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Mi historia VI

Mi historia VI

Un par de años después de nuestras aventuras con la amiga y con mi novia, me casé con esta.

Valle, mi mujer, tiene dos hermanos y dos hermanas mayores que ella, Elena, la mayor, rubia, de ojos azules y con grandes pechos, una preciosidad de 35 años y Cristina de 32, esta morena, con un cuerpo precioso, prácticamente calcado al de mi mujer, y también tremendamente guapa.

Yo estaba enamorado de mi mujer, pero cada vez que veía a Cristina se me caía la baba, era como ya he dicho físicamente muy parecida a mi mujer, pero además era muy simpática y abierta.

Mi mujer por entonces tenía mucha confianza con ella y nos llevábamos muy bien, incluso con el capullo de su marido, que es un fantasma pero con el que te puedes tomar unas copas y pasar un rato divertido.

De siempre habíamos salido mucho juntos las dos parejas, pero desde que nos casamos aún más.

Antonio, que así se llamaba mi cuñado, estaba obsesionado por el sexo, (como todos, pensareis), pues no, aun más.

Siempre estaba hablando de mujeres, no perdía la oportunidad de mirarlas sin pudor alguno, y le entraba a todo lo que llevase faldas cuando no estaba su mujer delante.

Esta pareja había tenido dos niñas, y cuando habían tenido la segunda, Antonio no tuvo otra ocurrencia mejor que irse de putas con los amigos para celebrarlo, mientras su esposa estaba en el hospital convaleciente. Como es tan bocazas, su mujer acabó enterándose de todo, y como os podéis imaginar no le hizo mucha gracia. Sin embargo ella no le había dicho nada a el de que lo sabía, pero lo estaba pasando realmente mal.

Pero vayamos a lo que nos ocupa, un fin de semana, como otros muchos en verano, se vinieron con nosotros a la casa de campo. Pero en esta ocasión no venían con las niñas.

Ya he dicho que lo de Antonio era una obsesión, así que os podéis imaginar que lo había visto mirando a mi mujer descaradamente un montón de veces, incluso en alguna ocasión me había preguntado medio en serio, medio en broma que me parecía los intercambios de pareja.

Yo le había dicho que no me gustaba la idea, además de que estaba seguro de que a Valle no le hacía gracia.

Durante el viernes Cristina, estaba muy seria, algo que no es normal en ella, y al acostarnos por la noche en la cama, le pregunté a mi mujer que como he dicho tiene mucha confianza con ella que le ocurría.

Está muy jodida, me dijo, se ha enterado que Antonio estuvo de putas cuando ella estuvo en el hospital con la segunda niña, y no sabe que hacer, dice que le quiere, pero que le ha hecho una guarrada, más teniendo en cuenta que todos los días le deja hacerle el amor (algo de lo que el presumía en público muy a menudo).

Bueno, eso de que le deja, contesté yo, a ella también le gustará.

Pues no se, porque dice que Antonio no pone nada de su parte, que algunas veces lo hacen en el descanso de la película de la tele, sin previos, se la mete, se corre y se levanta.

Además me ha dicho que la tiene muy pequeña, y que entre la monotonía y la poca gracia que tiene Antonio, no se entera de nada. Me ha llegado a decir que como solo ha estado con el, no sabe si ha tenido un orgasmo todavía.

¿Cómo que no lo sabe?. Si no lo sabe ella……

Pues eso, que no lo ha tenido. Y no solo eso, ahora por lo visto está muy pesado con montar un trio con otra chica. En fin que la tiene harta.

Pués la verdad, le dije, ahora que lo dices, a mi me ha insinuado varias veces algo de hacer un intercambio.

¡Será cabrón!, dijo mi mujer, ni de coña.

De pronto empezó a sonreír de manera maliciosa, algo que me da pavor, porque cuando lo hace no trama nada bueno, y me dijo de manera muy cariñosa: Mi vida, si mañana nos sigues el juego a Cristina y a mí, sin hacer preguntas, te prometo que no te arrepentirás.

Y mientras me decía esto sin dejarme tiempo a contestar, empezó a bajar su boca por mi pecho y vientre, hasta llegar a mi entrepierna, y con una gran rapidez, me quitó los bóxer y empezó una fantástica mamada, como queriendo darme a entender que era lo que me esperaría si colaboraba.

Durante todo el día siguiente estuvo Valle coqueteando con Antonio de manera descarada, incluso se puso en top-less y tanga, algo que nunca hacía en la piscina cuando había algún hombre.

Mi cuñado estaba como loco, pasando olímpicamente de su mujer, la que además le había oído como en voz baja, le decía a su marido lo buena que estaba su hermana, y la suerte que yo tenía de tenerla, etc. Yo estaba muy mosqueado, y así se lo hice saber a Valle, la que me dijo, no te preocupes, y sigue el juego.

