Roxana

Capítulo I

Desde que recuerdo, siempre la había visto con admiración, para mi ella era alguien superior, con ella podía yo tener cualquier tipo de charla y siempre nos entendíamos, teníamos un acuerdo secreto en el que ni ella ni yo podíamos reprocharle algo a la otra, no había jerarquías, sino algo más allá de una simple amistad… quizás siempre hubo algo más.

Roxana siempre fue una chica bella, de rasgos finos y delicados, siempre tuvo esa dicha de ser delgada, con una figura que aun andando en fachas se veía impresionante, al cumplir los 17 años ya contaba con algo de experiencia en cuanto al tema del romance, había tenido algunos novios, y algunas experiencias más… intimas.

Su cara contenía un toque de seducción, sus ojos pequeños con esas pestañas rizadas le daban un toque muy especial; su nariz recta, indicando la belleza de sus labios delgados pero bien delineados, dando un toque de gracia sensual a su boca, una boca de fácil sonrisa.

Su pecho estaba surcado por dos senos de tipo mediano, pero con una firmeza envidiable por cualquier cuarentona, los complementaban dos pezones pequeños, aparentemente, pues cuando estos se erectaban mostraban un tamaño más que agradable, rodeados estos, de una pequeña aureola.

Sus piernas, que sin ser demasiado exuberantes tenían una llamativa forma, bien torneadas, con una piel suave y tersa, completamente depiladas; el justo complemento de estas columnas eran esas dos semiesferas que tenía justo por debajo de la espalda, si algo en este mundo desafiara sus senos, esto sería su redondo y levantado trasero, se trataba de unas nalgas redondas, firmes de piel suave, con un aroma intenso de seducción.

Con ese cuerpo no podía dudarse de que traía a media colonia detrás de ella, por eso es que dos años más tarde ella se podría decir que era toda una experta en el arte del amor, por lo menos en el arte de la seducción si lo era, como más tarde lo comprobé.

Quizás la pregunta sea, cómo es que conocía su cuerpo tan bien, bueno, en más de alguna ocasión estando en la habitación de Roxana, tuve la dicha de poder apreciar su cuerpo, ya fuera que había salido del baño o nos probábamos ropa que acabábamos de comprar, juntas nos parábamos frente al espejo y contemplábamos nuestros cuerpos, enfundados en vestidos, jeans y hasta en alguna ocasión, solo con ropa interior; por supuesto, al principio todo esto me parecía de lo más normal, sin embargo, con el pasar del tiempo, todo esto me atraía cada vez más.

Todo empezó cuando ella tendría 18 años, habíamos vuelto de las consabidas compras, y mientras nos cambiábamos de una prenda a otra, yo la miraba con mayor atención a las partes que más me interesaban.

Roxana estaba inclinada tratando de enfundarse un pantalón súper entallado, ella en esa ocasión vestía unas pantaletas tipo bikini, pero al ser estas de encaje transparentaban casi todo, así que podía notar como sus labios vaginales se marcaban debajo, yo me daba perfecta cuenta de que los tenía afeitados, al girarse me di cuenta de que solo tenía un pequeñísimo triangulo de vellos por encima de su pubis, Roxana notó mi interés en su entrepierna y me dijo:

-Caray Marlene, cierra la boca, las moscas se te van a meter!
Yo no sabia que decir, pensé que me iría a recriminar algo.
-Acaso nunca me has visto solo con ropa interior?
-Er…, si, lo que pasa… es… que… -, solo atinaba yo a tartamudear.
-Que pasa, por que esa turbación, eh? – me contestó.
-Bueno, es que… si te había visto con ropa interior, pero, no sabía yo que tenias tan poco vello – me hice la ingenua, ya que sabía perfectamente que ella se había arreglado de esa forma su vello púbico.
-Jaajajaja, vaya contigo Marlene, que acaso piensas que no me sale vello?, acaso no sabes que yo me he afeitado así? –
-Cómo?, acaso te has recortado los vellos?-
-Si, así es, que cuando te pones el traje de baño no te arreglas tu también el vello para que no escape del bikini?-
-Claro…, pero una cosa es cortarlos y otra que tu parece que no tienes nada.
-Pues vaya contigo!, lo que pasa es que a los chicos los enciende el saber que una vulva está libre de vellos, y bueno, aunque al principio es algo extraño el sentir la tela de las panties sobre de la piel desnuda, ya cuando te acostumbras es bastante cómodo –
-Creo que yo nunca lo haría, me parece algo muy… no se, quizás algo muy atrevido.
-No lo creo, a mi me parece algo muy sexy. Mira, te mostrare para que puedas ver que quizás es hasta algo muy normal -, y uniendo la acción a la palabra, pasó sus dedos por sus caderas para tomar los laterales de su pantie, justo por el elástico e irlos deslizando por sus caderas. Yo sentía un creciente calor en mis mejillas que se iba apoderando de mí.

Ahí la tenía y, justo frente a mí, con sus panties a la mitad de sus muslos, con esos pequeñísimos vellos, yo a cada momento me sentía mas acalorada, sin embargo Roxana hacía todo esto con tanta naturaleza que poco a poco me iba yo tranquilizando, pero no por mucho tiempo, pues aun hizo más.

De pronto abrió sus piernas un poco y sacó hacia delante sus caderas, para mostrarme su vulva libre de vellos, se paseó los dedos por sus labios y pude apreciar por completo su arreglada entrepierna, yo sentía como mi boca se secaba por completo por todo lo que veía; ella me miraba con un brillo desconocido por mi en su mirada.

-Que sucede Marlene, acaso nunca habías visto algo así??, que nunca has visto alguna película porno o alguna revista? –
-Pues… no, acaso tu si? –
-Pues mira, ya va siendo tiempo de que tengas más conocimiento en cuanto al sexo –

Roxana se dio la vuelta y así como estaba se arrodilló frente a mi para debajo de su cama sacar un juego de maletas, estaban guardadas como aquellas muñecas rusas, una dentro de otra, dentro de la más pequeña se encontraban algunas cosas, yo no pude saber que era todo lo que había, ya que, desde su posición yo me dedicaba a ver su trasero bien abierto, y entre sus redondas nalgas podía apreciar su anito también libre de vellos, un pequeño ojito cerrado, con unos pliegues alrededor, franqueando la entrada.

-Ahora que sucede Marlene -, me dijo cuando salió de su posición.
-Es que… veo que también por atrás no tienes vellitos… –
-Ah, es eso, si también ahí me afeito, bueno, en otra ocasión te contaré mas, por ahora quiero que te lleves esto, observalas y otro día platicamos, ok? –

Roxana me dio una bolsa negra en la que dentro se sentía que contenían algunas revistas.

