Una noche en la terraza con final inesperado

Era una calurosa noche de agosto, estaba sentada en una terraza tomándome una cerveza, pensando en mis cosas mientras esperaba a un amigo con el que había quedado.

Llegué temprano y me senté en una de las mesas cercanas al paso de los camareros, para ver, mientras esperaba, los traseros de los camareros tan guapos que trabajaban en ese local todos los veranos.

Crucé las piernas con dificultad debido a que la falda vaquera hasta la rodilla que llevaba era algo estrecha, ya que siempre procuro marcar una de las partes más atractivas de mi anatomía, el culo.

Dicen que mi culo es maravilloso, aunque hay gustos para todo, pero siempre ha llamado la atención de los hombres, es redondo, respingón y durísimo a base de gimnasio.

Como te dije antes, pensaba en mis cosas…

Tengo 25 años, una licenciatura en matemáticas y sobrevivo a base de trabajos temporales.

«Tenía que haberme tirado a ese catedrático del departamento de cálculo que me metía mano por debajo de la mesa… Me hubiese quedado en la Facultad y ahora daría clases y tendría un coche, un piso y una nevera que no se descongela cada vez que le viene en gana…»

Bebía un sorbo de mojito con una pajita mientras mantenía la mirada del camarero al pasar…

Este tío es un estrecho, mucho musculito y no es capaz ni de aguantarme una mirada. Sonreía para mis adentros…

De repente un mensaje en mi móvil: «Marta, soy Fernando. Se me ha estropeado el coche y no puedo ir adonde hemos quedado. Llamo a la grúa y si quieres quedamos otro día».

Que mala suerte tengo, Ya que tenía el cuerpo hecho a un buen polvo, me deja en la estacada.

Fernando era un amigo muy bien dotado, era diez años mayor que yo, nos conocimos en un curso de verano de la Universidad y fue uno de los mejores polvos que había echado hasta entonces.

Yo tenía 22 años y sólo había estado con chicos de mi edad, algunos de ellos tenían buenos instrumentos pero no sabían cómo utilizarlos…

Fernando tenía una polla de 21 cm y sabía muy bien cómo usarla. La primera vez que la vi, confieso que me asusté un poco. Nunca había visto nada así en mi vida.

Mejor dicho, fue al tocarla la primera vez.

Tengo las manos pequeñas aunque hábiles, pero la primera vez que rocé aquel bulto se me hizo gigantesco, cuando metí la mano por el pantalón y fui acariciándolo por encima del bóxer CK, comencé desde su culo hacia delante, no le encontraba el fin… ese grosor y esa longitud… mientras lo besaba pensé que cómo iba a meterme eso en mi coñito estrecho.

Pero a la vez mi sexo se iba mojando cada vez más e incluso me dolía de la excitación.

-¿Desea algo más?-

Di un respingo en mi silla como si alguien me hubiese despertado de un sueño. Era el camarero del culo duro.

-¿Qué me recomiendas? – le pregunté sonriendo y balanceando las piernas ligeramente.

-Tenemos una selección de cócteles tropicales muy buenos-

Me incliné un poco hacia delante dejando ver mi escote y apoyando los codos sobre la mesa para juntar mis tetas.

-¿Alguno afrodisíaco?- El camarero se puso colorado y retiró mi vaso de la mesa. Pasó el paño para limpiar el cerco, cambió el cenicero, esperando que bajara el rubor. Yo lo sabía, así que no dejé de mirarle el paquete un solo segundo, me estaba divirtiendo. Cuando terminó, se inclinó sobre mí y me dijo al oído… -Déjeme que la sorprenda- Le sonreí e hice un gesto afirmativo. El camarero se fue hacia la barra de nuevo.

Por donde iba… Ah, si, mi primer polvo con Fernando… pues eso, cuando liberé aquello apartando los CK, aún me costaba creer que se mantuviese derecha como un poste, era cuestión de gravedad!

Mientras Fernando trabajaba con su lengua en mis tetas, mordía mis pezones y succionaba mis pechos, yo frotaba mis piernas con las suyas y tocaba sus huevos.

Aun estábamos de pie apoyados en la puerta de la habitación del hotel, mi falda levantada, enrollada en mi cintura y mi camisa en el suelo junto con el sujetador que acababa de caer.

Fernando estaba como te he comentado sin pantalones y sin bóxer Con su camisa abierta sobre su cuerpo.

La aparté de sus hombros y cayó junto con el resto de la ropa.

Me abrazó y me colocó sobre su cintura.

Yo le rodeé con mis piernas y me llevó hasta la cama. Al andar su enorme polla me golpeaba el coño y el culo, mientras yo le decía al oído que nunca había visto una polla igual. Él se reía, mientras me sujetaba por el culo con sus grandes manos.

