Capítulo 1
- Tiempo perdido I
- Tiempo perdido II
- Tiempo perdido III
- Tiempo perdido IV
- Tiempo perdido V
Tiempo perdido I
Me gusta el sexo.
Creo que como a todo el mundo.
Me gusta mucho follar.
Me gusta sentir el contacto de un cuerpo desnudo en el mío, me encanta sentirme dentro de una mujer, ya sea de su coño o de su culo, también de su boca.
Todo en el sexo es goce y disfrute y algunas veces no tiene comparación con cualquier cosa que no sea sexo.
Yo quiero contar aquí como descubrí en que parte del sexo está el mayor grado de placer que jamás he experimentado, como mi vida cambió para siempre el día que descubrí el placer incomparable del incesto.
Yo tenía diecinueve años recién cumplidos, justo la misma edad que mi madre cuando dio a luz a su primer hijo, mi hermano Javi y cinco menos que mi padre, que era algo mayor que mi madre..
Tres años más tarde nació mi hermana Montse y finalmente nací yo cuando mi madre contaba con veinticinco años y mi padre con treinta.
En el período de tiempo en que se desarrollaron los hechos que me dispongo a narrar, vivía junto a mis padres y mi hermana en un piso de un barrio del norte de Madrid.
Además teníamos un chalet cerca de la Sierra que usábamos en puentes y vacaciones y que era nuestra residencia durante todo el verano.
Mi hermano Javi vivía con su novia Raquel y su hija de dos años, Esther.
Todos estos nombres son ficticios, así como algunos datos que omitiré para ocultar la auténtica identidad, tanto mía como de los miembros de mi familia y protagonistas de todo lo que me dispongo a contaros.
El hecho de haber escrito todo lo que sucedió en aquellos tiempos en mi diario, me hace más fácil recordarlo hoy con nitidez y contarlo.
Aún así, creo que es mejor que, de aquella época, de aquellos días previos, sea precisamente mi diario el que de testimonio, por eso me limitaré a transcribir lo que entonces le confesé a un simple bloc.
Así empieza:
9 de junio.
Hoy ha sucedido algo extraño, incomprensible para mi.
Me siento horriblemente mal, sucio. Dudo mucho que no esté enfermo. Veras, como todos los viernes papá y mamá han salido a cenar. Cuando mamá ha salido de la ducha, ha entrado papá.
Yo he ido a decirle a mamá que me dejase dinero para pedir una pizza.
Estaba en su cuarto, cambiándose de ropa y yo he entrado justo en el momento en que se estaba terminando de abrochar el sujetador y cogía el vestido de encima de la cama. Ha estado hablando conmigo como si nada mientras se vestía, no la preocupaba que la estuviese viendo en ropa interior.
Ya lo ha hecho otras veces y la verdad es que a mi nunca me había pasado lo de hoy.
De repente, me he dado cuenta que me estaba excitando ver a mamá así, semidesnuda. Tanto me ha excitado que me he puesto nervioso al mismo tiempo que la polla se me ha puesto durísima.
No podía creer lo que me estaba pasando pero tampoco podía dejar de mirarla. Y encima me ha pedido que me acercase y la subiese la cremallera del vestido, que va por la espalda, porque ella no podía.
Por su lesión de los codos, ya sabes. El caso es que la cremallera llegaba hasta bastante abajo y se veía el principio del culo, el elástico de las braguitas. Me han entrado muchas ganas de acariciárselo pero al final me he contenido.
Cuando se han ido, me he metido en el baño y me he masturbado.
No quería pensar en mamá pero no podía pensar en otra mujer y cuando me he querido dar cuenta, me imaginaba que, según habíamos estado un rato antes, en lugar se subirla la cremallera, le quitaba el vestido y la poseía en la cama, me abalanzaba sobre ella y la follaba ferozmente, primero jodiéndola por el culo y luego subiéndose ella sobre mi.
Ha sido una de las mejores pajas que me he hecho en mi vida, diría que mejor incluso que alguno de los polvos que he echado.
Por eso estoy preocupado. Como ya te he dicho, me siento sucio, depravado. Creo que hay que estar muy enfermo para desear sexualmente a tu propia madre.
