Capítulo 3
- La puta de Sylvia cumplió objetivos I
- La puta de Sylvia cumplió objetivos II
- La puta de Sylvia cumplió objetivos III – Final
La puta de Sylvia cumplió objetivos III – Final
A los dos días, D. Andrés volvió a llamarme y me dijo si estaba dispuesta a recibir mas dinero de otros amigos.
Le dije que claro. Bien puta entonces ya sabes como quiero que estés esperándonos en tu despacho.
Volvió a pasar lo de la ultima vez, mi jefa no se fue pronto y estaba rondando por la oficina.
Ella llevaba una camiseta ajustada blanca con una minifalda también blanca, muy corta y que le dejaba la mitad de sus muslazos gordos aunque duros al aire y en el escote se le marcaba gran parte del canalillo de las tetas, en su caso tetorras, que se le salían por los bordes de los tirantes y se le marcaban los pezones que parecía que no llevara sujetador (a mi jefa le encantan los wonderbra que le hacen los melones aun mas gordos).
Yo iba mas elegante, por supuesto, sin bragas pero mas elegante.
Un body ajustado negro con alguna trasparencia y un wonderbra negro para realzar mis pechos, una minifalda de vuelo cortita gris marengo como las de los uniformes colegiales y sin medias.
Era muy corta y yo me la había subido un poco más, ese día el resto de los compañeros estuvieron lanzándome piropos a mis largas piernas.
Que se joda la tetorras esa.
Llegaron D. Andrés, D. Jose y otro mas D. Manuel de 52 años, aun mas gordo que ellos, bajito, con el pecho descubierto mostrando la pelambrera y una cadena de oro, frotándose el paquete y diciendo ¿quién es Sylvia la puta? Les pase al despacho pero no me dio tiempo a cerrar la puerta, empezaron a sobarme y a chuparme el cuello, las orejas, la boca, metiéndome sus lenguas asquerosas y ávidas en todas partes.
Me metieron sin preámbulos varios dedos en mi coño y en mi culo, me agarraron las tetas y me quitaron de un tirón la minifalda.
Se desnudaron y aproveche entonces para cerrar la puerta, pero vi por el rabillo del ojo que mi jefa algo había visto.
Me pusieron en el centro y me hicieron chupársela cada uno. D. Manuel y D. Jose estaban empeñados en que les chupara también el culo y allí metí la lengua, estaban sucios pero me animaban diciendo, venga Sylvia, demuéstranos lo puta que eres chúpale el culo a mi amigo; otro mientras me pajeaba el coño y el culo.
Daba asco chuparles el culo con la mierda pegada y lleno de pelos, pero ya estaba cachonda tras los piropos de los compañeros así que no me importó y les metí la lengua bien adentro, rebañando su culo hasta donde podía, mientras a uno se lo chupaba al otro o le pajeaba la polla (la de D. Manuel era gorda pero corta) o le metía un dedo en su ojete, pero siempre querían que en el ojete les metiera la lengua y les limpiara.
Al quitar la cara, la tenia con algún resto de pelos y mierda pegados, me puse en pie y mientras se pajeaban la polla, se abriola puerta y me pillo la jefa allí de pie, desnuda con D. Jose metiéndome un par de dedos en el coño, abierta de piernas y D. Andrés chupándome una teta mientras D. Manuel se pajeaba frenético.
Mi jefa se quedo atónita, pero no se fue, yo estaba roja de vergüenza yo que siempre había sido muy puritana y decente pillada allí, en pelotas como una guarra, con la cara llena de mierda del culo de dos desconocidos, con tres tíos dispuestos a follarme y sin poder cerrar las piernas.
Entro en el despacho y D. Manuel dijo, vaya aquí tenemos otra zorra, pero la jefa le hizo parar y dijo: así que por eso estabas cumpliendo objetivos eh Sylvia, ya sabia que eras una puta `pero no tanto. Bien caballeros, pueden hacer con Sylvia lo que quieran, no se corte.
Ella se sentó en un sofá y se puso a mirar.
Los tres se pusieron a meterme las pollas en la boca, por el coño, por el culo, me follaron los tres a la vez turnándose en los agujeros y mientras mi jefa se había sacado las tetorras(era la primera vez que se las veía y tenia unas tetorras impresionantes, gordas, duras, firmes con grandes pezones, muy bonitas) y se masturbaba lentamente viendo como unos clientes jodían a Sylvia la putona.
Ellos se me estaban jodiendo por turnos y en una ocasión llegaron a meterme dos pollas a la vez por el chocho mojado. A mi jefa le gusto esta variación y les dijo: salid del coño de esta guarra y probad en su culo, seguro que a esta puta la encanta que la enculen bien adentro.
Así lo hicieron sacaron sus pollas goteando mis zumos y me la clavaron primero uno, que entro sin problemas ya que lo tenia tan follado que entraba cualquier cosa y luego el otro, suavemente, empujando y siendo ayudado por mi jefa que le agarraba la polla y se la iba introduciendo en mi ojete.
El agujero estaba ya tan dilatado que entraba cualquier cosa, pensé que me iban a romper, pero se ve que donde cabe una caben dos y al poco dos pollas gordas me daban por el culo a la vez, mi coño había quedado al aire vacío y mi jefa se arrodillo y con los melones colgando y rozando la moqueta me pajeo y chupó el chocho.
Al final mi jefa me hizo chuparle los melones y se los agarre fuerte, le chupaba los pezones oscuros, le amasaba sus tetorras, me sentía tan puta que no me importaba nada y ya me había corrido varias veces.
Mientras, los clientes nos llamaban putas y guarras y zorras y cosas así que nos ponían aun mas calentorras.
Al poco se pusieron todos a mi alrededor, apuntaron sus pollonas a la cara y me soltaron enormes chorretones de esperma caliente, en mi cara sobre todo, alguno en la boca que tragué ávidamente, el pelo negro lleno de goterones pringosos, distintos sabores, la cara llena de lefa como si fuera nata caliente, casi no podía abrir los ojos de la cantidad de lechada que me habían soltado.
Mi jefa disfrutaba y se corrió en una paja frenética, bamboleando sus tetorras.
Luego se puso encima de mi cara y con su chochazo abierto y goteante, me meo en la boca y en la cara, los otros se animaron y también menearon encima, salpicando y manchando el suelo.
Quede rendida, sucia con restos de esperma en mi pelo, en mi cara, con meados por toda la cara con el gusto de la meada en mi boca, el chocho goteando zumos de los distintos orgasmos que había tenido y el culo completamente abierto, un agujero oscuro en el que mi jefa me metió la mano entera y sin ninguna dificultad.
Había conseguido mi objetivo de ventas, el reloj era mío, el único problema era que ahora mi jefa sabia y así empezó a llamarme, que era la mas puta de la oficina.