Nada fuera de lo normal, nada dice mi físico del placer que puedo llegar a proporcionar, mido 1,70 metros descalza, mi piel es blanca, mi pelo castaño, liso y cae hasta bajo mis hombros, delgada sin ser flaca y mis formas, sin ser exuberantes, son proporcionadas entre sí formando un conjunto armónico que sé, me hace deseable.
Le levanté las piernas, las apoyé en mis hombros y dirigí mi glande a su ano, que había untado con saliva, la penetré despacio, muy despacio, hasta metérsela entera y luego empecé a bombear cada vez con más fuerza mientras le mordía los pezones, no rechisto, solo pedía:"Follame más, no pares, ábreme el culo, no te corras todavía"
Seguimos en el tiempo presente; decidí particionar el texto por dos motivos: facilitar una futura y eventual publicación y, la más importante, las imágenes tan cercanas en el tiempo me excitan terriblemente y, bueno, ustedes imaginarán lo que tuve que ir a hacer ¿cierto?. Ahora estoy un poco más calma.
Alberto pasó su brazo tras mi cintura, abrazándome fuertemente, y luego descendió osadamente su mano levantando mi camisolín y deslizándola luego por dentro de mi pantaloncillo, por delante, hasta alcanzar con el extremo de sus dedos el borde de mi pubis, a la vista de mamá.
No lo podía creer, mas puta no me pude ver, mis pezones marcados saltaban a través del top, y las licras que cortas eran dios mío, qué pena, al ir caminando sentía las miradas en mi culo, me detuve enfrente de mi cuarto y voltee para verles las caras de lujuriosos de los dos cerdos.
Propuse a Dave que se relajará, e incluso le propuse si quería que le diera un masaje para relajarse y no pensar en problemas, era increíble lo que un masaje podía relajar a Dave. El caso es que dudo un poco, pero accedió, intentó ponerse unos calzoncillos, pero logré convencerle, que podía estar tranquilo, que había confianza.
Al llegar la hora indicada Remy la esperó impaciente afuera de su habitación y al verla salir quedo con la boca abierta, se había puesto un vestido corto ajustado de color negro, el cual delineaba muy bien su figura y al parecer no usaba brasier, además llevaba unos guantes largos de seda negros que hacían juego con el vestido, sin mencionar las medias oscuras que hacían lucir muy sexy sus piernas..., ¡se veía espléndida!
Subiendo y bajando, subiendo y bajando. No lo podía creer, pero ella me estaba haciendo una lenta pero impresionante paja. Era bestial, me sentía como extasiado, como si me hubiera metido una dosis de L.S.D., solo notaba su mano como acariciaba mi polla, que la tenía dura como el acero. Estoy seguro que si un gato me la hubiese arañado en ese momento, no me hubiera enterado de nada, estaba a punto de estallarme. Me dije para mí mismo, que aquella era la ocasión para ver realizado mi sueño. Así que no me corte un pelo.
Elena tenía mi misma edad. Nos habíamos criado juntos. Sólo que ella era muy guapa y sensual. Tenía el cabello castaño, rostro hermoso, era más alta que las chicas de su edad y tenía un cuerpo de diosa. A pesar de ser mi prima, me volvía loco, y me excitaba muchísimo la idea de hacerle el amor, pero yo sabía que sería muy difícil llegar a tener algo con ella.
La profesora estaba realmente asustada al punto de no ofrecer la menor resistencia. Tenía unas piernas bastante delgadas pero bien torneadas que terminaban en finos tobillos y pies pequeños. Aquella noche usaba una tanguita blanca que lucía una rosa bordada sobre el pubis. Tenía el vientre chato y estando así boca arriba, resaltaban los huesos de la cadera.
Sonó el timbre, el sábado a las 8 de la tarde, rápidamente dijo que tenía que irse pronto, pero cuando abrí la puerta quede sorprendido, era el día que la veía vestida más sexy y atrevida, venía con una minifalda negra ajustada, y una camisa blanca semiabierta que dejaba imaginar unos pechos preciosos, y con el pelo todavía mojado, ella debió ver mi cara de asombro, y me comento que hoy se iba de juerga con sus amigas.
