Mi nombre es Renato, y tengo 14 años de casado.

Tengo 34 años y mi esposa, Andrea, tiene 36.

Tenemos relaciones sexuales desde 2 años antes de casarnos, y aunque ella siempre me ha dicho que fui el primer hombre en su vida, yo siempre he creído que no es así.

El problema es que la primera vez que lo hicimos, ella tenía la regla.

Eso siempre fue un problema para mí, porque me sentí engañado.

No es que piense que debo ser el primero, lo malo para mí, es el hecho de que no me tenga la confianza de aceptarlo.

El hecho es que con el tiempo esta situación, en lugar de incomodarme, empezó a crear en mí una serie de fantasías de como serían sus experiencias anteriores, con sus novios (que además, fueron muchos), y me excitaba bastante el imaginarla haciéndolo con ellos.

Nuestra vida sexual, siempre ha sido excelente y con el paso de los años, ha mejorado cada vez más.

Últimamente, la he convencido de ver películas porno, cosa que no aceptaba, por considerarlo inmoral, pero yo observe, como se excitaba, al verlas.

En una ocasión, después de ver una película, en la que sale una escena, que aparecen dos hombres con una mujer, haciéndole una doble penetración, hicimos el amor como nunca.

Mientras ella me hacía sexo oral, yo le metía un par de dedos en la vagina y vi cómo se volvía loca de la excitación. 

Cuando terminamos, me comento que, como era posible que las mujeres disfrutaran haciendo eso de la película, que debía ser muy doloroso e incómodo. (Nunca ha aceptado que le haga sexo anal).

Yo le dije que era la fantasía de muchas mujeres, que además le quería confesar, que yo fantaseaba con la idea de verla con otro hombre.

Entonces ella me dijo, que si estaba loco, pero con cierto tono de coquetería.

Le pregunte que si a ella no le excitaba la idea de que su esposo le permitía hacerlo. Me repitió lo mismo, con el mismo tono. Entonces le dije que me permitiera comprobar que no le excitaba y puse mi mano en su vagina y vi que estaba empapada. Le dije; ¿ya ves? no tiene nada de malo, es normal. Y volvimos a hacerlo y mientras se la metía le dije; imagínate que te lo está haciendo un desconocido. Ella se volvió loca y tuvo un orgasmo muy elocuente.

Después de eso, cada que lo hacíamos, mientras ella me lo mamaba, yo le metía dos o tres dedos y le decía que se moviera y se imaginara que se la estaban cogiendo y era increíble. Sin embargo nunca acepto llevarlo a la realidad.

Decía siempre que, me seguía la corriente, porque sabía que yo disfrutaba con la fantasía, pero que nunca pasaría de eso. De hecho también tenía mis dudas, si yo sería capaz de soportar verla con otro. En una ocasión, fuimos a un disco a bailar. Ahí estuvimos como hasta la una de la mañana y después de regreso a casa me fui por otro camino, me pregunto que a dónde íbamos.

Le dije que le tenía una sorpresa. Llegamos a un lugar donde bailan chippendale y strippers. Me dijo; mejor vámonos, me da pena; yo le conteste que no se preocupara, que iba conmigo. En el lugar había muy poca gente, un par de parejas, un grupo de mujeres jóvenes y otro par de hombres de unos treinta años.

Estuvimos en el lugar hasta que se terminó el show, pero mientras se presentaba observe como la pareja de hombres veían a mi mujer, cuando salían a hacer el show de chippendale y mi esposa los veía, cuando salían los strippers. Eso me excitó un poco, pero no dije nada, para no incomodarla.

De regreso le pregunte que le había parecido el lugar y me dijo que se había sentido incomoda, a lo que le conteste que no se había notado mucho, ya que desde antes sé que terminara el show le dije que si se quería ir y ella fue la que me dijo que esperáramos al final. Unas cuadras antes de llegar a nuestro departamento empecé a acariciarle entre las piernas y pude darme cuenta que estaba empapada.

Andrea trataba de cerrarlas para que no me diera cuenta, pero era demasiado tarde. Al estacionar el carro casi me da un infarto al ver en mi puerta a uno de los dos hombres del lugar con una pistola apuntándome.

Me dijo que me bajara y no hiciera nada raro, porque si lo hacía, nos mataban, al voltear vi que en la otra puerta estaba el otro. Solo pensé en decirle a Andrea que no se preocupara, que solo querían el carro, que se bajara. Nos bajamos, nos amagaron, y me dijo el que me tenía, que abriera el cancel del edificio, yo le dije, que si no quería las llaves del carro.

Ellos se voltearon a ver y se rieron. -¡Ábrele cabrón, si no quieres que te mate aquí mismo!

