una cintura de avispa, su edad era rondando los 40 años, su cara reflejaba incomodidad pero curiosidad a la vez.

— Disculpe si la interrumpi

Debe ser alguna conocida que viene a visitar y yo estaba incomodando, es normal que mucha gente viniera hoy por lo que no fue del todo sorpresa para mi, sin querer incomodar más di otro paso pero la pregunta que escuche me hizo girar abruptamente para mirarla directamente esta vez

— ¿Cómo fue que dijo?

— ¿Usted era algún conocido de mi esposo?

— ¿Esposo? ya veo…

— Espere que está haciendo…

Arrodillándome frente a esta mujer, me dispuse a pedirle perdón por ser el culpable de todo esto. Todo lo ensayado ahora fue liberado y mis palabras salían una tras otra el recuerdo de aquel día aún estaba presente en mi mente y no pasaba noche que no recordara aquella escena.

— Así que tú eres Bruno… Ven vamos a sentarnos aquella banca

No podía ver su rostro debido a que me daba miedo ver sus ojos, pero su voz parecía tranquila o al menos eso es lo que asimilaba, fui caminando detrás de ella mirando sus zapatos y una que otra vez elevé mi vista hasta sus muslos pero automáticamente bajaba a los pies.

— Quiero saber como fueron los últimos momentos de mi esposo

Era un día domingo y al despertar lo primero que hago es mover la cortina que estaba a la cabeza de la cama, veo que una densa neblina estaba en el pueblo algo normal en esta fecha del año, hoy tenia turno con Pablo y nos tocaba ir a patrullar un partido de fútbol local, a las 10 de la mañana ambos estábamos en el automóvil viendo como hacían ingreso los hinchas locales. Como siempre estábamos hablando de la vida, en esta ocasión de la familia.

Pablo me contaba que no podía ser padre debido a un problema genético, que eso lo afligía mucho debido a que sentía que estaba fallando como hombre, yo recuerdo que le dije que había muchas opciones, yo le conté como me daba miedo acercarme a la oficial Hernández de quien estaba enamorado y todo fue risas por un momento hasta que poco pasada las 12 sentimos gritos y vimos gente correr.

El partido había tenido una jugada polémica que incito a las barras a molestarse y se armó un caos adentro, ese desorden llegó afuera donde dos grupos estaban enfrentándose a golpes, yo rápidamente me bajo y me dispongo a ir, pero Pablo me detiene y me dice que esperemos por refuerzos que 2 de nosotros no podrán con los 30 que eran aproximadamente, muy tenso le obedezco. Pasaron 2 o 3 minutos los refuerzos llegarían en poco tiempo pero veo que un hombre mayor estaba en el suelo inconsciente haciendo que los camaradas sacaran armas sin pensar saco mi arma de servicio y dispare al aire llamando la atención de todos, fue en ese instante que fui empujado con toda violencia y escuche múltiples disparos muy cerca, luego un golpe en la cabeza me apago del juego.

— Eso es lo último que recuerdo del incidente, si… Si no fuera por mí… Debí ser yo…

— Así que de esa forma ocurrió, muchas gracias por decirme siento un peso menos

Mirando hacia el piso todo el tiempo termine de contar lo ocurrido aquel día, era simplemente cerrar los ojos y revivir la escena. Disculpándome otra vez por presentarme después de un año y por venir siendo yo el culpable me pare de la banca y me dispuse a caminar para la salida pero fui interrumpido, ella me dijo que Pablo por fin estará tranquilo que sea donde esté él no hubiera querido arruinar la vida de un joven, y que siente afortunada por saber que el hasta el último minuto fue un gran hombre que se siente afortunada de haber estado con él.

Obligado la acompañe de vuelta al lugar donde estaba enterrado mi amigo, ambos le dimos unas palabras y caminamos hacia la salida, en el trayecto le fui contando cómo era el en trabajo, el cómo me ayudó en la vida y ella hacía lo mismo contando su historia y aunque solo estuvieron juntos 2 años ella siente que fueron los mejores aunque se lamenta no haber disfrutado más debido al trabajo.

Cuando llegamos un pequeño automóvil estaba en la entrada, camine junto a ella y espere hasta que se subió, al no despedirse pensé que era obvio debido a lo que le había contado el hecho que conversamos no era razón para perdonarme. Tal fue mi sorpresa cuando abrió el vidrio y me dijo que esperaba para subirme que di unos pasos atrás.

— Perdón por lo incómodo, pero no creo que haya auto en el que puedas caber jejeje

— Siempre he tenido problemas debido a mi altura.

 

La conversación cambió a algo trivial, fueron 30 minutos muy amenos hasta que llegamos a una casa a las afueras del pueblo, como algo natural la seguí hasta adentro una vez llegado me senté en un sillón esperando que volviera. En pocos minutos quedé impactado ante mis ojos, una belleza de calendario estaba sirviendo dos tazas de té, lo que ocultaba el abrigo era una silueta de modelo y unas enormes tetas.