Ya estando en la seguridad de mi habitación, saque el contenido de la bolsa, habían algo así como unas cinco revistas, algunas de títulos muy sugerentes, otras con títulos que apenas ocultaban el contenido en alguna tonta frase sensual, les di una rápida ojeada, pero de momento me percate de algo, mis panties estaban mojadas por la entrepierna, me di cuenta de que me había excitado, en realidad no sabia bien cual había sido la causa, en ese momento escuche la voz de mama que me llamaba pues la cena estaba lista.

Iba de una sorpresa a la otra, si todo esto seguía así quizás mi corazón no lo resistiera, con el sobresalto al escuchar la voz de mamá, solo avente casi todas las revistas debajo de mi cama, me quite mis panties y me puse unas limpias.

Durante la cena mi mente volaba de un lugar a otro, comía automáticamente, todos mis pensamientos iban del cuerpo de Roxana, de sus senos, de sus nalgas a su entrepierna depilada.

Esta vez sin darme cuenta termine de cenar más rápido que comúnmente lo hago.

Me levanté de la mesa y me despedí, alegando que al otro día tendría un examen pesado y que mi intención era la de estudiar un poco y luego dormir temprano para poder hacerle frente a dicha prueba, en realidad si habría una prueba pero no por parte de la escuela.

Ya dentro de mi habitación fui sacando las revistas de debajo de mi cama, observaba las portadas, una a una, por fin me decidí por cual comenzar, me senté frente a la mesa en donde hago mis tareas de la escuela, pensé que así si alguien preguntaba, yo estaría de espaldas a la puerta «estudiando», con un cuaderno muy cerca, con el cual taparía yo la revista rápidamente.

A medida que fui revisando la revista, leía casi todo, los anuncios de «líneas calientes», los anuncios de objetos sexuales, pude apreciar una gran cantidad de juguetes, vibradores, consoladores, ropa interior provocativa y quizás hasta algo pervertida, contenía algunos anuncios clasificados, algunos en donde ofrecían venta de películas, tanto normales como algunas más específicas, algo así como mujeres con senos enormes, o con una increíble cantidad de vello púbico, mi boca esbozó una sonrisa al recordar que Roxana nunca podría hacer una de aquellas películas, al momento sentí como si mis pezones hubiesen recibido una descarga, con el simple hecho de recordar a Roxana sentí mucho más calor que el causado por la revista; pensé que algo no estaba bien, pero no le di tanta importancia, así que seguí con la revista.

Pronto llegué a la parte de las modelos, habían algunas muy pero muy guapas, con unos senos que pincharían ojos al descuido, otras con un trasero envidiable, el cual así tuviese 70 años la modelo nunca estaría caído.

Sin embargo habían también algunos estudios fotográficos de parejas, fue así como por primera vez pude ver un pene en toda su extensión, la chica en cuestión lo tomaba con sus dedos rodeándolo, en otra pose estaba él con la cara entre sus piernas, para la siguiente se les veía en la clásica pose del 69, otra más en donde el estaba sobre de la chica, una más en donde aparecía ella sentada sobre de él, para terminar con un par de fotos en donde ella estaba a gatas y el por detrás con sus caderas muy hacia el frente, la última se le veía a él con un rictus como de dolor pero aun en la misma pose anterior.

Sin embargo fue hasta que llegue a otro relato fotográfico, mi excitación dio un vertiginoso aumento, ahí se encontraban dos chicas con solo ropa interior, primero se acariciaban, luego se abrazaban pegando sus pechos la una a la otra, más tarde ya desnudas se frotaban sus partes, lo mejor era que en este encuentro si se mostraban más abiertamente los sexos de las chicas, no eran como el anterior en donde solo se notaba que la pareja estaba haciendo como que hacían el amor, en este se notaban más claros los labios, los clítoris, todo.

Sin darme cuenta mi entrepierna estaba inundada, mis panties estaban empapadísimas, era como si me hubiera hecho en mi ropa interior, todo esto lo sentí mucho más nítido pues mis dedos comenzaron a bajar por mi abdomen hasta llegar a mi vientre.

Mis dedos subían y bajaban por mis muslos, hasta que de pronto comencé a pasarlos por encima de la tela que me cubría mi entrepierna, sentía como mi clítoris estaba completamente sobresaliente de mi vulva, mis vellos mojados por mis flujos estaban como si recién hubiese salido del baño.

Mis pezones amenazaban con rasgar la tela de mi camiseta, nunca los había sentido así, mi mano libre subió por debajo de mi camiseta y comencé a acariciarlos suavemente, mis dos manos se movían a un mismo ritmo cada una se encargaba de una parte de mi cuerpo.

Sentía como mi respiración comenzaba a entrecortarse.

El orgasmo era inminente, todo mi cuerpo se contoneaba a un solo ritmo, justo se detuvo al instante en que mi orgasmo llego, muy fuerte, muy intenso, casi salvaje, de mi garganta se me escapó un gemido.

Mi cuerpo empezaba a relajarse luego del placer vivido y mi respiración tomaba su regular ritmo, fue cuando me sobresalte de nuevo mi mamá tocaba a mi puerta y me preguntaba que si todo estaba bien, yo apenas pude contestarle que sí, que solo me había golpeado un pie con la base de la cama, que no se preocupara.

Ya en este momento de completa lucidez pude notar como tenía mis dedos empapados de mis jugos, se extendían por el dorso de mi mano hasta casi llegar a la muñeca, tome un par de pañuelos desechables y me limpie por completo, al levantarme me di cuenta de que el asiento de la silla estaba mojadísimo, quizás ahora si me había orinado por la intensidad de lo gozado.

Una vez que limpie un poco todo el desorden me fui a mi cama, mis padres ya debían de estar durmiendo.

Aún me encontraba excitada, así que tome una nueva revista, me encontré con una sección de cartas al editor, algunas alabando el trabajo de la revista, pero más tarde comenzaban con algunas confesiones y experiencias.

Algunas se trataban de las clásicos deseos por hacerlo con tal o cual persona, iban desde el cartero hasta algún elegante hombre de negocios visto en la calle; algunas muy sensuales otras más descriptivas acerca de todo lo que harían con esa persona.

De pronto comencé a leer una en donde se trataba de una mujer que deseaba tener un encuentro con una chica que había visto en una exposición, se trataba de una edecán, la describía con tanto sentimiento que se notaba que se trataba de un amor puro por esa chica, mi entrepierna comenzó a segregar sus flujos y al momento me decidí a seguir con otra sesión masturbatoria, pronto me levanté de mi cama y tomé una toalla que utilizo para secarme el sudor cuando juego tenis, la coloque justo debajo de mis caderas y continué con el relato, mientras mi mano izquierda sostenía la revista mi mano derecha se zambullía dentro de las sábanas para llegar a mi entrepierna.