En fin, me relajé, y no le dí más importancia.

Por la noche después de cenar, empezamos a beber unas copas, y tanto mi mujer, como Cristina, sacaron el tema del sexo de manera insistente. Incluso cuando por algún motivo se cambiaba de tema, ellas volvían a hablar de lo mismo.

Estuvieron todo el rato, que si estaban muy desaprovechadas, que si con lo buenas que estaban que no sabían como estaban solo con un hombre, todo esto entre risas y cachondeo. Yo, que como me había indicado Valle les seguía el juego, les daba caña y les decía que porque no se juntaban un día y se pedían un gigoló, y ellas decían ¿Uno?, al menos uno para cada, y con una buena polla, decía mi mujer divertida, algo que no es muy normal en ella delante de gente.

En esto estaba la noche, cuando en el equipo que teníamos puesto, se acabó el cassette y mi mujer se levantó para cambiarlo, moviendo descaradamente el culo mientras iba. A mi cuñado se le iban los ojos, pues llevaba unos pantalones cortos ajustados de algodón blanco, por los que se le veía perfectamente el tanga.

Valle había puesto una cinta de música suave, de acompañamiento, y cuando volvió de forma más insinuante aún si ello era posible, dijo que quería bailar. Yo que bailo fatal le dije que no me apetecía y ella contestó que a mi quien me había preguntado. Mi cuñado pegó un bote de la silla y sin mirar siquiera ni a su mujer, ni a mí, se fue para mi mujer y empezaron a “bailar”, y lo pongo entre comillas porque mi mujer más que bailar le estaba dando un calentamiento increíble, casi no le dejaba que la cogiera para bailar, y sin embargo se movía como si estuviese haciendo un striptease, y cuando se ponía de espaldas a el, le restregaba descaradamente el culo por el paquete.

Yo no entendía nada, eso no era propio de mi mujer, además sabía que a mi mujer Antonio no le gustaba.

Me estaba empezando a mosquear, y estaba a punto de romper el pacto, cuando mi cuñada se acercó a mi y me dijo al oído mientras me tocaba la polla por encima del pantalón, no seas tonto y no te pongas celoso, sigue el juego…

Esto me dejó perplejo.

Cuando volvieron con nosotros, mi mujer me sonreía pícaramente y mi cuñado tenía la polla que le iba a reventar el pantalón.

Mientras bailaban, Cristina mi cuñada había tirado el cubata de su marido y se lo había vuelto a llenar, pero esta vez muy cargado de ron. Mi cuñado que como los demás ya había bebido bastante, no se dio cuenta, además estaba demasiado ocupado mirando a mi mujer como si nosotros no estuviesemos delante.

Cuando nos acabamos las copas, fui a la cocina a llenar otra vez, y mi mujer me acompañó. Me dijo que le cargase mucho la de Antonio, y yo aproveché para preguntarle que a que jugaba, que me molestaba que se restregase con la polla de otro….. Mi celosillo, me dijo, sigue el juego….

Al acabar estas copas, a Antonio ya se le trababa un poco la lengua y Valle y Cristina empezaron a provocar descaradamente, diciendo que entre el calor y el alcohol se habían puesto cachondas y que les hacía falta una buena polla, que pena que no tengamos al gigoló, dijo mi mujer. Antonio, que como ya he dicho es un fantasma, les dijo con la borrachera: Como que el gigoló, venga Cristina vamos dentro que te voy a enseñar lo que es una buena polla. Mi mujer dijo, pues vaya una gracia, otra vez con la misma, yo quiero cambiar.

Eso era demasiado, pero a Antonio no le disgustó la idea y sonrió ampliamente.

Vamos a hacer una cosa, dijo mi mujer, ya que estamos solos, nadie nos vé, y nadie sabe nada, vamos a cambiar hoy. Cada una que vea lo que tiene la pareja del otro para ofrecer, si le gusta que se lo quede y si no que lo deje, pero vosotros no podéis quejaros si os rechazan, ni poneros celosos. Yo iba a protestar, pero mi mujer me guiñó y Antonio que estaba bastante borracho y muy cachondo dijo: Vale, lo siento Fernando pero después de esto no se si tu mujer querrá nada contigo.

Antonio se fue hacia mi mujer con animo de besarla, y esta dijo: Eh….. nada de besos solo sexo, además nos tenemos que ver unos a otros, y se puso a preparar el salón, quitó la mesita y puso un sofá de tres plazas en frente de un sillón, e hizo que Cristina y yo nos sentaramos en el sofá e hizo sentar a Antonio en el sofá.

Mi mujer empezó a exibirse a Antonio sin dejar que este la tocara, poniendolo realmente cachondo, mientras Cristina no perdía el tiempo y ya me había sacado la polla del pantalón y me la estaba acariciando.