Un buen día, mientras discutíamos asuntos de la oficina, me daba cuenta que se le quedaba viendo al bulto que formaba mi polla en el pantalón. Le hablaba, subía su mirada hacia mí y luego nuevamente la bajaba a la polla. No quise decirle nada para no interrumpir el placer que posiblemente eso le despertaba a ella y yo no quería que dejara de verla. Tan es así, que abrí mis piernas un poco más para que ella tuviera una mejor vista de lo que tanto deseaba.
De repente sentí la necesidad de sentirme una puta terrible y me dedique a darle a ese pene todo el placer posible con mi boca, sus movimientos indicaban que estaba logrando mi objetivo y cuando parecía que iba a acabarse me retire y me senté sobre él, de espaldas y fui penetrándome despacito con esa pija enhiesta y dura, sentí sus manos apretar mis pequeñas tetas y comenzó a pellizcarme los pezones mientras yo cabalgaba cada vez más a prisa sobre él, tras un rato de este placentero juego nos acabamos y sentí su leche caliente inundar mi interior.
Luego se acerca a mí y me pide fuego; yo solícito prendo mi encendedor; ella coge mi mano con sus dos manos, acerca su cara con el cigarrillo sujetado por sus deliciosos labios y fijándome sus ojos, con una pícara mirada lo enciende y me da las gracias, demorándose en soltar mi mano.
Note como la punta del calabacín recorría mis labios vaginales de arriba a abajo pero no llegaba a introducirse, cosa que de alguna manera me ponía nerviosa, entonces esa punta empezó a bajar aproximándose a mi culo y buscando mí agujero. Intuyendo lo que iba a pasar intente decir algo pero la lengua de Sonia penetro con fuerza en mi boca y me acallo mientras Mónica me introducía el calabacín por el culo sin piedad.
Nosotros disfrutamos de la noche de burdel, es decir vimos todas las zorras, las conversamos, comparamos precios, pedimos descuentos, obtuvimos rebajas, pellizcamos muchas tetas y lamimos uno que otro culo, al terminar la noche y empezar la madrugada cerraban el local, entonces nos llevamos ese par de perras para un motel cercano, no metimos los 4 a una pieza y a culiar en forma.
Comenzamos una buena amistad y ella me confeso muchas cosas, que su marido era muy celoso y que no podía salir de su casa que fue virgen hasta su matrimonio y que últimamente las relaciones sexuales con su marido iban disminuyendo, me entere que le gustaba mucho el sexo y que también tenía cierto gusto por las películas pornográficas.
Permaneció por unos instantes pegado a mí con su polla bien dentro de mi trasero disfrutando de los últimos estertores de orgasmo, cuando se retiró note como varios chorreones de semen resbalaban por mis muslos, sin duda su corrida fue tan abundante y mi ojete estaba tan abierto por la follada tan tremenda que la leche escapaba del agujero.
Bueno en eso ella empezó a mamar y a mamar me daba besos me besaba y me chupaba las bolas pero yo estaba tenso no estaba relajado cien por cien imagínense ustedes en la casa de un guardia nacional con la mujer de un guardia nacional coño nada más con lo bruto que son y de paso con una 9 milímetros en la cintura verga me podía matar y decir que estaba robando y ya muerto quedaba pero bueno como muchacho al fin de 18 años no pensaba ya en eso.
Al taxista le dije que me acompañase al lugar donde están todos los trabajadores del hotel, y justo en la puerta me estaba ya esperando el animador, cuando abrió la puerta y entro en el taxi enseguida me pregunto dónde estaba mi marido y diciéndole yo que se había quedado en la habitación se avanzó sobre mí y empezó a besarme apasionadamente como si el mundo se le fuese en ello, el conductor del taxi ya un poco mosca nos dijo que si íbamos a ir a algún sitio o solo queríamos darnos el lote allí dentro.