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Sumisa mujercita III – Final

Sumisa mujercita III – Final

Después de aquel fin de semana nuestras vidas volvieron a su curso normal.

Fran y yo continuábamos manteniendo nuestros encuentros en mi casa.

Con Juan nuestra relación seguía por los mismos derroteros.

De vez en cuando estaba presente en nuestras folladas pero poco más.

Juan cumplió su palabra, cada dia tenia que demostrarle que llevaba las braguitas puestas, comprobaba que tomaba las pastillas, consiguió que hiciese más trabajo de la casa.

Nunca me llamaba por mi nombre e intentaba no poner género a sus frases excepto cuando estábamos a solas que me llamaba su hermanita, la putita cuando estaba mas gracioso y términos así.

Si no habia nadie en casa tenia que vestir como una chica y servirle en todo cuanto quisiera.

Siempre me daba sus slips para que los llevara yo al cubo de la ropa sucia.

Además cuando se masturbaba en su cama me mandaba sigilosamente para que lo limpiara o cambiará sus sábanas.

Entre Juan y Fran me fueron comprando un buen surtido de ropa femenina en general bastante atrevida.

Juan le gustaba más la ropa de colegiala y a Fran las más modernas.

De la ropa interior se encargaba siempre Fran y como podéis imaginar no era nada recatada.

En más de una ocasión al abrir el paquete me he ruborizado.

Los fines de semana íbamos al apartamento de Juan.

Me gustaba mucho ir porque nos comportabamos con más naturalidad.

Solía encontrarme al señor Pedro en las escaleras.

Cuando me encontraba a solas siempre se despedía de mí con un pellizco en el culo o me subía la falda y me daba una palmada.

A mi me seguia dando cierta repulsión recordandole masturbandose, cuando pensaba en él siempre lo recordaba como un viejo babeante.

Después de dos años ya había asumido completamente mi papel.

Espera ansiosa a que viniera Fran e intentaba calentar siempre que podía a Juan.

Hasta que un buen dia todo se me vino abajo.

Fran y yo estábamos follando en la cama de mis padres cuando al abrirse la puerta no apareció Juan sino mi madre.

La situación no daba lugar a equívocos por mucho que yo quisiera explicarle.

Yo llevaba falda y una blusa rosa muy mona que me acababa de regalar, mis bragas en el suelo y el clavándomela mientras yo gemía como una puta.

Cuando se enteró mi padre el cabreo fue monumental.

Me insultó de todas las maneras posibles y me hecho de casa.

Hablaron con los padres de Fran que le montaron de nuevo otro festín impresionante.

A Fran le prohibieron volver a verme, le buscaron novia y tres años más tarde se casó.

El fue mi primer y único amor. Por el escribo estos relatos.

Desde entonces hemos estado solos cuando hemos podido pero no más de 5 o 6 veces en 5 años.

Cuando mi padre me hecho de casa Juan me llevó a su apartamento.

Deje de vestirme como mujer e intente lo mejor que supe volver a mi papel de hombre.

Hasta que al enterarse mi padre le quitó la paga con la que pudimos liquidar al casero.

Juan dejó de venir verme y ya no podía ayudarme.

Así que mi situación era desesperante.

No tenía ni para comer y lo que era peor no sabia que podia hacer.

No encontraba trabajo y el tiempo se me echaba encima.

Pensé que lo mejor era ir a ver a mi padre para que me perdonara y prometerle que nunca más haría algo igual.

Le prometí de rodillas que cambiaría, pero fue inútil.

El estaba muy dolido conmigo y aunque se que me quería su orgullo pudo más.

Se que algun dia me aceptara de nuevo pero ese dia estaba muy lejos.

Volví a mi apartamento hecho un mar de lloros, estaba completamente hundido.

La realidad es que no podía mantenerme ni sabia como, no contaba con recursos y el hambre empezaba a no dejarme vivir.

Al día siguiente Don Pedro vino a cobrar mi alquiler.

Lógicamente me heche a llorar desesperado pidiendo un nuevo aplazamiento.

El ya habia sabido de la historia por mi hermano y gracias a el me había permitido vivir 4 meses sin pagar.

He decir en su favor que en ningún momento intentó aprovecharse de la situación.

Don pedro ya no podía permitirme más meses sin pagar y así me lo hizo saber.

Yo me acabe de hundir.

Mira solo puedo ofrecerte una cosa.

Mi mujer murió hace ya muchos años y en casa necesito una mujer.

