_Viste el culo que tiene la odontóloga?. Creo que es de apellido Orsi… O algo así… Igual mucho no importa, la cuestión es que me dejó la pija súper dura tan solo con mirarla_ escuché a Gastón, uno de los nuevos residentes, decirle a un compañero mientras estaban en la sala de descanso y no notaron mi presencia.
_Sii… Tiene un orto espectacular… está muy linda y le gusta provocar. _respondió Bautista, el otro de ese grupo de recién incorporados.
_Qué delicia de mujer. Cómo me gustaría regarle de leche esa cara de puta que tiene_ Acotó Gastón redoblando la apuesta.
Provocativa yo?? Noo… Para nada… me considero una mujer común y corriente. Ahora sí ellos tenían esa fantasía ya era problema de ellos.
Y toda la mañana estuvo en mi cabeza lo que esos dos chicos de tal vez 22 años dijeron de mí.
Si soy una aburrida odontóloga de 36 con una conducta intachable. Qué iba a imaginar que unos púberes de veinte y algo me vean así como un objeto sexual?. Aunque eso me levantó el ego y ciertamente en el fondo no podía dejar de sentirme un tanto extraña.
Hasta que un día coincidí con Gastón y Bautista en el ascensor. Fué un momento incómodo porque entré y me topé con ellos, y para peor más personas ingresaron también por lo que no pude volver a salir y estando éstos dos en el fondo debí quedarme muy apretujada dándole la espalda.
Al instante sentí unos dedos posándose en mi, más precisamente uno había puesto su mano en mi culo y escuché que algo murmuraron.
Me pregunté si el que me metía mano era Gastón o Bautista aunque me incliné más por el primero, ya que parecía ser el más atrevido de los dos.
Gastón muy alto y atlético como si fuese un jugador de básquet, tanto que estando de pie mi cabeza llegaba a la altura de su pecho. Llevaba el pelo corto, rapado en los costados y con una cresta empinada, además de tener el brazo cubierto por una manga de tinta y unas cadenas de oro que lo hacían parecer un reo, un gángster.
Bautista en cambio era más musculoso, de pelo rubio y un tanto más bajo de estatura que Gastón. Al parecer un fanático del gimnasio por como cuidaba su cuerpo. Brazos fuertes, pectorales inflados y mirada incisiva. Ambos eran muy lindos y con todas las de ganar.
Y después de ese cuchicheo entre los dos otra mano se posó en mi pierna mientras que la primera había vuelto a manosear mis nalgas. De hecho ahora parecía más enviciada con mi culo haciendo movimientos con total soltura y hasta osó a palpar con más detenimiento.
Me di cuenta de que mi cuerpo empezaba a traicionarme. Apretujada, me estaban manoseando el culo en ese reducido espacio y recordé las constantes apoyadas que recibía cuando viajaba en subte o en colectivo y supuse que todo quedaría ahí.
Fué cuando sucedió algo que me dejó helada. Sentí otra cosa en mis nalgas Algo más grande y duro y ya no se trataba de una mano… Y no necesité pensar mucho para adivinar de qué se trataba.
Uno pareció decirle algo al que me la estaba arrimando, pero a quien lo hacía no le importó y seguía fregando eso sin descaro en mi parte de atrás.
Y entonces llegó a traspasar todos los límites cuando sacó su miembro fuera del pantalón para frotarlo en medio de mis nalgas.
Tanta fué la osadía de ese pendejo que jamás imaginé que se atrevería a llegar tan lejos. Por suerte el ascensor se detuvo y llegué a mi destino, salí raudamente y caminé sin mirar atrás.
Durante un par de días todo estuvo tranquilo. Y así estando en la sala de descanso aproveché a prepararme un café. Pero alguien me descolocó y tomó por sorpresa. Largué un grito de terror lo que hizo que soltara el pocillo el cual se hizo pedazos en el piso.
_Perdón Doctora no quise asustarla._ Era Gastón, el más alto, el chico de los tatuajes.
Se acercó a mí, y me tomó las manos. Los vellos de mi brazo se habían erizado, cosa que me avergonzó dejándome un tanto expuesta.
Me agaché para empezar a juntar los restos del recipiente de porcelana.
Y como estaba con la cabeza a la altura de sus rodillas de seguro estuvo teniendo los pensamientos más degenerados, por lo que levanté la vista y me encontré con sus ojos clavados en mí.
