La gasolinera
Lo siguiente apenas ocurrió hace unos días.
Viajábamos, mi novia y yo, desde Madrid a Alicante (nuestra casa).
Hacía calor y el cansancio ya se acumulaba.
También nos entraron ganas de hacer necesidades, así que paramos en una gasolinera que hay en la autovía.
Yo me puse a repostar el coche y mientras Sonia (mi novia) entró en la tienda de la gasolinera.
Al poco yo también entré para pagar la gasolina y las compras que hizo Sonia.
Ambos andábamos con ganas de hacer nuestras necesidades, pero mientras Sonia se quedó pagando, yo fui al servicio.
Este tenía una primera puerta de servicios y luego dentro dos más, una de caballeros y otra de señoras.
Yo terminé pronto y salir Sonia me digo que se hacía caca y que iba al servicio, yo fui a dejar las cosas al coche y me dispuse a esperar.
Había pasado media hora y empecé a pensar que quizás le hubiera pasado algo a Sonia, así que me dispuse para ir hacia los servicios.
Pasé la primera puerta y empecé a llamar a Sonia en el lavabo de mujeres, viendo que no respondía ni ella ni nadie entré en el.
Miré una por una todas las puertas y me di cuenta de que allí no estaba.
Entonces, me dirigí al servicio de caballeros, entré y a primera vista no la vi; así que fui adentrándome en el aseo hasta que de pronto oí unos murmullos de la última puerta del servicio de caballeros.
Esta puerta estaba entreabierta y pude observar lo que allí ocurría: Allí estaba Sonia y un hombre que yo no conocía, ella estaba sentada en la taza del wáter y él de pie frente a ella con su enorme rabo fuera del pantalón.
Ella con una mano sostenía sus huevos y con la otra masturbaba suavemente a este individuo, yo comencé a excitarme (siempre había soñado verla hacerlo con alguien pero no esperaba esta situación), así que me la saqué y comencé a masturbarme al mismo ritmo que Sonia se lo hacía al individuo.
El no paraba de decirla que «putita mas buena eres, que bien la meneas. Y tu novio esperándote, zorrita».
Esto me ponía más a mil y él le decía «sigue así putita, que te voy a llenar toda la cara le leche».
Ella meneaba ese gran miembro cada vez más rápido y yo también con el mío hasta que el sujeto llegó al orgasmo y llenó a Sonia toda la cara de su leche, yo también me corrí al mismo tiempo.
Entonces salí disparado hacia el coche para que no me viesen y al rato vino Sonia, yo le preguntaba pero ella decía que le había costado mucho, por eso tardaba.
Sólo me dijo que se había metido por equivocación en el servicio de los hombres.
A los pocos días yo le empecé a fantasear con lo que había pasado para ver si confesaba y al final tuvo que rendirse y me lo contó todo.
«Pues mira, entré por equivocación en el servicio de hombre y allí había un tío, yo como no podía más, le dije que iba a hacer caca en el aseo, me metí en la última puerta y olvidé de cerrarla. Al rato este se acercó a la puerta y la abrió. Me dijo que ya que estaba allí porque no se la expulsaba para limpiársela y me la mostraba, yo le dije que tenía novio y que me esperaba fuera, pero el insistía. Total que no pude resistirme mucho y comencé a acariciar aquella gran polla, pues la tenía muy grande. Le cogí por los huevos con una mano y con la otra comencé a hacerle una paja hasta que terminó corriéndose en mi cara y escote.»
Cuando le dije que lo había visto todo se quedó sorprendida.
Desde este instante ha comenzado para nosotros una nueva vida sexual.