El mejor viaje de mi vida

Hola, me llamo Laura y tengo 17 años, lo que voy a contar ocurrió hace un año en una excursión que hicimos en el último curso del instituto.

Era una excursión a las Canarias de 5 días, íbamos todos los del último curso y dos profesores, uno era el de música, tenía unos 27 años y estaba de bastante buen ver.

Yo ya le había echado el ojo mucho tiempo antes, lo que ocurre es que nunca pude quedarme a solas con él ni tuve oportunidad de intentar seducirlo.

Yo notaba que él se excitaba cuando yo me lo proponía, conseguí empalmarlo un par de veces en tutoría, y estaba segura de que iba a caer en ese viaje.

Nada más subir al avión yo me puse a su lado, era un vuelo nocturno y cuando la mayoría de mis compañeros y el otro profesor dormían me acerqué a él y le susurré al oído:

– Voy al baño, deberías venir.

Mientras le acariciaba el paquete por encima de los vaqueros.

Yo había bebido bastante champán y por eso me atreví a hacer eso, sino de ningún modo se me habría ocurrido.

Llegué a los minibaños que tienen los aviones y entré en uno que quedaba dentro de su campo de visión para que supiera en cuál me metía.

No pasaron ni dos minutos, (lo justo para que me quitase las medias y las guardara en mi bolso y me desabrochara los primeros botones del escote) cuando llamaron a la puerta, yo dije en voz baja:

¿Luis?

Si.

Entró y yo me senté en el W.C. (obviamente éste tenía la tapa bajada ) y él en cuanto me vió allí, con mis pechos de una 95 saliéndose de la camisa y la minifalda plisada dejando entrever unas braguitas negras a conjunto con el sujetador se abalanzó sobre mí y comenzó a besarme.

Yo cerré con mi sandalia de tacón el pestillo del servicio y le devolví el abrazo, entonces se separó de mí y yo me abalancé sobre su pantalón, se lo bajé hasta los tobillos y le quité la camisa con una urgencia que a mi misma me sorprendió.

Después comencé a chupar y tragarme esa enorme verga, él ya gemía como un loco y estaba a punto de correrse, entonces paré y le dije que quería ver sus habilidades con la lengua.

Entonces se arrodilló y me sentó otra vez en el w.c. delante de mí tenía un espejo en el que me veía envuelta en sudor, con las piernas abiertas de par en par y con la cabeza de mi profesor entre mis piernas, en ese instante me arrancó la braguita y la besó, me dijo que se la iba a quedar como premio.

Comenzó a meter el dedo en mi vagina que estaba a mil y a chupar mi clítoris volviéndome loca, me corrí como una bellaca y a los 5 minutos volvía a estar tan cachonda como al principio, él ya se estaba vistiendo y yo le pregunté:

¿ Cómo es posible que te vayas sin follarme?, ni siquiera te has corrido

Te equivocas- entonces vi todo el suelo salpicado de su leche- mientras te hacía la mamadita.

Bueno, pues yo quiero que me folles.

Estoy demasiado cansado

Eso lo veremos.

Me subí al lavabo y comencé a hacer un stripteasse en toda regla, me quité el sujetador, ( él aún no había visto mis pechos ) y me quedé frente a él totalmente desnuda, me agaché dándole una perfecta visión de mi perfectamente humedecido coño y le saqué otra vez la polla al tiempo que lo pajeaba y lo besaba apasionadamente.

Cuándo lo noté duro de nuevo bajé a su altura, a pesar de que casi no cabíamos, y me puse de culo a él, dame por delante y por detrás, le dije.

Entonces él obediente comenzó a metermela por delante mientras me iba dilatando el ano con los dedos, cuando estaba a punto de correrme me dio por el culo y me lo llenó de su deliciosa leche al tiempo que yo me corría. Fue maravilloso.

Él volvió después al asiento y yo me recompuse como pude, sólo que ahora tenía que ir con la minifalda y sin braguita, pero ya no era la primera vez… nos sentamos de nuevo juntos y a mí me habían dejado sin manta, por lo que subimos el reposabrazos que nos separaba y nos tapamos ambos con la suya, al principio tenía idea de dormir, pero de pronto sentí su mano subiendo por mi muslo y caí en la cuenta de por qué se había quedado con mis bragas, le dije:

Muy astuto cabrón, ahora yo me tengo que correr sin llamar la atención.

Él rió y hizo un gesto como queriendo decir ‘exacto’ con la cabeza.

Comenzó a hurgar en mis entresijos aún húmedos de lo del baño y me hizo llegar al clímax más contenido de mi vida, me hice sangre en un labio y me clavé las uñas en los pulgares, pero me lo pasé divino.

Y después hubo cinco días más…