Contaba la mujer como recorrería todo ese cuerpo soñado y luego lo saborearía con su boca, pasando su lengua por el contorno de sus formas, como la chica correspondería luego de algunos orgasmos, compenetrándose una con la otra como si se conocieran de años sus cuerpos.

Esta vez el orgasmo fue más sensual pero con mayor duración, sentí que me secaría por completo a causa de todos los jugos que salían de mi vulva, mi cuerpo se arqueaba a cada una y otra tensión de mi vagina. Pronto comencé a relajarme y a sentir como me invadía el sueño.

Durante la noche solo desperté en un par de ocasiones solo para constatar que mi cuerpo se encontraba mojado, mis senos estaban perlados por un poco de sudor, pero mi entrepierna parecía que no tenía fin de acabar de mojarse.

Ya por la mañana al despertarme me encontraba feliz, algo alegre, todo mi cuerpo estaba relajado, ya mi entrepierna solo estaba un poco húmeda, no así la toalla, estaba mojadísima, aún estaba la revista a mi lado.

Comencé por cambiar la sábana y arreglar mi cama, decidí esconder muy bien las revistas y me fui a darme un baño, estaba toda empapada de mis anteriores masturbaciones.

Dentro del baño mi mente vagaba a causa de mi estado en el que me encontraba, parecía recordar un poco de lo que había soñado, me concentré y me vi haciendo el amor con alguien, a medida que hilaba algunas cosas con otras, me di cuenta de que me veía haciendo el amor como la protagonista del relato, lo hacía con una chica, sin embargo esta no tenía cara, sólo veía como nuestros cuerpos se entrelazaban y se prodigaban un sin fin de caricias.

Mis dedos comenzaron a moverse automáticamente, a medida en que recordaba todo mi sueño me llevaban cada vez más cerca del final, casi caigo ahí en la bañera cuando de pronto como un flashazo me llegó la imagen que hizo que todo mi placer se desbordara, pude ver con completa nitidez como mi boca se acercaba a la cara de mi compañera para fundirnos en un prolongado beso, lo mas sorprendente fue que me di cuenta de que esa chica era ni más ni menos que Roxana!!

Capítulo II

Durante todo el día mi mente daba de vueltas y era un mar de confusión, quizás tenía algo de reproche, pues no era normal el pensar en chicas, menos aún en alguien tan cercano a mí como Roxana.

No sabia ni que pensar, por un lado todos los valores que me enseñaron mis padres, la escuela y quizás un poco la religión se agolpaban en mi mente, que si esto era correcto o incorrecto, normal o anormal, no tenía fin todas estas cavilaciones; llegó un momento en que decidí dejar todo esto para más adelante e investigar qué podría ser lo mejor.

Una vez que llego la noche ya estaba un poco más calmada, no así mi entrepierna, me pedía a gritos que nos fuéramos a la intimidad de mi habitación.

Llegado el momento me despedí a la hora acostumbrada y me encerré en mi habitación.

Una vez que obtuve el preciado tesoro me desnude por completo y comencé con el ritual de la noche pasada.

Ya en la comodidad de mi cama mis mano recorría una revista y aunque me encontraba excitada no conseguía sentirme lo bastante para comenzar con las caricias, me di cuenta de que me excitaban las sesiones de fotos de hombre mujer, pero yo buscaba algo más.

Tome la ultima revista que me faltaba, en esta solo eran sesiones fotográficas, pero para mi sorpresa en esta se mostraba todo, absolutamente todo!.

Mi vulva al momento comenzó a separar los labios y a segregar esa tan característica cantidad de jugos, ahora podía ver con mayor exactitud lo que era hacer el amor, ahora si veía cómo la lengua de la chica recorría toda el «asta» del chico, los labios besaban, tomaban los testículos y los estiraban, para en la siguiente toma meterse por completo el glande entre sus labios, luego era el turno de ella, la lengua del chico recorría uno y otro pezón, succionándolo y apretándolo entre los labios, más tarde esa lengua bajaba hasta la vulva de la chica, lamía y sorbía los labios vaginales, la pasaba entre ellos y luego trataba de meterla tan profundo como pudiera.

Yo no podía más y descargue toda mi excitación en un prolongado orgasmo, mis caderas subían y bajaban al encuentro de mis caricias, con las yemas de mis dedos acariciaba la protuberancia de mi clítoris erecto, mis piernas en un momento desfallecieron para que todo mi cuerpo cayera sobre de la cama, estirándome en ella cuan larga era.

Ya recuperada un poco continué con la revista, mi excitación no bajaba y casi se podía decir que aumentaba mucho más.

Ahora veía como la chica se colocaba por encima del chico y ella misma se iba empalando en ese duro mástil, luego lo tenia por completo dentro de ella, se le veía por la espalda mientras ella estaba de frente al chico, sus nalgas abiertas dejando lucir un ano redondo y con apenas una pelusilla de vellos alrededor.

Mis dedos ahora continuaban con el jugueteo, a medida que las fotos se sucedían una tras de otra, cambiaban de posición un par de veces más hasta que llego una foto que era todo un poema a la lujuria, el fotógrafo debía de haber ganado un premio importante, justo en el momento en que del pene salía un chorro de semen espeso y caliente, algo blanquecino, justo para unirse con el que ya había caído anteriormente en las tetas de la modelo.

Ya la última foto contenía a la chica embadurnándose sus senos con toda la leche que le habían derramado, mientras entre sus labios sujetaba el glande del pene ya un poco fláccido.

No sabía que me sorprendía más, si el contemplar un acto sexual o la excitación a la que había llegado, en cualquier momento quería venirme, pero me imaginaba que aún era muy pronto, quería disfrutar más tiempo el estar excitada, pensaba que lo mejor estaba por venir y vaya que tuve razón.

Creí morir cuando al dar vuelta a la página me encontré con una chica que frente a un espejo de cuerpo entero se desnudaba, al fondo se veía otra chica, quizás de menor edad que la primera, pero lo más sorprendente era el parecido físico que tenía esta con Roxana.

Parecía que esta se probaba ropa mientras que la otra chica la observaba, en un momento dado esta se le unió por detrás, liberando sus pechos del pequeño sujetador salían un par de senos tan sensuales como los de Roxana, los dos pares de manos los sostenían, quedando las manos de la otra chica sobre de la piel de estos y las de la chica gemela de Roxana por encima de las manos de la otra, luego le daba vuelta para probar y comprobar la dureza de los pezones salientes.