Conversamos sobre la vida, ella me pregunto dónde estuve todo el año anterior por lo que decidí contar mi exilio a su vez el por que de mi desgaste físico, poco a poco fuimos profundizando en los temas de conversación, era algo natural sin saber una tensión se estaba acumulando en el ambiente. Ella se cambió de sillón ahora quedando a mi lado.

— Cuando supe que no podríamos ser padres, me negué a aceptarlo y lo atacaba cada vez que podía… Llegamos a hacerlo hasta 5 veces al día durante ese mes

— Él nunca me contó detalles… D-da un poco… de celos

— Perdón pensé que lo sabrías el siempre me contaba que hablaba mucho contigo

— Esta bien

Sonrojándonos por distinto motivos continuamos la conversación, pero no logramos salir del todo del tema sexual de vez en cuando salían algunos detalles que poco a poco me estaban excitando.

— ¿Qué quieres hacer ahora?

— ¿Qué?

No entendía su pregunta, según el tono de voz y su acercamiento estaba insinuando algo pero también podría ser mala interpretación mía.

— Me has estado mirando los pechos desde hace un rato… Dime que harás

Poniendo su mano en mi rodilla susurro la última palabra de su oración, la habitación estaba llena de recuerdos de su tiempo con Pablo, mi mente me pedía salir corriendo de aquel lugar, no podía deshonrar aún más la memoria de mi amigo. Antes de poder reaccionar y debido al lío mental no me di cuenta que la esposa de mi jefe, mentor y amigo ya tenía mi pene en su boca.

Sentado en el sillón con mis pantalones abiertos y una mujer chupando la punta de mi pene, aunque intentaba pensar en cómo ocurrió esto mi mente no podía pensar con claridad debido al placer que me estaba invadiendo. Esto definitivamente estaba mal, pero cada centímetro que ingresaba a su boca se sentía increíble, su mirada estaba pegada en mi rostro reaccionando a cada reacción que me provocaba, nunca había tenido algo tan íntimo antes y el pensar que pablo podía disfrutar de esto todos los días me dio algo de celos.

Estando de pie y ella arrodillada chupando estaba emitiendo muchos gemidos de mi boca, sus manos estaban en mis glúteos y ella misma daba el ritmo de la penetración a su boca, su garganta a veces recibía roces pero aún así no paraba sus ojos llorosos y la saliva que goteaba por su cuello eran la prueba de lo intenso de este sexo oral, al punto que sentía como mi leche estaba por estallar, ella notando esto incremento aún más el ritmo, hasta que le llene la boca y garganta de leche. A pesar de drenar las energías ella continuó con mi pene en su boca, unos minutos más y con una cara de molestia se liberó y se sentó a mi lado, quitándose la ropa poco a poco me miraba con deseo.

— Pensé que podría aguantar, Se que esto sonara egoísta pero es tu culpa que yo este así…

Mostrándome su conchita mojada, se lame los dedos y baja dos de ellos hasta su clítoris, me acerque inconscientemente siendo yo el que estaba arrodillado ahora, me quite toda la ropa que me quedaba y me lance a devorar su cuerpo, primero pase mi lengua por toda su conchita para saborear sus líquidos que estaban exquisitos, con mi lengua jugando en su clítoris comenzó a gemir haciendo que mi dedo jugando con su conchita le hiciera aumentar a gritos sus gemidos, el dulce aroma que emitía me hacía querer devorar con más ansias, Continué de nuevo con mi lengua repasando sus labios mayores, algún que otro vello rizado y duro me entorpecía y tenía que apartarlo con mis dedos, para introducirla poco a poco cerca de la abertura. Ahí dibujé un par de círculos hasta que, poniéndola dura, la metí varias veces dentro, mi nariz estaba rozando su clítoris ahora respirando de sus jugos.

Cuando metí mi lengua dentro de su conchita ella la apretó con fuerza dejándola atrapada, cuando la libere me puse de pie y ella se estiró en el sillón horizontalmente yo me posicione entre sus piernas y puse mi pene sobre los labios vaginales, le roce dos veces la punta de mi pene a la tercera me pidió que se lo metiera de golpe. Hasta chocar nuestros muslos fue mi primera penetrada a su conchita, ambos gemimos por el placer que estábamos teniendo, su cuerpo comenzó a temblar todo esto por una simple penetración, era muy sexy su forma de reaccionar haciendo que mi pene casi explotara de la erección, haciendo un gesto me pide quedar arriba de mi, fue un deleite ver como introducía hasta el fondo todo mi pene, empiezo a acelerar mis movimientos y ella enseguida lleva sus manos a mi muñeca para frenar un poco el ritmo, sus nalgas no se dejan de mover sobre mi pierna y de su boca no paran de salir gemidos. Presiono un poco más fuerte y salen los primeros chorros del interior de su vagina, lleva su cabeza a mi hombro, su cuerpo aún se descontrola más y con unos últimos frotamientos empieza a correrse mientras se queja de placer a mi oído. Con algún leve espasmo todavía, se va calmando y va besando mi cuello. Lo lame con su lengua para después buscar mi boca y comerse mis labios con un profundo beso.

