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Esta es una historia que muchos quisieran vivirla: Infidelidad en la oficina

Esta es una historia que muchos quisieran vivirla.

Me encontraba aún en la oficina; era bastante tarde y me encontraba solo en medio del silencio reinante que solo era interrumpido por mis dedos al golpear el teclado de mi Pc.

De pronto siento el ascensor detenerse en mi piso, pensé que era el vigilante del edificio que estaba haciendo su ronda.

Pero no, sorpresa! era Paloma una compañera que trabaja en otro piso, a la cual la consiento bastante y es mi engreída.

Tiene 21 años y es muy agradable.

-Hola. ¿Tienes cigarrillos; me he quedado avanzando mi trabajo y me han dado ganas de fumar; el vigilante me dijo que estabas aquí- dice sonriendo.

-Claro, si tengo y si no tuviera, los consigo de donde sea para ti- contesté con la coquetería de siempre.

Ella se acercó y tomó un cigarrillo.

Luego se acerca a mí y me pide fuego; yo solícito prendo mi encendedor; ella coge mi mano con sus dos manos, acerca su cara con el cigarrillo sujetado por sus deliciosos labios y fijándome sus ojos, con una pícara mirada lo enciende y me da las gracias, demorándose en soltar mi mano.

Al tener su rostro, su boca, sus labios; tan cerca de mí y aún con nuestras manos unidas, arrullándose en un lenguaje no verbal. Impulsado por las circunstancias; acerco mi rostro al suyo y nuestros labios se unen fundiéndose en un apasionado beso.

Ella de pronto se separa y dice – No… No por favor, esto no está bien… yo estoy comprometida y tú eres casado… esto es una locura-

Yo siento esas palabras como una bofetada haciéndome reaccionar y le respondo -es verdad, es una locura; pero me atraes mucho-

-Tú también, pero piensa que no estamos en condición para pensar en un romance- acota.

En el fondo ella tenía razón; pero cuando uno prueba el sabor de la infidelidad, provocado por un deseo más carnal que sentimental; se olvida de los valores y se deja llevar por ese instinto animal que todos tenemos y que se adueña de nuestros actos.

De pronto, inconscientemente le digo -Paloma, no te sientas mal; no lo tomes tan trágicamente. Somos adultos y creo que esto no significa que rompas tu relación, ni yo la mía- dije con un verdadero cinismo.

-Pe… Pero que dices!- responde.

-Eso… por qué no pensar que ha sido un bello momento, en el que nos hemos dejado llevar; nos atraemos y nos gustamos. Por qué privarnos de disfrutar estos instantes?-

Ella; que hasta ese momento se mantenía firme, llevada por la razón antes que por la pasión; dice -Es que esto tiene muchos riesgos y tengo miedo… miedo de que nos descubran, miedo a perderlo todo-

Acercándome a ella le digo -No pienses en que perderás todo, piensa más bien que no hay razón para privarnos y experimentar unos instantes de placer. Me gustas mucho; desde el primer día en que ingresaste a trabajar, no he dejado de verte cada vez que puedo. ¿No te has dado cuenta?-

De pronto ya estábamos juntos de nuevo y venciendo la poca resistencia que a ella le quedaba, junté mis labios a los suyos; repitiéndose el beso apasionado. Ella me abrazó y yo a ella, acariciando con mis manos su espalda, sus cabellos y deslizándolas hacia abajo buscando esas hermosas nalgas que siempre deseé tocarlas.

Nuestras lenguas se saboreaban entre sí; mientras sus manos comenzaron a explorar mi cuerpo siguiendo la ruta hacia mis muslos y rozando tímidamente mi erecto miembro. Nuestros labios se separaron dándose un breve descanso; pero los míos iniciaron la más deliciosas caricias por sus mejillas y por su cuello sintiendo su piel tan tersa y juvenil que la hacía más deseada.

En eso el ruido del ascensor nos detuvo y empezamos rápidamente a acomodarnos la ropa, desordenada por nuestras inquietas manos.

Efectivamente el ascensor se detuvo en el piso y apareció la silueta del vigilante. – Buenas noches señores, estoy haciendo mi ronda. Todo está bien?-

-Ee…este… sí, no hay problemas, estamos haciendo un informe urgente y todavía nos quedaremos una hora más; por lo menos.- dije un tanto nervioso.

-Muy bien, los dejo y cualquier cosa me llaman. Buenas noches- dijo el vigilante, continuando con su ronda.