Puedes venir a mi casa como mi nueva mujer.

Pero que sepas que respecto al sexo yo no tengo limites.

Si vienes estarás a mi completa disposición.

Tendrás que cuidar de mis nietos que vienen cada 3 meses durante unas semanas, de todas las cosas de casa y claro de mi.

Se que no te gusto pero ahora mismo es lo único que te queda.

Debes saber que si vienes no tienes marcha atrás.

Me dio una semana para pensarlo.

Esperaba que me saliera algo aquella semana pero tampoco tuve suerte.

A la semana me vestí de nuevo con las mejores ropas de chica que me habían regalado, vacíe el apartamento y me presenté en casa de don Pedro.

Llevaba una faldita a cuadros y un top blanco con florecitas.

Me puse unas bragas rosas y un sujetador a juego, sabía que aquella noche iba a ser mi primera noche con don Pedro y quise agradecerselo así.

No tenía dudas de que no habría marcha atrás y que debería satisfacer todos los deseos, que fueron muchos, que a un viejo se le ocurrieran.

Al menos sería de nuevo una mujer plena y no tendría que preocuparme por el dinero.

Cuando abrió la puerta me cogió las maletas y me indico cual era nuestra habitación.

Acomode toda mi ropa y don Pedro me enseñó el piso.

Era un piso muy amplio con muchas habitaciones y una terraza enorme.

Se notaba que allí había mucho dinero, no solo por el piso sino también por los muebles, los electrodomésticos y la decoración.

En la terraza Don pedro tenía un par de pastores alemanes muy bonitos.

Al principio solo me ladraban hasta que con el tiempo se fueron acostumbrando a mi presencia.

Don Pedro me enseñó por último la cocina.

Bueno ya has conocido toda la casa, ahora solo te falta su dueño.

Sabía que aquello llegaría pero nunca dejó de producir repugnancia.

Se desabrocho los pantalones y se sacó su flácida polla.

Me indico que debía chupársela para que se corriera.

Me agache y me la metí en la boca.

Empezó a hincharse hasta llegar a su máximo tamaño.

No pude evitar comparar el tamaño de las pollas de Fran y de Juan.

Esta debía ser como dos veces menos.

Ademas olia fatal como si no se hubiera duchado en una semana.

Me arme de valor y se la chupe como mis amantes me enseñaron.

Don Pedro me sobaba el culo por debajo de la falda.

Con dos chupeteos ya se había corrido.

Me cogió la cabeza para que no la pudiera sacar y me tragara su semen.

Se notaba que le pertenecía y quería dejarlo claro.

A Don Pedro no le gusta que me limpie, así que con su semen en la boca me marche a la cocina para empezar mis labores.

Por la noche mientras recogía la mesa puso un video porno.

Alli salian un hombre mayor y una chiquita joven haciendo las mil y una.

Sin darme cuenta me calente deseando tener una polla en mi interior.

Don pedro me pidió que me acercara a él, me dio un beso en la boca mientras sus manos recorrían de nuevo el culo que ya conocía.

Apartando la tira de la braguita me metia su dedo en mi coño haciéndome gemir.

Hacía mucho tiempo desde la última vez que Fran me la metiera.

El noto mi calentura y aumento la fricción.

Después me metió otro dedo y después otro.

Don pedro me bajó las braguitas para manosearme con mayor facilidad.

Tenía el culo completamente dilatado y mis suspiros iban en aumento.

Dirigí mi mano a su polla, acariciándola por encima de sus pantalones.

Estas muy salidita my putita.

Hoy sabrás lo que trabaja una polla madura.

Ya no aguantaba más, necesitaba una polla en mi culo con urgencia.

Don Pedro sonreía por mis prisas y me decía, tranquila putita tranquila tienes polla para años.

Me ordenó que le quitara la ropa y los slips.

El se acabó de desnudar.

Su cuerpo no había mejorado, tenia barriga , su barriga estaba llena de pelos y ni siquiera tenía facciones que pudieran atraerme, pero tenía lo que yo necesitaba en aquel momento.

Don Pedro me desabrocho la falda dejando que se deslizara hasta el suelo.

Quede desnudo de cintura para abajo.

Mientras me tocaba el pito me decia que tendríamos que cortar aquel pegajo, como lo llamaba el.

Se recostó y me pidió que me subiera encima de él.

Cogí su polla y la lleve a mi orificio. Fui bajando lentamente esperando que mi culo se adaptara a su polla.