Sin disimulo alguno se arrodillaba frente a la gemela y deslizaba el pequeño bikini para dejar al descubierto dos macizas nalgas, el reflejo que daba el espejo era de la lengua de la chica pasando por una cortita mata de vello sobre del pubis, para luego con las piernas abiertas tocar la vulva libre de vellos, justo como la de Roxana.

Se notaba como la gemela disfrutaba con tan sensual caricia y la lengua se internaba profundo dentro de los labios vulvares, alcanzando la puntita del clítoris ya erecto. La siguiente foto mostraba como los dedos de la chica se metían dentro de las nalgas de la gemela, alcanzando ese redondo anillito, un dedo pugnaba por introducirse, mojado como estaba. La gemela tomaba sus pezones y tiraba de ellos a la vez que parecía gemir de gusto.

Mis dedos encontraron la abertura de mi vagina y comenzaron una lenta danza para comenzar a meterse despacio en su interior.

Mis caderas rotaban con la cadencia que mis dedos marcaban.

En la foto se veía como habían cambiado los papeles, ahora era la otra chica quien estando recostada sobre de la alfombra abría sus piernas al máximo, la lengua de la gemela recorría toda la extensión de la vulva, con sus dedos separaba los labios vaginales y lamía interiormente, para luego darle de lengüetazos al clítoris de esta.

Ahora en un momento soltaba la revista para pasar mis dedos alrededor de mi clítoris, imaginándome que era la lengua de la chica la que me lo hacia a mi.

Paraba un momento para cambiar las páginas, ahora con su boca churreteaba el clítoris y lo sorbía entre sus labios, su dedo medio se enterraba casi hasta la tercera falange en el apretado orificio posterior. Yo no aguantaba más, necesitaba liberar todo mi placer, dejarlo escapar.

El momento llegó cuando se complementaban en un delicioso 69, una foto a doble página, con algunos acercamientos de la acción en los alrededores de tal fotografía, así cada uno mostraba como la lengua se movía sobre del clítoris, como los dedos se metían profundamente en la vagina de la chica, mientras que la gemela al estar encima de esta mostraba sus nalgas abiertas, mostrando cómo la lengua de la chica trabajaba desde abajo en la vulva, y dos dedos se introducían a placer en el rosado orificio.

Todo mi cuerpo se tenso, mi vagina parecía tener vida propia, apretaba mis dedos que entraban y salen una y otra vez, los exprimía y los soltaba, mi clítoris vibraba a cada estertor de mi cuerpo, mis senos se movían a cada salto que daba en mi cama, solo atine a morderme un labio para no dejar salir mis gemidos que este brutal orgasmo me producía, mi entrepierna destilaba jugos como si de una llave abierta se tratase, no se cuanto tiempo duró mi orgasmo, solo se que fue el más intenso que tuve hasta ese momento.

Cuando abrí mis ojos era ya de madrugada, solo atine a acomodarme en mi cama para continuar con ese relajador sueño, sin embargo algo había en claro a la mañana siguiente.

De camino a la escuela mi mente continuaba con sus cavilaciones, me había excitado mucho el ver como el chico de la revista penetraba a la chica, así que me gustaban los chicos, pues había deseado ser yo quien disfrutaba de esa penetración, pero igual me había excitado en demasía la sesión de las dos chicas, más por ser una chica casi idéntica a Roxana, y por lo demás, ahora no tenía sentimientos de culpa, aún tenía alguna pequeña confusión, pues me atraían personas de los dos sexos; en esta ocasión tomé la decisión de dejar para más tarde mi dilema y buscar la manera de trazar un plan, un plan que me llevaría a disfrutar de algo que comenzaba a nacer en mí, o de disfrutar con alguien, Roxana.

Capítulo III

Pensaba yo que primero tendría que aumentar el contacto entre nosotras, así, cuando llegara la oportunidad, no sorprendería del todo a Roxana y seria mas fácil eliminar las mínimas barreras que quedaran. Sin embargo, las cosas tendrían un giro un tanto diferente, pues no contaba con algo…

Fue a la semana siguiente de que Roxana me prestara sus revistas que nos encontramos de nuevo en su habitación, fue ella misma la que sacó el tema, yo me encontraba un tanto nerviosa, pues no sabia como iniciar todo mi plan.

-Y que te parecieron las revistas Marlene? –
-Pues… bien… –
-Como???, solo bien???, si son de lo mejor que hay.
-Bueeno, pues claro, estaban realmente… –
-Cachondas!!, esa es la palabra – me interrumpió Roxana
-Jejejeje, bueno, si estaban cachondas como tu dices –
-Y que fue lo que mas te gusto? –
-Pues en realidad… creo que todo – y agregue -Aunque hay algo que no entiendo muy bien, cómo es que dos chicas pueden disfrutar de algo…, y además como es que salen si es casi una revista más que nada para hombres, por lo que me pude dar cuenta –
-Veo que no te animas a llamar las cosas por su nombre, menos puedo pensar en que puedas usar palabras más calientes, por decirlo de alguna manera – y siguió – Verás, a los chicos les excita la idea de ver a dos mujeres gozar, por eso que tanto en las revistas como en las películas siempre hay una escena de lesbianismo.
-Ah, ya entiendo, pero eso es algo… no común, no? –
-Pues no creas, ni te imaginas la cantidad de chicas que han tenido por lo menos alguna experiencia así –
– Ah, ya veo, lo que me interesó fue ver que casi todas las chicas tenían la entrepierna afeitada como tu –
– Si, aunque eso si es cuestión de gustos – y continuo dejándome con la boca abierta al escucharla – A ti no te gustaría tenerlo así como lo tengo yo? –
– Queee?? – solo atine a decir
– Vamos, si no es nada del otro mundo, y a final de cuentas es una sensación muy rica, muy excitante, te sientes también como una chica mala –
– Mira, te voy a mostrar – y uniendo la acción a la palabra se levantó la falda que traía, era una falda que le sentaba de maravilla, de color gris, no tan ajustada, por lo que su trasero se le notaba muy seductor. Se sentó sobre del borde de la cama y con sus pulgares comenzó a bajarse su bikini, pensaba que lo iba a dejar a la mitad de los muslos como la vez anterior, pero levantando una pierna primero y luego la otra, se lo saco por completo.

Ahí la tenía yo, frente a mi con sus piernas desnudas, torneadas y suaves, y más arriba su entrepierna descarada (así fue como me lo parecía), libre de vellos y con los labios abiertos.