-Uffff…. casi nos pescan, no?- dije

-Creo que se ha dado cuenta, lo noté en su mirada- respondió Paloma.

-Noooo… ni pensar, no tiene ninguna razón para hacerlo. Jaja-

-Bueno, ya me voy. Ha sido el cigarro más peligroso de mi vida- dijo sonriendo y se fue, dejándome con las ganas de seguir con esa deliciosa aventura.

Pasaron varios días y cuando nos veíamos se notaba un sentimiento de arrepentimiento y culpa. Era inevitable, ambos sabíamos que lo que pasó era incorrecto, pero…. pasó.

En esa época del año mi trabajo se incrementó a extremos de tener que quedarme hasta pasadas las 11 de la noche, por lo menos tres veces por semana. Pensé que era el único que trabajaba así. Pero no; me enteré que Paloma también se estaba quedando hasta muy tarde, desde hacía más de una semana y no lo supe hasta ese día.

Era viernes y ya todos se habían retirado; pero no encontraba un pretexto como para ir a buscarla a su piso; en eso se me ocurrió uno y bajé.

-Hola Paloma, que bueno que estés. Sabes, mi impresora está fallando y justo ahora que necesito tener impreso un informe y enviarlo a mi jefe para que lo revise y lo corrija, porque hay que presentarlo primera hora del Lunes. ¿Puedes compartir tu impresora para enviar mi trabajo e imprimirlo, yo te traigo las hojas- le dije

-No seas ridículo!… yo tengo hojas. Sólo dime cómo se hace para compartir la impresora?- contestó un poco contrariada.

-Mira si te molesta hacerlo no te preocupes que veré como solucionar mi problema- le contesté, un poco molesto por la forma en que me trató y me di media vuelta, desilusionado por su proceder.

Paloma reaccionó diciéndome -Oye, oye… no es para que te pongas así y te vayas. Si te molestó mi respuesta, disculpa… ok?-

-Bueno, está bien. Yo te enseño como compartir tu impresora. Si?- le dije acercándome a ella por detrás, sintiendo el excitante perfume de sus cabellos y de su cuerpo, esos mismos olores que aún permanecían en mi memoria olfativa y que me cautivaron.

-Si quieres me paro para que estés más cómodo- me dijo sin siquiera mirarme.

-No, estoy muy cómodo así como estoy- contesté maliciosamente y con una sonrisa.

En eso que estoy con una mano en el teclado y la otra apoyada en el respaldar del asiento, muy cerca de su cuello; ella voltea la cabeza y se pone cara a cara conmigo y sin decir nada me besa con mucha pasión; a lo que respondí inmediatamente con mis labios y cambiando de posición mi mano de la silla se posa entre su nuca y su cuello.

Ella se levantó de la silla y junto su cuerpo al mío; sus brazos me rodearon y los míos a ella. Pero ya había la experiencia del primer encuentro y nuestros oídos están alertas, escuchando hasta los sonidos más imperceptibles. Entonces le propongo irnos a otro sitio y ella me dice que no puede salir del edificio por que iba a ir a recogerla su novio. Qué ironía… no?

Entonces pensé, ¿cuál es el ambiente del edificio en el que no puede entrar el vigilante sin avisar y si hay alguien igualmente no puede entrar?…… obviamente; el baño de mujeres.

Así que luego de sustentar mi propuesta, ella accedió y me dijo que iría primero a ver si está vacío y que luego me dirija yo. No hubo necesidad de más comentarios.

Una vez adentro los dos, cerramos con la puerta y pusimos el seguro. Primera vez que entraba a un baño de mujeres en mi trabajo y jamás me imaginé que fuera mucho más amplio que el de los hombres y además tenía una silla que inmediatamente la acomodé para sentarme y atraerla a Paloma hacia mí, ubicándola justo delante de mí con sus pechos frente a mi cara.

Sin dejar de acariciarla y besarla en la boca; aunque esa posición no era la más adecuada para unir nuestros labios, si lo era para comenzar a levantarle el vestido del uniforme que tenía puesto y empezar a desabrochar su sujetador y liberar esos dos hermosos frutos que emergían de su Palomaión. Jamás pensé en que esos hermosos senos que exhibía fueran tan, pero tan bellos.

Un círculo rosado era la base de la cual emergía un mágico botón, que al entrar en contacto con mi lengua, se endurecía y se levantaba, estimulado por los dinámicos toques de mi lengua y sin descuidar el otro seno que también estaba ávido de mis caricias, era atendido por mis manos.