Entonces Gastón decidió ayudarme. Nuestros rostros quedaron a una distancia muy poco conveniente. Me miraba los labios de tal manera que era difícil no pensar que iba a besarme pero cambió de planes y puso su mano sobre la mía.
_Deje, yo me encargo_ me dijo sin sacarme la vista y quedó con la mano apoyada en la mía, acariciándola de una manera muy sutil.
Me puse de pie mientras Gastón seguía limpiando allí agachado.
Yo apoyada en la mesada le estaba dando la espalda e imaginé sus miradas furtivas a mi parte de atrás.
Giré bruscamente y tal como supuse, me estaba desvistiendo con la mirada. Igual no dije ni hice nada al respecto. Me limité a simular que no me había dado cuenta de que me estaba analizando el culo con una vista de rayos X.
Y no le bastó con solo mirarme porque se levantó y al menor descuido estuvo literalmente pegado a mí, apenas unos milímetros de mi cadera.
Me hizo sentir extrañamente dominada y yo no tenía la suficiente determinación para apartarme de ahí.
Entonces su cuerpo se arrimó al mío. Ese chico tenía una leve erección y me la estaba haciendo sentir otra vez, como en el ascensor.
Me puse firme como para terminar con el tenso momento, me aparté, apoyé la cola en la mesada y me crucé de brazos. Estaba incómoda, pero también algo excitada.
Debajo del ambo se le había formado un bulto más que llamativo que estaba inclinado a la izquierda y me quedé embobada observando su entrepierna.
Supuse que con su corta edad no podría tener demasiada experiencia, aunque sí mucha energía y sobre todo ganas de hacerlo.
Y me tenté con esa verga increíblemente grande y dura propia de un chico de su edad.
Supo leer entre líneas entonces sigiloso se volvió a acercar a mi rostro y sentí su respiración caliente sobre mí.
_Puta hermosa como te voy a coger_ me susurró al oído.
Metió la mano por debajo de mi pantalón color celeste hasta llegar a la tanga para luego manosearme como si yo fuese una mercancía. Cuando se cansó de tocarme la tironeó hacia abajo junto al pantalón de trabajo por lo que instantes después las dos prendas estuvieron a la altura de mis tobillos.
Me podía dominar sin esfuerzo y no hablo solo de lo físico sino también de lo psicológico y extrañamente me empezó a gustar, había una parte de mí que lo disfrutaba y no opuse resistencia.
Su lengua se metió desesperada dentro de mi boca y cedí así que Gastón aprovechó y comenzó a penetrarme con sus dedos allí abajo.
No pude evitarlo y me traicionó un gemido y le supliqué que se detenga, que no era ni el lugar ni el momento indicado, pero mi pedido fué en vano, más bien pareció incentivarlo a que continúe y sus dedos se movían a toda velocidad, perforando mi húmedo sexo sin piedad.
Se bajó el ambo y esa pija enorme salió del encierro. El glande estaba impregnado ya de líquido preseminal y abrí grande los ojos cuando aprecié esa cabeza enorme.
_No no… Acá no podemos, vamos a tu casa o a la mía querés?_ Le dije pero ese chico estaba incontrolable y a decir verdad yo quería que siga.
Y como era de esperar hizo caso omiso, me hizo agachar y sentí esa vergota meterse en mi boca. Estaba decidido a penetrarme tanto que me hizo sentir su abundante líquido preseminal en mi lengua y me lo tragué fácil.
El pequeño de edad pero gigante de estatura estaba enloquecido. Sonreía y me la empujaba más adentro. Acarició mi cabeza y me decía lo puta que era.
Así que soy puta?? Perfecto… Por lo tanto ésta puta se la iba a chupar tan rico como en esos videos porno que seguramente tanto frecuentaba.
Lo saqué de la boca, lo miré y lo tomé con la mano para otra vez succionarlo como si fuera la última pija de mi vida.
_Que rico la chupas putita hermosa_ me dijo entre gemidos, a lo cual asentí con la cabeza.
Me hundió más toda esa carne a su gusto y antojo y de a ratos me obligaba a detenerme. Unos instantes después, vi su rostro transformado, así que empecé a masturbarlo y chuparlo con todas las ganas tanto que no se pudo contener y como era de esperar acabó dentro de mi boca.
Saboreé todo ese semen abundante tanto que me pareció extremadamente dulce, espeso y rico.