Era toda una invitación, y asimismo me lo indico Roxana, comenzó a pasar las yemas de sus dedos sobre de sus labios, muy suavemente, en un ir y venir de arriba y abajo. Mi boca comenzó a segregar tanta saliva que pasaba por mi garganta, estaba loca de deseo de probar esa vulva con mi lengua.

-Tócala, para que sientas lo suave que está, apenas ayer me depile –

Yo creí desfallecer ante sus palabras, esa era la invitación que esperaba, trate de conservar la calma para no parecer ansiosa y delatarme.

Me acerque a Roxana y me arrodille frente a ella, mis ojos se llenaban por completo de toda esa imagen, mi boca la tenía cerrada para que no se me escapara la saliva que pugnaba por salir y humedecer esa vulva que me enloquecía.

Coloqué mi mano izquierda encima de su muslo derecho y con la otra comencé a acercar mis dedos hacia esa entrepierna que llamaba mi atención.

El contacto se produjo y fue como si una corriente eléctrica hubiera tocado mis dedos, sentía como recorría todo mi cuerpo, subía hasta mi cerebro y se extendía al mismo tiempo hacia mis pezones, corría en dirección de mi entrepierna y llegaba justo a la punta de mi clítoris, para dejar salir un orgasmo de baja intensidad pero muy delicioso por lo que me estaba sucediendo, apenas pude apagar un gemido que escapo de mi garganta, tosiendo un par de veces como si de un absceso de tos se tratara.

Mis dedos comenzaban una exploración por todos sus labios, llegue incluso a tomarlos entre mis dedos pulgar e índice y abrí un poco más esa vulva, podía darme cuenta de que dentro se le notaba un brillo, ahí lo tenía, Roxana estaba excitada, se estaba mojando con mis toqueteos, sentía como mi entrepierna estaba empapada gracias al orgasmo que había tenido.

Mis dedos bajaron más y llegue al inicio de su pequeño agujerito posterior, toque suavemente los bordes de su ano, me habría encantado deslizar profundamente mi dedo dentro, hasta que no cupiera más.

– Que haces? –
– Solo estaba tocando, tu me dijiste que lo hiciera y como ahí tienes también depilado, pues lo toque para sentirlo –
– Esta bien, no te preocupes, solo que me tomaste por sorpresa, pero si también ahí me he recortado el vello, por lo que es mucho más sensible, a eso me refería el otro día, la sensación es mucho más fuerte, de verdad que deberías probar cortártelo –
– No, yo creo que no me atrevería, además no se hacerlo –
– No te preocupes, yo te ayudo, veras que bonito te queda –
– No, yo creo que no quiero, quizás algún día me decida –
– De cualquier forma ahora no lo podemos hacer, voy a salir y tengo que arreglarme, así que será en otra ocasión, mientras tanto piénsalo, así cuando tomes una decisión te ayudo, ok? –
– Ok, me agrada la idea –

En realidad, lo que yo no quería era que notara mis jugos corriendo por mis piernas, mis panties estaban totalmente encharcadas, así que si lo hubiésemos hecho en esa ocasión todo mi plan hubiera fracasado, que equivocada estaba.

Esa noche no necesitaba de revista alguna, me concentraba solo en recordar cómo había estado tocando la vulva de Roxana, como separaba sus labios y veía por el interior de su vagina, como alcance a tocar el anito de Roxana, había aspirado un poco el aroma que despedía su entrepierna y me había fascinado, aunque lo recordaba casi como si lo estuviese oliendo ahora pensé que tendría que tener algo con ese olor impregnado, además por el momento me tendría que conformar con imaginarme su sabor, o quizás no.

Al otro día estaba en la habitación de Roxana y solo pensaba en algún pretexto para poder indagar y poder hacerme de un preciado tesoro.

La misma Roxana fue la que me ayudó, en un momento me dijo que iba al baño, en cuanto salió me dirigí hacia el cesto de ropa sucia, ahí estaban, justo en esa forma como se quedan después de quitarlas, enrolladitas y con la entrepierna bien visible, eran las panties que había visto que ella se pondría para su cita del día anterior, eran de un azul celeste muy atrevido, las tome y justo cuando las iba a llevar hacia mi nariz escuche los paso de Roxana que se acercaba a la puerta, solo las apreté entre mis dedos y alcance a meterlas dentro de mi bolsa.

Una vez que cerró la puerta me pregunto Roxana.

– Entonces, te animas a arreglarte… –
– El que? – me hice la que no sabia
– Ya sabes – y colocó su mano sobre de su entrepierna al mismo tiempo que sacaba sus caderas hacia adelante
– Jejejejeje… eres una… –
– Cachonda!!, eso es lo que soy, y eso es lo que les gusta a los chicos… –
– Bueno, si, ya lo pensé, y me he decidido a depilarme el pubis, así que acepto tu ayuda –
– Me parece muy buena tu decisión! – y agregó con ese brillo en sus ojos – solo que ahora no puedo, dime cuándo lo haremos, tenemos que hacerlo muy especial –
– Que te parece dentro de dos días, el sábado por la tarde me parecería muy bien, o tienes algo planeado para ese día? –
– No, no realmente, es más, me parece muy bien ese día, mis papas salen de fiesta ese día y tendremos la casa para nosotras solas –
– Ok, para el sábado –

Ya yo sabía que la casa iba a estar sola ese día, esas fiestas suelen comenzar por la tarde y acaban ya por la madrugada, el plan iba saliendo de maravilla.

Mi habitación se estaba convirtiendo en mi mayor cómplice, esa noche iba a ser una de las mejores.

En esta ocasión me desnude por completo y comencé a tirar de mis pezones, que sin ser tan grandes tenían un tamaño bastante excitante, los tomaba entre mis dedos y los masajeaba, mi otra mano circulaba por mi vientre en dirección de mi entrepierna, alcanzaba mis vellos y los disfrutaba, serían las últimas ocasiones en que los tendría así, ya que Roxana se iba a encargar de cortarlos.

Mientras me excitaba aun mas, si es que eso era posible fui sacando de debajo de mi almohada mi preciada joya, extendí la pantie de Roxana, la puse en su forma natural y la observe, me imaginaba como había estado sobre de la intimidad de ella.

Pensaba en cómo había estado apretada sobre de su entrepierna, como se habría metido entre sus nalgas y estimulado su apretado hoyito.

La acerque a mi nariz y llenó por completo de su aroma mis papilas olfativas, mis dedos ahora subían y bajaban sobre de mis labios a la vez que no dejaba de acercar esa seductora prenda a mi nariz.

