Clases de recuperación
Habían terminado las clases regulares, y seguían los exámenes finales y la verdad, es que mis calificaciones eran muy bajas y mis vacaciones se habían esfumado.
Mis padres viajarían a casa de unos tíos que están cerca de la costa, tenía ganas de ir para poder repetir lo del año pasado con mi prima Susana pero ese año lo veía muy difícil, y así fue mis hermanas se fueron de vacaciones y yo me quedé con mis padres. Tenía una semana para ponerme a estudiar.
Durante una semana fui a clases de recuperación a la escuela, habían muchos que tomaban los cursos pero, además, acudían a la escuela los que entraban a primer año. Ese año entraron unas niñas hermosas o como mis cuates y yo decimos, «la carne fresca», entre ellas destacaba una en particular, una rubia, de unos ojos color verde claro con un brillo espectacular, de estatura media, como de 1,65, su cuerpo era el mejor de el de todas, sus largas y torneadas piernas terminaban en una delicada cadera y una cinturita en la que cualquiera se perdería, con una cara de ángel que cautiva a cualquiera, su nombre era Anni y tenía 18 años, lo supe unos días después.
Intente encontrarla para ligármela pero por más que la busqué por los pasillos de la escuela y simplemente no daba con ella, hasta que el último día de clases, ya resignado a no verla sino hasta que comenzaran las clases normales, chocamos en la salida y por mi gran torpeza o mi gran suerte, su mochila fue a dar al suelo, la ayudé a levantar sus cosas y así fue como averigüé su nombre y su edad. Llevaba unos jeans azules, que más que estar pegados a su piel, parecía como si los tuviera pintados, delineando una pequeña tanguita a través de ellos, dejando al aire su hermoso ombligo, una blusa blanca ajustada, a través de la cual se podía distinguir su sujetador de encaje blanco, y en el pelo una cola de caballo amarraba su cabellera rubia que brillaba con el sol. Era algo tímida, no sé por qué, pero su cara denotaba una inocencia y ternura que me cautivaba.
Pasaron mis exámenes y como siempre, logré pasar todas mis materias a acepción de matemáticas, así que mi cruda realidad era quedarme todas mis vacaciones en casa, y estudiar para el siguiente examen insuficiencia, y mi madre arregló que, una maestra, que además vivía cerca de la casa, me diera clases particulares de matemáticas en su casa, las clases eran en las tardes, dos horas diarias durante dos semanas en un grupo pequeño de unos seis o siete alumnos, pero como los alumnos que ella tiene son de secundaria yo tendría que trabajar a parte ya que me encontraba estudiando la prepa en ese en entonces acababa de cumplir los 18 años.
Los días pasaron, inicio mis clases particulares, me dirigía a casa de la maestra pensando en aquella preciosura cuando un chiflido me hizo regresar al planeta, era ella montada en una bicicleta y con una sonrisa me dijo «adiós», una vez más la volví a ver y la tenía más adentro de mi cabeza. Al llegar a la casa de la maestra, la cual se llamaba Beatriz, un poco tarde ya que no conocía dónde vivía, mi sorpresa fue enorme cuando al abrirse la puerta a apareció Anni y me dijo:
-¿Que… me estas siguiendo?-
-No exactamente, vengo a las clases.
-Ah, eres el retrasado… pasa mi mamá te esta esperando.
Se dio la vuelta y me llevó a un estudio donde se encontraba su mamá, mientras caminaba delante de mí, no podía dejar de observar el movimiento de su cuerpo y sobre todo el de su culito, tenia un contoneo muy excitante, además parte de su short estaba dentro de sus nalguitas, era un visión excitante, tanto que mi pene reaccionó al instante teniendo una erección, la cual pude disimular con mi larga playera, bueno creo por que cuando se volteó a verme me sorprendió mirándole el trasero.
-¿Ves algo que te guste?.- con trabajo reaccioné a la pregunta.
-No, yo….es que…..- me tapó la boca con su mano.
-Calla… y pasa, que te espera mi mamá.- sonrío y se fue.
No podía creer que ella estaba ahí y que esa era su casa, tan cerca de la mía. Su mamá era una mujer de unos 38 años bien conservada, se parecían mucho, los ojos de ella eran iguales a los de su madre, el cuerpo, a pesar de su edad, seguían en su lugar. Beatriz es una mujer alta de 1,72m, de cabello rubio corto, unas tetas grandes y un culo redondo y paradito, era realmente hermosa, ahora comprendía de dónde provenía la belleza de su hija Anni. Durante toda la clase estuve pensando en ella y no podía concentrarme en estudiar, así que pedí permiso para ir al baño, mi intención era toparme con Anni una vez más. Salí del estudio y me dirigí por el pasillo al baño pasando por los cuartos, cuando escuché el ruido del televisor que provenía del cuarto de Anni, me acerqué a la puerta y la abrí un poco para poder verla, allí estaba, parada frente a la ventana de su cuarto con sólo una playera sin mangas blanca y en pantys también blancas, además de unas tobilleras blancas y una paleta en la boca, era una visión muy excitante, cuando ella volteo, pensé que me podía ver así que cerré la puerta un momento y la volví a abrir, para mi sorpresa ella se encontraba acostada en su cama sin su playera exponiendo al aire sus hermosos y grandes senos, con una mano acariciaba sus tetillas rosadas y con la otra metía y sacaba su paleta de la boca como si chupara una verga, yo me encontraba muy caliente, mi verga estaba a punto de perforar mi pantalón, me la sobaba por encima del mismo pero tuve que sacármela o si no mojaría todo mi bóxer, tenía la intención de entrar pero no lo hice.
Las manos de Anni acariciaban su abdomen y bajaban a su vientre mientras sus piernas se separaban dejando ver su entrepierna, su mano paseaba por encima de su panty evidentemente húmeda por sus fluidos. Se sacó las pantys y las arrojó a un lado de su cama, solo tenía puesto sus tobilleras blancas, se arrimó a la cabecera de la cama sentándose y abriendo más las piernas, ahora podía ver detalladamente su vagina la cual tenía una pequeña capa de vellos rubios, sus labios vaginales estaban brillosos y rosados, su respiración era cada vez más rápida y agitada, su cuerpo se contorsionaba más y más rápido y era evidente que tenía un orgasmo tras otro en un momento sacó una de sus manos y se la llevó a su boca tratando de ahogar un enorme gemido de placer que terminó por tirarla en la cama ya sin esfuerzos y muy cansada, yo sentía que estaba a punto de tirar toda mi leche en su puerta pero me controlé volví la mirada hacia dentro del cuarto y pude verla de espaldas a mí mostrándome su bello culito, vi sus pantys de un lado y decidí tomarlas, entré en silencio y sin hacer ruido las recogí y vi en su rostro un gran placer y tranquilidad, salí del cuarto y me dirigí al baño, ya dentro observé bien sus pantys calentitas y totalmente húmedas despidiendo un agradable aroma, mi excitación era demasiada y mi verga a punto de estallar en mi pantalón, terminé sacándomela y masturbándome en el baño, pensando en el cuerpo de Anni totalmente desnuda, en cómo se acariciaba y excitaba, pensando que era yo el que le provocaba ese espléndido orgasmo, provocándome un intenso orgasmo, tirando una enorme cantidad de mi leche por todo el baño.
Antes de salir del baño limpié todo el desorden y me guardé la panty en el bolsillo de mi pantalón y me dirigí al estudio donde se encontraba la maestra (su mamá), no sin antes pasar por su cuarto y tratar de verla, pero la puerta estaba cerrada así que seguí mi camino. Durante ese día no pasó nada más pero apenas era el primer día…