Sábado en el metro de D.F.
Lenta transcurre la mañana, la reunión de trabajo amenaza con extenderse más allá de la una de la tarde.
Como puedo me apresuro a convencer a mis compañeros de que debemos repartir el trabajo y hacerlo en casa cada cual, por fin lo logro.
Recojo mis cosas y me dirijo rápidamente al transporte colectivo, en cada paso que me acerco mi respiración se agita y en mi pantalón se comienza a despertar mi miembro.
Compro mi boleto y lo deposito en la urna pagando mi viaje al placer, estoy seguro de que la pasaré sensacional.
Se acerca el primer tren, subo con dirección al Zócalo donde se estará más lleno también conmigo han subido dos niñas de aproximadamente unos quince y diecisiete años, una de ellas la menor trae una blusa tipo top y deja ver más abajo de su ombligo, la otra queda a un costado mío y de inmediato mi mano corre en busca de la suya, ella responde quitándola de inmediato, doy un giro y el bulto de mi pene se restriega en su mano, ella ya no retira tan rápidamente la mano, se permite sentir disimuladamente como va en aumento el tamaño del bulto, al ver mi mano agresiva hurgando en su entrepierna ella se retira y se apresura a bajar en la siguiente estación.
El viaje continúa y busco insolente el contacto con la piel bajo el ombligo de la otra muchacha en el vagón lleno de cuerpos sudorosos y estresados al mínimo contacto de mi mano huye de ahí.
Estamos llegando a Hidalgo y me bajo del tren dirigiéndome hacia el transbordo de ruta ahora me encamino hacia la dirección Taxqueña, mi cuerpo arde, brama mi aliento y mi circulación inunda mi pene que quiere reventar, la estación esta completamente llena y bulliciosa, me coloco detrás de una mujer delgada, 1.65 mts. aproximados cabello corto pintado arreglada, limpia, lleva una blusa delgada roja cubierta por un sweater del mismo color, la blusa se ciñe a su cuerpo y tiene dibujadas un par de manos en los senos, en color plateado con alguna leyenda que no leo.
Cuando a lo lejos se oye acercarse el metro mi respiración se entrecorta, mi corazón late apresuradamente y parece no caber más en mi pecho.
Mi mano y mis piernas tiemblan sin disimulo, recargo mi brazo en ella tratando de probar si permitirá mi cercanía no hay respuesta a mis ya descarados empujones con todo mi costado.
Al llegar el metro al anden me acerco a ella mis manos bajan y corren a sus nalga, no he mencionado que lleva un pantalón negro abajo de la cintura y esto me ha puesto loco por completo por tanto mi mano izquierda queda prendada de su nalga izquierda, mi pene se restriega en la derecha, mientras mi mano derecha se va hacia su parte delantera y ha alcanzado la suavidad de su piel, ahora se abren las puertas y los empujones son violentos, yo empujo con todo mi cuerpo hacia adelante para aumentar mi contacto con ella, ella no dice nada, no pudimos entrar y se hace a un lado sin decir palabra, de reojo miro su pantalón su color de piel sin bello me esta matando, mis manos tiemblan, mi respiración sigue asfixiándome, ella de reojo me ve volteo a ver su cuello y puedo apreciar como late presurosa su arteria, sin duda sintió todo lo que en estos segundos le pasó.
No hay palabras los minutos que tarda en arribar el nuevo tren parecen una eternidad al suceder esto vuelvo a tomarla con mi brazo derecho por la cintura, jalándola hacia mí con una frase «cuidado» como si preocupado por ella la protegiera de los aventones que se avecinan.
Nuevamente el violento salir de la gente y el casi imposible subir de unos cuantos ella se avienta esta adentro y yo tras de ella mi mano se fue dentro de su pantaleta en esta maniobra, es increíble puedo sentir su bello púbico en mis dedos su piel suave, limpia, un poco humedecida en la palma de mi mano, la aprieto, mi boca busca su oreja y mi respiración mueve su pelo.