En ese instante ya las caricias se iban haciendo más avezadas y con una mano inicié la búsqueda del tesoro que empezaba a desearlo con mucha ansiedad; Paloma, ya estaba sintiendo los efectos que le producían mis manos y gemía ahhhh….ahhh… excitada a pesar que no llegaba al punto más sensible de su cuerpo.

Sin permitirme el placer de sentir con mis dedos la humedad que brotaba de su sexo, se separó de mi… para quitarse todas la prendas que aún tenía puesta; momento que aproveché para hacer lo mismo. Totalmente desnuda y exhibiendo un descomunal cuerpo deliciosamente torneado por los aeróbicos que hacía; se posó apoyada en la pared y con una pierna encima de la silla me pidió que siguiera dándole el placer de sentir y probar sus jugos que emanaban de su ya mojada conchita.

Mi lengua incentivada por esa postura que además ofrecía una vista inigualable, inició los movimientos, cual batuta de un director de orquesta sinfónica realizando la más hermosa sinfonía erótica. Los toques que le daba en su clítoris que ya estaba en su mayor dimensión, la volvía loca de placer y se retorcía; hasta que la sentí temblar y gemir, dándome la señal que estaba a punto de llegar a un gran orgasmo. Pensé que si Paloma llegaba al orgasmo, se podría terminar ese concierto; así que disminuí la dosis de lengua y ella reaccionó empujando mi cabeza hacia su sexo para seguir proporcionándole los masajes a su súper mojado sexo. De pronto siento aflojar sus manos y separa mi cabeza, bajando la pierna de la silla me pide que me siente y dice:

-¿Tienes condón, me imagino que debes estar preparado o no?- riéndose y con esa misma mirada pícara que en algún momento me hechizó.

-Oye chiquita ¿eres adivina?, porque tengo este condón guardado para ti, desde aquel día que nos besamos… jaja-

Saque la capucha de su envoltura y ella me lo quitó de los dedo para ponérmelo y luego dándome la espalda se comienzo a sentar encima de mi hinchado miembro, que empieza a ser tragado, penetrando suavemente por la abundante lubricación de su sexo.

Cual potro salvaje y todavía con los resabios del orgasmo, inicia un movimiento cadencioso, meneándose con mi miembro totalmente dentro de ella, de un lado a otro… hacia arriba y abajo….. Uhhh…ahhhhh…!!

-Sigue… sigue… asíiiiiiii…. – repetía como un disco rayado por la excitación.

Cuando de pronto comienzo a sentir que ya no puedo contenerme más y le digo:

-Yaaa…. ya se me vieneeeeee….!-

Entonces ella deja de moverse y se levanta; sacándome el preservativo, se arrodilla y acerca su rostro a mi pene; para metérselo en la boca y empezar a lamerlo, succionarlo, pegar golpecitos con su lengua mientras que sus manos me acaricia la base del erecto miembro, llegando incluso a sentir su dedo a la entrada de mi huequito; produciéndome un placer que jamás sentí.

Con tantas caricias y lamidas, llega el instante en que mi pene entra en convulsiones y ella se lo introduce más en su boca y comienza a aumentar las succiones como tratando de ordeñarme todo el semen de mi pene que ya no tarda en eyacular, derramando en su interior el abundante caudal de espermas, que son tragados y degustados por ella.

Finalizado el acto, nos dimos un beso ardiente y después empezamos a vestirnos.

Al salir del baño de mujeres lo hicimos separados, primero salió ella para avisarme que el campo estaba libre para salir yo.

Al momento de salir, ya me encontraba para tomar las escaleras y subir a mi escritorio cuando siento detrás de mí un ruido; volteo y me encuentro con el mismo vigilante de aquella vez y me dice con cierto sarcasmo me dice:

-Buenas noches señor. ¿Otro informe urgente? Hoy es viernes y hay que divertirse-

-Buenas noches. Si, tiene razón, sólo que este informe es especial y quiero aprovechar el tiempo para no tener que regresar mañana sábado- respondí con una leve sonrisa de satisfacción.

Después de un lindo sueño, uno debe de despertar… no? eso fue lo que ocurrió entre Paloma y yo.

Ella sigue con el mismo novio, pero ya no trabaja en esta empresa y yo sigo con mi esposa, a la que quiero mucho y prometo no volver a cometer esas locuras.

Basta una vez.

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