En el ascensor
Mi relato comienza así; ustedes bien saben que tengo un negocio de fotografía social en el sur de la ciudad, y constantemente tengo entrevistas con personas que quieren casarse, o que festejan algún evento especial (bautizos, confirmaciones, XV años, etc.).
Tengo un trabajador a mi cargo pero exactamente ese día, se nos presentaron dos citas al mismo tiempo.
Mi cita era a las 12:00 de día en un edificio de oficinas en Polanco, zona de nivel medio alto de ésta ciudad, entonces ya no fui a la oficina esa mañana, me quedé en el departamento a esperar a mi novio ya que él me iba a acompañar, entonces me arreglé para la cita y después iríamos a comer con Eddy.
Cuando llegamos a la dirección, le dije a mi novio que si quería acompañarme, el me contestó que mejor me esperaba en el coche, ya que se aburre de inmediato en una cita de trabajo.
Comprendí la situación ya que no era la primera vez que me acompañaba, entonces tomé el elevador y me dirigí al octavo piso.
Cuando llegué a la recepción del edificio, una persona de traje negro y corbata de seda, me preguntó a que piso iba y a que persona tenía que ver, lógicamente era un supervisor de seguridad, me presenté y en ese momento tomó el interpón para comunicarse con el Licenciado a quien yo tenía que ver para confirmar, después de esto, se disculpó conmigo y me dijo que podía pasar, que no había ningún problema, quizas para él no, pero para mí, creo que sí, porque desde que llegué a la recepción no me quitaba la vista de mis piernas y mi falda, que con el movimiento que yo hacía de mis caderas, se movía toda.
Me acerqué al ascensor, y él se acercó también a su compañero diciéndole algo cerca del oído, y en lo que esperábamos que abriera la puerta del elevador un grupo de personas y yo, cuando me percaté, el chico que me había interrogado anteriormente estaba detrás de mi.
Se abrió la puerta del ascensor y subimos todos en grupo, era tanta la gente que intenté pegarme al fondo del elevador, pero el supervisor fue más rápido que yo y cuando me di cuenta el de nueva cuenta estaba detrás de mi, cosa que no le di mucha importancia, cerraron las puertas del elevador y comenzó a subir lentamente.
En el primer piso, subió una mujer demasiado gorda, lo que obligó a que la gente nos moviéramos más atrás, y cuando me moví yo, sentí el cuerpo del muchacho muy cerca de mí, era increíble lo que estaba sintiendo, el muchacho tenía ya erecto su pene y lo pegaba a mis nalgas, les digo esto porque así siento cuando Eddy me abraza y su pene se le para por la excitación.
No me desagradó así es que me quedé ahí, moviéndome un poco más hacía los lados para excitarlo más y él se dio cuenta. Poco a poco, puso su mano en mis nalgas, por sobre la falda y me acariciaba, yo me hacía la desentendida, no quería causar ningún problema en ese momento.
Esto le dio valor, creo yo para hacer lo que hizo.
Sin miramientos y ya que el resto de la gente no se daba cuenta, subió mi falda y puso su mano nuevamente en mis nalgas, pero ahora me las apretaba, las dos.
Como era un poco más alto que yo, no se si le costaba trabajo pero trato de meter su mano entre mis piernas, así que para facilitarle el trabajo, me abrí ligeramente de piernas y nadie en el ascensor se daba cuenta, en ese momento me comencé a mojar, ya que sus caricias no eran bruscas, sino todo lo contrario, eran muy delicadas y eso me fue excitando más y más.
Cuando miré la pantalla del elevador, ya estábamos en el piso seis, y la gente subía y bajaba, pero el ascensor seguía lleno.
Cuando sentí uno de sus dedos tratando de acariciar mi clítoris, me vine, tuve un delicioso orgasmo y traté de cerrar mis piernas, es decir de apretarlas para no verme tan obvia, aunque para este momento, ya sentía que iba hasta sudando.
No se si mis movimientos de piernas lo excito más a él pero no sacó su mano el muy cabrón, sino la dejó ahí, entre mis piernas, lógicamente yo se la estaba apretando.
De repente ya estábamos en el piso 11, faltaban 3 para llegar al último piso, y fue tan ágil su movimiento de mano, que la quito de entre mis piernas y paso su mano al frente, como mi falda es holgada, no se veía mucho por delante de lo que él estaba tratando de hacer con mis pantimedias, me las quería romper y trataba de meter su dedo en mi vagína, entonces sus movimientos empezaron a ser más violentos y cada vez que me apretaba, me obligaba a que mi cuerpo se fuera hacia atrás, era un movimiento delicioso porque entonces mis nalgas ya estaban pegando a su pene casi de forma directa, ya que mi falda estaba subida.
Llegando al último piso, toda la gente comenzó a bajar tan rápido, que también lo hice yo, pero en el momento de moverme rápido hacia el frente y salir del ascensor, creo que fue su reloj o no se que se atoró con el borde de mis pantimedias y me las rompió, se escuchó el sonido de rotura, pero no me importó ya que estaba tan excitada que si me hubiera quedado ahí, no me hubiera importado y me hubiera dejado hacer el amor por ese muchacho en ese momento, pero me preocupaban tanto mis clientes como Eddy.
Es por eso que salí del ascensor y él se quedó dentro. Entonces me bajé caminando hasta el octavo piso, pensando en lo que había pasado y en lo que me prendió esa situación.
Finalmente me presenté con el Licenciado que me había llamado y ya estaba ahí su novia, y seguí con mi trabajo. Si no mal recuerdo, tardé con ellos como una hora y media o tal vez un poco más, y cuando salí volví a tomar el ascensor de regreso.
Iba nuevamente lleno pero ahora me quedé casi en la puerta, ya no estaba el muchacho, entonces cuando llegué a la recepción, él estaba ahí, nuevamente trabajando y recibiendo a la gente. Me acerqué para despedirme y agradecer su atención, y él me dijo:
– Al contrario, disculpe usted por las molestias y esperamos que su visita haya sido de su agrado, me guiño un ojo. Y sentí que me había sonrojado.
Cuando llegué al auto, Eddy me estaba esperando y lo primero que me dijo, como te fue, le dije que me había ido de maravilla, ya que después de todo, también vendí un paquete fotográfico de los más caros, ya que venía incluido las fotografía y un video.
Me subí al coche y nos dirigimos a un restaurante, cerca de la oficina ya que tenía que presentarme normal a trabajar y a ver como le había ido a mi muchacho, entonces en el transcurso del camino, conforme íbamos platicando, Eddy me iba acariciando mis piernas como regularmente lo hace cuando maneja, y por momentos me subía la faldita, y cuando pegó su mano a mi entrepierna me dijo:
– Creo que te pusiste mal tus pantimedias, ya se te rompieron.
Le digo, son unas pantimedias que me compré como hace dos meses y ésta era la tercera vez que me las ponía, pero que me hiciera favor de pasar a un supermercado para comprarme otras, porque no me gusta verme mal, y como eran pantimedias de licra, poco a poco se van, es decir, se van jalando y una se ve mal.
Me hizo el favor de acompañarme a comprarme unas pantimedias del mismo color y marca y cuando llegué a la oficina, lo primero que hice, fue cambiarme, después nos fuimos a comer.