Soy una chica de 22 años bastante alocada. Pelo castaño y rizado y ojos verdosos; mido 1,78m y mis medidas son 95-65-95. Lo que os voy a contar me paso el otro día con mi novio.

Habíamos quedado para cenar en su casa, lo cual suponía una buena velada de sexo, sin duda… pero nunca habría podido imaginar cómo de buena.

Mi novio está realmente tremendo, mide 1,90m, es moreno, con ojos azules y tiene un piercing en la lengua; eso, y un cuerpazo de ir al gimnasio.

Vive en una urbanización a las afueras de la ciudad; pero su casa está muy alejada de cualquier otra.

Sus padres se habían ido de viaje, y no tiene hermanos, con lo que sabíamos que nadie podría molestarnos.

Pues bien, llegué a su casa a la hora en que habíamos quedado (odio llegar tarde) y cuando llamé a la puerta me di cuenta de que estaba abierta, así que entré con mucho cuidado llamándole…

La casa estaba completamente a oscuras y no me respondía nadie.

Al llegar a la altura del salón oí como la puerta de la calle, que yo había dejado abierta a posta para que entrara algo de luz (aunque poca, porque era de noche) se cerraba de un buen golpe.

Estaba empezando a asustarme, así que llamé a mi novio cada vez más fuerte hasta que su voz me respondió desde una de las habitaciones de la casa… Fui andando hacia allí con mucho cuidado de no darme golpes con nada…

Empezaba a ocurrírseme una idea de lo que estaba pasando y no quería estropearlo.

Cuando entre en la habitación unas manos, las de mi novio, me agarraron fuertemente por la cintura y me atrajeron hacia su cuerpo.

Yo estaba de espaldas a él y no podía verle, pero notaba su respiración en mi cuello y sus manos en mis pechos, a la vez que comenzaba a notar un gran bulto que se apretaba contra la parte superior de mi trasero.

Empezó a darme mordisquitos en el cuello y en el lóbulo de las orejas a la vez que sus manos se dirigieron a mi espalda para bajarme la cremallera del vestido poco a poco, besando y recorriendo con su lengua cada centímetro de piel que iba dejando al descubierto.

Mi vestido cayó al suelo y me quede con un diminuto tanga de cuerda y unas medias a media pierna.

Se agachó detrás de mí y siguió dándome mordisquitos en el trasero, bajando cada vez más, hasta rozar muy levemente con su lengua la línea de tanga que había justamente encima de mi vagina. Yo ya no podía aguantar más y dejé escapar un suspiro.

Se levanto y me obligó a cerrar las piernas a la vez que me giraba y me ponía mirando para él.

Comenzó a besarme en la boca con ansia, como si hiciera años de nuestro último beso, me hacía algo de daño, pero ya estaba bastante excitada y no me importo.

Dejo mi boca para atrapar mi oreja con sus dientes y hacerme cosquillas con su lengua.

Sus manos acariciaban mis pechos, duros y con los pezones completamente enhiestos, pero con gran suavidad, intentando hacerme cosquillas, pero sin matar el gusto y evitando completamente la punta de mi pezón, que cada vez estaba más duro.

Su boca abandonó mi oreja y prosiguió su camino hacia mi cuello, dándome mordiscos y chupetones por todo el…

Yo estaba deseando que su boca siguiera bajando, más y más… Y así hizo, sus manos comenzaron a acariciarme suavemente la espalda a la vez que su boca lamía delicadamente mis pechos alrededor de los pezones… y progresivamente fue aumentando la presión hasta que me daba pequeños bocados en el pecho, en espirales, cuyo centro debía ser mi pezón… lo necesitaba, empecé a arquearme para hacer que su boca me lo rozara, pero me evitaba. Sus manos descendieron hasta mi trasero y siguieron acariciándome suavemente y haciéndome cosquillas.

Yo tenía la piel de gallina y su sensibilidad estaba llegando al máximo.

Su lengua rozo mi pezón suavemente y todo mi cuerpo se arqueo hacia su boca, buscando el contacto de nuevo y un gemido se escapó de mis labios entreabiertos.