Abrí el cancel y me empujo para que pasara primero. Al ir subiendo me dijo – ¿te gusta calentar a tu esposa con otros cabrones, verdad? ahorita vas a ver como la hacemos disfrutar. Sentí que la sangre se me subía a la cabeza. -¿tienes niños? No sabía que decir, pensé que les querían hacer algo.

Me quede callado y creo que leyó mi mente. -No te preocupes no les vamos a hacer nada. Llévanos a una habitación donde no oigan a la puta de tu esposa. Los lleve a nuestro cuarto y llegando a ahí me dijo. – Más vale que aquí no oiga nadie porque si no los matamos a todos. Después nos empujaron a los dos a la cama y uno de ellos me pregunto que donde guardaba mis cinturones. Le señale el cajón y lo abrió, saco todos los que había y me dijo que me quitara el mío.

Yo me lo empecé a quitar y volteaba a ver a Andrea que aparentemente no sabía si llorar o quedarse callada. Uno de ellos me jalo y me llevo a una silla que tenemos en el cuarto y me amarro con los cinturones. Entonces el más alto y que parecía ser el jefe le dijo a Andrea. -Mira reina más te vale que cooperes, y aflojes tu cuerpo, no tienes muchas opciones y más te vale que lo hagas porque si no lo haces te voy a meter un plomazo en el culo. Andrea volteo a verme con lágrimas en los ojos y yo solo intente con la mirada decirle que no había mucho que hacer.

El mismo tipo dejo su pistola en el tocador y el otro me apuntaba mí. Se acercó a Andrea y la jalo de un brazo, aparentemente sin lastimarla. Andrea llevaba puesto un vestido corto, ajustado sin brasier. Le puso sus manos en el busto y le dijo; -¿No traes brasier? y mira que duritas las tienes. Andrea se recorrió para atrás y le dijo; ¿en qué quedamos? Volvió a frotar sus senos y esta vez se quedó quieta, empezó a acariciarle todo su cuerpo por encima del vestido hasta llegar a sus piernas y se agacho para levantárselo.

Yo estaba que no sabía qué hacer, si voltearme o seguir viendo. Levanto el vestido y se atoro a la altura del pecho, pero ya le tapaba la cara. Andrea le dijo, no va a salir así, deja que me lo quite. -Muy bien reina. Le dijo el cabrón.

Entonces pensé que Andrea o no quería problemas o lo estaba disfrutando. Andrea se acomodó el vestido y se volteo para que se lo desabrochara.

El tipo la abrazo por atrás y le puso las manos de nuevo en el pecho, se lo froto y pude ver que se le levantaban los pezones. Ella cerró los ojos e hizo su cabeza para atrás y él le beso el cuello. Entonces no me quedo duda, lo estaba disfrutando. El otro tipo que me estaba apuntando me sonrío y me dijo; ¿qué quieres vale? casi siempre pasa lo mismo.

Dejo su pistola en el tocador y se empezó a desvestir. El otro tipo le desabrocho el vestido y se lo bajo. Ella no se resistió mucho. Cuando quedo en tanga el tipo volteo y me dijo, ¡qué buena esta tu vieja! -¡No grites cabrón ¡¡vas a despertar a mis hijos! le conteste.

El otro ya se había desvestido y vi que tenía una verga enorme. Se acercó a Andrea y le empezó a besar los senos ella cerro los ojos de nuevo y los abría de vez en cuando y volteaba conmigo y los volvía a cerrar.

Mientras le besaba los senos le acariciaba la vagina por encima de la tanga que realmente no tapaba mucho. Mientras esto pasaba el otro se estaba desvistiendo.

Después vi cómo le pedía con su mano que abriera las piernas y las abrió, le hizo a un lado la tanga le metió un dedo, ella solo hizo un gesto, el tipo volteo de nuevo conmigo y me dijo; está bien mojadita. Ella abrió los ojos y me vio los volvió a cerrar. Le saco el dedo y le metió dos.

Andrea no se podía contener y empezó a pujar. El otro se terminó de desvestir y vi que estaba igual de dotado que el otro. Se levantó y le puso la verga en las nalgas.

Andrea al sentirla abrió los ojos y volteo a vérsela. Se le abrieron los ojos y volteo a verla del otro, me vio, como pidiendo perdón y se quedó como estatua. Yo la tengo de un tamaño normal.

El que estaba adelante de ella le tomo la cabeza y la empujo para abajo y le puso la verga en la cara. Andrea volteo conmigo y paso saliva, Le tomo la verga con la mano derecha y se la llevo a la boca, empezó a darle una mamada como solo ella lo sabe hacer, el tipo cerro los ojos y le decía; que bien lo haces, el otro se pasó adelante también y se acercó para que se la mamara también, Andrea que estaba como loca, tomo una verga con cada mano y los mamaba alternadamente, no quería dejar de mamar. En un momento volteo conmigo y me dijo; Amor, voltéate, por favor. Yo mire para otro lado mientras me estaba viendo.