Caímos abrazados en la cama king size y fue entonces cuando me decidí a chupársela… me senté sobre su pecho y mientras me acariciaba la espalda y me abría el culo, me agaché para ver aquello de cerca. Puse mi mano en la base y eché saliva sobre ella.

Comencé a chupar suavemente, lentamente, pasando mi lengua por toda su longitud, mientras apretaba la base y los huevos, Fernando gemía mientras empecé a besar el glande…

La pajeaba con mi mano mientras me la metía en la boca, apretando con mis labios y acariciando con mi lengua mientras la tenía dentro de la boca… succionaba al subir y ponía la lengua dura al bajar, contra su pared de roca….

Poco a poco fue entrándome un poco más cada vez. Me empeñé en metérmela entera, cosa que por supuesto no conseguí, pero poco me faltó.

Me la metía hasta que me provocaba arcadas. Quería aprovechar esa polla entera, toda para mí. Mientras, Fernando me lamía mi agujero, mi clítoris… que hombre! Que bien sabe tocar las teclas.

Me corrí chupando su aparato, con eso te lo digo todo…

Cuando él se dio cuenta, me dio la vuelta bruscamente, yo aún atontada por el orgasmo, me abrió las piernas, las puso sobre sus hombros y me dijo, ahora es buen momento para que te relajes… puso su polla en la entrada de mi coño empapado y apretó un poco. Sentí mi coño abrirse como nunca… no hubo dolor, sólo un inmenso placer, que me provocó un grito enorme.

Se quedó quieto un momento, y de repente la metió entera. Yo cerré mis puños sobre la sábana y él empezó a moverse…

Me llenaba como nunca antes había sentido.. Qué sensación! Era como si me estuviese penetrando el cuerpo entero, a cada empuje la sentía moverse dentro de mi, como si tuviese vida propia, no dejé de gemir, mordía la almohada, me volví loca…

Fernando me levantó y me sentó sobre él… Cabálgame, me dijo.. Yo estaba como en otro mundo, me senté sobre su enorme polla y apoyé mis manos en su vientre.

Empecé a moverme haciendo círculos, con los ojos cerrados, concentrándome en una sola zona de mi cuerpo.

Mis tetas quedaron apretadas entre mis brazos, con mis pezones como piedras mirando al techo, me dolían las tetas, las sentía como hinchadas, por la excitación.

Volvamos a mi coño… Fernando me sujetaba por al culo, y me movía hacia delante y hacia detrás, hacia los lados, de repente subí mi cuerpo y volví a clavarme su polla, subí y bajé, subía lentamente y bajaba de golpe, subía empujando hacia delante, para frotarme el clítoris con su cuerpo… subía, bajaba, subía, bajaba, más, más, más , más rápido, más fuerte… mis tetas rebotaban hinchadas como globos, mi coño pedía más y más de esa polla maravillosa a la que ya se estaba acostumbrando…

De repente, Fernando dejó de gritar y me sujetó de la cintura fuertemente.

Para!, me ordenó. Quiero follarte por detrás, cariño, así podrás sentirla hasta dentro del todo.

Me tumbó boca abajo sobre la cómoda y apartó mis piernas… mi cuerpo quedó en ángulo recto, mi cabeza sobre la madera de la cómoda, y mis pies en el suelo.

Me abrió el culo y me la metió en el coño por detrás, mi flujo chorreaba por mis muslos, empezó despacio, y de repente empezó a follarme como un loco, a bombearme salvajemente, el mueble se movía, yo no era consciente de mi misma, sólo quería más y más y más fuerte, y más rápido, apenas me quedaba respiración, me había corrido ya tres veces, y este hombre no se iba, era increíble, me puso una mano sobre la espalda y con la otra me empujaba hacia él…

Ambos estábamos sudando y gimiendo, gritando, como animales… de repente, me dio un empuje fortísimo y se quedó dentro, me apretó con fuerza contra él y soltó un grito ronco, casi de dolor, sentí como tenía los espasmos de la eyaculación, dentro de mi, me estaba llenando de leche… se echó sobre mí un segundo y luego, exhausto, me llevó hacia la cama, mientras su semen caía entre mis piernas…nos echamos y se durmió con sus labios en mi pezón izquierdo…

Nos quedamos tan agotados que no me desperté hasta las 5 de la mañana, cuatro horas después… él estaba en la ducha, el vapor salía del cuarto de baño. Me puse en pie y me acerqué a la puerta del baño.

Me quedé mirándolo un rato.

Es mayor que yo, pensé… pero es guapo, inteligente, atractivo… Pero sobre todo tiene una gran virtud! Jeje y sabe cómo manejarla.

Tenía las manos apoyadas en la pared de la ducha, la cabeza echada hacia delante, el agua le caía desde el cuello por la espalda, por la curva preciosa de su trasero… por sus piernas bien formadas…

Empecé a ponerme cachonda sólo con verle desnudo.