Espero que esto se me pase con los días. Porque ahora estoy hasta algo nervioso y encima no sé como voy a mirar a mamá a la cara mañana después de haberme imaginado follando con ella.
10 de junio.
Sigo igual que ayer.
Cuando me he levantado me sentía muy raro y cuando he llegado a la cocina y mamá estaba guardando la compra, no sabía muy bien que hacer porque no podía apartar de mi cabeza su imagen de la noche anterior, en ropa interior, ni tampoco las que yo había imaginado en donde ella y yo follábamos.
Me he sentado a desayunar y mientras ella recogía yo la he echado miradas furtivas y me he dado cuenta de que mamá está muy bien.
Eso no me importa reconocerlo. Tiene un buen culo y sus tetas parecen bonitas.
Llevaba un vestido de verano y enseñaba más de la mitad de las piernas. Sus muslos son muy apetecibles. Como diría algún amigo mío, está muy jamona.
Me he pasado el resto del día buscando cualquier momento en el que la pudiese mirar sin que ella se diera cuenta.
Después de comer se ha quedado dormida en el sofá. Papá se ha ido a su cuarto y yo me he quedado solo con ella. Sólo la he mirado, lo juro.
Sobre todo las piernas, porque la falda del vestido se le ha subido un poco y ha dejado al aire su muslo izquierdo.
Me he excitado mucho y he terminado haciéndome una paja en el baño, imaginando que la acariciaba las piernas y ella se dejaba hacer, me dejaba que metiese la mano por debajo del vestido y la acariciase el culo y le metiese el dedo en el ano hasta conseguir que se corriese…
13 de junio.
… y en cuanto a lo de mamá, también tengo que contarte novedades.
Esta mañana me he quedado solo en casa. Montse ha salido y papá y mamá estaban trabajando.
Debo decirte que desde el viernes, cuando la vi con las bragas y el sujetador solo, me he masturbado todos los días, algunos de ellos tres veces y siempre pensando en mamá. No sé que me pasa.
A lo mejor es porque ya llevo unos meses sin echar un polvo y estoy salidísimo pero la verdad es que no puedo pensar en otra mujer mientras me la pelo. He probado a ver pelis porno y todo. Pero nada.
Y esta mañana, cuando se habían ido todos, me he puesto a revolver en los cajones de mamá. No sé que esperaba encontrar pero lo he hecho.
Al final, he sacado unas bragas muy picantes y un sujetador y los he tendido sobre su cama.
Después me he desnudado por completo y me he tumbado en la cama, en el sitio de mamá, bocabajo.
Me he agarrado la polla con la mano y la he aplastado contra el colchón con mi cuerpo. Me he empezado a mover como si me estuviese follando a alguien. No es igual pero si mejor que una paja normal.
Con la otra mano he agarrado la ropa de mamá y he empezado a imaginar que era con ella con quien estaba en su cuarto. Imaginaba que la tenía ahí, abierta de piernas, con mi polla dentro, gimiendo y pidiéndome que siguiese, que no dejase de joderla, que se la metiese hasta el fondo, que la reventase el coño.
Recordándome a gritos que era mi madre y yo su hijo y que la estaba follando. Me he corrido bestialmente pero me ha dado tiempo a echarlo en el suelo. Me he quedado baldado, tirado en la cama de papá y mamá completamente seguro de que estoy enfermo.
22 de junio
Sigo deseando a mamá.
Cada día me parece más atractiva y el hecho de que sea mi madre le añade una dosis de morbo que desconocía hasta ahora.
Pero lo más importante es que he dejado de creer que estoy enfermo.
Ahora creo que tener fantasías no significa necesariamente que lo desee llevar a cabo en la realidad. Y mientras mamá no sepa nada, no hago daño a nadie ¿verdad?.
Si mamá es atractiva, no veo porque no puedo imaginar que hago el amor con ella. Tampoco es que esté orgulloso de eso pero ya no me preocupa.
5 de julio
Hoy me ha pasado una cosa muy rara con mamá.
