Amor en soledad
Imagina una niña, una mujer, una diosa, una cortesana, en su coqueto traje especial.
Solo ella puede usarlo, es de niñas, es de mujeres, pero es particular y único.
Carente de moños y rebusques, simple, revelador y fascinante..
Sabe cómo llevarlo, y como perderlo también. Conoce de palabras dulces y engaños con sentido.
No le importa su imagen, juega con ella.. tantas veces lo hizo antes.. tantas mas lo hará
Como ahora mismo, tan serena, despreocupada, revuelta en la cama de sus padres…
A solas con su rebeldía incipiente.
Nada le importa, el silencio y su pasión son los únicos testigos del frenesí que allí se desata.
Un ritual acostumbrado el que desarrolla, la hora de siempre (el regreso cansado de su tortura) y hasta la habitación del gran espejo dirige sus pasos la niña.
Una vez allí deja su mochila (como la odia!), mira su cuerpo reflejado en el lustroso espejo, y al reconocerse a sí misma una mueca de satisfacción cruza por su blanco e inmaculado rostro.
Un rizo huidizo cae un instante por sobre su frente, ay de la pobre, siempre desaliñada y de aspecto desprolijo.
Acomoda tímidamente su camisa, su impaciencia la delata, sus hermosas piernas enfundadas en algodón verde tiemblan un instante recordando ceremonias pasadas.
El fuego comienza y la mujer ya se retuerce sintiéndolo en sus entrañas, el rojo de sus mejillas contrasta con el negro acerado de sus ojos. La pequeña Alicia ya esta lista…
Solo detalles la separan de su ser… y desprenderse de ellos es necesario para la realización
Lo sabe, lo goza.. desea arder y suspira antes de continuar, ya ha perdido su timidez, dispuesta y necesitada se echa a la cama.
Se estira, se despereza, admira una vez más su hermoso cuerpo, se tienta.. arriba el techo y un ventilador encendido.
Abre las piernas, flexiona las rodillas, sabe que no hay testigos pero los desea, se sueña traviesa, súbitamente, en un movimiento casi felino cambia su postura, la cama tiembla un instante y Alicia ya está de frente al metal brillante, eleva sus piernas, sus mocasines marrones asoman irreverentes desde atrás, con sendas patadas al aire desaparecen del espejo
Ya se siente más libre, estira sus pies juguetonamente, desea probar el viento en los dedos de sus pies, sudor y humedad, embriagador, sutil aroma de mujer en envase improbable
Más a gusto su cara se transfigura , enloquece un instante y decide quitarse la camisa opresora, consciente, de uno en uno desabrocha los botones, otro movimiento rápido y logra sentarse en la cama, cruzada de piernas puede observar el blanco de su interior, camisa a medio desabrochar, la pobre casi no puede reprimir sus instintos, su imagen misma la pierde, se descubre a sí misma tocando sus pezones, un masajeo frenético, cierra los ojos, el contacto es retenido.
Ojos entrecerrados, y la camisa ya no es más que un elemento espureo.
Un suspiro sostenido y logra captar su propio aroma en el ambiente
Se impone la pausa.. falta el aire en los pulmones de la diosa corrompida, el corte, el disfrute y un nuevo suspiro. Dedos que exploran, quejidos y el miedo de perderse.
Imagínala de pie junto a la cama, busca algo de su mochila, se agacha, la pollera cubre el comienzo de sus redondas nalgas, los flecos de su pollera y las medias can can hacen juego, la damita se para, se vuelve a agachar, mueve su culo, lo siente arder, enfundado en las medias ya lo siente húmedo, siente miedo de admitirlo pero le molesta, no lo entiende pero ya no puede resistir, conoce la solución, nunca antes se había atrevido pero esta vez ya no podía ocultarlo, un nuevo paso a la santidad se consoló, respira hondo, su mente se niega a imaginar, eso la excita más.
Lo soñó, incluso lo planeo
Conoce los secretos que aún jamás ha develado, y está dispuesta a correr el riesgo digno
Resignada a sus propios deseos vuelve a la cama.. su suerte está echada y su día sería distinto, ya no había vuelta atrás para ella.