_Abrí la boca_ me ordenó en su rol dominante.
Obediente la abrí y saqué la lengua, para que viera que ya casi no quedaban rastros de su lechita, porque me la había tragado toda, como si fuese una actriz porno.
Me acarició la mejilla casi con amor tanto que me sorprendió. Su verga gorda había quedado completamente fláccida mientras mi propia baba goteaba de ese pene ya en declive.
Necesitaba seguir, me dejó con ganas de más así que entre roces y mucha lengua mutua estuvimos un rato más en la sala de descanso, y por suerte nadie entró..
_Nos vemos a la noche si?_ se lo pedí algo desesperada, y así acordamos en vernos ese mismo día al caer el sol.
Ese pendejo me dejó súper caliente.
Y llegó la noche. Estaba algo tonta, acelerada y nerviosa por lo que iba a venir. Opté por una ropa cómoda, ni muy puta ni muy mojigata, pero sexy. Alisé mi pelo, resalté mis pestañas, elegí unas sandalias para mis pies y partí.
Llegué a su morada y me abrió la puerta. Entré y no hubo tiempo de nada, era a lo que vine, así que Gastón me desnudó y me comió la concha con desesperación, sin vueltas. Me dió un oral alucinante, mezclando su saliva con mis jugos y después se dedicó exclusivamente a mi clítoris.
Majo vas a acabar?_ Me preguntó saliéndose un instante.
(Ahora me llamaba por mi nombre en diminutivo, por lo menos ya no me decía»puta»)
Asentí con la cabeza, porque ya estaba casi a punto.
Entonces tomó una almohada y me la dió y yo hice lo mío abriendo la boca y mordiéndola.
Y así acabé… El mejor de los orgasmos me lo provocó un nene de 22 años a pura lengua, saliva y dedos y a pesar de esa almohada de poco sirvió porque mis gemidos retumbaron dentro de esas cuatro paredes.
Acto seguido tuvimos si se quiere nuestra «primera vez» y fue algo hermoso, nos quedamos un rato en la cama para después levantarme a duchar mientras él tomó el celular para hablar con alguien y supuse encargó algo de cenar.
Pero al salir de la ducha supe que no se trataba de un delivery que nos traería algo de comer. Vilmente me mintió, porque quien estaba ahí presente era Bautista, el rubio, o sea el otro residente. Lo llamó para que venga.
_Hola Doctora Orsi, ahora la vamos a coger entre los dos okey?_ me dijo el rubio con voz amenazante y sin más se arrimó a mí y muy atrevido metió la mano por debajo del toallón que como era muy corto no le costó trabajo deshacerse de él.
Quedé completamente desnuda teniendo frente a mí a esos dos depravados que me veían con lascivia.
Empezaron dándose un festín con mis pechos y se prendieron de una teta cada uno y me tenían inmovilizada contra la pared y de tanta succión y manoseo me dejaron los pezones totalmente duros.
_Tenias razón Bro, es muy puta la doctorcita y está más caliente que nosotros o no Doctora Orsi?_ me dijo Bautista.
Me agarró de la mano obligándome a dar unos pasos hacia adelante, separando mi espalda de la pared. Ya me imaginaba por qué había hecho eso. Queria ver esa parte de mi cuerpo que para ambos era el mayor estímulo.
De repente se agachó y sentí la boca de Bautista en una de mis nalgas. La mordió de forma violenta como si quisiera arrancarme un pedazo para después tomarlas con sus rudas manos y separarlas como buscando el tesoro más oculto.
Y cuando llegó a ese lugar tan preciado empezó a frotar la lengua en mi ano con deseo, mientras no dejaba de manosearme y así empezó a comerme el culo con la lengua de una manera furtiva.
Por mi parte me dejé hacer y sentía un extraño cosquilleo además de la abundante baba que me estaba dejando en ese orificio por el cual mi novio perdía la cordura. Y confieso que éste pendejo atrevido me lo devoraba como si el mundo se terminara mañana.
Y el placer que estaba sintiendo era tal, que con los ojos cerrados apenas me di cuenta de que Gastón estando adelante prendido a mis tetas había empezado a penetrarme con los dedos.
Por momentos demostraba cierta torpeza o alboroto, o será porque ahora estaba ocupándose en otras tareas igual de placenteras para los dos?. Con una mano me masajeaba una y después la otra como para no descuidarlas, en cuanto la otra mano que había llevado a mi entrepierna con dos dedos zambullidos en mi sexo me provocaron una terrible lubricación.
