relatos eróticos confesiones

Las aventuras eróticas que muy pocos se atreven a contar.

310 relatos

Delante de mi, follaba con el ingeniero

5,00 (2 votos)
Salí a buscarla, pero me quedé petrificado cuando vi que un pasillo contiguo a los sanitarios de hombres, estaba el ingeniero y mi Beatriz. Ella tenía las tetas de fuera y el ingeniero se las mamaba y acariciaba, mientras Beatriz le agarraba su tremendo pene, acariciándole de arriba abajo.

La puta de mi marido

4,50 (2 votos)
La historia que relato a continuación es real como la vida misma, en algún pueblo del norte del Perú, creo que al contarla una parte de mi se desahogará y podré liberarme de la humillación constante en la que vivo, sometida por mi marido desde hace mucho tiempo.

La madre de mi mejor amigo

4,80 (4 votos)
Un día en el colegio nos mandaron a hacer un trabajo de investigación bastante largo, y como era de costumbre lo realizaría con mi mejor amigo, como el trabajo era muy largo decidí quedarme en su casa por 2 días para ahorrar tiempo.

Mi hermana y su amiga

4,00 (1 votos)
Me metí en la ducha y tardé un rato en perder la erección, hasta que conseguí dejar de pensar en el fino vestido de Triana, y en que no llevaba sujetador. Habría jurado que al verme desnudo se le habían endurecido los pezones.

Mi amiga Liz

5,00 (1 votos)
Yo vivía en un departamento pequeño de tres recamaras con otro amigo igual de caliente que yo, esa vez mi compañero de cuarto se había ido a su natal Valles, y me dejo algunas cervezas en el refrigerador, como ese dia era sabado me dispuse a ver television un rato para luego esperar a que alguien pasara por mi para irnos a divertir, empecé por abrir una cerveza que me hizo relajarme bastante.

El difunto Evodio

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El difunto Evodio. La dolorosa opresión en el pecho, la creciente dificultad para respirar y el paulatino adormecimiento del cuerpo confirmaron a Evodio que la vida se le escapaba, así lo comprendió su mujer que corriendo fue a buscar ayuda.

Loli en el sex shop

5,00 (1 votos)
Hoy tenia unas ganas locas de carne, de un pene, o lo que fuera que me penetrara desesperadamente, y como no tenía ninguna cita previa, y soy una mujer muy ardiente, me metí en el sex shop casi a la hora del cierre.

Ardo por ella

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Hace un mes nos visitó con uno de sus hijos y, a diferencia de otras ocasiones, el tiempo que duró su estancia me mantuve con un fuerte deseo sexual. Ver sus prominentes nalgas "envueltas" en un pantalón deportivo o de mezclilla me provocaba tremendas erecciones que después aplacaba con tres masturbaciones seguidas.

La fiesta de Loli

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Anoche había ido a un boliche a tomar algo, estaba vestida provocativa como siempre, ya que me gusta atraer a los hombres, con una mini muy corta de látex negro, unas votas de charol negras con tacones de aguja bien altos, medias con portaligas rojo también de látex, y una remerita muy ajustada de terciopelo rojo...

Fiebre sexual

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Los costados de mis senos aparecían claros y nítidos, la línea que separaba mis montículos, quedaba desnuda. Me sentía extraña... y excitada… Consulté el reloj, apenas faltaban quince minutos para la hora de la cena. Rápidamente pasé revista: Mis hijos con su abuela, el asado estaba en su punto, el vino perfectamente helado, el postre en su caja de la repostería... todo estaba a punto.

Querido Ricardo I

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Me enamoré de ti y me casé contigo por amor, no por dinero. Eras el primer hombre en mi vida y se puede decir que me dejé engañar como una estúpida. Porque eres el ser más egoísta y cabrón de toda la tierra. Si aguanté tanto tiempo contigo supongo que se debió a que tu amplia cuenta corriente suplía todos tus defectos. Aunque guapo y atractivo en tu juventud, cuando tenías 25 años y me tratabas de seducir a mí, que tenía 19 y apenas había tenido novietes que se conformaban con besitos en la boca y si acaso roces por encima de los pantalones. Así que tú, Ricardo, mucho más experimentado que yo, no tuviste que trabajártelo demasiado para que yo cayera rendida a tus pies.

Un día fatal

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Generalmente compro ropa pero algunas veces me hago algún regalo para el hogar o un libro, un disco o una película que tenga deseos, pero como ya lo había dicho antes salgo sin ninguna idea fija.