Sin que se diera cuenta me metí en la ducha, lo abracé por detrás, tocando su pecho, apoyando mi cabeza en su espalda.

Él sujetó mis manos, nos quedamos así un minuto. Luego se dio la vuelta y con sumo cuidado me besó y empezó a lavarme, primero con jabón, con sus propias manos lo repartía sobre mi piel, haciendo espuma.

Me enjabonó la espalda, los hombros, los brazos, luego el cuello, el pecho, en el que se detuvo un rato… masajeándolo suavemente.

Después mi estómago, vientre, mi trasero, mi sexo, por fuera, por dentro, con sus manos, y luego las piernas de arriba abajo, arrodillado frente a mi.

Ni que decir tiene que yo estaba de nuevo cachondísima, fue una de las experiencias más eróticas que he vivido nunca.

Por último me enjabonó el pelo y me enjuagó con la ducha y con sus manos.

Después me envolvió en una toalla y me besó, primero dulcemente, aunque la dulzura entre nosotros duraba bien poquito, ya que la pasión siempre nos ha vencido.

Comenzamos a entrelazar nuestras lenguas, a abrazarnos fuertemente, y sin pensarlo, nos volvimos a arrancar casi literalmente las toallas del cuerpo… aún mojados, me sentó en la encimera del lavabo, su polla estaba ya dura y lista para trabajar, y mi coño húmedo deseando recibirla de nuevo… mordiéndome los pezones, colocó su pistola en mi entrada y apretó el gatillo…

-Esta vez, ya que sabes que te cabe, voy a hacerte sentir realmente lo que puedo hacer con mi polla- me dijo al oído, con voz entrecortada. Yo grité un poco cuando me la metió de golpe, no me esperaba esa velocidad…

Me sujetó por las rodillas y me levantó de manera que estaba sólo apoyada por mis manos en la encimera, con el resto del cuerpo flotando en el aire. –Me gusta tenerte a mi merced- Y yo lo estaba, en esa posición, no podía moverme demasiado.

Me encajó en su polla varias veces de golpe, me separaba lentamente, moviéndome de arriba abajo lentamente… luego volvía a clavármela casi violentamente, mientras apretaba sus dientes.

Puso mis piernas sobre sus hombros, liberó sus manos, y sin sacar la tranca de mi coño, empezó a acariciar y presionar mi clítoris, a la vez que me follaba, me bombeaba, fuertemente…

Yo notaba cada milímetro de su polla moverse dentro de mi, cada milímetro que entraba o salía, cada vena, cada rugosidad, notaba cómo me abría, mantenía mi elástica entrada en tensión casi extrema…

Mis tetas casi me rebotaban en la cara a cada empuje, ya que cada vez me levantaba más, una y otra vez, una y otra vez…

Mis brazos flaqueaban cuando empecé a sentir sus dedos en mi clítoris duro como una piedra, caliente y muy sensible… apoyé mis codos, por miedo a caerme.

Me corrí dos veces casi seguidas, debido a sus caricias y a su penetración…

Casi sin respiración, le pedí que me llevara a la cama…Metió su polla en mi coño y me cogió en brazos. Yo rodeé con mis piernas su cintura y me llevó hacia la cama sin sacar su polla y follándome a cada paso… mientras andaba. Me tumbó de espaldas y me levantó el culo…

-Ahora sí que vas a saber para qué sirve una tranca como esta… No te muevas..

– Yo no entendía en ese momento que es lo que iba a hacer, acariciaba mi coño, mi clítoris, con sus dedos, hacía maravillas, yo estaba boca abajo y no veía nada, con los ojos cerrados me limitaba a disfrutar, a gemir y a correrme… Metió uno de sus dedos en mi ano, cosa que no me importó, era parte del juego…

Cogía flujo de mi coño y humedecía mi culo, iba jugando con él, lo abría cada vez un poco más…

Se acercó a mi oído, me dijo -vamos a jugar- y me ató las manos al cabecero de la cama con un pañuelo de seda… luego siguió jugando un rato en mi culo con sus dedos, uno, dos tres dedos…. Yo sentía un placer extraño y nuevo para mi. Era la primera vez que me metían algo en el culo. Empecé a pensar que me iba a meter la polla y me asusté..

