Chancletas al aire
Mi nombre es Florencia, las clases en el colegio recién terminaban , el descontrol por el fin del año, el calor de los primeros días de diciembre, nos recibían con las hormonas en revolución y nuestros cuerpos formados con ganas en la piel en ese momento teníamos diecisiete años, solamente Clara, la más baja en estatura de todas 1,65 una morocha de pelo largo renegrido, ojos negros saltones, labios carnosos que se lo pintaba con un rogué fuerte, había debutado sexualmente con un novio al cual dejo, Antonella, 1,70 pelo castaño claro, ojos marrones, tez blanca con un pequeño tinte moreno, resaltaba entre todas por sus polémicas sobre todo, Marisa de la misma altura que Antonella, Rubia, un poco más baja 1,68, la que tenia más senos que todas unos 93 centímetros, era la que divagaba con todas las fantasías sexuales y yo una simple niña, hija única, con 87 centímetros de busto, con ganas de ser mujer éramos el grupo de toda la vida.
La fiesta de fin de año, termino cuando bailando a la madrugada volvimos a nuestros hogares, las cuatro nos fuimos a dormir a mi casa que quedaba en el centro, a eso de las cinco de la tarde despertamos ante la mirada de mi madre.
Encontrar ropa de sports a las chicas fue tarea de ella, ese Domingo los preparativos del viaje de nuestros padres , coincidía con nuestra visita a la facultad que todas haríamos , nos parecía raro esto de ir a Buenos Aires, solas no para comprar ropa o pasear, sino para anotarnos en la facultad , como en muchas cosas posteriores, fuimos en grupo a la facultad de Medicina, todas pararíamos en el departamento del padre de Clara, pagaríamos los gastos en común y viviríamos por lo menos seis años juntas.
Una nueva vida comenzó, nuestros padres se fueron de viaje a USA y nosotras nos instalamos en ese hermoso departamento en barrio Norte, a metros de la Avenida Pueyrredón, no nos extraño las directas de los chicos en la Facu, las invitaciones, Antonella fue la que nos informo de un grupo de chicos , mismo número (4), los vagos eran de Buenos Aires, del barrio de Caballito, nos parecieron príncipes, las parejas se fueron formando a mi me toco o elegí a Carlos, un chico agradable de buena conversación, que nos invito a bailar el Sábado a todas a una confitería de unos amigotes en Recoleta, en común acuerdo aceptamos la invitación, intercambiamos los teléfonos y nos fuimos a nuestra ciudad .
Todas de acuerdo a regresar el Sábado, cosa que hicimos por la mañana para prepararnos, una prima de Antonella nos informo la moda del boliche y la primer llamada coordino la hora de que nos pasaban a buscar. El baile, la obscuridad , el champagne y las ganas hicieron que comenzara nuestra nueva vida.
Nos separamos en dos autos, todas desinhibidas por la burbujas de alcohol en nuestro cuerpos , bajamos contentas en una casa , fue Antonella la primera que le manoteo el pene a uno del grupo, pidiéndole sexo, !sexo con ganas ! gritaba, las cosas se fueron sucediendo, como en un sueño, encontrarme desnuda frente a Carlos, me pareció natural y hermoso, no podía entender como deseaba que me penetrara, no solo él, sino cualquiera, tome su falo y lo empecé a mamar desesperada, el se dejaba hacer, no se quién fue que por detrás introducía sus dedos provocando flujos en mi vagina, hasta sentir en mi cueva ese contacto inolvidable de apoyarse sobre la raja y entrar, pude analizar la posición días después, Carlos sentado sobre un bar , apoyando mi cuerpo sobre el mismo y uno de los otros, me desvirgo sin contemplaciones, mientras mamé hasta recibir esa leche y sentir que me gustaba, ver a las chicas sobre sillones , Antonella cabalgando como una veterana sobre un silla, con un chico que ni siquiera era del grupo con el que salimos.
Algo más que alcohol se sentía en mi sangre, puesto que Carlos se sentó en un taburete y lo monte como si toda la vida lo hubiese hecho, el amanecer nos encontró en un tren de sexo, sobre el piso alfombrado cada uno se conectaba con el anterior, Carlos era mamado por mi, mientras José (el que no era del grupo) me penetraba por debajo de mis cachas, Antonella lo mamaba, mientras Antonio le hacia el felación, Clara lo mamaba y era penetrada analmente por Mariano que era mamado, por Marisa.
Mi mente se ilumino, !Era cocaína!, cuando se los grite, fue Antonella la que decía que no importaba, mientras , sangre del desvirgamiento de todas menos Clara, que también, gritaba eufórica del goce.
Los chicos negaron todo, solo decían que era champagne y las ganas de todos de jugar fuerte, nos fuimos ordenando, no pude contar las veces que fui penetrada y las chicas tampoco, estaba dolorida por el esfuerzo, al llegar al departamento, nos dimos cuenta que esa noche habíamos adquirido, metros de verga y hora éramos lo menos putas.
Fue Carlos quién me ofreció salir por plata con «un amigo», en verdad pensándolo me fui dando cuenta que por lo menos para él era una chica fácil y que le encantaba el sexo, me llevo a tomar un café e inicie mis primeras clases de prostitución.
Una agenda electrónica fue su regalo, por la noche inolvidable de la primera vez que salimos y por dejar que me manejara, no entendí al principio que quería decir, el me lo aclaro, de cada cliente que el me acercara yo le daría el veinte por ciento y si quisiera salir con lo podría hacer, pero nunca romperle una cita aceptada por mí, si repetía el cliente sin su intervención, igual le daría el veinte por ciento.
