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Max, pequeño pero follón II

Max, pequeño pero follón (II)

Recomiendo leer “Max, pequeño pero follón I” para comprender como nos lo pasamos Max y yo en los vestuarios.

Aquella mañana Max estaba guapísimo: llevaba esos pantalones de deporte blancos que tanto me gustan (ya que se le marcan los slips y se deduce un bulto en la parte delantera…) y una camiseta un poco ajustada que dejaba ver sus musculitos.

Ya habían pasado unas semanas desde la fiesta del vestuario, y no habíamos vuelto a hablar del tema, aunque yo notaba que cuando hablaba conmigo lo hacía de forma diferente, como más cariñoso.

Llevábamos 3 horas de clase (matemáticas, química y biología) y ya era la hora del descanso. Yo me había fijado que siempre en la hora del descanso, Max iba al WC muy deprisa, así que pensé:

-Voy a preparar un encuentro casual…

Cuando le vi salí de la clase, esperé unos segundos y entré detrás de él sin que me viera. Él se bajó la cremallera (todavía sin verme) y se puso a mear en el urinario de la pared. Yo aproveché para mear en el de al lado, y así ver la polla que tanto había ansiado durante esas semanas. Cuando me vió, dijo:

-No te había visto!

-Yo a ti sí, por eso estoy aquí – le respondí.

Acabé de mear, y él seguía con el cipote dentro del urinario. Me subí la cremallera, me puse detrás de él y le besé en el cuello. Max dejó salir un pequeño gemido de su boca y en esto aproveché para meter la mano dentro del meadero. Lo que toqué me dejó maravillado. Ya la tenía dura y para colmo estaba más grande que cuando me lo follé en los vestidores!!

Vió mi cara de sorpresa y me respondió:

-Me ha crecido desde el día que lo hicimos.

-Y cómo es eso?

-Pues verás, antes de estar contigo yo no me había masturbado nunca, y desde ese día me vengo aquí siempre en los descansos para pajearme pensando en tí.

-Y eso que tiene que ver?

-Un amigo me dijo que cuando te masturbas por primera vez, te crece…

Yo estaba flipando y, claro, con mi rabo más tieso que la nariz de Pinocho… No sabía que decir, así que me tiré a su boca y nos besamos entrelazando nuestras lenguas.

Mientras disfrutábamos de ese beso, oímos un ruido, era alguien que iba a entrar al baño. Cómo yo tenía la polla dura, lo único que pude hacer para disimularlo fue fingir que estaba haciendo pis.

Cuando salió el chico que nos había interrumpido, cogí a Max de la mano y me lo llevé hasta un wáter de los que tienen puerta, para así follar sin ser descubiertos.

Nos empezamos a desnudar rápidamente, y en un segundo estábamos sin nada de ropa.

Yo no podía quitar los ojos del rabo de mi amigo que no parecía el mismo que me había comido semanas atrás: a parte de ser mas largo, tenía unas venas mucho más marcadas. Me lo metí en la boca (lo que me cupo) y lo noté crecer dentro de ella: todavía no estaba duro del todo!!!

Él, mientras le hacía esa comida de polla, se metió un dedo en la boca, y lo llevó hasta su culo. Ya allí, se lo metió y empezó a mover la pelvis hacia delante y hacia atrás, facilitando la entrada del dedo y la mamada que yo le estaba proporcionando.

Me paró la cabeza con la mano que tenía libre y me dijo:

-Me gustaría probar el 69…..

Yo no dije nada, solo me puse de costado en el suelo (los baños con puerta del colegio son muy amplios) y él hizo lo mismo. Esperé que empezara él, y DIOS!! que placer, ya no me acordaba de lo que se sentía.

Hice que levantara una pierna y la apoyara en el wáter, para así poder comerle TODO.

Ahora me metí uno de sus huevos en la boca, cosa que le debió volver loco porque empezó a chupármela más deprisa. Empecé a pajearle mientras llevaba mi boca desde los cojones hasta el ano, deteniéndome en la parte intermedia.

Paré un momento, me metí la mano en el bolsillo y saqué el móvil. Le puse el vibrador y se lo comencé a pasar por la raja a la vez que con la lengua recorría toda su polla.

Yo ya estaba a punto de correrme así que le dije que se dedicara a mi raja. Dicho y echo. Lo primero que hizo fue penetrarme con la lengua y luego me metió 2 dedos.

-Max, necesito que me la metas hasta el fondo – dije de repente mientras paraba el móvil.

Él se puso de rodillas y yo boca arriba con las piernas apoyadas en sus hombros. Mientras me pellizcaba los pezones, restregaba su capullo por mi raja. No pude más y de un golpe me la metí yo solo.

Lo que sentí fue el dolor más grande de mi vida. La otra vez no me dolió nada. Para tranquilizarme, se inclinó sobre mí con su polla dentro y me besó. Después de un minuto comenzó a moverse lentamente. Yo ya no sentía dolor, era una sensación muy rara. Estuvo penetrándome un largo rato, y yo no dejaba de repetir:

-Joder, cómo aguantas!!

De repente, la sacó y se corrió en mi pecho, que luego lamió vorazmente. Yo estaba con mi polla tiesa, ahí esperando. Se la metió en la boca y me la chupó hasta que me corrí. Se lo comió todo (o eso creía yo) sin derramar una gota.

Después me besó haciendo lo de la vez anterior: pasando a mi boca mi propio semen.

Nos acariciamos el pecho tiernamente y nos vestimos. Cuando estábamos a punto de salir le dije:

-Cómo es que hemos tardado tanto en repetirlo?

-Es que me daba vergüenza decírtelo, pero no he parado de pensar en ti.

-Pues si vieras yo….

Esa semana lo repetimos todo otras 3 veces y cada vez que lo hacíamos yo estaba más enamorado de él y él de mí.

Quedamos un día por la tarde para ir a su casa yo y otro chico (Tom) para hacer un trabajo y pasaron algunas cosas ero eso ya lo contaré en otra ocasión….

Continúa la serie << Max, pequeño pero follón I

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