Hola soy un chaval de 18 años y vivo con mi madre y mi hermano en un pueblo cerca de la ciudad.

El año pasado hice mi último año de colegio, las notas no fueron malas así que en el verano no tuve que estudiar nada. 

El colegio estaba a unos 20 kilómetros de mi casa así que todos los días cogía el autobús.

Las clases no me gustaban mucho y en muchas de ellas pensaba en el día en el que hiciera por primera vez el amor. 

Cuando cumplí los 17 años todavía nunca había hecho el amor y ganas no me faltaban. En mi clase había chicas guapas y muchas veces me masturbe pensando en ellas pero mi timidez nunca me permitió tener relaciones con ninguna.

Todos los días eran iguales, en clase me aburría y luego el autobús era peor. En nuestro autobús venia mucha gente así que en lugar de ir un alumno por asiento muchas veces tenían que ir dos.

Yo solía sentarme en el último asiento ya que como suele pasar los mayores siempre se van atrás, así que normalmente podía ir solo.

Hubo un día en el que el autobús venia más lleno de la cuenta y todos los asientos tuvieron que ser para dos. 

Encima de mí se sentó Aida, una chica de 15 años, era bastante pequeña así que no pesaba mucho. Al principio el llevar alguien encima me fastidiaba pero todo cambio cuando me fije en el cuerpazo que Aida tenía y aún tiene. 

Mi pene rozaba con su culo y mi erección era total, dudo que ella no se enterara porque mi pantalón tenía un bulto muy visible. Cuando llevábamos la mitad del recorrido empezó a mover su culo arriba y abajo, no tarde mucho en correrme y cada vez me excitaba más. 

Cuando la gente comenzó a bajar del autobús, ella y yo nos quedamos solos en la parte de atrás, ella se sentó en el asiento de al lado, me bajo la bragueta y empezó a chupármela, era imposible que alguien nos viera porque los asientos nos tapaban. Introdujo mi polla entera en su boca y me hizo la primera mamada de mi vida. Estuvo chupándomela hasta que se tuvo que bajar. Fue una mamada genial y cuando llegue a casa me masturbe pensando en ella.

A partir de aquel día mis viajes en autobús cambiaron radicalmente. Cierto es que nunca me había fijado en esta chica pero a partir de aquel día cada vez que la veía en las clases no aguantaba la tentación de correrme y para más colmo si ella me veía a mí me hacía un gesto chupándose los labios, este gesto me excitaba muchísimo. 

A la semana siguiente Aida se sentó otra vez junto a mí y cuando los demás se bajaron me la volvió a chupar, sus labios dejaban su saliva en mi polla y la volvía a chupar. Pero ese día iba a pasar algo muy especial, Aida saco un condón del bolso y me pidió que me lo pusiera, yo me lo puse y mi sorpresa fue cuando se bajó los pantalones y me pidió que se la metiera por el culo. Al principio yo me corte un poco pero cuando vi su culo ante mi yo me aguante y se la metí, dirigí mi polla lentamente a su culo y ella botaba como una loca. Se movía tanto que más de una vez me quito el condón y a punto estuvo de romperlo. El viaje era largo así que nos lo pasábamos muy bien. Cada día nos lo pasábamos mejor pero lo cierto es que el autobús no era muy cómodo.

Un día Aida se trajo consigo a una amiga así que ese día pensé que no habría mamada, pero quede sorprendido cuando se acercó a mí y como siempre me bajo la bragueta y empezó a chupármela delante de su amiga, su amiga estaba muy excitada y empezó a masturbarse, cuando se cansó de la mamada llamo a su amiga y le propuso chupármela a lo que ella no puso pega, yo tampoco por supuesto. Su amiga era Diana y no estaba también como Aida pero no me importaba, la chupaba divinamente.

Ese día Aida me propuso ir a su casa y yo acepte ya que mi madre no volvía de trabajar hasta muy tarde.

Al llegar a su casa su madre les estaba esperando por lo que yo espere a que se fuera, no tardo mucho así que pude entrar. Nada más entrar Aida saco una caja de preservativos, me los dio ,y me pidió que me follara a Diana, nos fuimos a la habitación, la empuje sobre la cama y comenzó a desnudarla, cuando se quedó en ropa interior ella comenzó a desnudarme a mí, me bajo los calzoncillos y me la chupo, se abrió de piernas y se la metí por el coño, me corrí muchas veces y cada vez era mejor, cuando nos cansamos llego Aida y me dijo que todavía quedaba lo mejor, Aida vestía unos pantalones rojos apretados y dejaban ver su magnífico culo. Ella se acercó a mí y después de chupármela se puso sobre la mesa y se la metí por el culo, yo empujaba con mucha fuerza y ella también, hicimos un 69 y pude chuparle su coño. Fue una tarde genial.

A pesar de que solo tenían 15 años las dos tenían unos cuerpazos de infarto en espacial Aida. Este verano acudo a su casa muchas veces y todas lo pasamos muy bien. Y Además cada vez que pasa el tiempo Aida y su amiga tienen el cuerpo más desarrollado.