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Alicia

Alicia

Alicia, trece años soñando estar contigo, deseando tenerte, sentirte entre mis brazos, sentir la pasión que llevas dentro.

La primera vez que la vi fue en una foto.

Estaba en un río, llevaba puesta una camiseta que por efectos del agua dejaba ver sus hermosos senos, grandes, provocativos.

Siempre que la veo, despierta en mí una sensación de ternura y a la vez de desenfreno total. Me dan ganas de mimarla y a la vez de hacerla mía con locura, con pasión hasta llegar a los límites del placer.

Un día íbamos del pueblo a Madrid, los dos solos en el coche y no pude resistir el deseo de decirle todo lo que pasaba por mi mente, guardado durante tantos años.

Contarle que en mis sueños la hacía mía.

Una vez en el aeropuerto nos besamos. Un beso apasionado, que me llevó hasta los confines del placer. Pude recorrer su boca, sentir sus manos en mi cara. Estaba en el cielo.

Un día estando en mi oficina sonó el teléfono, era ella. Me dijo que iba a estar en la mañana sola en su casa y que si podía ir a verla. Inmediatamente arreglé todo y salí temblando de emoción en su búsqueda.

Al llegar ella me abrió la puerta y vi en sus ojos esa mirada que me vuelve loco.

Mi corazón estaba que se salía de mi pecho.. llevaba puesto un albornoz de rayas azules y me dijo: sigue y me esperas que me voy a duchar.

Me senté en el comedor auxiliar y escuché cuando abrió el grifo del agua.

No pude resistir y me dirigí hacia el baño, la puerta la había dejado abierta y estaba bajo la ducha. Sin dudarlo un instante me desvestí y corrí las cortinas..

Ahí estaba ella, hermosa, mirándome, pidiéndome con su mirada que me duchara con ella.

Sin decirnos una sola palabra me metí en la bañera y cogí las esponja que tenía en su mano y comencé a recorrer cada parte de su cuerpo mientras mi mirada descubría cada rincón de su cuerpo, enjaboné su cuello, y bajé hasta sus tetas viendo sus pezones erguirse invitándome a probar ese manjar, pero seguí recorriendo su cuerpo, luego la puse de espaldas y dejando a un lado la esponja y con mi mano untada de gel la recorría una y otra vez por el centro y por los lados sintiendo cada rincón.

Bajé hasta sus nalgas que masajeaba suavemente y metí mis manos entre ellas hasta abajo hasta sentir su chocha caliente esperándome.. con la otra mano acariciaba su monte de venus y me puse frente a ella y me empecé a besar cada rincón de su cuerpo, su cara, su boca, sus hombros, sus tetas, los cogía con ambas manos queriendo metérmelos ambos a la boca para calmar mi sed.

Chupaba alternativamente los pezones duros mientras escuchaba el sonido del agua y sus gemidos y percibía los movimientos de su cuerpo.

Bajé hasta su ombligo y luego hasta su monte de venus que recorrí con mi lengua mientras ella acariciaba mi cabeza.

Ella subió un pié sobre el borde de la bañera y abriendo esa hermosa chocha que clamaba ser devorada por mis besos y mis caricias.

Empecé a recorrer lentamente cada parte de su cueva explorando todos sus rincones y sintiendo el néctar que manaba llegando hasta mi garganta, pasándolo lentamente para disfrutar cada gota.

Mis manos acariciaban sus nalgas mientras mi lengua buscaba afanosamente su clítoris.

Lo tomé entre mis labios y lo apretaba suavemente sintiendo como ella movía sus caderas en círculos y apretaba mi cabeza contra sí, gimiendo y pidiéndome que siguiera que no parara, que tomara todo, empecé a mover mi lengua cada vez más fuerte, metiéndola y sacándola, recorriendo cada pliegue de esa hermosa chocha inundada, caliente, deseosa.. mis dedos untados de gel recorría sus caderas, sus nalgas, por el centro hasta llegar a su hermoso culo, describiendo su entrada con mis dedos, haciendo pequeñas presiones sobre su entrada mientras mi lengua, la embestía una y otra vez, y sus gemidos eran más fuertes como los movimientos de sus caderas.

Podía oír su voz diciéndome que siguiera, que la chupara, que la chupara toda.

Esto me excitaba más.

Pasamos de las caricias tiernas al desenfreno.

Mis dedos la acariciaban por todos lados y mi lengua empezó a recorrerla desde el monte de venus hasta llegar a su ano y volvía a subir sintiendo su cuerpo contraerse y sus manos apretar la cabeza.

Mis dedos y mi lengua entraban una y otra vez por su hermosa cueva y luego por su ano, ella gemía pedía más y mis movimientos se aceleraban hasta sentir que su cuerpo se arqueaba para luego sentirla desfallecer.

Me puse de pie y seguí besándola, lo que siguió después lo escribiré solo si tu Alicia lo quieres….

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