M cogió en brazos y me llevó hasta lo que parecía un mesa bastante grande y maciza. me dejo tumbada boca arriba, pero cuando intente abrir las piernas ( ¡joder necesitaba que me follara ya!) me las volvió a cerrar, lo que me excito aún más.

Se inclino sobre mí y volvió a lamerme el pezón, esta vez algo más fuerte y me i espalda volvió a arquearse. pero esta vez no paro y se lo metió en la boca, mordiéndolo y succionándolo, pensaba que me iba a morir, antes de que pasara al otro pezón casi tengo un orgasmo y eso es algo que jamás me había pasado.

Siguió mamándome el otro pecho y pellizcándome con fuerza el primero hasta que vio que mis jadeos empezaban a rebajarse un poco.

Así que su boca siguió bajando hasta mi ombligo, con suavidad, haciéndome vibrar con sus labios por el mero contacto y cuando ya creía que iba a abrirme las piernas y a comérmelo enterito… me obligo a darme la vuelta y ponerme boca abajo y me mordisqueo el trasero, haciéndome dar brincos.

Metió sus manos por debajo de mis piernas y tiro de ellas hacia si, con lo que me puso a cuatro patas.

Su lengua siguió recorriendo mi culo hasta que se encontró de nuevo con la línea del tanga, que esta vez no evito…

Al principio me dio suaves pasadas con la lengua por encima del tanga, pero a medida que yo aumentaba mis suspiros fue haciendo mayor presión con la misma.

Lo que yo más deseaba en ese momento es que me follara con la lengua, pero quería hacerme sufrir un poco mas

Me obligó a inclinar mi cuerpo un poco más, pudiendo alcanzar así con su lengua mi clítoris, que seguía enfundado en el tanga… Y me lo acaricio varias veces con la lengua.

Se incorporó y me quede un poco sorprendida de que parase, cuando un dedo se deslizo rápidamente desde mi clítoris hasta mi vagina con fuerza, pero sin llegar a meterse.

Oí cómo se reía cuando me queje con rabia y me incorpore para mirarle.

Así que me volvió a inclinar a la misma posición, pero esta vez me bajo el tanga. Su lengua comenzó el mismo camino de antes, solo que esta vez el primer sitio en que se detuvo fue mi ano.

Eso es algo que nunca me ha hecho mucha gracia, pero el suave roce me estaba poniendo cachonda a mas no poder.

Enseguida siguió hacia abajo y ante mi rabia, rodeo la entrada de mi vagina para rozar muy suavito mi clítoris.

Le dio 2 o 3 pasadas más, muy suaves y me giro con fuerza, tumbándome boca arriba sobre la mesa. Hundió por fin su cabeza en mi coño y comenzó a comérmelo como nunca me lo habían comido antes.

Su lengua giraba en círculos alrededor de mi clítoris, que al roce de su piercing estaba a punto de reventar y descendía rápidamente hacia la entrada de mi vagina, introduciéndose un poquito y volvía a subir rápidamente hacia e l capuchón, dándole esta vez pequeños lametones rápidos y fuertes…

Yo ya había perdido el control y le agarre la cabeza, enterrándosela en mi coño para que fuera más rápido y más fuerte, mis gemidos resonaban por toda la casa.

Metió su lengua en mi vagina y la movió en círculos, acariciándome las paredes de la misma con su piercing y haciéndome gritar desesperada.

En este momento, comenzó a follarme con los dedos a la vez que seguía comiéndomelo con la boca.

Cuando se dio cuenta de que estaba a punto de correrme se levantó, y tirando de mis piernas hacia si, hundió su poya en mi vagina, haciéndome gritar de placer.

Estaba frenético, jamás me había follado así, ni él ni nadie.

A cada golpe que daba contra mi yo gritaba como un loca. ¡¡Joder, que polvazo!! Cada embestida me hacía llegar un poco más alto, hasta que no pude y me corrí mientras le arañaba fuertemente la espalda, a lo que él respondió corriéndose dentro de mí en un chorro inagotable.

Ese polvo cambio mucho la relación entre mi novio y yo… que ya os iré contando poco a poco.

Decidme si os ha gustado escribiendo a mi dirección. ¡¡¡Muchas gracias!!!