–No irás a follarme por ahí, no? Es demasiado grande, es la primera vez…

– no me dijo nada, sentí un gel frío caer por la raja de mi culo, sus dedos entrando y saliendo de mi agujero y de repente me dijo:

-Relájate… vamos, relaja ese culito… con sus dedos dentro, notaba mi tensión, lo abría, con dos dedos rodeaba el círculo, y repartía el lubricante… de repente noté su polla en la entrada, algo más suave y redondo, y sobre todo, más grande…me dije, abre tu culo, bonita, o te lo abren…

Cogí aire y lo relajé lo que pude, abrí mi culo, se lo ofrecí, y cuando él lo notó en la punta de su polla, vio la luz verde para entrar, empezó a empujar…

Oh Diossss, cómo me abría el culo… me retorcía, pero Fernando me sujetaba y me atraía hacia sí, clavándome sus gruesos 21 cm de carne dura y palpitante en mi intestino, con toda lentitud al principio, con toda intensidad y fuerza cuando a los cuatro o cinco empujes, mi culo se adaptó a su polla. Yo sentí dolor, pero el placer le ganaba la partida, estaba sintiendo cosas que no había sentido nunca, ser follada así, con esa seguridad y maestría…

Sintiéndome atada, a su completa merced, desvirgada por mi culo, disfrutando mientras sus manos me hacían correrme de nuevo presionando mi coño sentía arder mi ano, como si me estuvieran empotrando un bate de béisbol me sentía hueca por dentro y llena como nunca a cada empuje.

Sus huevos rebotaban con mi coño, Cada vez más rápido, más fuerte. Entre gemidos y resoplidos, Fernando murmuraba:

– Que culo, mmmmmmm me gusta, aaaah, es tan estrecho que hasta me duele ugggghhhh, que buen polvo, diossssssssssssss, mueve ese culo, aprieta mi polla cuando esté dentro, mueve ese culo…. Ooooooooooh, muévelo….

Voy a reventar… AAAAAAAhh- y noté cómo se venía en mi interior, follándome a golpecitos cortos, muy rápidos, con las convulsiones típicas de una eyaculación gigante…

-Aquí está su cóctel, señora, Está usted bien?-

-Cómo? Por que lo dice?-

-Tenía los ojos cerrados –

-Ah si, bien, estoy algo cansada…-

El camarero me miraba ahora directamente, algo había cambiado en él.

-Este es el cóctel especialmente lo he preparado para usted- lleva canela, tequila, lima y fruta de la pasión- Se inclinó un poco sobre la mesa… -Descanso en unos 10 minutos, tengo la comida en el almacén, la puerta de al lado del servicio de señoras..- y se fue a la barra de nuevo.

-Que descarado,- Cómo se atreve, el niñato, que cree que soy, una puta? Bueno, la verdad, no voy a hacerme ahora la estrecha, el chaval no está mal y llevo provocándolo un rato, y ya que Fernando no va a venir, y que después de acordarme de él me he puesto muy cachonda, tampoco estaría mal un polvo rápido, aunque sea con un desconocido en su hora del bocadillo…

Pero qué digo, no puede ser que me deje follar así como así, se va a enterar este..

Cogí mi bolso y me dirigí al servicio de señoras para ponerle los puntos sobre las íes.

Abrí la puerta que me indicó y había unas escaleras que bajaban a un sótano. El chico me estaba esperando, tomándose una coca cola…

-Pero tú qué te has creído?- le dije. Sonreía.. se acercó y me dio la vuelta, me echó sobre la mesa, me sujetaba por las manos en la espalda. Yo me resistía, pero tenía mucha fuerza… me subió la falda y dejó al descubierto mi culo, con mi tanga. –Mira esto, Samuel- -Qué? Hay más gente?- grité. Si, guapa, somos dos, dos pollas sólo para ti… jejejeje-

-Dejadme en paz, quiero irme de aquí ahora mismo- -De eso nada, para eso llevas toda la noche mirándome el paquete, zorra. Ahora te vas a ir, pero folladita, mojada y llena de leche- Intenté sollozar, gritar, pero en ese agujero nadie me oiría…

Me notaba cada vez más débil, más desesperada… Queremos que te resistas, así nos excitas más, zorra. El tal Samuel me agarró la cabeza y me puso la polla en la boca, mientras me sujetaba por el pelo, me la metió entera, chupa puta, chúpala o te arranco el pelo.

Yo tuve que chupársela casi ahogándome porque también la tenía bastante grande. Mientras, el camarero me acariciaba el coño. Mira, Samuel, está empapada, esta putona está disfrutando.

Yo estaba empapada de haberme acordado del primer polvo con Fernando… Eso minimizó los daños, porque estaba muy lubricada..

–Está dispuesta para follármela-me arrancó la camiseta y el sujetador.

Dejó mi falda remangada hasta la cintura y me folló el coño por detrás, yo no podía ni chillar, porque tenía la polla del otro en la boca. Me folló salvajemente, durante unos minutos y después se cambió con Samuel.

Samuel prefirió abrirme el culo mientras el camarero ponía su capullo en mi boca.

Al final salí de allí folladísima, y les dije a los chavales que no diría nada si se comprometían a violarme de vez en cuando… jejejejejeje