Casi dieciocho años, de virgen y pascuerana a novel prostituta mis amigas no recibieron invitación alguna de sus amigos, solo le ofrecieron salir para jugar nuevamente, recién entendí, cuando Carlos me dijo que las manejara yo, cuando algún cliente le pidiera una amiga, el estaría agradecido con un diez por ciento.
El primer cliente fue un tal, Pepe, hombre de unos cuarenta años, utilizamos un hotel céntrico de cuatro estrellas que Carlos, registro a su nombre y Sra. encontrarme en la habitación con él fue un paso terrible, en verdad hecho, creo que hice todo bien.
Le pedí el dinero pactado unos doscientos cincuenta dólares, lo puse en cajón del ropero, lo desnudé imaginándome un cuerpo perfecto, tome su falo acariciándolo para que levantara, al estar erecto me acosté abriendo bien las piernas, su falo penetro en un momento sin preservativos, acabo volcando su cuerpo sobre mí, si las prostitutas tienen que medir para no acabar, este no me hizo ni siquiera calentar, solo me preocupe por no usar forro.
Me duche y recibí una llamada, era Carlos indicándome, la llegada de otro cliente, era un señor de unos cincuenta años, que le gustaba que le dijera NANI, lo recibí con la salida de baño, totalmente desnuda, lo desnude a igual que el primero, su falo era enorme, al ponerse erecto, no pude dejar de pedirle que lo hiciera despacio , ahí me acorde de la crema que me dio Carlos, rápidamente endulce mis labios vaginales, fue el quién se puso el preservativo con lubricante, casi al instante me invadió esas ganas de esa noche, abrí mis piernas, el NANI, apoyo su máquina, la cual penetro con todo su poder , el goce me superaba, no sentí dolor, si placer, acabe como nunca soñé, si hubiese querido quedarse haciendo el amor, no lo dejaría ir para gozar y gozar, fui yo la que le pidió su dirección, me dio su celular, primera anotación NANI .
Me extraño mi calentura, lo único que había cambiado era la crema, un tercer cliente , este, joven 30 años, un ejecutivo bancario al cual lo sorprendí, sin perder la compostura para cobrar, lo desnude y mame como mi amante más querido, el me llevó a cabalgarlo, otra vez se incrementó mi fuego en la sangre con la crema. Acabe una y otra vez , el me pidió mi teléfono.
Carlos vino dando por terminado el día, lo bese y se dejo seducir, fue para mi un premio que me penetrara , al acabar satisfecha, me abofeteo, insultando, recriminándome por no cuidar el cuerpo, le pedí perdón, esa noche fue un escalón más en la degradación de las cuatro, pero fue mi escalón, el que usaron mis amigas, para los mismos juegos, la misma crema que Carlos me daba.
Un problema de incontinencia me llevo al ginecólogo a los seis meses de iniciada mi carrera , el sabia que esa vagina era la de una puta, pero muy prudentemente, me preguntó que cremas vaginales usaba, como llevo siempre un pote, tiene marca, el me puso un poco en mi cueva y el clítoris tal cual yo le indique que hacía , casi al instante, le pedía por favor que me penetrara, tome el falo del médico , un hombre joven, me pare y lo desnude me puso nuevamente en el sillón y calmo mi calentura, con un entre y saca al cual goce como esa noche la primer orgía, sonriendo me pidió que le dejará el pote, en verdad fue un buen coito.
La llamada de la secretaría en mi teléfono móvil, me encontró cerca de su consultorio con ganas fui a su encuentro.
!Esto tiene cocaína! por eso la incontinencia y por eso el efecto, fueron sus palabras.
La noticia me complico, compre la crema en una farmacia (sin cocaína ) y me fui al «trabajo», a la semana recupere mi control sobre mis esfínteres, cada una de nosotras alquila su departamento, tiene su clientela (mucha fija) no hace un año, mantenemos el primer cubil de zorras , libre de clientes a los cuales manejamos con los móviles y las agendas.
La metamorfosis me asombra, el paso del tiempo queda marcado, más en esta vida, le pregunté su edad (24), en verdad parecía una mujer de cuarenta, nos reunimos las cuatro en el departamento (el primero) , recibiendo la visita de unos amigos de nuestra ciudad, mire mi cara en el espejo, ya era una veterana igual imagen surgían de mis amigas.
Los chicos parecían imberbes, no sabían nada sobre nuestra nueva vida, fue Clara, la que se llevo su exnovio a la pieza, violándolo directamente, las fantasías de pueblo surgieron en las manos deseosas de aventuras soñadas, la sorpresa del niño frente a mí cuando le tome la mano apoyándola en mi seno sin corpiño, dio paso a que todas, los iniciáramos en esto de coger putas.
Uno a uno aparecíamos desnudos en escena, solamente tuvimos cuidados de no intercambiar, por eso dejar en sus mentes , que eran únicos, cada una de las cosas aprendidas para dar goce, penetraban en sus sueños irrealizables , transformados en realidades.
A dos años de esa fiesta, nuestras charlas no dejan pasar que es necesario para nosotras tener alguien que crea que todavía no pasamos esa línea tan sutil, entre cobrar (prostituta) y gratis (simplemente putas), pese a gozar en cualquiera de los lados.
Todavía no tengo ganas de dejar , mientras estudiamos , me encanta gozar y cobrar , igual que a mis amigas.