Bueno también me pasó el otro día pero no le di importancia. Pero después de lo de hoy, no sé que pensar.
Verás, anteayer, mamá y yo fuimos al centro a mirar ropa y un regalo para Montse.
Fue ella la que me pidió que la acompañara porque decía que, como yo soy el que mejor se lleva con Montse, pues que a mi me costaría menos averiguar que le podía gustar.
Estuvimos toda la tarde mirando cosillas y luego nos metimos en una tienda de ropa.
Mamá cogió un par de vestidos, dos pantalones y un par de blusas y se metió en el probador. Primero se probó un pantalón con una blusa. Salió y me preguntó que tal le quedaba.
La verdad es que estaba guapísima. Y se lo dije. Luego salió con la otra blusa y el mismo pantalón y lo mismo. Pero esta blusa era semitransparente y se le notaban las tetas bastante.
Ahí empecé a excitarme un poco. Pero es que, cuando iba a entrar de nuevo en el probador, miró a los dos lados del pasillo y luego me dijo «anda, pasa». Y cuando estaba dentro, cerró.
Me dijo que era mejor así para no tener que andar saliendo y entrando. Y luego añadió «y como tu ya me has visto desnuda muchas veces…». Se quitó el pantalón y la blusa y se quedó nuevamente en ropa interior.
Estaba a menos de un metro de mi sólo con unas bragas y un sujetador.
La polla se me puso enorme y temía no poder controlarme y lanzarme sobre ella arrancándola el sostén dispuesto a lamerle los pezones.
Es que ahora ya no me parece atractiva, es que ahora me parece que está buenísima y que sea mamá, mi madre, no hace más que incrementar el morbo y el deseo por mil. Aunque no puedo creer que piense y escriba esto sobre ella, mi madre.
Y ella como si nada. Se probó el vestido y no veas lo guapa que estaba.
Bueno, el caso es que salimos de la tienda. Yo creo que ella no se dio cuenta de nada pero en cuanto llegamos a casa, me metí en el baño y me hice un pajote tremendo. Me imaginaba que la poseía en un probador.
Que morbo. Que esa tarde, reunía el valor para lanzarme y lo hacíamos en ese mismo cuartito porque ella también lo deseaba. Me imaginaba que la alzaba contra el espejo, le metía la polla y ella me rodeaba con sus piernas.
Pero es que lo que ha pasado hoy ha sido aún más excitante. Después de comer, mamá y papá se han salido al jardín, a tomar el sol en el césped, junto a la piscina.
Montse se ha quedado dormida y yo me he puesto a ver una peli. Al rato he ido a la cocina, a por una Coca y al pasar por la puerta, he visto que mamá estaba tumbada en el césped, haciendo top-less.
Me he quedado parado, mirándola. Que tetas tan bonitas, madre mía. Son perfectas. Grandes, con unos pezones oscuros y pequeños.
He salido al jardín y me he colocado de forma que la veía pero ella a mi no. Como tenía la polla tiesa, me la ha sacado y me he empezado a masturbar.
Es la primera que me hago una paja mirando a mamá.
No sé que me ha pasado pero de repente me veía acercándome a ella, arrancándola la parte de abajo del bikini y metiéndole mi rabo delante de su marido, mi padre.
Me imaginaba que tenía sus piernas sobre mis hombros y que ella estaba boca arriba, en el césped, abierta del todo, recibiendo mi carne entre gemidos y que yo me echaba sobre sus tetas y las chupaba y las lamía.
Creo que ya no me conformo con imaginarlo y cada vez deseo más llevar mis fantasías a la realidad. Me gustaría poder follar con mamá, aunque sólo fuese una vez.
Cuando me he corrido aún estaba muy cachondo así que me he acercado a mamá. Estaba llevado por una fuerza superior.
No sabía a que iba. Evidentemente no la iba a decir que quería follarla con papá delante. Cuando estaba a su altura, se ha incorporado y me ha sonreído.
-Hola cielo, mira que bien me vienes.
-¿Por qué? –he dicho yo nervioso.
-Porque me vas a poner crema en la espalda –se ha dado la vuelta y se ha tumbado boca abajo. Yo me he sentado a su lado, totalmente excitado. He cogido el bote de crema, me he puesto en la mano y se lo he dado despacito, muy suavemente. Pero sin dejar de mirarla el culo. ¡Qué culo!. Y que ganas de meter la mano por dentro de la braguita del bikini y de estrujar su nalgas y deslizar un dedo hasta su coño y masturbarla. Que ganas de sacarme la polla en ese mismo instante y poseerla por ese precioso trasero. He mirado a papá y por primera vez le he envidiado. Seguro que el muy cabrón, se la había tirado esa misma noche o se la tiraba la siguiente. Que envidia. Si yo tuviese una mujer así, desearía follarla a todas horas.
Aparte de ponerle crema, la estaba dando un masaje. Un amigo me enseñó hace un par de años y la verdad es que doy unos masajes buenísimos. Y se me ha ocurrido decirle a mamá:
-¿Quieres que te de un masaje completo?. Te aviso que soy buenísimo.
-Ay, si –ha dicho ella relajándose aún más –y entonces he pasado una pierna por encima de las suyas y me he medio sentado sobre ella de tal forma que mi polla quedaba justo a la altura de su culo. La he empezado a masajear la parte alta de la espalda y poco a poco he ido bajando hasta el culo. Que suplicio tener el culo de mamá tan cerca y no poder hacer nada.
Es que tenía las manos justo encima de la rabadilla y tenía unas ganas enormes de penetrarla.
La polla se me ha puesto durísima, lógicamente, así que cuando he acabado, me he quedado un rato sentado hasta que se me pasase porque sólo llevaba el bañador y mamá se habría dado cuenta. Lo más raro de todo es que mamá no ha dicho nada. Se ha quedado en silencio, tumbada.
No estaba dormida pero sólo me ha dicho que doy unos masajes buenísimos y que a ver cuando repetimos. «Cuando quieras» la he contestado yo. Luego, al rato, me he ido a casa y he vuelto a masturbarme pensando en su culo e imaginando, esta vez, que la poseía en el jardín.
Con papá delante, dormido. Que cuando la estaba dando el masaje, me sacaba la polla, me empezaba a masturbar y luego la quitaba el bikini y hacia que mi rabo resbalase por entre sus nalgas durante unos segundos hasta que ella me pedía, ardiente de deseo, que la penetrase, poniéndose a cuatro patas y mostrándome el camino de su ano.
Y yo se la clavaba y la agarraba de las caderas y me echaba sobre ella, manoseando sus tetas y cuando me iba a correr, me sacaba la polla y se lo echaba en la espalda y entonces le daba un nuevo masaje pero esta vez, en lugar de usar crema, usaba mi semen. Cuando acababa, ella me chupaba los restos de los dedos y nos besábamos apasionadamente porque nos habíamos convertido en amantes.
Vuelvo a estar preocupado porque cada momento que pasa, la deseo más y ya no me conformo con fantasear si no que quiero follarla de verdad, tener una oportunidad de joder con ella. No sé que pensar ni que hacer pero creo, que cualquier día, en una situación como la de hoy, no soy capaz de controlarme y cometo una locura.
13 de julio.
Hoy ha vuelto a pasar. Pero es que lo de hoy ha sido demasiado. Creo que mamá empieza a sospechar algo y no termino de entender lo que pretende. Bueno, si que lo entiendo pero no soy capaz de asimilarlo. Si no fuese mi madre, diría que está tonteando conmigo.
Todo ha empezado a media tarde. Había estado en la piscina desde después de comer. Luego ha entrado a ducharse y ha subido al cuarto de arriba. Arriba sólo estaba yo, porque papá y Montse estaban aún en la piscina. Yo estaba tirado en la cama leyendo. Mamá ha entrado y me ha avisado que se iba a duchar.
Yo he hecho como si nada pero me he excitado pensando que en unos segundos estaría al lado de mi cuarto, desnuda, frotándose el cuerpo con la esponja y me he empezado a imaginar que se masturbaba con el chorro del agua, tal vez pensando en mi.
La polla se me ha puesto tiesísima y me he empezado a acariciar y cuando he sentido el grifo del agua me he acercado despacito y he entreabierto un poco la puerta. Gracias al espejo podía observar la ducha sin tener que abrir la puerta.
Mamá estaba duchándose pero yo sólo la veía la parte de atrás, el culo. Me he empezado a tocar el rabo por encima del bañador nuevamente y he estado a punto de entrar y cometer una imprudencia.
Una locura. Imagina lo que habría dicho mi madre si entro bruscamente en el baño y la suelto «mamá, ya no aguanto más, te voy a follar ahora mismo, estás buenísima y me pones a mil». Todo esto sacándome el bañador para que ella vea el tamaño descomunal que alcanza mi polla cuando pienso en su culo.
En esos pensamientos estaba cuando ella se ha girado, ha abierto la cortina y ha gritado mi nombre.
Me he quedado de piedra. Si saber como reaccionar. Ella ha vuelto a llamarme. Entonces la he respondido desde fuera, sin abrir la puerta. «Qué quieres» he dicho temblándome la voz. «Pasa». Yo me he quedado atónito.
No tenía ni idea de que quería pero por un segundo he pensado que me había leído el pensamiento y que deseaba lo mismo que yo y lo único que pretendía era que la follase allí mismo, con el resto de la familia en el piso de abajo.
He entrado en el baño y al verme se ha dado la vuelta. «Anda, frótame la espalda que hoy me duelen los codos más de lo normal». Me ha tendido la esponja y me he puesto a frotarla muy despacio. Cada vez que se daba una situación de estás, mamá llevaba menos ropa y esta era la culminación porque estaba desnuda. Yo la miraba absorto, con la polla como un mástil, temiendo que se saliese del bañador en cualquier momento.
-¿Has visto que viejita está ya mamá? –me ha dicho en tono meloso.
-Que va. Si estás muy bien.
-¿Ah si, eso crees? –me ha dicho sin darse la vuelta.
-Joder, ojala mi mujer esté así a tu edad –ella se ha dado la vuelta y me ha cogido la esponja, luego me ha mirado de una forma rara y ha dicho:
-¿Cómo?.
-Pues… como tú, tan… bien –yo estaba supernervioso, sobre todo porque, por mi primera vez, en todo el tiempo que llevaba deseando a mamá, la tenía completamente desnuda delante de mi. Las tetas se las había visto varias veces, en la piscina. Pero el coño… y ahí lo tenía. Peludo y negro. Que ganas tenía de plantarle toda la mano en la raja y de besarla en la boca. Que ganas de metérsela hasta el fondo en ese mismo momento. Deseaba convertirla en mía más que nada en el mundo.
-Oye, podías darme ahora un masaje de esos que das tan bien –ha dicho como para cambiar de tema. Creo que ya se ha dado cuenta porque la verdad es que cada vez soy más descarado mirándola y esta tarde me la comía con los ojos.
-Por supuesto –he dicho intentando parecer lo más natural posible.
-Pues termino de ducharme y me lo das. Espérame en mi cuarto, ¿vale? –he salido del baño caliente a más no poder. Me he bajado al cuarto de abajo y me he hecho un pajote imaginando que ese «Espérame en mi cuarto» me lo decía para follar, que llegaba al dormitorio desnuda y acabábamos follando en su cama.
Y la verdad es que no ha sido tan distinto. Yo ya estaba en su cuarto cuando ha llegado. Llevaba un albornoz puesto pero al entrar se lo ha quitado. Debajo sólo llevaba las bragas. Me han sonreído y yo a ella.
-Túmbate ahí –le he dicho señalando unas toallas que había colocado sobre la colcha.
-Que profesional –me ha respondido sonriendo. Ahí he estado seguro que no se había dado cuenta de nada porque actuaba igual de natural y espontánea que siempre. Yo me he sentado a su lado, la iba a poner una toalla cubriéndola el culo cuando he tenido una feliz idea.
-Es mejor que te quite las bragas también, ¿vale?. Así no me molestan y la sangre circula mejor, te hará más efecto –era mentira pero ella se lo ha creído.
