Diario de un gigoló I: Lilian
Necesitaba dinero para terminar sus estudios en la universidad. Era un joven atractivo y Lilian pasó por el pub buscando carne nueva. Su vida ya no volvería a ser la misma.
Relatos eróticos
Necesitaba dinero para terminar sus estudios en la universidad. Era un joven atractivo y Lilian pasó por el pub buscando carne nueva. Su vida ya no volvería a ser la misma.
Si tuviera que describiros a mi esposa, os diría que es una mujer bastante atractiva, es morena con pelo largo y rizado, ojos verdes y figura delgada, con unos pechos muy bonitos y bastante firmes, aunque si tuviera que resaltar alguna zona de su cuerpo sobre las demás, sería su hermoso culo.
Este es un relato basado en un sueño erótico real que tuvo una amiga, lo recomiendo para las mujeres, pero también a todo aquel que tenga buen gusto.
La puta de su mujer lo lleva a la única solución cuando se está enamorado y herido en su honor.
Relato de una madura amante del sexo en todas sus variantes. Un chiquillo en vacaciones la conoce y disfruta de muchos días y noches con ella, hasta que decide partir.
A mi me han gustado siempre las mujeres maduras y ésta, aunque estaba un poco rellenita (No gorda) siempre me había llamado la atención cuando la veía por el pueblo porque pese a su edad era muy guapa.
Llego a mi casa pasada la medianoche, le explico a mi mujer un agravamiento temporal del estado de mi padre, que ella no comprobara, pues no lo ha visitado nunca y toda una noche de pensar en Marina y a la mañana siguiente una relación no acostumbrada con mi mujer que se extraña de mi deseo sexual tan urgente.
Luego, mire a mi mujer que estaba aún a cuatro patas, con la cara colorada por el orgasmo y el coño rebosante de mi semen y le dije: Bueno, ahora cual iba a ser mi recompensa?
Durante todo el día siguiente estuvo Valle coqueteando con Antonio de manera descarada, incluso se puso en top-less y tanga, algo que nunca hacía en la piscina cuando había algún hombre.
Su cuerpo atractivo y su costumbre de vestir siempre muy provocativa unido a su personalidad alegra y extrovertida, hacían que ella fuera el gancho comercial del negocio, sobre todo por que la mayoría de la clientela eran hombres buscando regalitos para sus parejas y de paso regalarse a ellos mismos la visión de mi mujer.
La mujer de cabello corto caminaba con pasos cortos y rápidos por el pasadizo, fumando nerviosamente aunque no estuviese permitido en aquella santa casa, escasamente rondaba los treinta y escondía sus ojos azules detrás de unas gafas oscuras de moderno diseño.
En la cena debido al vino y a los chupitos, acabamos hablando de lo de siempre la cama, Andrea que era amiga de mi mujer tenia un cuerpo normalita pero desprendía ese deseo sexual que desprenden algunas mujeres, Jorge su marido era un chico normal aunque su mujer siempre alardeaba de que estaba bien armado.
Involuntariamente estaba convirtiendo su vida en un infierno. Pero no un infierno de lágrimas y dolor, sino en un infierno cuyo mayor castigo era la monotonía. Un infierno gris de paredes de hormigón gris, sin ningún tipo de relieve, en el cual sencillamente no pasaba nada.
A habíamos tenido sexo a roletes, en la mesa, en la cocina, en la ducha, en el living mientras mi cuñada dormía (o sé hacia la dormida, nunca se lo he preguntado, calculo que alguna masturbación se habrá hecho mientras nos sentía), en el auto, etc.
Soltero sin compromisos y con un buen sueldo, invertía parte de él en multiplicar mis eyaculaciones y ponerme al día con el atraso que traía de la casta Buenos Aires.
Venerables señoras que cumplían la importantísima función de iniciar a los hombres en el sexo y luego solucionarles todos los problemas de insatisfacción que les producía el matrimonio.
Si la cosa no se cortaba no se en que podíamos terminar. Ya habíamos hecho muchos intentos, encuentros matrimoniales, terapia de pareja, tarotismo, numerología, y no se cuantas cosas más.
Unas anchas y lujosas escaleras cuya alfombra atenuaba sus pasos. No se soltaban de su brazo, por lo cual no podía buscar a la fotógrafa que tenía en su poder la instantánea en la que besaba a otra mujer.
El chico al que estaba lamiendo la polla, la agarró de la cabeza y comenzó a tensar sus músculos, vi saltar un chorro de esperma hacia la cara de mi mujer y en la de nuestra amiga y cómo ambas relamían los restos de leche que emanaba de aquella polla.
Yo no tenía otra cosa que hacer que meter mi mano por debajo del bikini y masturbarme como siempre lo hago, frotándome el clítoris.