Poco a poco fui subiendo y bajando hasta sentirme toda llena de nuevo.

Me movía llena de gozo. Acelere las bajadas y subidas recorriendo toda su polla.

No quería recordar que era aquel sucio vejete el que me follaba, imaginaba que era Fran quien me la metia.

En esas imaginaciones estaba cuando Don pedro se corrio en mi interior.

Lanzó un buen chorro de semen.

Debía hacer mucho que no lo hacía porque duró muy poco, pense yo. En segundos su polla quedó inservible.

Me ordenó que me bajara y que le chupara la polla para limpiarsela.

Se había olvidado de mi placer.

Me dejo peor que al principio, mis ganas de polla eran enormes y no pude satisfacer mi necesidad.

Se lo dije y me trajo un consolador.

Me tumbo a cuatro patas y me insertó el aparato.

No era lo mismo pero me valía. Le dio a un botón y el vibrador se puso en marcha. Lo movía haciendo que me follaba.

Tener una polla de plástico en tu culo no es lo que te imaginabas pero te tendra que valer putita.

Sus movimientos eran cada vez más rápidos, me producía dolor pero me gustaba como sustituto. Al final me corri.

Don Pedro se vistió y me dejo sola en el sofá, el se marcho a la cama donde me esperaba. Me indico que me pusiera el camisón sin bragas y que me acostara.

Se durmió abrazada a mi. Sus pecho lleno de pelos contra mi espalda y su polla entre mis glúteos.

Me costó dormirme pensando que mi vida pasaria junto a un viejo babeante e impotente.

Sería su muñeco de peluche para dormir, su puta para correrse y su mujer para la casa y los amigos.

No me equivoque.

Siempre que me follaba duraba poco más de tres minutos dejándome siempre a medias como si de una simple puta se tratara.

De hecho lo era. Pero por lo menos podía comer.

Me despertaron sus ronquidos, el tenia su mano en mis tetas y su polla seguía entre mis glúteos.

No me había dado permiso para jugar con el consolador y no lo hice aunque me moría de ganas. Se despertó a media tarde.

Yo estaba en la cocina preparando ya la cena.

Se me acercó y levantándome la falda me dio un nuevo cachete.

Me pregunto si me había gustado lo de anoche. Y yo le conteste un si, todavía no se porque.

No mientas zorrita, se que tu coño necesita una verga mas dura pero no te preocupes que la tendrás.

Respecto a ti tendremos que hacer algo.

Me gustan las tetas grande y donde cogerme.

Toma este tratamiento de hormonas femenina.

En poco tiempo te saldran un buen par de tetas, tu pito casi desaparecerá y seras mas mujer.

Así fue realmente. Mis tetas se desarrollaron como a él le gustaban.

Tenía que comprarme una 90 de sujetador, mis caderas se ensancharon y mi pito casi no se veía.

Mi voz se afememinó y mi comportamiento era ya el de una mujer más que nunca.

Lo malo de las hormonas es que me hacían necesitar mas polla.

Una noche en la que Don Pedro me follaba y duraba más que nunca. Fue su récord.

Yo cometí la torpeza de nombrar a Fran.

El se enfado muchisimo saliéndose de mi. Como ya tenía tetas estaba completamente desnudo ante el.

Empezó a decirme que era una puta, una mierda de puta con un rabo.

Cogió una correa y poniéndome contra la cama empezó a pegarme con un látigo que había comprado.

Cada latigazo me hacia gritar y ver miles de estrellitas.

No se cuantos llego a darme pero me dejo el culo lleno de fustigazos.

Sin darme cuenta sus latigazos habían conseguido excitarme, no tardó en darse cuenta de ello, con lo que consegui enfadarle más.

Me hizo poner a cuatro patas gritandome puta, zorra y muchas más cosas.

A mi no se porque me excitaba más.

Don Pedro me metió su polla en mi coño y empezó sin esperar a que estuviera dilatado a follarme.

El dolor de sus embestidas junto con el del culo cada vez que el se acercaba a mi casi me hace desmayar.

Ahora fui yo el que no tardó en correrse.

Me salio una manchita de semen. Don Pedro estaba más excitado que nunca y fuera de si.

Tardó en correrse llenándome esta vez de leche fruto de su propia excitación.

Yo pensaba que todo había terminado pero el me ordenó que bajara de la cama a cuatro patas.