— Como echaba de menos esto…

Dejando caer su cuerpo aún penetrada quedamos en sillón de frente besándonos aún movía mis caderas logrando una penetración más corta pero a la vez más rápida, el beso esta muy apasionado y debido a la cercanía de nuestros cuerpos ella logra el segundo orgasmo al hilo.

— Eso estuvo increíble, ahora iré a buscar algo enseguida vengo…

Asiento con la cabeza sin decir nada. Mi mente tras la tormenta analiza lo que ha sucedido y a pesar del daño moral que eso me provoca me tranquiliza ver con la naturalidad que ella se lo toma. Cuando se levanta y parece irse hacia el pasillo, quizás rumbo al baño o tal vez a su habitación dando así por terminada la sesión de sexo pero, se queda parada y se gira hacia mí, parece que espera a que la siga. Ya no se puede volver atrás y nada de lo que haga a continuación lo va a arreglar, me levanto y sigo sus pasos. Se para en la puerta de una habitación y entra echando una mirada hacia mí y con una sonrisa en su boca.

Tras entrar cierro la puerta, en la habitación se nota que no pertenece a nadie debido al olor a humedad y las cajas en el piso, pero eso es lo que menos me importaba en estos momentos. La seguí con la mirada mientras se sube a la cama como si fuera una gatita, me muestra su trasero en esa postura y lo mueve de lado a lado, parece que me está invitando a que me acerque un poco, esta era otra mujer a la que conocí hace unas horas.

Con pasos cortos me acerco al borde la cama, hundo mi cara en su trasero y empiezo a lamer su sexo, escucho los primeros gemidos y le doy algunos mordiscos en sus nalgas. Con un gesto de molestia me mira, creo que no era mi boca lo que esperaba, me subo a la cama y me voy acercando a ella, agarro mi pene y lo coloco a la entrada de su conchita. Lo froto contra ella de arriba a abajo notando esa humedad que ya genera, lo hundo un poco en su interior, muy poco, lo suficiente para que su ansiedad por ser penetrada aumente. Lo repito un par de veces, la hago creer que ahora si va a ser penetrada pero vuelvo a frotar de nuevo y al tercer intento, cansada de ese juego echa su trasero hacia atrás provocando que mi pene entre hasta la mitad.

Voy aumentando el ritmo por momentos, sus gemidos se hacen más sonoros e inclina su cuerpo hacia abajo hasta que su cara queda pegada al colchón. Abro con mis manos sus nalgas y veo ese pequeño agujero de su trasero, me pregunto si alguna vez un dedo abra entrado ahí o incluso si habrá practicado sexo anal.

Me excita mucho fantasear con la idea de meter mi pene en ese agujero pero quizás ya sería pedir demasiado. Continuó embistiendo con más fuerza y más rápido. Ella se va echando hacia delante y se deja caer hasta quedar totalmente tumbada boca abajo, acompañó su cuerpo y me tumbo sobre ella.

Veo que está llegando a su orgasmo y empujo mi cuerpo contra su trasero, mis manos buscan esos pechos, los agarro y estrujo con fuerza. Beso su hombro, su cuello y lamió su oreja, sé que está a punto de correr e intento que se sienta acorralada por todas partes. En ese momento un breve recuerdo pasó por mi mente y recordé su nombre de cuando Pablo me habló de que en la casa lo habían dejado con dolor de espalda durante 3 semanas seguidas…

— Tu pene se siente tan bien…Dameee Dameee

— Miriaaammm me corroooo

— Adentro damelo todoo

En ese momento ella Empezó a aumentar más ese ritmo, ansiosa por sentir mi semen en su interior y no tarde mucho en cumplir sus deseos. Miriam que me iba a correr sus movimientos empezaron a ser más violentos provocando un intenso orgasmo en mí.

— Si así, lléname no pares

Casi al momento de terminar de descargar todo mi esperma, empezó a correrse ella de nuevo, sus ojos se entrecruzan y algunos espasmos recorrían su cuerpo. Al terminar nos quedamos en esa postura unos minutos más, abrazos con el sudor recorriendo nuestros cuerpos.

— Te noto algo cansado…

— Estuvo increíble

— Ahora por fin he borrado los recuerdos tristes de esta habitación, aún me queda borrar los recuerdos de las demás habitaciones de la casa y también está ese viaje a la montaña que quiero sobrescribir, tienes mucho qué esforzarte

— ¿De qué hablas?

— Te digo desde ahora que me molesta tu pelo y tu barba así que a la noche te afeitas, mañana iremos con mi peluquera y después de compras por que también quiero que cambies tu ropa sobre el trabajo supongo que puedes trabajar en la panadería conmigo…

Ignorando mi pregunta ella siguió con su monólogo, mi vista inconscientemente se fue a su entrepierna chorreando la corrida de ambos y ella al notar eso sonrió.

— Aún no estoy satisfecha, vamos por otra más tu me quitaste del seo por todo un año así que es tu deber darme todo lo que necesito

Su deseo sexual es increíble, creo que tendré que visitar nuevamente a Pablo para disculparme por esto, pero de alguna manera siento que soy el mejor para cuidar a la máquina sexual que dejó atrás como ella dice es mi responsabilidad…