Síguenos ahora en Telegram! y también en Twitter!

Tenia que enseñar a mi compañera de oficina lo que su marido no le enseñaba

Debo decir que desde el primer día que entró ella en la oficina, yo le había echado el ojo encima, pero nunca pensé que pudiera suceder lo sucedió entre nosotros.

Yo tengo 24 años y ella 29, casada desde hace dos años.

Yo soy un chico normal, en cambio ella es una mujer que quita el hipo, morena, con ojos negros y cuerpo de gimnasio.

Su culo estaba perfectamente moldeado y unas tetas magnificas.

Además todo ello unido a su simpatía, dulzura y conocimiento por mi parte de que ella era una autentica niña pija, hacía que cada vez más, yo sintiera unas ganas enormes de tirarme sobre ella.

Pero entre nosotros había una buena amistad por eso nunca me decidí a dar el primer paso.

Yo conocía muchas cosas íntimas de su relación, ya que ella me las contaba. Sabía lo que le gustaba. Sabía lo que nunca había hecho.

Sabía que su culito era virgen, y que cada viernes por la noche era penetrada por el gordo de su marido, ningún otro día de la semana ella era penetrada.

Sus relaciones eran muy programadas y muy tradicionales, no había nada para la improvisación.

Ella me decía: “Al final me iré a las misiones, con tanta postura de misionero”.

Y lo que era más fuerte para mí, nunca ella había tenido un orgasmo, nunca había estado con otro hombre que no fuese su marido y nunca le habían comido su chochito.

Yo pensaba que capullo de marido tiene, despreciar tan delicioso manjar.

Yo sabía muchas cosas de ella, sabia cuando su marido estaba de viajes de negocios. Y algún que otro viernes yo le decía: “Hoy es viernes, la agenda está libre, así que ya toca, no?” Ella se sonreía pícaramente y no me decía nada, callaba.

Excepto un día que me dijo: “si ya ves para lo que me dura, ni dos minutos, visto y no visto”. Yo pensé: “Pobrecita niña pija que cuando era soltera sus padres le daban todo y ahora su marido no le da lo que tiene que dar, un buen pollazo para quitarle las tonterías que tiene encima”. Porque una cosa os tengo que decir, ella estaba como una Diosa, pero tenía una tontería encima que no veas, quizás fuese su aire de pija, pero eso a mí me gustaba.

El tiempo pasaba y cada vez estábamos mas unidos, sabía que ella no estaba bien con su marido, incluso yo llegue a enterarme que su marido hincaba la polla en algún que otro chochito durante sus viajes de negocios. Y luego cuando volvía a casa, cansado de haber estado con putas, no aprovechaba tan delicioso cuerpo como era el de su mujer. Digamos que saber todo eso me llevo a ser más abierto con ella.

Pero la historia de lo nuestro empezó casi hace un año, el 6 de diciembre del año pasado, el departamento había cambiado de planta en el edificio, así que había que ordenar y archivar alguna que otra cosa, así que decidimos ofrecernos nosotros para hacerlo.

Empezamos alrededor de las 11 de la mañana y estuvimos trabajando hasta las 15 que entonces decidimos ir a comer.

Durante la comida, hablamos de un montón de cosas, ella después del segundo vaso de vino, no paraba de reírse y tontear conmigo, yo pensaba: “ya verás luego zorrilla, como me des la más mínima oportunidad”. Yo después de las dos jarras que nos tomamos, reconozco iba bastante pasadillo de vueltas también, pero ella…..iba como una moto.

Volvimos al trabajo y ya empezaba anochecer hacia bastante frio y puse la calefacción a tope.

A los 5 minutos que calor hacia allí!!! Yo me asaba pero no me podía quitar la camisa porque no llevaba nada más; eso sí, yo no quitaba la calefacción para ver si ella se animaba y se quitaba esa camiseta que llevaba la cual le hacía marcar sus perfectas y enormes tetas.

Nunca la había visto con ropa tan ajustada, realmente tenía una tetas enormes!!! Pero era difícil que se la quitara, ya que yo creía que debajo de aquella camiseta no llevaba nada más, ya que durante la comida me había estado fijando que a Sonia se le estaban marcando todos los pezones y su gran aureola.

Pero ocurrió lo que yo llevaba tanto tiempo esperando, estaba ella curvada, (de pie, con piernas rectas, pero espalda totalmente doblada) poniendo unos papeles en el archivador, y la mire: “Se había quitado la camiseta!!!” tenía las tetas colgando!! Y me dijo: “Marcos hace mucho calor, no sé si es el vino o que es, pero tengo mucho calor”. Yo le dije: “ven un momento que te voy a dar agua”.