Estaba caliente. En ese momento ya me olvidé de dónde estaba, de mi novio, mi reputación y quién era yo.
Gastón literalmente me estaba cogiendo con los dedos mientras que la lengua de Bautista se adentraba mas y mas haciendo lo mismo en mi esfínter.
_Qué rico culo tiene esta mujer… Además de ser perfecto es delicioso_ dijo saliéndose un instante, para luego darme sonoras palmadas en las nalgas y después retomar esa tarea que le parecía tan placentera.
_ Yo también quiero probar ese culo!_ le respondió Gastón un tanto celoso por el accionar de Bautista.
A esa altura los dos ya hacían de mí lo que querían.
Y Bautista siguió chupándome el culo. Tanto podría gustarle?
Cuando se satisfizo se levantó para apoyarse en mí y hacerme sentir su potente erección en mis nalgas.
Había llegado el momento de cogerme.
Los dos desnudos con las pijas paradas se arrimaron a mí. Me tomaron de una mano cada uno y empecé a tocarlas con un suave movimiento de la cabeza hasta la base.
Me gustaba sentir esas cosas duras, esas fuentes de energía y placer que por ser ambos tan jóvenes prometían y mucho.
Gastón y Bautista estaban en perfecta sincronía como si todo estuviese milimétricamente programado de antemano.
Me puse de rodillas para empezar a chupar primero a la de Gastón que en cierta parte ya la «conocía», mientras lo pajeaba a Bauti y cuando se lo dejé en el punto justo hice lo opuesto, solté la de su amigo y comencé a tragarme la otra.
Y así por un largo rato hasta que Gastón me hizo levantar. Tironeó mi brazo hacia él, hasta que quedé pegada a su cuerpo.
Como si fuera un objeto me hizo subir a la cama sobre él y como si estuviese entrenando en el gimnasio hice una serie de sentadillas sobre la pijota de Gastón que me la hizo entrar toda mientras yo me confiada me movía suavemente soltando los primeros gemidos.
Y así montada en Gastón me encontré con la pija de Bautista apuntando a mi cara ansioso en búsqueda de más sexo oral.
Y le di el gusto. Esa noche les daría todos los gustos, si en definitiva ya no había nada que perder.
La noche iba a ser eterna. Y así sentí la mano del rubio fornido en mi culo.
Luego deslizó los dedos buscado agujero menor, y primero uno y luego dos de ellos se perdieron adentro sin ninguna dificultad.
_Pendejo degenerado!! Cogeme ya!!… Sacate las ganas de una buena vez!!_ le dije incómoda al sentir sus dedos invasores.
_Tranquila doctora, obviamente se lo quiero meter por atrás_ dijo con una risa maliciosa hundiendo sus dedos por completo y dejándome paralizada.
Y yo arriba de Gastón quien abría mis nalgas como cediéndolas a su ladero sentí el cuerpo de Bautista pegarse a mi y ya no pude salirme y no tardé en sentir el glande arrimarse a mi ano que como si sintiese un natural temor o por reflejos se contrajo, como no queriendo ser penetrado.
Era imposible que esa cosa enorme y venosa se metiera en mi culo. Me dió pavor.
Sin esperar más empujó pero fue en vano. Mi ano por demás estrecho no cedía, como que no dejaba que Bautista pudiera hundir el glande. Se resistía.
Entonces metió de nuevo sus dedos y escarbó en mi culo un buen rato mientras Gastón me propiciaba cortos movimientos para relajarme y lo estaba logrando.
Bautista entendió la señal y retiró los dedos, para acto seguido arremeter con su pija y así logró meterse unos centímetros.
_Amigo no sabés cómo aprieta este culo!!.
_Metésela entera. Rompela toda_ le respondió Gastón quien empezó a dármela más duro, con violencia.
_ Con el terrible culo que tiene supongo debe ser experta en sexo anal.
_Ese culo no está hecho solo a base de gimnasio o no María José?_ me decía mientras me estiraba del pelo y mordía mis labios.
_Quien diría que la Doctora Orsi es una experta en doble penetración?.
_ Aparte de ser una jefa ejemplar se come dos pijas al mismo tiempo_ Dijo Bautista para ambos terminar en risas.
_A ver, ahora me toca a mí_ dijo Gastón reclamando mi perforado culo como si fuese un bastión de guerra.
Quedé en idéntica posición, montada sobre él con mi sexo chorreando y el culo taladrado cuando Bautista se salió de mí.
Por suerte con Gastón ya tenía más confianza así que apuntó para entrar en mi otro agujero.
Obvio que tenía más experiencia que el rubio, tanto que lo hizo mejor que este y logró relajarme de tal modo que sin pensarlo ya tuve tal vez la mitad de ese miembro adentro, enorme como todo en él. Gastón me lo hacía tan rico que mi culo se iba adaptando sin problemas.
Una segunda pija esa noche se adentraba en mi tan deseado pequeño orificio, y éste con sus escasos 22 años sabía lo que hacía, era casi un experto.
Mis gemidos se convirtieron en gritos que apenas podía contener. Ese chico me estaba volviendo loca.
_Gastón se la mentiste toda!_ Dijo Bautista observando la escena desde atrás.
_ Y qué esperabas, si la Doctora Orsi tiene un culazo gigante y tragapijas_ agregó gozozo.
Una vez que había alcanzado cierta profundidad empezó a sacarla y meterla, lo que me generaba más y más gemidos.
Después de esto no volveré a sentarme nunca más, pensé entre mí.
Me sorprendió que durase tanto tiempo. Había estado segura de que acabaría en unos minutos, después de todo el juego previo que habíamos hecho.
Pero los dos seguían duros como una roca. O quizás era porque mientras ellos me lamían por todas partes (concha, culo, tetas) habían interrumpido sus eyaculaciones varias veces recargando energía.
Hasta que Bautista, el mirón que observaba la enculada que me estaba dando Gastón eyaculó. Sentí un alivio, ya quedó descartado, uno menos pensé.
_La vas a acabar adentro?_ le preguntó curioso y ya debilitado tras la potente eyaculación.
_Claro… Le voy a acabar en el culo y después se la voy a meter en la boca a ésta putita hermosa para que me la deje bien limpia.
_Mirá lo que es el culo de ésta hembra!!_ decía victorioso por tenerme montada sobre él haciéndome suya.
Y toda esa arenga de su amigo y tras verme así tan entregada y sumisa hizo que Bautista retome fuerzas y se arrime a mí, pegó su miembro blando a mi rostro y no se inmutó a preguntarme si quería chupárselo otra vez.
Me lo llevé a la boca y empecé a chuparlo. Segundos después sentí cómo empezaba a ponerse dura.
Empecé a succionarlo motivada mientras Gastón seguía cogiéndome el culo, era inagotable ese chico!!.
Y estuvo metido en mí un buen tiempo hasta que no pudo más y acabó.
_Nunca en mi vida nadie me había largado tanta leche como él.
Esta hembra es increíble… Le eché un litro de leche adentro y está como nueva. Por Dios que culo!!!.
Y mientras me recuperaba de esa potente descarga seguí chupándosela al petiso fisicudo.
Cuando Gastón me hizo salir de él Traté de acomodarme para chupársela mejor a Bauti y me entretuve un buen rato así.
Pero Gastón el macho dominante en un abrir y cerrar de ojos ya tenía otra erección. Ese era el problema (o el lado positivo, no sé) de hacerlo con chicos tan jóvenes, si mi novio después de echarme un polvo lleva un lapso para recuperarse, y hay veces que me conforma con solo uno y ya, pero estos chicos tenían una erección tras otra.
Ya los tenia a ambos sobre mí de nuevo con las vergas paradas.
Cuando Bautista eyaculó en mi boca, me la tragué toda, ya estaba enviciándome de tanto probar leche dulzona y espesa de esos dos «colágenos» de 22 años, como los definiría una amiga.
Y al ver a Bauti dándome de beber todo su néctar, Gastón acabó también, me inundó toda la cara con semen ese pendejo del demonio!!.
_Doctora Orsi ésto estuvo buenísimo!!. Pero otro día quiero hacerle más cositas_ me dijo Gastón sacudiendo su pija baboseada y pegajosa en mi cara.
_Cuando quieras_ le contesté con la cara enchastrada y los ojos que apenas podía abrir.
Me aseé, me vestí y me despedí de ambos y Bautista se ofreció a llevarme a casa pero le dije que no. Preferí volver en Uber.
Eso sí, tenía el culo dolorido y apenas pude sentarme en el asiento de aquel auto de alquiler.