Pero como sé que ella cierra los ojos, seguí viendo. En ese momento me di cuenta que involuntariamente, tenía una erección que se me quería salir del pantalón. Así estuvieron unos 5 minutos. Luego la subieron a la cama y yo mire para otro lado para que no se diera cuenta Andrea, que estaba viendo, pero por el espejo vi que ella sola se quitaba la tanga, El más alto tuvo el descaro de preguntarle a Andrea que como quería hacerlo, ella no contesto, pero se puso de perrito, y el más alto quedo atrás de ella. Andrea tomo la verga del otro y se la llevo a la boca.

Andrea quedo de espaldas a mí. Por eso podía ver todo con tranquilidad de que ella no me viera. El alto le metió un par de dedos, y luego le acerco la verga y se la froto, Andrea paso una mano para atrás y tomo la verga del cabrón y se recorrió para que le fuera entrando.

Cada que se la metía, entraba más, hasta que vi que los huevos le pegaban en las nalgas. Los tres estaban, que parecía un concierto de pujidos. Así estuvieron como 5 minutos, cuando parecía que iban a terminar Andrea se detenía! quería que durara ¡Andrea era ahora la que controlaba todo.

Cuando lo hacemos, yo soy el que tiene que sugerir que hacemos. Se detuvo y jalo al más bajo y lo acostó boca arriba, se acomodó sobre de él y ella misma se lo acomodo, el alto se acomodó delante de ella y le acerco la verga para que se la mamara de nuevo.

Creí que no lo haría, porque nunca me lo mama después de metérselo, pero estaba irreconocible, lo tomo y lo mamo, como loca, estaba fuera de sí. Lo que siguió no lo podía creer, el más alto le retiro la verga de la boca, y se acomodó detraes de Andrea, ella le dijo; -no, así no. No te preocupes, si te lastimo, me dices. Le toco los labios de la vagina, que se veían empapados, le metió dos dedos, junto a la verga del otro cabrón, y Andrea se movía como loca, le tomo la mano y se la empujaba, para que entrara más.

Así estuvieron otros dos o tres minutos, el tipo retiro la mano y le froto el ano, le metió un dedo y le acerco la verga. Andrea se retorcía, paso de nuevo, su mano y le tomo la verga que se dirigía a su ano y la bajo hacia su vagina, el tipo empujo y le metió también la verga en la vagina. Andrea estaba como loca, con dos vergas enormes en la vagina.

Nunca he sabido que Andrea sea multiorgasmica, pero estoy seguro, que ese día tuvo, al menos dos. El tipo seguía metiéndole el dedo en el ano y cuando parecía que terminaría, Andrea, se retiró de nuevo.

Entonces Andrea se levantó, Yo mire para otro lado, y vi de nuevo, por el espejo que se volteaba y se sentó en el que estaba acostado, en cuclillas se fue acomodando la verga en el ano y se lo metía poco a poco, el cabrón de abajo, le dijo, Ya habías, probado así ¿verdad? Ella no contesto, y cerró los ojos, cuando la tenía, toda adentro, abrió los ojos y jalo al otro, en ese momento descubrió que la estaba viendo y se acostó boca arriba, con las piernas abiertas, para que se la metiera el otro.

En la posición que estaban, pude ver claramente, como se la metió de en solo intento. Andrea, no se movía, pero, el cabrón de arriba, la empujaba tanto, que la verga del de abajo, entraba y salía. Aun no entiendo, como no los escucho nadie, con los jadeos de Andrea, que en esos momentos, casi gritaba, como nunca lo había logrado hacer yo.

Casi al mismo tiempo terminaron, lo tres, dentro de ella. Así se quedaron como un minuto.

Entonces el de abajo, le dijo, al otro; Quítate cabrón, que estas pesado. Se quitó y pude ver, como escurrían los jugos de los dos, de los orificios de Andrea. Andrea se quedó en la cama, mirándome, sin decir nada, uno de ellos, tomo las dos pistolas y el otro le paso a Andrea, una caja de pañuelos que había en mi buró. Mientras uno se vestía, el otro me apuntaba con la pistola. Nadie hablaba, cuando se terminaron de vestir, Andrea, tomo su

vestido y el alto le dijo; no mi reina, nosotros salimos solos. No hagan nada en 5 min. Porque ya sabemos dónde viven.

Salieron y al escuchar el ruido del carro le dije a Andrea que me desamarrara, estaba entumido de brazos y piernas. Andrea me dijo; ¿Llamo al 080?- no tiene caso. Le dije yo. Se soltó llorando y me dijo que la perdonara. Yo solo le dije que no volveríamos a hablar del tema.

Así lo hemos hecho.

Compre un consolador muy grande y de vez en cuando al hacerlo, se lo meto, por atrás y por adelante.

No le he dicho nada, pero creo que los dos recordamos, al hacerlo, lo que nos sucedió esa noche.