Siento como entre empujones trata de con su mano retirar la mía la cual muevo ante su presión pero no la saco, siento como recorro su interior y llego a su nalga la aprieto, de ahí recorro hasta su raya y me hundo en ella su mano alcanza de nuevo la mía y con tímida voz me pide la retire.
Voy de nuevo al frente de su pantalón lo bajo hasta mas allá de media nalga, ella trata de subirlo y yo me apresuro a invadir de nuevo su vulva es mía.
Llegamos a la siguiente estación ella se baja apresurada y sonriente se va, como te llamas? inquiero voltea sonríe y se aleja rápidamente la sigo pero se ha metido al transbordo donde un guardia me grita «solo damas» regreso, respiro, lo había olvidado, sonrío y apuro el paso y tomo la escalera corriendo bajo y subo voy de regreso, no me decido veo una mujer buenísima con falda larga pero al acercarme y rozarla con mi brazo se mueve, esto quiere decir que no permitirá acercamientos.
Veo una flaca riquísima de unos trece años pero tiene cara de seria tampoco me parece buen prospecto, la gente se avienta siguen llegando y el tren no se acerca no veo a nadie más mi cabeza se levanta por encima de las demás desesperado busco víctima no hay muchas ya que el requisito es que traigan ropa ligera, que me de sensibilidad completa, cierta mirada de ansiedad y de insatisfacción, actitud de inconsciencia ante los aventones o de prosa, que no esperen en la parte de atrás del anden.
Se oye llegar el metro ya entra en la estación me empujo para alcanzar a la flaca no hay más y correré el riesgo.
Misma frase «cuidado» la tomo del brazo la guío sin darle oportunidad de pensar hacia enfrente de mí, la empujo hacia adentro nos empujan violentamente esto esta lleno de carteristas que se empujan pues es la estrategia son diez o más los conozco bien incluyen un par de mujeres buenísimas y son violentos.
Aprovecho esto por supuesto quedamos en el centro del vagón frente a frente la flaca y yo, sus manos juntas en mi pecho veo que no hay rechazo las muevo a mis costados y mi mano derecha busca su espalda, la acaricia roza su pretina y la bordea mis dedos buscan desesperados entrada se cuelan siento su piel sudorosa, ahora sin recato mi mano se hunde en el interior siento su nalga fría la aprieto la estrujo mi mano izquierda acaricia su mejilla su oreja, me agacho la beso en la boca en el oído, con la mano derecha encuentro su ano y me hundo en el ella no se mueve me ve con sorpresa bajo con mi mano izquierda esa misma mano de ella y la llevo a mi verga no cede fácil pero la agarra le digo que la agarre bien mi mano mientras tanto sube por debajo de una blusa delgada y cachondo a más no poder agarro sus pechos apenas saliendo lo apretado de la gente me permite hasta levantar su brassier su blusa y agachar la mirada para ver sus pezones, sus pechos pequeños, la vuelvo a besar ha soltado mi verga.
Vuelvo a bajar mi mano saco la de atrás me bajo el cierre y saco mi verga pongo su mano en ella y noto como se empuja hacia atrás y baja la mirada para verla, la aprieta, comienza a sobarla rítmicamente desesperadamente, audazmente, me vengo por litros tiemblo me estremezco el semen da en la espalda de una señora no lo notará en un buen rato, llegamos a Bellas Artes, nos empujan y buscamos el fondo no saco la mano de sus nalgas las aprieto violentamente perforo su ano con mi dedo, lo siento húmedo espeso, me estremezco la beso la beso, que se detenga el metro que no avance mas, no lo hace llegamos.
Debemos bajarnos, la abrazo, no quiere, se llama Berenice o eso dice, me da su teléfono, me hundo de nuevo en la multitud pues ella lleva prisa, que Bárbaro todos los placeres por solo dos pesos.