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Mi hermana y su amiga

Supongo que una de las fantasías de cualquier hombre es follar con dos mujeres a la vez.

Lógicamente yo ya le había contado a Karla, mi hermana, ese deseo secreto de follar con ella y con otra mujer al mismo tiempo, pero se lo contaba como algo imposible, digamos, como un sueño.

Ella siempre decía que no podría soportar verme follar con otra mujer que no fuera ella.

El caso es que una noche llegué a casa, muy tenso por culpa de un compañero de la escuela, pero eso no creo que sea necesario explicarlo.

Esa noche, al llegar a casa, mi hermana estaba con su amiga Triana de Madrid y que había venido a pasar un fin de semana a casa.

Yo saludé de mala gana y decidí darme una ducha. mi hermana notó mi mal humor y entró en el baño a ver que me pasaba. Se lo expliqué y como suele suceder con estas cosas, sólo con eso me calmé un poco.

Mientras tanto me había ido desnudando para meterme en la ducha. De pronto, Triana se acercó a decirnos no se qué de la cena y me pilló completamente desnudo.

– Huy, perdón. Es que no se como apagar el horno. – Dijo.
– Ahora voy yo. – Le respondió mi hermana.
– Vale, vale. Lo siento. – Me dijo a mí.

Durante esa breve conversación hacía como que quería irse pero no se iba, y yo creo que no me quitó ojo de encima. Eso me excitó y empecé a notar el inicio de una erección, cosa de la que mi hermana se dio cuenta.

– Eh, tranquilo. ¿Que, ya se te ha pasado el cabreo?. – Me dijo bromeando.
– ¿Te gusta Triana, verdad sinvergüenza? – Dijo, mirando mi polla que con las risitas parecía querer seguir creciendo.
– Bueno, si, pero vamos, esto son cosas naturales.
– Anda, metete en la ducha. – Dijo mientras salía del baño.

Me metí en la ducha y tardé un rato en perder la erección, hasta que conseguí dejar de pensar en el fino vestido de Triana, y en que no llevaba sujetador. Habría jurado que al verme desnudo se le habían endurecido los pezones.

Lo cierto es que tenía un culo estupendo. Decidí que tenía que subir el caudal del agua fría en esa ducha. Una vez afeitado y vestido de andar por casa, fui al salón donde la mesa estaba puesta.

No quería darle más importancia al tema, pero cuando vi a Triana y a mi hermana sentadas en el sofá estuve seguro de que mi hermana le había cuchicheado lo de mi erección o algo así, porque me miraban las dos entre risitas.

– Anda, Tarzán, siéntate que ya vamos a cenar. – Dijo Triana.

Estaba claro que habían hablado del tema. Eso creo que me ruborizó un poco, pero lo peor fue que volví a notar como mi pene despertaba de la ducha fría que acababa de recibir. mi hermana pasó por mi lado sonriendo y me dio un beso. Me quedé sólo con Triana.

– ¿Cómo va todo?. Siento mucho como he llegado. Cosas de la escuela. ¿He estado grosero? – Dije, por hablar de algo, mientras Triana bebía una copa de vino.

– No te preocupes. Eso nos pasa a todos. ¿Quieres vino?

– Sí, gracias.

– ¿Siempre te duchas cuando llegas a casa? – Me preguntó de pronto, sin mirarme y mientras me ponía una copa de vino. Empezaba a excitarme en serio.

– Eh, bueno. Si siempre.

En esto, entró mi hermana al salón. – ¿Depende de si tenemos invitados? – Preguntó según entraba. Intenté sonreír como aceptando la broma. Triana me acercó la copa de vino y dí un trago muy largo.

– Si, bueno es que no me he dado cuenta de que la puerta estaba abierta, como estábamos hablando, pues claro, no me he fijado que me estaba desnudando con la puerta abierta. En cualquier caso tampoco creo que hayas visto nada del otro mundo. – Le dije a Triana intentando defenderme.

Entonces mi hermana y Triana se miraron y rieron. – Venga, vamos a cenar. – Dijo mi hermana.

Comenzamos a cenar, y todo pareció volver a la normalidad, pero en el ambiente flotaba, ahora estoy seguro, cierta sensualidad.

– Lo siento, pero hemos gastado los aguacates para hacernos una mascarillas. – Comentó mi hermana. – Y no han quedado para la ensalada. – Dice Triana que te deja la piel muy suave.
– Si – Contestó Triana – pero no sólo se usa como mascarilla.
– Es cierto – Continuó mi hermana -La verdad es que lo hemos usado como mascarilla, pero Triana la utiliza también como crema para todo el cuerpo ¿Verdad?.
– Es que deja una piel muy suave, por la cantidad de aceite que tiene. Mira, toca. – Me dijo Triana. Y entonces me ofreció un brazo.

Creo que en ese momento, entre el vino, la cena y la conversación, ya tenía una erección total, lo que hacía que el pantalón corto de deporte que me había puesto mostrase un impresionante abultamiento.

Casi con miedo, cogí el brazo de Triana y lo acaricié con toda la suavidad que pude y un extraordinario esfuerzo de autocontrol.