-Lo que tú digas, tú eres el que sabe –entonces he tirado del elástico de las bragas muy despacio, saboreando cada centímetro. Aunque fuese para darla un masaje, le estaba quitando las bragas a mamá y eso va a ser material para bastantes pajas. He sentido mis dedos acariciar su culo, sus nalgas a medida que las braguitas iban bajando y a ella se le ha erizado la piel. Estaba completamente convencido que de hoy no pasaba y que en unos segundos o minutos estaría follando con mamá. Poseyéndola por ese precioso trasero, llenándome las manos de sus tetas y sus nalgas y metiendo mis dedos en su raja.
No ha pasado nada de eso, como es lógico, pero ha sido un masaje muy sexual, por lo menos para mi y como sucedió después del que le di en la piscina, mamá no ha dicho nada y ha esperado a que yo saliese para levantarse y vestirse.
Cuando ha bajado a la piscina yo estaba en el baño dándome un pajote de muerte para aliviarme porque me pone muy caliente.
Ya no es que me quiera tirar a mamá, es que si no lo hago pronto, me voy a volver loco. O follamos o me voy de casa pero ya no puedo aguantar tenerla tan a tiro y no poder hacer nada. No atreverme. Quien sabe, a lo mejor no es tanta locura y ella también lo desea, o por lo menos no le parece mal. Si consiguiese que follásemos una sola vez… aunque fuese sólo una.
19 de julio.
Un sueño: Me despertaba en medio de la noche. Hacía calor. Iba a beber agua al baño y al pasar por el cuarto de papá y mamá, cuando volvía a la cama, me quedaba mirando a mamá.
Llevaba sólo un camisón muy pequeño y apenas le cubría más del culo y la mitad de las tetas.
Me empezaba a masturbar mirándola, sin imaginar nada, sólo mirando su cuerpo, disfrutando de sus piernas y sus pechos abultados por estar durmiendo de lado. Me corría, lo limpiaba y me iba a la cama feliz.
Me quedaba dormido. Al rato me despertaba al notar una presencia en mi cama.
Pero no abría los ojos. El corazón se me pone a mil. Es mamá.
Tiene su mano derecha metida dentro de mi pantalón de deporte y la mano izquierda entre sus muslos, debajo del camisón. Lo veo abriendo ligeramente el ojo que está más cerca de la almohada. Me está haciendo una paja y se le está haciendo a ella.
Me acaricia la polla mientras se frota su coñito. Gime muy bajito. Pero gime. Se corre. Me corro.
Retira mi slip y me lame la polla limpiándomela de semen. Su lengua recorre cada palmo de mi rabo, cada centímetro. La noto entorno al capullo. Mi corazón se acelera. Ella se incorpora y me acaricia el pelo. «Hijo mío, mi amor» susurra y después me besa ligeramente en los labios. Yo consigo fingir que sigo dormido y mamá se levanta para salir. En ese momento, me incorporó y con un hilo de voz, susurro «mamá». Entonces suena el despertador. Lo he tirado. No sé como hacer para soñar hoy lo mismo, pero hasta el final.
20 de julio.
Después del sueño de ayer y de lo que ha pasado hoy, estoy más seguro que nunca de que acabaré follándome a mamá.
No tengo ni idea de cuando pero lo haré. Segurísimo. No sé porque pero en todo este tiempo no he pensado en la vida sexual de mamá. Me he imaginado follando con ella pero no he caído en imaginar como sería su sexualidad, que cosas la gustan y todo eso. Si es muy reprimida o le van rollos raros. Todo eso. Pero después de lo que he descubierto hoy, casi no tengo ni que pensarlo. Ya verás porque lo digo.
Montse había quedado con unos amigos en Madrid y yo quería pasar por el piso a recoger unas cosas que me quería traer al chalet así que me he ido con ella. Lógicamente me tenía que quedar en casa hasta la noche pero no me importaba. Pensaba pedir una pizza, ver la tele… pasar el rato. Llevaba un rato viendo una peli malísima cuando me he empezado a acordar del sueño de ayer.
Me he puesto cachondísimo y se me ha ocurrido revolver otra vez en el cuarto de mamá, para hacer lo mismo de la otra vez.
Pero hoy, en lugar de mirar en la mesilla, he mirado en el armario. He revuelto unos minutos y de repente, en un cajón con ropa de sport de mi padre, he encontrado una cinta de vídeo.
No sé porque, he imaginado que sería una peli porno y he pensado que estaría bien darse una paja con una peli y olvidarme un poco de mamá. Así que he ido al salón y la he puesto. Me he desnudado y me he sentado frente a la tele acariciándome suavemente la polla.
No te puedo contar lo que he sentido al comprobar que la peli era una grabación casera y lo que salía en ella, el dormitorio de mis padres en el chalet. No salía nadie, sólo la cama pero se oían las voces de mis padre. Papá le decía algo a mamá sobre que ya podía colocarse y mamá se reía nerviosa.
Entonces aparecía ella, desnuda, de espaldas. Se ponía de rodillas sobre la cama, mirando a la cámara, cerraba los ojos… ¡y empezaba a masturbarse!. No me lo podía creer. A mis padres les iban esos rollos. Pues nada. Mamá a lo suyo. Empezaba acariciándose las tetas, pellizcándose los pezones, pasándose la lengua por los labios lujuriosamente… un show. Yo me he empezado a masturbar. Tenía el corazón a mil y la polla a dos mil.
Ella seguía con lo suyo. Se inclinaba hacia atrás y su coño quedaba en primer plano, mientras ella se lo acariciaba con la mano izquierda. Empezaba a gemir. Mi padre hacía un zoom y el coño de mamá, con su mano, ocupaba toda la pantalla.
Luego volvía a lo de antes y se la veía a ella, completamente espatarrada en la cama, caliente, muy, muy excitada, frotándose ferozmente la raja con la mano. Sus gemidos iban en aumento.
Entonces se veía aparecer un instante a papá, vestido sólo con unos gayumbos. La daba un consolador y desaparecía. Mamá cogía el vibrador y se lo metía en el coño, follándose a si misma ferozmente. Qué zorra caliente. Se incorporaba y le tendía la mano a mi padre. «Vamos, cielo, fóllame ya, necesito que me la metas, por favor». No podía creer esas palabras puestas en boca de mi madre. Papá entraba ahora en acción totalmente desnudo.
Mi madre le agarraba la polla con la mano y se la metía en la boca. Apenas se veía nada pero ver a tu madre chupar una polla, aunque sea la de tu padre, te cambia la vida para siempre. Seguía masturbándose al tiempo que se la mamaba a papá. En ese momento me he corrido, echando un enorme lecharazo contra la tele.
He seguido viendo el vídeo aunque ya no me he hecho más pajas. Eran tomas de distintos días pero todos de la misma época, como unos cinco años antes. Había una incluso tomada en el jardín del chalet. Me he preguntado si estarían follando en ese mismo momento.
Como comprenderás, esto me demuestra que mamá tiene sexualidad, que disfruta con el sexo, follando, que es abierta… así que hoy soy más optimista que nunca respecto a nuestro futuro como amantes.
De hecho he pensado en usar este video para seducirla o, en última instancia, para chantajearla. Me he llevado el video de la habitación de Montse al salón y me he sacado una copia que he escondido en mi cuarto. Menuda cantidad de pajas que me voy a hacer mirando a mamá masturbarse y diciendo cosas como «vamos, cielo, fóllame ya, necesito que me la metas, por favor». Y más si imagino que es a mi a quien lo dice…
Aquí acaba el relato de lo que quedó reflejado en mi diario. Aquella noche, mientras esperaba a Montse, escribí mi primer relato porno. En él, mamá y yo éramos los protagonistas. Follábamos. Follábamos mucho, a todas horas, en todos los lugares, en cualquier postura. Sólo pensábamos en follarnos el uno al otro. Escribí decenas de ellos pero los más excitantes eran en los que imaginaba como sería nuestro primer polvo. Mi próximo relato será un resumen de alguno de los mejores relatos que aún conservo. Os contaré como en aquellos días, imaginaba yo que sería la primera vez que me tirase a mamá.