Dos jóvenes residentes de una clínica se tientan al ver por primera vez a su jefa, una odontóloga de 36 años con un culo más que llamativo que los dejó turbados. Uno de los dos decide dar un paso más y conquistarla mientras el segundo saldrá beneficiado por tal accionar de su compañero.
Siempre tuve la fantasía de estar con una dama mayor que yo, de aproximadamente unos 40 años, sobre todo porque sabía que tenían mucha más experiencia que las mujeres de 18 o 20 años en la cama...
El compadre de ambos, finalmente logra someter a la esposa, y se la coge en todos los rincones de la casa, y cuando el esposo vuelve del trabajo, se convierte en el cornudo conciente, humillado y esclavo de la nueva pareja. El compadre se los termina cogiendo a los dos, convirtiéndolos en sus putitas.
Esta es la historia de una seducción distinta. Al principio hubo un flechazo entre ambos y el sexo fue lo que los unió salvajemente. Pero luego aprendieron a compartir otras cosas y lograron un equilibrio entre ellos que les brindó la felicidad a ambos!!!
Unas vacaciones inolvidables, playa, sol, descanso... Y de pronto las cosas se dieron así... Mi suegra y yo pegamos onda, y no pudimos dejar de coger en todas las vacaciones... y por supuesto... le desvirgué el culo!!!
Decidimos regalarnos unos días de relax en un Hotel Spa serrano con el fin de revivir el fuego en la pareja pero allí mi mujer conoció a un turista pampeano que se la llevó a la cama en mi presencia.
Comencé a sentirlo moviéndose adentro mío, adentro y afuera, lento al principio, y ganando velocidad con el correr del tiempo. No se podía mover mucho debido a la posición que ambos teníamos. Mientras sus manos pasaban por adelante mío y masajeaban mis tetas, me pellizcaba los pezones con fuerza...
No podía creer lo que estabas haciendo con mi esposa, le estabas dando la cogida de su vida. Cada vez más fuerte le dabas... tanto que venciste su resistencia y paso de estar en 4 a caerse en la cama acostada, con vos arriba de ella, pero sin sacársela ni un segundo.
Estaba haciéndole una paja turca a mi compadre, en mi propia casa, y a escasos metros de donde estaba durmiendo mi marido en ese momento. Era todo una locura total, su pija entraba y salía entre mis enormes tetas, y era lo suficientemente grande como para no perderse en el medio, y eso me encantaba.
Un argentino de 60 años agobiado por sus escasas erecciones y eyaculación precoz se resigna a que su esposa de 36 años tenga sexo con otros hombres estando el presente y haciendo catarsis lo describe en primera persona.
Recibí una llamada de mi marido y al oír su voz estuve tentada de desistir de mi encuentro con a mi nuevo amigo, pero antes de que pudiera renunciar a la idea, oí golpear a la puerta. Era Carlos que al entrar y después de cerrar la puerta, me volvió a tomar en brazos, como si fuera suya...
El me volteo de espaldas y me abrazo por atrás, besando mi cuello mientras me decía palabras subidas de tono en mi oído, me decía que se me notaba que me encantaba la verga y que me iba a dar la mejor de las cogidas delante de mi marido.
Apenas la besé, note que ella abría su boca, invitando a mi lengua a jugar con la suya, y así fue, nuestras lenguas se entrelazaron al ritmo de nuestra pasión.
Volvió a colocarse atrás mío y apoyo el glande en la entrada de mi culito, y comenzó a empujar muy despacio. Yo le decía que me duele, pero él me dijo que es normal, que aguante, que después se vendría lo bueno.
Después de esa primera charla aquel domingo entablamos una buena relación con Marce y Nacho, organizamos una cena en la terraza y allí la MILF me presentaría a una amiga.
Sentí que de la punta le salía líquido. el cual estaba muy baboso, utilizándolo como lubricante para que mi mano lo masturbara mejor, después me enfoque en la cabeza de su verga, esparciendo el líquido que le salía sobre ella haciendo que él se retorciera...
se retiró y fue por una colchoneta, me empezó a besar, me acostó y se puso en medio de mis piernas y empezó a mamar mis tetas, yo ya lo quiera adentro de mí, que me poseyera...
La tomé con una mano, esta vez ya tenía la cabeza afuera, le besé el glande suavemente y volví a besarle los costados, y fue ahí que me di cuenta… había crecido bastante más, ya no era esa pija de 14 centímetros que yo recordaba hacía apenas un ratito, ahora era una muy buena verga, de entre 20 y 22
No sé qué me pasó, estaba totalmente entregada a él, pero como dije que no diría no a nada, finalmente me metió su dedo en mi culo. Primero sentí dolor y molestia, se sentía muy raro, pero después empecé a excitarme con ese jueguito que me estaba proponiendo.
Mi esposa cortó de golpe con los besos y se arrodilló delante de su macho, él abrió el pantalón y ella metió una mano y sacó una verga que era mas grande que la mía, a pesar que la de él estaba muerta y la mía bien dura, así y todo, me ganaba en tamaño.