En ese instante, Triana empezó a acariciarme la mano. Rápidamente, pero sin quitar la mano, miré hacia mi hermana, que se empezaba a levantar. Triana cogió mi mano y la empezó a besar, mientras mi hermana llegaba por mi espalda y me abrazaba, comenzó jugando con su lengua sobre mi oreja.

Cerré los ojos; noté que una mano empezaba a recorrer mi pierna, formando círculos que ascendían en busca de mi polla. mi hermana me hizo levantar, con lo que apareció a la vista el bulto que tenía en los pantalones.

Vi a Triana, con las pupilas dilatadas hasta el límite, mirar hacia ahí. mi hermana me giró y comenzó a besarme en la boca. Yo busqué sus grandes pechos y sentí sus pezones de punta y duros como hacía mucho tiempo que no sentía. Triana llegó por detrás para quitarme la camiseta de algodón que llevaba puesta.

Me besaba y acariciaba la espalda. Me abrazó y empezó a jugar con mis pezones. Mientras tanto yo desnudaba a mi hermana.

Quería ver esos pechos que me estaban poniendo a cien, quería lamerlos y estrujarlos con mi boca. mi hermana me ayudaba a quitarse la ropa cuando Triana cogió mi mano y se la llevó a su coño.

El vestido era tan fino como parecía, por lo que sentí claramente sus bragas mojadas. Empecé a acaríciale el sexo sobre su vestido, y noté como se abría ligeramente de piernas. mi hermana se había quitado la blusa y el sujetador sin dejar de besarme, y entonces dio un paso atrás.

Dejé el coño de Triana y me incliné sobre los pechos desnudos de mi hermana. Triana se puso detrás de mi hermana y empezó a acariciarle un pezón mientras yo me metía en la boca el otro. mi hermana gimió y cerro los ojos mientras yo buscaba su sexo bajo el pantalón. Triana se retiró para quitarse el vestido, quedándose solamente con unas braguitas tipo tanga.

A mí la polla me estallaba dentro del pantalón, así que decidí quitármelo. La erección que tenía me sorprendió a mí mismo. Triana se acercó y cogió mi cabeza para dirigirla sobre sus tetas, mientras las lamía, mi hermana terminó de desnudarse completamente y se tumbó en el sofá.

– Eh, venid aquí. – Nos dijo.
– Triana la siguió rápidamente, y se sentó junto a ella.
– Bueno, que. ¿Te vas a quedar ahí parado? – Me dijo.

Me acerqué a ellas. Triana me cogió por la cintura y sin mediar palabra, se metió mi polla hasta lo más profundo de su boca.

Movía la lengua por toda ella, hacía movimientos en círculo sobre mi capullo y casi me hizo perder el sentido.

A veces Triana se sacaba mi polla de la boca para poder chupar también mis huevos.

Como pude me retiré de ella, ya que estaba casi a punto de correrme y me tumbé sobre mi hermana, que se había puesto boca abajo.

La incorporé para que Triana se metiese debajo. Quería que me lamiese toda la polla mientras follaba con mi hermana por detrás. mi hermana estaba más mojada de lo que yo podía recordar. Ahora ya gritaba de placer. Estaba a punto de correrse. Yo también.

– Espera, espera. – Dijo Triana. – No te corras. Quiero que me folles a mí también, quiero sentir esa enorme polla que tienes dentro de mi coño.

Así que mi hermana se retiró y Triana se sentó abierta de piernas sobre la mesa. Tenía un sexo oscuro y extraordinariamente mojado.

No pude resistir la tentación de comerlo mientras le pellizcaba los pezones, mi lengua se hundió profundamente entre sus labios vaginales y sus jugos me cubrieron todo el rostro. Triana no es de las que gritan como suele hacerlo mi hermana, pero era evidente que estaba a punto de correrse, mi hermana se acercó por detrás de mí, cogió mi polla con su mano y me la metió en el abierto sexo de Triana.

Empecé a moverme haciendo temblar todas las copas, platos y botellas de la mesa.

Notaba como mi capullo se deslizaba por el interior caliente y húmedo del coño de Triana.

Era suave y ella lo apretaba como para que no pudiera sacársela. mi hermana me abrazó por detrás para acariciarme la polla cada vez que salía de Triana. Busqué con mi mano su sexo y empecé a acariciárselo, a separarle los hinchados labios, a frotar su jugoso clítoris.

Cuando se corrió, ya no pude resistirlo más y saqué la polla para que mi hermana me hiciera correrme sobre los hermosos pechos de Triana.

Mientras mi hermana me hacía la paja desde atrás, Triana empezó a hacerse otra, metiéndose dos dedos por el agujero que yo acababa de dejar libre, de forma que los dos nos corrimos al mismo tiempo. Me giré y besé a mi hermana.

– Bueno – Dijo. – ¿Podemos terminar ahora de cenar?
– Creo que será lo mejor. – Respondí yo. – ¿Y mi pantalón?.

Las dos se miraron, entendí que no era hora de vestirse, aquello iba a ser sólo un descanso antes de terminar la noche los tres en la cama.

El caso es que mi hermana ahora es la que quiere cumplir una de sus mayores fantasías y es follar con dos tíos y me ha dicho, que ella no va a esperar tanto tiempo como yo para ver su fantasía cumplida. Cosas de la vida.

¿Qué te ha parecido el relato?


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