Yo la verdad, no estaba pendiente sino de mi mujer, que nos sabía hasta donde quería llegar, lo que si tenía claro es que no le iba a consentir que…..

De pronto, Cristina se metió mi polla en la boca, y a mi mujer le estaba cogiendo el culo descaradamente Antonio, iba a protestar cuando mi mujer dijo, bueno a ver lo que tenemos aquí, y dándose la vuelta y apartando las manos de Antonio que casi no le había dado tiempo a tocarla, le bajó los pantalones y los slips, y dejó al aire la polla de mi cuñado visiblemente empalmada. La verdad es que esta era realmente pequeña, unos 12 cms, y mi mujer al verla dijo: Vaya una mierda de polla, y yo quería cambiar, para esta mierda me quedo con la de mi marido y se dio media vuelta. Antonio hizo un conato de protestar y mi mujer le soltó: Un trato es un trato, ahora te estas tranquilito, además si con esa pollita quieres tener relaciones fuera del matrimonio, págatelo, que en eso ya tienes experiencia.

Mi cuñado se quedó cortado y callado, y mi mujer mirandome y guiñandome el ojo, le dijo a Cristina: ¿Qué Cristina, te quedas con la que te ha tocado? Y esta sacandose mi polla de la boca dijo: Ni loca desperdicio este pollón, a ver si de una vez me follan bien follada, y se la volvió a meter en la boca.

Yo por fin entendí el plan de mi mujer, aunque no dejaba de sorprenderme que no le importase que me follara a su hermana, después de todo no habia consentido que me tirase a su amiga Clara.

Mi mujer se sentó a mi lado en el sofá, empezó a acariciarme el pecho y a besarme el cuello. En un momento dado, me dijo a oído, ves como te merecía la pena seguirnos la corriente, anda, has que mi hermana tenga un orgasmo, que me da mucha pena que no se haya corrido nunca con 32 años. Luego, miró a su hermana y le dijo, suéltala ya que se la vas a gastar. Además de lo que se trata es que corras tú, no el.

Cristina alzó la cabeza con cara de guarra, con un hilillo de saliva saliendole de la comisura de los labios, y en ese momento fui cosciente de que me la había estado chupando mi cuñada, a la que tanto había deseado.

Mi mujer que seguía diriguiendolo todo dijo; Venga Fernando comele el coño, que quiero que sienta su primer orgasmo. Yo no me hice de rogar, y mi cuñada ya desnuda y con sus piernas abiertas me miraba sonriente. Miré hacía mi cuñado, que estaba atónito, con la polla flacida, y claramente avergonzado.

Le estuve comiendo el coño a mi cuñado un rato, no mucho, ya que esta se corrió muy pronto, expulsando una gran cantidad de flujo. Mi mujer le dijo a su hermana: Venga siéntate encima de su polla, para que sepas lo que es por fin una buena polla, pero hazlo mirando a tu marido, a ver si aprende algo.

Cristina empezó a descender sobre mi polla, dándome la espalda, y cuando empezó e metérsele muy lentamente, la verdad es que parecía virgen de lo estrecho que estaba, empezó a quejarse, diciendo que era muy grande y que le iba a doler. Mi mujer la empujó hacia abajo, diciendo, déjate de tonterías y clávatela, y entre eso y lo mojada que estaba del orgasmo anterior entró por completo hasta el fondo.

Cristina chilló, pero empezó a cabalgar como una posesa y mi mujer que cuando quiere tiene muy mala leche, no paraba de putear a mi cuñado. Mira machote, esto es una polla, no lo tuyo. Mira como está disfrutando tu mujer, y sin pagar. A ver ahora quien es la que no va a querer nada con su marido. Le decía riéndose.

Mi cuñada había tenido ya un orgasmo, y cuando yo estaba a punto de correrme, debió notarlo porque me dijo: no te corras dentro que no tomo nada.

Le saqué la polla a mi cuñada y con el rabo como un palo, miré a mi mujer, y sin que yo le dijese nada dijo: Hombre te has acordado de mi, y quitandose el tanga se puso a cuatro patas y se la metí de un golpe.

Mientras me la follaba, su hermana que seguía sentada a nuestro lado me tocaba lo güevos y le decía a Valle: Gracias hermana, a sido el mejor regalo que me podías hacer, no se como agradecértelo. Yo lanzado, recordé nuestra experiencia con Clara y le dije a Cristina: Si quieres agradecérselo, cómele el coño, que le encanta que se lo hagan mientras se la meto.

Valle protestó y dijo: ¡Oye, que es mi hermana!, pero solo pudo decir eso porque Cristina que estaba que se salía de cachonda, se agachó entre mis piernas y empezó a comerselo. Mi mujer no protestó más y tuvo un gran orgasmo.

Continuará.

Continúa la serie << Mi historia V Mi historia VII >>

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