Todo mi deseo crecía y crecía entre mis piernas, comencé entonces a meter mis dedos dentro de mi vagina, entraban y salían cada vez mas rápido, así como mi respiración aumentaba, mi cuerpo se contoneaba y comenzaba a dejar escapar todo mi placer, mi cuerpo se tensaba y se desmadejaba una y otra vez, todos estos estertores aumentaban mi excitación, estaba orgasmando y pedía mas, aun no acababa y ya pedía tener otro orgasmo, causado por Roxana, dedicado a ella.

Mi respiración se tranquilizaba pero mis dedos no dejaban de moverse sobre de mis labios, ahora suave, explorando los pliegues de mi vulva, subiendo por mis piernas, mis muslos, tenía que conocer el sabor de Roxana, de pronto una idea cruzo por mi mente.

Así como estaba salí hacia el cuarto de baño y abrí la llave del lavabo, la del agua caliente, ya que salían tan caliente como mi entrepierna estaba solo deje caer unas cuantas gotas sobre del área del pantie, ahí donde quedaba la vulva de Roxana.

Regrese a mi habitación y mi excitación crecía aun mas, me imaginaba en que diría Roxana si me hubiera encontrado en el corredor, desnuda y con su panties entre mis dedos, pensaba que al instante nos hubiéramos prodigado caricias, nos hubiéramos comido a besos, explotaríamos la una entre los brazos de la otra.

Volví a mi cama y continué con mis caricias, ahora el olor era más fuerte, tenía razón, el agua caliente había avivado los flujos que había contenido su pantie. Sabía yo que al tener una cita Roxana se excitaría y mojará sus panties, tendrían su aroma, y con el agua caliente se avivarían estos, y así podría yo tener un indicio de su sabor.

Rozaba mis pezones con esa tela, me imaginaba que era el cuerpo de Roxana quien lo hacia, ahora el olor era más penetrante, mi lengua salió y comencé a pasarla sobre de la entrepierna del pantie, era un sabor salino, habían unas zonas que me parecían un tanto dulces, todo me parecía tan excitante, tan morboso, tan… cachondo!!, así como Roxana se definía.

Mi lengua lamía y sorbía los jugos de Roxana, mis dedos no permanecían quietos, se movían sobre de mi vulva alrededor, sobre de mis labios, sobre de mis vellos, deje la pantie de Roxana sobre mi cara y con mis dos manos comencé a darme este tortuoso placer, mientras unos dedos se metían entre mis labios los otros comenzaban un suave masaje sobre de mi clítoris, se conjuntaban en un ritmo enloquecedor, toda mi mente volaba del cuerpo de Roxana a lo que haríamos juntas.

Ahora decidí experimentar algo mas, mis dedos medio e índice de mi mano izquierda se introducían dentro de mi vagina mientras con el pulgar comenzaba a acariciar directamente mi clítoris que estaba a reventar, así con mi otra mano comenzaba un suave masajeo sobre de mi anito, era una completa carga de nuevas sensaciones, todo mi cuerpo respondía , se agitaba sobre de mi cama y saltaba y caía en ella, mis dedos comenzaron a explorar las profundidades de mi apretado hoyito, mis jugos corrían hacia abajo, empapando la toalla que ya habitualmente colocaba bajo mi trasero, era la perfecta lubricación que necesitaba.

Ahora mis dedos pulgar y medio de mi mano derecha abrían mi agujerito posterior mientras mi dedo índice encontraba la entrada y el libre acceso, mi lengua serpenteaba sobre de esa tela húmeda, mi clítoris era estimulado y mis dos hoyitos al mismo tiempo, lo que me dio como resultado todo el placer que anhelaba en ese momento, todo mi cuerpo descargo esa cantidad de flujos que creí que no tendrían fin, mis caderas se movían locamente, mis senos temblaban a cada sacudida que mi vagina provocaba en mi cuerpo, mi respiración se entrecortaba a la vez que mis gemidos querían explotar, todo mi cuerpo se tensaba y se desmadejaba, caía sobre de la cama para dar un nuevo sobresalto, era una pila interminable de orgasmos, apenas acababa uno cuando conseguía tener otro.

Capítulo IV

El ansiado día llegaba, yo me encontraba de lo más nerviosa ese día, pensaba en cómo romper las barreras que aún quedaran y así poder entregarme de lleno al placer en compañía de Roxana.

Después de las habituales indicaciones y reglas quedamos solas, nadie nos molestaría, durante toda la tarde y por lo menos hasta la media noche.

Primero comimos, al estar solas en casa teníamos más libertad, música a todo lo alto, pizza, refresco, televisión prendida al mismo tiempo, etc.

Si nos lo propusiéramos podríamos andar desnudas (que interesante sonaba eso).

Como a eso de las cinco o seis de la tarde Roxana me dijo que iba a preparar todo, que ella me llamaría cuando todo estuviera listo, yo no aguantaba más y pensando en que seria mayor problema el que al momento de que Roxana me tocara yo explotara en un orgasmo, me dirigí hacia el cuarto de baño y me dedique a calmarme un poco, estaba ahí con mis panties a la altura de las rodillas, con las piernas bien abiertas y mi blusa por encima de mis pechos, desfogaba todo el calor que tenía dentro mientras sentía que Roxana estaba por arriba haciendo no se cuantas cosas.

Una vez repuesta un poco salí hacia la sala, comencé a seleccionar un disco pues e que anteriormente estaba ya había terminado cuando de pronto escuche que Roxana me llamaba.

– Marlene… sube, ya está todo listo –

Frente a la puerta de su habitación estaba Roxana, me inquietaba cómo estaba vestida, traía un short pequeñísimo, por detrás los bordes cruzaban en diagonal sus redondas nalgas, podía apreciar que no traía pantie alguna, por arriba tenia una camiseta cortita, la cual con mangas pequeñas que solo apenas tapaban sus hombros, sus caderas al descubierto y su ombligo mostrándose incitador, todo su cabello recogido en una cola de caballo, muy cómodo solo para estar en casa.

Algo ocultaba por detrás en sus manos, me tomó de los hombros y me dio vuelta, paso una mascada de seda negra y la coloco en mis ojos, yo iba a protestar, pero ella me cayo mis labios con un dedo, mi lengua se movió y como si fuera a decir algo lamí solo un instante la yema del dedo de Roxana.

-Es una sorpresa- me dijo

Me volvió a dar vuelta y sentí que abrió la puerta, -Entra- me dijo, al momento me dio una palmada en mi trasero y agregó -lo vas a disfrutar-, no sabía bien a qué se refería.

Di unos pasos dentro de la habitación y escuche como cerró la puerta.