Su parte intima latía furiosamente, podía sentirlo, su conciencia estaba perdida.
La muy perversa se arrodillo en la cama, se levantó su pollera y por un instante observó su orgullo, a dos manos y jadeante logro bajar sus medias hasta la altura de sus rodillas, se observó gustosa, extasiada ante su vulnerabilidad.
Entrecerró los ojos y se inclinó levemente hacia delante, tenia en su mano derecha una regla, esa que tantas veces había servido para aburridos trabajos del colegio, esta vez seria algo mas, cuantas veces había soñado esto? miles, millones?, y ahora a punto de hacerlo realidad.
Sus senos se inclinaron hacia delante, ya no podían retener más las dos masas ansiosas de libertad, el dolor era intenso y agudo en los pezones, la niña ya no podía retenerse por más tiempo, dio al fin libertad a las prisioneras, el alivio llegó pronto, una mano instintivamente tomó uno de los senos, extendió su lengua, lamiéndose, por un instante olvidó su parte de atrás, le agradaba su piel suave y tersa, cada lengüetazo, el contacto de la saliva con el calor de la piel era un efecto multiplicador del placer.
Ahora acurrucada contra sí misma se lamía soñando, seduciéndose a sí misma, notaba su lengua y la reconoció experta, no lo esperaba, como un guiño de los dioses.
Un dedo primero, luego otro y luego un tercero a su vagina.. ya humedecida, su bombachita antes blanca ya casi transparente.. sus jugos invadiendo el comienzo de sus muslos.
Cálidos, pegajosos, lo sentía correr despacio, los probó, como tantas otras veces, ya sin control alzó su muslo para beberlo directamente desde su piel, hubiera deseado poder comerse su propia intimidad de haber podido, en un acto de lujuria (su cordura había sido abandonada hacía ya mucho) recordó la regla, se desabrocho la pollera, quedando nada más sus medias por las rodillas, y la tela blanca caída.
Al fin la niña tomó la regla. Sabía que no sería tarea fácil, pero su calentura y su decisión la empujaban, tanteo cuidadosamente el agujero que buscaba, miraba el espejo y gozaba con su propia imagen, al fin encontró su objetivo tomó con su mano derecha la madera y lentamente lo acercó a su blanco.
Cerró los ojos, se mordió los labios y recordó lo difícil de los comienzos, suspiro profundamente y al fin clavó con fuerza 10 cm de su improvisado amante. Fugazmente pensó en su profesor de matemáticas, Gustavo, su sueño por dos largos años, el hombre que produjo en ella sus primeros deseos, aquel que robó su inocencia y rapto su mente.
Que le enseñó a ser mujer, el ser a quien en tardes de éxtasis se ha entregado una y otra vez.
_ aaaaaaayyyyyyyyyyyyyyy…….mmmmmmmmm……aaahhhhh….
Salió aguita de sus ojos, pego tres gritos realmente dolía.
-ahhhhhhhhhhhhhhhmmmmmpppfffffff……. uffff………aaaaaaaaaayyyyyyyy
Quiso contenerse, pero su ano le latía, el dolor era extremo, pero el placer único…
Al fin logro tranquilizarse y mientras relajaba su cuerpo comenzó a fluir líquido por su conchita.. como una catarata, al comienzo leve e imperceptible al fin abundante cantidad de líquido.
-ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh……….
Alicia observó tranquila, apaciguada como su líquido manchaba la colcha de la cama de sus padres.. lamió una vez más sus propios jugos, la escena en sí mismo era digna de ser vista
La buena muchachita lamiendo sus jugos agachada sobre la colcha con su ano parado, desafiante y una regla inserta en el pelo desprolijo cayendo enmarañado por sobre su cara, sucio de sudor y fluidos vaginales, loca de placer olvidada de sí misma y abandonada a sus deseos.
Imagina al fin una niña, una mujer.. una diosa, una cortesana, despreocupada, complacida
Revuelta en la cama de sus padres, desnuda, temblando y agotada, al fin cumplió su misión y en su acto obsceno reside su santidad.
Se ha despojado de su disfraz y gentilmente se ha ofrecido al servicio de Venus, fría por fuera, el averno se da cita en su interior.