¿Había sido tan solo un sueño?
Esta mañana, me he levantado, húmeda, muy húmeda, al principio no sabía por qué podía ser, estaba mareada, ni siquiera era consciente de donde estaba hasta que empecé a recordar poco a poco, entonces mis pómulos se enrojecieron, mi cuerpo empezó a arder y mi sexo palpitaba.
Tuve que volver a la cama, no podía mantenerme en pie.
Mi corazón latía aceleradamente, mi pecho se hinchaba y no podía respirar, estaba excitada, no sabia bien por qué en ese momento, pero tenía que ver con lo que había pasado la noche anterior, como ya no podía más comencé a tocar mi clítoris suavemente, estaba enrollada en la cama, calentita, mientras me acariciaba, comencé a recordar que la noche anterior, cuando yo dormía, alguien había penetrado en el interior de la casa, había ido a mi habitación, se había metido en mi cama junto a mi, y me despertó.
Yo en ese momento no supe que hacer.
Intenté resistirme a su boca cuando fue a besarme y no lo conseguí, mis labios entreabiertos, dejaron entrar sus lengua y mi boca acogió la suya, caliente, cariñosa.
Abrí los ojos apresuradamente para verle, cuando el, suavemente, me los tapó con la palma de sus mano.
Me dijo – no tengas miedo, solo voy a hacerte disfrutar como nunca – su voz me pareció dulce, pero un escalofrío acababa de recorrerme la espalda, y mi sexo comenzó a humedecerse, aún yo sintiendo miedo, bastó volverme a besar para que mi cuerpo, deseoso, se entregara a el.
Cerré los ojos y no los volví a abrir, mi miedo desaparecía a medida que sus manos me acariciaban, poco a poco.
Mientras me besaba me acariciaba el pelo y el cuello, luego comenzó a bajar muy lento hacia mi pecho, sus manos eran expertas haciendo círculos alrededor de mi pecho, acariciando sin acariciar, su boca comenzó a bajar hacia mi cuello susurrándome besos, su lengua iba dejando su rastro por donde pasaba, a medida que su boca se acercaba a mi pecho, sus manos bajaban suavemente hacia mi estomago.
Me acariciaba cálidamente mientras su boca y su lengua se hacían cargo de mis pechos, me besaba los pechos, me chupaba los pezones y mi cuerpo se retorcía de placer.
En esos momentos pensaba que iría a hacerme.
Sus manos llegaron a mi sexo, me empezó a acariciar en los muslos, para hacerme desearle más y mas y la verdad es que lo conseguía.
Me separaba con mucho tacto los labios de mi vagina, y muy suavemente me acariciaba el clítoris, su dedo, poco a poco se introducía en mi vagina
¡Que placer!… lo metía y sacaba con mucha delicadeza, eso hacia que yo lo deseara aún mas.
Deseaba tener su cuerpo, acariciarle, pero no me dejaba, sólo me hacia disfrutar.
Cuando su dedo comenzó a chapotear en mi vagina, puso su cara entre mis muslos, y me besaba, en ellos, también alrededor de mi sexo, sacó su lengua y comenzó a lamerme el clítoris, su lengua experta me acariciaba y jugueteaba con él, a veces le daba pequeños sorbitos, como si fuera un chupete y dios, que placer tan grande, bajaba hasta la abertura de mi vagina y me metía su lengua hasta el fondo, la hacia girar, la sacaba y después me daba pequeños golpecitos en el clítoris.
Yo me aferraba a la almohada, para no gritar… pero me era imposible, tenia que decirlo: SIGUE…. AHI………..QUE GUSTO…… ….SI , SIGUE….. NO PARES……… pero como si estuviera esperando mi reacción, dejó de acariciarme.
Le pregunté por qué… no me contestó.. como si de un huracán se tratara, de repente puso su sexo en mi vagina y de un tirón me la metió hasta el fondo.
Dí un quejido, pero él la saco lentamente y volvió a la carga, esta vez con mas fuerza todavía
– OH!, me volvía a quejar otra vez más y él otra vez más me lo volvió a hacer… su cuerpo era hermoso, por lo poco que había podido tocarle. Así me lo pareció.
Ahora estaba recostado sobre mí, me penetraba con tal fuerza, que cada vez que lo hacia, mi cuerpo temblaba, mi garganta se quejaba y a mis más me gustaba… las primeras cinco veces fueron pausadas, las siguientes fueron más rítmicas, más profundas, más rápidas.
Su respiración comenzaba a ser más fuerte y mis quejidos se habían convertido en gemidos y grititos de placer, su polla era inmensa, me llenaba por completo, parecía no dejar ni un sólo centímetro de mi vacío.
Le rodeé con mis piernas, para sentirlo más dentro de mi y le empujaba y le apretaba contra mí.. arqueaba mi espalda para que su verga llegara hasta el fondo y notaba sus golpes en mi interior.
Mis grititos eran cada vez mas fuertes y sus jadeos eran intensos, su boca, a veces, lograba atrapar uno de mis pezones que chupaba con ansia…
El orgasmo me vino casi por espasmos, al ritmo de sus embestidas… yo notaba su verga dentro de mi, palpitando… ya no podía resistirme y en uno de sus ataques me corrí.
Creo que estaba esperando por mi porque en el instante que mis fluidos comenzaron a brotar, el también se corrió dentro de mi, luego exhausto se recostó sobre mi pecho, mientras yo seguía notándola, palpitando dentro de mí.
No lo he vuelto a ver, ni siquiera ese mismo día, al levantar.
Lo único que sé, es que cumplió lo que dijo «me hizo disfrutar como nunca»
Aún hoy, dejo el ventanal del salón abierto, por si quizás algún día le apetece volver.