-Ahora puedes quitarte la venda- al instante comenzó una música sensual y romántica, yo estaba extasiada, ahí tenía su habitación en semipenumbra, solo algunas velas encendidas, algunas veladoras aromáticas, de las persianas entreabiertas se colaba un poco de luz de la falleciente tarde, sobre de su cama una toalla y a los pies de esta una bandeja con agua, unas tijeras, crema de afeitar y un rastrillo femenino.

Estaba tan absorta de todo esto que ni me di cuenta de lo que Roxana hacia.

Me gire para agradecerle lo que había hecho por mi y la vi ahí con una toga de esas de las que se usan en las graduaciones, ese color morado la hacían lucir más incitante, yo solté una carcajada al verla de esta peculiar vestimenta.

Roxana también rió y luego de serenarse un poco tomo un poco de seriedad y con sus palabras me indico que era el ritual de los pubis afeitados, que era un club al que no todos podían entrar.

Comenzó a desnudarme, sus manos abrieron el primer botón de mi camisa, una camisa sin mangas y que anudaba la parte baja alrededor de mi cintura.

-Que haces, es la parte de abajo la que me vas a arreglar-
-Si, pero es requisito el que estés completamente desnuda- agregó con su tono solemne
-Ok, tu sabes lo que haces, y cómo debo llamarte. O sigues siendo Roxana mi…-
-Solo Rox- me interrumpió

Siguió con sus dedos desabrochando los botones hasta que llego y deshizo el nudo de mi camisa, yo no traía sostén así que al momento mis pechos estaban libres.

-Mmmmhhh… nada mal, están en su punto, comprobare su firmeza y su suavidad-, ahora yo la dejaba hacer pues todo me agradaba mas como parte del juego, aunque estaba deseando que lo hiciera no se lo mostraba abiertamente, como dije todo era parte de un juego.

Con sus manos comenzó a estrujar mis senos, redondos y firmes, casi del mismo tamaño que los de ella, sus palmas acariciaban mis pezones y los sentían crecer debajo de ellas.

-Si, veo que son perfectos, firmes, de piel suave y saben responder cuando son tocados, de ahí continuo con mi minifalda cuando la tuve abierta comenzó a levantar el borde inferior, me dio vuelta y la levantaba, dejaba al descubierto mi trasero, lo tenía expuesto a su mirada, con mi pantie cubriendo apenas mis nalgas.

Luego me volvió a colocar de frente a ella y comenzó a tirar de mi falda hacia abajo, ahora solo estaba cubierta por mis panties, yo sentía que mis jugos empezaban a salir, luego se arrodillo frente a mí y levantando un pie me quito mis sandalias, luego la otra, ella desde abajo tendría una vista magnifica, quizás tanto como la que yo tenía, su toga se había hecho un montón de tela y se desacomodaba, por lo que tenía una vista profunda dentro de ella, mi excitación creció cuando me di cuenta de que estaba desnuda debajo de esta, alcanzaba a ver cómo sus senos estaban libres, sus pezones estaban completamente erectos.

Arrodillada como estaba paso sus dedos por debajo de los elásticos de mis panties y los comenzó a deslizar, su cara estaba frente a mi entrepierna, por lo que cuando bajo la entrepierna de mis panties y la doblo hacia fuera, un delgado hilito de mi flujo se quedó unido de mi vulva a la tela, Roxana levantó su cara y sonriéndome me di cuenta de ese brillo en su mirada, ahora lo tenía claro, las dos teníamos un plan para tener a la otra.

Mi pantie ahora se encontraba entre sus dedos, la tomó y la colocó sobre de su almohada, como en muda ofrenda a alguien.

Me llevo hasta la cama y me sentó, con sus manos abrió mis piernas y ahí estaba yo, chorreando de jugos y dispuesta a que Roxana me tocara, así como yo lo había hecho.

Primero me recorto por completo los vellos largos, los tomaba entre sus dedos y los recortaba con las tijeras, en cada movimiento sus dedos pasaban como por accidente sobre de mis labios.

Luego que estos estuvieron cortos, me mojo con una toallita humedecida en el agua caliente, para luego colocarse un poco de crema de afeitar sobre de su mano, la coloco directamente sobre de mi vulva y la esparció, mas que esparcirla parecía que me masajeaba con la palma de su mano.

Me encontraba yo como mudo ofrecimiento, mi entrepierna abierta cubierta con esa crema como si de un pastel se tratara.

Roxana fue pasando la maquinilla de afeitar por mis ingles, por mis labios, a momentos enjuagaba un poco la crema sobrante en mi cuerpo, mis labios quedaron limpios de vellos, me mojaba con la toallita pero por dentro estaba yo bastante mas mojada, luego en lugar de dejar el triángulo que en ella adornaba, me dejó una especie de «V», una delgada hilerita de vellos cortitos. Yo me imaginaba que era referente a la victoria, pero no sabia de quien era la victoria.

-Ya esta, No es divina??-
-Si, creo que si, pero te falta…-
-Que falta??- me decía con cara de ingenua
-Falta… mmm… mas abajo…-
-Aun no te decides- y agrego -bueno, es momento de instruirte un poco mas-
-A que te refieres?-
-Veras, a algunos chicos les encanta que usemos palabras mas comunes, o mas vulgares, según te parezca-
-Como cuales?- inquirí yo

Mientras colocaba su dedo índice directamente en mi anito me dijo -Esto es el culito!!- , yo me sentía un poco cohibida, no era que no lo supiera, sino que no lo acostumbraba, pero desde luego que era algo excitante hablar «sucio», como Roxana le llamaba.

-así que, qué es lo que falta??-
-Bueeeno… falta… el… culito…-
-Ves no ha sido tan difícil-

Entonces comenzó a pasar la navaja por ahí, las sensaciones eran tremendas, sus dedos limpiaban los sobrantes de la crema y me masajeaba al mismo tiempo.

De mi vulva brotaba un hilito que llegaba hasta… mi culito. Limpio por completo mi entrepierna con la toallita y ahí lo tenía, todo mi pubis recortado.

Los dedos de Roxana se paseaban por mis labios, sintiendo más claramente el contacto con sus dedos, sacó una crema y la esparció sobre de sus dedos, -Para que no te irrite- comenzó entonces a esparcirla sobre de toda el área recién afeitada, ahora sus dedos se movían libremente por toda mi vulva, con el pretexto de embadurnarme la crema.

Sus dedos se movían de arriba hacia abajo por mis labios, los tomaba entre sus dedos y los separaba, dejando salir una mayor cantidad de mis jugos, en un momento dado pasó la yema de su dedo índice sobre de mi clítoris que pugnaba por sobresalir.

Me sentía en la gloria, Roxana me estaba masturbando.