Ella vino, entonces la cogí y la tumbe en la mesa encima de la mesa en la que estaba yo. Que tetas que tienes Sonia!! Poniéndome encima de ella empecé a chupárselas, pasando la lengua muy lentamente alrededor de sus pezoncillos, los cuales cada vez se ponían más rojillos y más duros. Se los chupaba, se los mordía cuidadosamente y ella ponía una cara que parecía que se moría de gusto.

Entonces le dije: “te voy hacer una cosa que jamás nadie te ha hecho”, e inmediatamente le quite los pantalones que llevaba, y cuál fue mi sorpresa debajo de aquellos pantalones no llevaba bragas.

Eso hizo encenderme, la muy zorra había venido a la oficina a provocarme, a que la follará. Yo le dije: “Te vas a enterar zorra” le empecé a comer toda su concha humedecida.

Pareció gustarle, ella se deshacía, parecía que tenía un grifo, nunca había visto una concha tan mojada. Le chupé todo, sus labios la folle con mi lengua, ella curvaba todo su cuerpo sobre la mesa y gemía. Yo jugaba con mi lengua con su bolita y cuando yo hacia la intención de apartarme ella me cogía la cabeza para que no la sacara de su tesoro, sinceramente nunca había visto tanta necesidad de que alguien hiciera lo que yo estaba haciendo.

Yo estaba calentísimo, y aquel día tenía a Sonia a mi disposición, la tenía totalmente abierta para mí. Lo había estado deseando durante meses. Así que después de quitarme los pantalones, le puse la punta de mi capullo en la entrada su chochito (entraba sin empujar, pero la deje fuera).

Yo estaba de pie y ella tumbada sobre la mesa con una pierna por el lado derecho de mi cabeza y la otra por el izquierdo, así que con una simple enculada introduje toda mi pija dentro de aquel chocho pijo chorreante.

Estuvimos un rato en aquella posición, ella gemía, y gritaba me estaban volviendo loco aquellos grititos de niña pija. Yo quería que aquella niña pija disfrutara de todo lo que es el sexo. Le saque mi verga, me senté en la silla e hice que arrodillara en el suelo, le dije “chúpame la polla”.

Ella al principio se hizo la remolona y no quería. Me decía que eso nunca lo había hecho, que le daba un poquito de asco, yo le cogí la cabeza y le ofrecido mi tiesa verga, ella accedió. Empezó a darme lengüetazos y yo le dije: “hazlo como cuando chupas los chupa-chups”. Joder!!!!! No sé porque le dije eso, se volvió como loca, empezó con una mano a hacerme una paja, mientras con la boca me chupaba las pelotas, luego se introdujo mi erecta polla dentro de su boca, iba a estallarme, que chupada más buena!! , mi esperma empieza a salir por la punta del capullo, dentro de aquella boquita.

Yo no quería acabar todavía, quería que siguiera disfrutando de todas las posibles posturas. Quería tenerla a mis pies, quería tenerla a cuatro patas, en el fondo bajo la imagen de niña pija era una zorrona, había venido sin ropa interior.

La cogí del pelo y le hice que se apartara de mi verga. La volví a poner tumbada en la mesa y la volví a penetrar vaginalmente. Que delicia! Que cosa más rica, mis pelotas chocando contra ella. Hacia un ruido como ploff, ploff, ploff. Ella se reía le gustaba.

Yo iba a explotar, entonces ella empezó a gritar: Marcos, Marcos que me voy, ahh ahh. Lo cual hizo que yo me corriera dentro de aquel mojado chocho, nos quedamos un rato empalmados en aquella posición, yo notaba palpitar mi polla dentro de ella. Y yo no había visto ni una gota de semen salir del interior de ella.

Cuando empecé a notar que mi erección empieza a disminuir saque mi verga de su tesoro, entonces fue cuando vi salir una mezcla de semen con flujos de su interior. Habíamos llegado al orgasmo los dos a la vez.

Según dijo ella, en una hora le había disfrutado más que con su marido en tres años. A mí eso me dio igual, sencillamente yo había conseguido disfrutar de mi esplendida compañera.

Aun hoy, un año después de aquel encuentro, nos reunimos de tanto en tanto para seguir explorando nuevos rincones. Pero eso ya os los explicaré otro día.

¿Qué te ha parecido el relato?


Descubre más desde relatos.cam

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo