Capítulo 2
Mi historia II
Cuando me acosté en el sofá-cama, Gustavo seguía dormido, pero yo no podía conciliar el sueño, no solo por lo sucedido con su hermana, sino por la extraña actitud de su madre, que al darse cuenta que la había visto, salió despavorida, como si tuviese algo que esconder.
A la mañana siguiente, Dolores estaba terriblemente atenta conmigo, algo que me extrañó, pero que decidí no darle mayor importancia a tenor del comportamiento extraño de las mujeres de la familia.
De pronto Dolores me preguntó que si no tendría que llamar a mis padres pues hacía tiempo que no lo había hecho. Contesté que sí, y pregunte a Loli si me acompañaba al centro de la localidad costera donde nos encontrábamos, que era donde había locutorios. Ella me dijo que no, que quería ir a la playa a ver si conocía a gente de su edad, que se empezaba a aburrir con nosotros. No salía de mi asombro, yo esperaba salir con ella o algo así después de lo de la noche anterior, pero era evidente que ella no.
Yo te acompaño, me apetece ir de compras al centro, ¿te vienes Gustavo?, dijo Dolores. Ni loco voy contigo de compras, le contestó su hijo, que te sea leve Fernando, yo me quedo aquí.
Cuando íbamos hacía el centro dando un paseo, estábamos ambos muy callados, como esperando que el otro diera un explicación de lo que pasó la noche anterior. Cuando me disponía a hablar, ella me dijo, siento mucho lo de anoche, os vi y no pude evitar masturbarme mientras os miraba, se que es una depravación, pero mi marido últimamente no me hace mucho caso y yo voy un poco quemada (ahora comprendí lo de la huida, ¡ella pensaba que yo la había visto masturbarse!). Yo también siento haber hecho eso en tu casa, es una desconsideración por mi parte, le dije yo. No te preocupes por eso, continuaba hablándome ahora más tranquila, es natural a vuestra edad las hormonas, ya se sabe, pero ten cuidado no vayas a dejar Loli embarazada o algo así.
No tienes que tener cuidado con eso, anoche no llegamos a hacerlo, y por lo visto hoy, no creo que lo nuestro pase de lo de anoche. ¿Y porqué no lo hicisteis?, me preguntó con una curiosidad desmedida a mi entender, entonces le contesté algo avergonzado que su hija se había asustado al vérmela y no me dejó. Esta hija mía es gilipollas, dijo casi gritando Dolores, coge una buena polla y la deja escapar, si yo tuviera su edad a buenas horas te ibas a librar. En fin, peor para ella.
Después de hablar con mis padres, y decirme que me quedase todo el tiempo que los padres de Gustavo me aguantasen, me reuní con Dolores y me dijo de ir de compras.
Me llevó a varias tiendas de ropa, se probaba vestidos muy cortos y escotados, y me preguntaba como le quedaban, yo a casi todos le decía que muy bien, pues me estaba poniendo a cien con el espectáculo, pero el colmo fue al pasar por un sex-shop, que me dijo, ven, vamos a entrar, seguro que te dejan entrar y a estas alturas no creo que te asustes, además quiero comprarme algo muy sexy para ver si mi marido me mira mañana por la noche cuando venga.
Preguntó por ropa interior sexy, y el dependiente nos estuvo enseñando varias prendas, o mejor dicho, me las estuvo enseñando, porque dio por sentado que teníamos algo. Ella se dio cuenta y le pareció divertido, le pregunto si se podía probar alguno, a lo que el dependiente contestó que no tenían un sitio apropiado, pero que si quería, podía probarse en las cabinas. Ella dijo, estupendo, vamos cariño y me giñó un ojo.
Yo después de lo de la noche anterior y de la conversación de hacía un rato no me sorprendía por nada, pero esto era la ostia.
Entré con ella en la cabina, donde había una televisión con una película porno, ella no le hizo ningún caso a la película, y se desnudó sin más.
Yo entre la película y la situación estaba algo incomodo, pero al darme cuenta de que ella se había desnudado y se estaba probando la ropa interior, la que estaba ahora incomoda era mi polla.
Ella me miró y me preguntó si me gustaba, yo no podía dejar de mirar esas preciosas tetas dentro de el minúsculo sujetador, que además de ser una talla menor, y hacerle el pecho aún mayor era casi transparente y se le veían claramente los pezones.
Pero el tanga era peor, yo no sabía de que tejido estaba hecho pero los pelos de su coño salían de la telita, y formaban uno, lo de la parte trasera es mejor dejarlo, porque allí había poco conjunto que ver, solo un soberbio y precioso culo, el culo que tanta erecciones me había proporcionado desde que la conocía y al que tantas pajas había dedicado.
Estaba absorto en mis pensamientos sobre su cuerpo, cuando Dolores me dijo, no hace falta que me contestes, ella ya me ha contestado.
Me miré la entrepierna y tenia un bulto escandaloso. Lo siento, balbuceé.
A mi si que me gustaría sentirlo, me contesto sonriendo, diciéndome, anda me voy a salir y quédate aquí para aliviarte eso que así no puedes ir por la calle. Vaya! otra calientapollas como su hija, pensé, y me la machaqué furiosamente mientras veía el porno del televisor.
Al salir no estaba en el establecimiento, la busqué fuera, y me estaba esperando.
No te he esperado dentro porque el dependiente se ha puesto algo impertinente, y me ha dicho que si no me habías dejado satisfecha, el podía ayudarme. Pero has comprado algo, pregunté, algo, contestó ella.
Al llegar al apartamento rezaba para que no hubiese nadie, para intentar algo con ella, pero estaba Gustavo. Por la tarde estuvimos Gustavo, su madre y yo en la playa, Loli se había enrollado con un tipo y se habían ido a dar una vuelta.
Al atardecer nos fuimos al apartamento nos duchamos y Gustavo preguntó si salíamos, su madre le dijo que no y yo me fui con el a tomar unas cervezas.
Gustavo tiene mala bebida y enseguida estaba medio pedo. Nos fuimos al apartamento y allí estaba su madre viendo la tele, al vernos se alegró y como la noche anterior sacó unas cervezas, Gustavo duró dos cervezas más y casi tuvimos que ayudarlo a acostarse, menuda borrachera tenía.
Cuando volvimos a la terraza Dolores me dijo, estoy algo cortada, tu me has visto totalmente desnuda, y yo a ti no. Eso es mentira, le dije, que me dices de anoche. Eso no cuenta, era en penumbra y casi no vi nada, solo se adivinaba. De todas maneras, a mi me pone más ver a una mujer semidesnuda, que desnuda completamente, le contesté.
¿Qué es semidesnuda para ti?, preguntó. Pues como tú estas ahora, le dije ya totalmente lanzado, con una camiseta que se te trasparentan y marcan los pezones, y con un tanga como el que llevas puesto que me he fijado cuando traías las cervezas.
Vaya con Fernando que observador se ha vuelto, dijo. ¿Y eso te pone?. Si la mujer está buena, claro que me pone. ¿Y te parece que esté buena?. A mi no sé lo que me parece, conteste, pero esta desde luego se alegra de verte, le dije tocándome la polla que estaba ya que reventaba.
Eres un bruto, dijo, y se levantó para irse. Coño!, la jodí pensé. Lo siento de verdad, dije lo más rápido que reaccioné, creí que….. Tienes razón, dijo, he ido demasiado lejos con mi curiosidad, es normal que hayas pensado eso….pero si te comportas me gustaría preguntarte algo más, me dijo.
Antes de contestarle me dijo, lo que vi ayer era como a mi me pareció, o no es tan grande. Yo le dije, como me has dicho antes tu no me has visto bien, si quieres te la enseño, satisfaces tu curiosidad, pierdes la incomodidad y todos contentos.