Primero sentí como sus dedos acariciaban la entrada de mi vagina, luego iba acariciando mas profundo, mis manos ahora pasaban sobre de mis senos, los juntaba y los soltaba, los movía para masajearlos, tomaba las puntas de mis pezones y los frotaba, todo mientras Roxana me iba penetrando.

Ahora sus dedos entraban y salían de mi vagina, mientras el dedo pulgar me acariciaba el clítoris erecto, a momentos me dejaba llevar por el placer y cerraba los ojos.

Roxana me estaba llevando a la cima del éxtasis a pasos agigantados, fue casi al mismo tiempo que las dos dimos un fuerte gemido que pareció casi un grito, mis caderas se movían al encuentro de los dedos de Roxana, sin yo darme cuenta ella se había estado masturbando al mismo tiempo que me lo hacia a mi.

Nos movíamos con la misma intensidad de nuestros respectivos orgasmos.

Pronto nos recuperamos, solo para fundirnos en la batalla que nos esperaba.

Roxana se levantó y se llevó las manos a los broches que sujetaban su toga, esta se deslizó en un silencio reinante hasta el suelo, dejándola completamente desnuda, ahí la tenía yo, como toda una diosa, desnuda y con esa figura de invitación al sexo, al pecado.

Yo me levanté de la cama y me coloque frente a ella, nada había por decir, nuestras bocas se encontraron a medio camino, nuestras manos surcaban el cuerpo de la otra, encontrando esas formas que tanto anhelábamos.

Nuestras lenguas ahora se unían en feroz batalla, entraban y salían de una y otra boca, nuestros pezones se frotaban unos contra otros.

Roxana me atrajo hacia si llevándome con ella hasta la cama, se recostó y me indico que me recostara sobre ella, atrajo mi cuerpo hacia arriba y ahí tenía lo que su boca buscaba, mis senos fueron lamidos y besados, mis pezones eran aprisionados entre sus labios y los succionaba, mis manos se posaban sobre de sus pechos y los frotaba, ahora sus pezones eran míos.

Empecé a bajar para llegar a sus pechos.

Mi lengua imitaba todo lo que había hecho su lengua sobre de mis senos.

Redondeaba la aureola que rodeaba sus pezones, erectos al máximo. Sus manos pasaban sobre de mi cabello y me incitaba a continuar con mis caricias.

Mi lengua comenzó a bajar sobre de su vientre llegue a su ombligo y lo lamí hasta hartarme, quería saborear esa vulva que me enloquecía, no sabia como empezar, la miraba absorta, como esperando que el tiempo se detuviera por un instante y quedarme con esa visión.

De pronto mi lengua salió y empecé a lamer, solo me detuve al escuchar las palabras de Roxana.

-Espera, yo te digo como-
-Ya lo has hecho tu antes Rox??-, aunque quizás la pregunta salía sobrando me excitaba la idea de saber que tan excitante era Roxana.
-Algunas veces, si-, y agrego -mira ve lamiendo mis labios suave al principio, saborea el interior, mis jugos y vuelve a mojar mi vulva…. si… si… así…-

Mi lengua obedecía todas las indicaciones que ella me daba, se movía como si fuera la misma lengua de Roxana.

-Ahhhh…. ahora comienza a tocar mi clítoris… suavecito… aaaahhhh…..-

Luego comencé por experimentar con algunas cosas que había visto que le habían agradado. Mi lengua comenzó a meterse dentro de su vagina, la movía dentro y la sacaba, para luego llegar a su clítoris, combinaba todos estos movimientos sacándole gemidos, casi gritos, podíamos liberarnos ahora que estábamos solas.

-Mmmmmhhh…. que bien… lo haces…. sigue así…. espera…..- levante mi cara, pensé que algo había hecho mal, pero continuo -Ven súbete sobre de mi, colócate a la inversa de mi-

Estaba enloquecida, Roxana me iba a lamer.

-Ahora si, continua con esa lengua, lo haces tan rico-

Creí morir cuando sentí su lengua pasando sobre de mis labios vaginales, los lamía y se chupaba mis jugos, se os bebía, -Que pasa?, cómeme la almejita, es toda tuya-, me excitaba sobremanera como se expresaba Roxana con ese tono tan soez.

Mi lengua ahora serpenteaba sobre de su vulva y la metía dentro, su lengua hacia lo mismo con la mía, me comía mis labios y los separaba para insertar su lengua profundo, al momento en que sentí sus dedos que entraban dentro de mi vagina recordé algunas cosas que quería probar.

-Rox…. ahhhh… lame….. mi culito-
-Si nena, ya vez que es tan fácil llamar las cosas por su nombre?-

Su lengua experta se tensaba alrededor de mi esfínter, la apretaba queriendo explorarlo sus dedos se movían al mismo tiempo que su lengua recorría todo el canalito de mis nalgas.

Mi lengua no se quedaba inmóvil y trabajaba su vagina, llena de sus jugos, los lamía y me los comía con mis dedos fui abriendo sus nalgas y ahí encontré ese agujerito qué se apretaba y soltaba en un delicioso guiño.

Mi lengua ahora subía y llegaba a su clítoris mientras que mi dedo índice comenzaba a abrirse paso dentro de su culito, totalmente lubricado por los chorros de flujos que ahí llegaban, se metió por completo y comencé un lento vaivén entrando y saliendo.

Mi culito recibía lo suyo y esos dedos me enloquecían, su lengua ahora masajeaba mi esfínter y se metía rápidamente.

-Me vengoooooo….. Vente conmigo Marleneeee….!!!!-
-Yo también llegooooooooooo……!!!!!!-

No se que me daba mayor excitación, el sentir que tenia mi orgasmo o que le producía tal orgasmo a mi querida hermana Roxana.

Sentía como nuestros cuerpo se agitaban en un delicioso movimiento de arriba y abajo, como si estuviéramos copulando, nuestros sexos estaban que se mojaban cada vez más a causa de nuestros orgasmo, me bebía todos los jugos que de la almejita de mi hermana salían, era fascinante el sentir y saber que mi hermana me daba el mismo placer que yo le prodigaba a ella.

Nuestros orgasmos se sucedían uno tras de otro, no tenían fin, cuando creía que terminaba otro mas surgía para entregárselo por completo a la cara de mi hermana, asimismo Roxana me entregaba la delicia de un orgasmo interminable.

Nuestros cuerpos se tranquilizaban y se recomponían un poco luego de la tempestad fuimos girando nuestros cuerpos para encontrarnos de frente, nuestros cuerpos sudados y nuestras caras empapadas de los jugos de la otra, nos besamos convidándonos de los jugos de cada una, lamíamos nuestros labios, nuestras mejillas y saboreábamos nuestro deseo en la boca de la otra.