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Una tarde con mi tío

Una tarde con mi tío

Todavía siento su aliento en cada cm de mi piel, es algo increíble. Lo que voy a relatarles ocurrió ayer pero todavía lo siento… Soy una chica de 18 años, castaña, 1´65, delgada, de pechos generosos y ojos dorados, creo que lo que más llama la atención de mi cara son mis labios carnosos y en forma de corazón. Vivo en una ciudad española (Zaragoza) y mi nombre es Tania. Yo vivo con mis tíos, son una pareja muy agradable, ellos no tienen hijos propios pero me quieren como si yo lo fuera, hace 3 años que perdí a mis padres en un desgraciado accidente.

Viven en una hermosa urbanización de las afueras de la ciudad, ayer como cada día después del instituto fui directa a casa para comer, la verdad no había desayunado y me moría por una buena comida de la nana ( es la asistenta). Cuando llegué a la casa hice notar mi presencia con el grito de siempre, ¡¡¡YA ESTOY EN CASA!!!, me pareció raro que nadie contestara, pensé que quizás tía Ana y Nana estaban en el jardín, entonces recordé que Ana estaba en una de esas reuniones de cosméticos … bufffffff ,muchas marujas comprando productos milagrosos para las arrugas :P,cuando llegué a la cocina vi una nota de Nana en la que decía que mi comida estaba en el horno (Nana también se apunto a la “divertidísima” reunión). ¡¡¡Así que tenía toda la casa para mí!!! eso me encantó , no suelo estar sola y no había quedado con mis amigas, pensé en alquilar una película de video, pero preferí poner la música a todo volumen ( no suelo poder darme ese gran placer), estaba en el salón, me quité la chaqueta del uniforme escolar y la falda para quedarme sólo con la camisa y unas pequeñas braguitas que me encantan , tienen el estampado militar pero en colores morados y rosas, debajo de la camisa no llevaba nada, había tenido clase de gimnasia me había duchado y olvidé el sujetador en la mochila. Estaba bailando como una loca sin darme cuenta de que no estaba sola, sentí unas cosquillas en la nuca como cuando sabes que alguien te esta observando y vi a mi tío Daniel, (el era hermano de mi madre) él es un hombre de 37 años, 1`90, pelo negro, corto y abundante, ojos azules, mandíbula cuadrada y con un buen cuerpo ( va 3 veces por semana a el gimnasio) él me atrae, siempre lo ha hecho pero aprendí a quererle como mi tutor que es y olvidar esas deliciosas sensaciones que me invaden de noche en la cama cuando recuerdo su aroma o la ultima vez que me abrazó… Me quedé muda. ¡Estaba medio desnuda!, no sabía qué hacer si bajar la música o ponerme algo de ropa. Tío Dani fue hacia la cadena musical y la desconectó de golpe, creía que me iba a caer una buena bronca, cruzó otra vez la habitación pero esta vez en mi dirección, mi corazón retumbaba como tambor, sus ojos estaban… raros, había algo que yo nunca había visto en ellos, llegó a donde yo estaba me cogió con fuerza de los dos brazos y sin decir palabra me tumbó en el sofá de un golpe, para entonces yo estaba muy asustada, el se sentó en el hueco que mi cuerpo dejaba en el amplio sofá de color crema, empezó a acariciarme muy suavemente desde los tobillos hasta los muslos, yo sentía que no debía mirarme ni acariciarme así… pero sentía un calor dulce y prolongado en mi coñito, sentía cómo estaba mojando las braguitas sin poder remediarlo, eso me dio mucha vergüenza, y mi corazón no paraba de latir como un loco mientras sus manos abrían mis piernas, él se quitó la chaqueta, la camisa y la corbata ( es un alto ejecutivo en una importante empresa española), y abrió mi camisa muy suavemente, bajó la cabeza y comenzó a besar mis pechos mientras sus manos seguían en mis muslos, yo ya no sentía ningún miedo sólo calor y deseo, deseo de que él siguiera, de que no parara. Yo nunca había estado con un chico de esa manera, lo más que un muchacho había conseguido de mí era un chupetón en el cuello o alguna caricia sobre la ropa, pero nunca , nunca había sentido nada parecido a lo que él me estaba haciendo sentir, empecé a gemir muy dulcemente cuando el llego a mis pezones, rosas y pequeñitos estaban completamente erectos , los succionaba y les daba pequeños mordisquitos que me hacían arquear la espalda por el placer. Tío Dani bajó entonces más la cabeza siguiendo mi estomago hasta el pubis, aquello era un delicioso delirio, sus manos suaves apartaron las muy mojadas braguitas de mi depilado coñito, abrió más mis piernas y hundió la cabeza entre ellas, primero besos mis ingles hasta que llegó a mi botoncito del placer, estaba hinchadísimo yo lo sabía, me encanta masturbarme con la almohada de mi cama y después mirar en un espejo lo hinchado que esta mi clítoris. Su lengua empezó a moverse muy deprisa sobre mi botoncito, yo estaba al borde de la locura, era increíble , gozaba como nunca creí, las lagrimas de placer resbalaban por mis mejillas, gemía, gemía mucho, no podía parar de hacerlo, él metió muy suavemente su dedo índice en mi vagina , pequeña, muy estrecha y virgen, aquello al principio me asustó, pero fue muy dulce así que le dejé hacer, además aquel dedo incrementó mi placer, ¡no creía que se pudiera disfrutar más! pero lo consiguió, me corrí 3 o 4 veces no lo recuerdo, sólo recuerdo las oleadas de placer, de deseo , de amor que cruzaban por mi pecho, mi espalda y mi sexo, él se incorporó y muy suavemente se colocó sobre mí, sólo se desabrochó los pantalones, ni siquiera se los quitó, no hizo falta, su pene, grande, hinchado y exigente jugó con la entrada de mi vagina durante unos segundos antes de penetrarme, mmmmm , ¡qué placer! , tenerle a ÉL, dentro de mí, me encantó la forma en la que se movía, su respiración y sus ojos que me miraban y deseaban como nunca lo había hecho, su forma de susurrar mi nombre Tania, Tania… él empezó a moverse mucho más deprisa, agarró mis caderas y las movía a él mismo ritmo que su cuerpo, pronto no necesité que me agarrara aprendí por mi misma a seguir su ritmo, sentí otro orgasmo , mucho más brutal que los anteriores que me dejó temblando, de pronto él salió de mí, pensé que ya había terminado pero sus ojos no me decían lo mismo, colocó sus caderas a la altura de mi cabeza y comprendí lo que quería, acaricié suavemente aquel trozo de carne hinchada, roja por la pasión , grande, la acaricié suavemente al principio, pero él me pidió entre gemidos que la besara y la acariciara más fuerte, besé y lamí aquel falo caliente y húmedo hasta que un chorro de la leche de mi tío cayó sobre mi cara y después le siguieron muchos otros que cayeron sobre mis pechos y mis hombros. Tío Dani se sentó en el suelo, cansado, y yo repartí todo ese delicioso líquido por mi cuerpo como una de las cremas de tía Ana, también lo llevé a la boca, sabía a mar, a vida, a miel, tío Dani se levantó me y pidió que me fuera a la ducha, no sin antes besar mi cabeza y susurrar -mi pequeña, me encanta cómo has crecido-.

Todo esto sucedió ayer, hoy estoy en la habitación escribiendo ésto y preguntándome cuando será la próxima reunión de cosméticos.

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