No dejé que contestara, me bajé los pantalones y el slip de una vez y liberé mi polla que estaba totalmente empalmada.
Ella no decía nada, solo se mordía los labios y sus pezones se clavaban en la tela. ¿Satisfecha?, vaya que si lo estaba, pensé.
Ella me dijo, no me extraña que mi hija se asustase, es joven, pero no es para tanto, aunque reconozco que es muy hermosa, y desde luego mayor que ninguna que haya visto, que no he visto muchas. Pero seguro que coge en cualquier vagina. ¿Seguro?, pregunté.
Es que me estas chuleando, me dijo algo enojada. No, es que ayer me quedé algo confundido después de que tu hija me rechazara. Pues puedes estar tranquilo, las mujeres tenemos el coño muy elástico, espera te lo voy a demostrar.
Se levantó y se fue a su cuarto, yo no sabía que hacer, pero en dos minutos apareció con un paquete. Esto es lo que he comprado en el sex-shop esta mañana, si te portas bien y no te pasas, te lo enseño.
Asentí con la cabeza lleno de curiosidad, y sacó del paquete un consolador de 30 cms. (luego lo medimos).
Seguro que me coge todo, he pensado que mejor que esperar a mi marido, me debía buscar a un sustituto.
Yo estaba flipando, pero no se como me salió y le dije. ¿Por favor puedo ver si te coge?. Ella sin decir nada, se levantó la camiseta, se sacó el tanga y empezó a masturbarse, mientras me miraba con cara de guarra y pasaba la lengua por el consolador.
Yo estaba ya que me moría, y cuando ella empezó a meterse el consolador, no pude evitar empezar a tocarme la polla que no había bajado en todo el tiempo que llevaba desnudo.
En un momento dado ella cerro los ojos, concentrándose en el consolador, momento que aproveché para acercarme a ella y tocarle las tetas, eran increíbles, aunque de aspecto no lo parecían, eran tremendamente duras y los pezones eran enormes.
Ella abrió los ojos me sonrió y me dijo, parece que al final te vas a portar mal, bueno, entonces seamos malos los dos.
En ese momento me cogió la polla, y empezó a acariciarla, no tardó mucho en llevársela a la boca, a cuando se la metió, no pude evitar eyacular al verla con los ojos entornados, con el enorme consolador en el coño y con mi polla en esos labios que emanaban sexo.
Ella se lo tragó todo, diciendo que creía que era bueno para el cutis, y que a ella ya le iba haciendo falta.
Volví mi atención al consolador, que lo tenia metido a poco más de la mitad. No te coge entero le dije.
Tienes razón, he perdido, pero para demostrarte que tu pene coge en una vagina, como te prometí, me vas ha follar ahora mismo, me dijo cambiando el tono.
Venga siéntate en esa silla, mi polla estaba aún morcillona, ella me la cogió, se arrodilló y me la empezó a chupar otra vez, no tardé ni diez segundo en ponerme a tono, ella se levantó sin decir nada, se sentó a horcajadas y se clavo mi polla en el coño de un golpe.
Lo tenía chorreando y muy caliente, y yo por fin estaba follando.
Estuvo saltando sobre mi polla durante al menos quince minutos, ya que por mis corridas anteriores iba a tardar en correrme, en el momento que ella se corrió, noté como apretaba su vagina sobre mi polla, mientras me decia al oído, cógeme el culo cabrón que es la mejor polla que me he follado en mi vida.
Yo le cogí el culo, mitad porque quería complacerla, mitad por el tono con que me hablaba, o más bien me ordenaba.
Luego se relajó me beso en la boca con un largo beso y me dijo: Yo no soy así, pero llevo unos días muy caliente y tu me has venido de perlas.
Espero que esto no salga de aquí.
Yo le dije que tranquila y le pregunté si se repetiría.
Ella solo me contestó, me dijiste que te ibas a portar bien, y guiñándome se despidió y se fue a su cuarto.
Continuará…