Ahora te vas a enterar puta. Me ato un collar de perro y me hizo pasearme por toda la casa como si fuera una perrita.

Tenía que ladrar y hacer pis como las perras. No se porque pero de nuevo me excite provocando mayor enfado en el vejete.

Estaba disfrutando como nunca y no sabría explicar la razón.

Don pedro me sacó a la terraza. Los dos perros se abalanzaron contra mi husmeando por todos sitios.

De repente me asuste viendo las intenciones del viejo.

Le suplicaba que me dejara entrar, le gritaba que como su polla no había conocido otra y que no volvería a nombrar a Fran.

Demasiado tarde jovencita, recuerda que tu promesa no tenia limites. Si quieres macho aquí tienes tres para llenarte de verga.

Me ató a un asidero de la pared y me obligó a permanecer a cuatro patas.

Los perros venían oliendome todo el trayecto y si bien no entendían nada el olor a semen que salía de mi culo les excitaba sobremanera.

Intentaban montarme pero Don Pedro no se lo permitió hasta que estuve atada.

Hay teneis a vuestra perrita muchacho, les gritó separándose de mi.

Ahora vas a disfrutar de verdad puta.

El primer perro se subió torpemente encima mio. Le miraba la verga rezando para que no me pudiera follar.

Era enorme y de un color rojizo muy intenso.

De la punta salía un líquido blanquecino que debía ser semen.

Por suerte el perro no acertaba y pensé que me libraría de todo excepto de la humillación y de los arañazos que me estaba produciendo.

Pero mis esperanzas se vinieron abajo cuando Don Pedro cogio la polla del perro y la apuntó hacia mi ano.

En una embestida la polla entró dentro sin producir dolor por tenerlo ya lubricado de semen humano.

El perro se acomodó dentro de mi, empezando a moverse como lo hacen los perros. Su polla era enorme, tal vez más grande que la de Fran.

Poco a poco la vergüenza dejó paso a un placer olvidado.

Intentaba no disfrutar para no darle ese gusto a mi torturador pero me fue imposible.

Mi cuerpo podía más que mi mente.

Empeze a gemir como una perra mientras veía al otro perro que inquieto esperaba su turno.

Debes saber putita que mis perros son auténticos sementales.

Me traen muchas perras del contorno para que las preñen.

Las ponemos donde estas tu ahora y te puedo asegurar que disfrutan menos que tu perra.

El perro aumento las penetraciones.

Estaba ya a punto de correrse. Don Pedro se me acercó y me susurro en el oído mientras su mano recorría mi pelo.

– Vamos perrita toma la leche de tu semental.

No podía recordar ahora. Ahora no.

Tenía un macho en mi coño y estaba a punto de llegar a un orgasmo con una polla en su interior.

El perro lanzó su leche en mi interior provocando el orgasmo que no quería demostrar.

Don Pedro se reía diciendo que una perra como yo siempre tenía que correrse con una polla en mi interior.

Sus palabras hacían subir mi libido.

El perro se me quedó enganchado por unos veinte minutos produciendo varios orgasmos.

Don Pedro nos hecho varios cubos de agua hasta que se desengancho de mi culo.

Me iba a levantar cuando el otro perro me lo impidió.

Don Pedro volvió a meterle la polla en mi coño. Entraba ya con mucha facilidad.

Sus movimientos eran más torpes pero su polla era mayor.

Cuando se corrió me inundó un chorro de leche. En mis oídos resonaban dos frases:

– una mujer se corre con una buena polla dentro

Hermanita toma la leche de tu semental.

No sé las veces que llegue al orgasmo, solo se que estaba rendida.

Cuando el segundo perro se desengancho de su perra un torrente de semen humano y animal salió de mi coño.

Don pedro no dejaba de reírse, desató la correa y sin permitirme levantarme me llevó a la cocina.

Me puso dos platos de perro con agua y restos de comida y me los dejo allí para que pasara la noche.

Antes de irse me vio llorando.

No sabía porque lloraba y yo le conteste que tenia miedo de que los perros me dejaran embarazada.

Con una fuerte risotada se marchó dándome una palmada en el culo.

El resto de mi vida pasó junto a él.

A los perros les pusimos Fran y Juan.

A los pocos años murió Don Pedro de un ataque al corazón mientras me montaba.

Herede todo lo suyo y ahora vivo feliz con mis perritos y las visitas de Fran.

Fran no sabe nada de los perros claro así que espero que tambien el me perdone porque sabe que el es mi unico amor.

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