Camioneros

Soy una chica jovencita de unos 19 años.

Lo que les voy a contar incluso me sucedió antes.

Debo decir que la virginidad la perdí con mi novio. Hacíamos el amor casi todos los días y constantemente.

No se si eso fue lo que me envició.

Soy delgadita, de pechitos vaya, con cara de muñeca.

Cuando mi novio se fue a la mili corté con el y salí con otros chicos.

Es decir que el sexo no ha faltado casi nunca en mi vida. Creo que es verdad eso de que las mujeres follamos y los hombres se masturban.

Pero si hubo un momento en que estuve sin pareja o como quiera llamársele. Entonces si que fantaseaba y me masturbaba. Lo que me imaginaba es a un hombre.

Es decir a un tío mayor. Y cuando digo esto no me refiero a un viejo sino a uno de 30 a 40 o así.

Es cierto lo que dice mi madre. Cuando somos jovencitas soñamos con hombre de cierta edad. Y cuando tenemos mas de 35 o 40 soñamos con jóvenes de 20 y 30.

Ya digo. Cuando sólo somos unas chiquillas pensamos en tíos mayores.

Pensamos ¡es que son hombres!. Y es la verdad los chicos con los que voy son niños. De todas formas prefiero ir con mis chavales. Esa es la vida.

Pero esto es lo que me paso.

Iba haciendo autostop. ¡Ya los se! ¡No debía estar haciendo eso!. Se paró un camión. ¡Ya lo se! ¡No debía subirme nunca a un camión!.

Subí y dentro había un tío. De unos 35. Calvo.

Se había afeitado el resto por ir a la moda. ¡Estaba muy bueno!. Un poco de barriga pero no demasiada. Fuerte. Corpulento.

Yo estaba salida. Como ya dije antes no tenía entonces pareja.

Pero si el tío era un salido, es decir un tocón o algo así me bajaba en la próxima. Si era un listillo, de los de labia, también.

Pero no era así. Era callado, más bien tímido. Hablaba de forma tierna.

Me comentó cosas de una serie de la tele que precisamente a mí también me gustaba. Era un buen tipo.

– Llévame a tu casa – le dije.

Su casa estaba en penumbra. No había levantado las persianas.

Su cuarto estaba desordenado. La cama estaba sin hacer. La ropa sobre una silla, con unos pantalones vaqueros.

El olor era a cerrado. Bueno por decir algo. Realmente olía a tigre.

Se me caía la babita. El rostro empapado.

Había otro hombre. Este si era un listillo. Un macarra. Llevaba un tatuaje en uno de sus fornidos brazos. Algo de barriga pero tampoco demasiada.

Era quizá mayor que el otro. Pero yo ya había perdido el control.

Sonreí y besé primero al tímido. ¡Hala como fueron a por mí!. Me besaban, me lamían, me daban escalofríos de gusto.

Me comían la boca, me chupaban las tetitas, introducían sus lenguas en mis sobacos.

En el ombligo. No me dejaban en paz las piernas. La nuca. Los hombros.

Me comieron el chumino. El ano. La lengua en la vagina. Por dentro del ano.

Yo era una tonta. No sabía más que chillar. «Por favor… «, decía haciendo el ridículo. Ellos tan solo respiraban con fuerza, incluso cuando me penetraron.

Al principio frotaron una de sus pollas en mi clítoris. «Pero, por favor…».

Luego uno me la metió, despacito y luego cada vez más rápido pero sin pasarse. Luego lo hacia el otro.

Me la metieron por detrás . No me dolió. Me cagué.

– No pasa nada chavala- me dijo el espabilado.

– No te preocupes chica, luego lo lavo yo- me dijo el correcto.

Me hicieron una doble penetración.

Reconozco que eso si me dolió un poco. Me follaban el culo y el coño.

El que tenía más edad de los dos la tenía algo flácida ( me parece que se había corrido). Pero el placer que me dieron fue inmenso.

No me cortó un pelo a la hora de describirlo así.

Cuando andaba por la carretera ya estaba caliente. Cuando estuve con el camionero en su camión, ardía.

Cuando llegué a la casa ya no era dueña de mis actos.

Cuando me cogieron con sus brazos notaron que mi saliva les resbalaba hasta los codos porque eran dos hombres de verdad.

Y su saliva me empapó lo que provocó que me abriese a ellos por completo. Jamás antes había practicado el sexo anal.

El dolor o no lo sentía o no lo quería notar.

Sólo mi corazón bombeando sin cesar.

Me empaparon de semen o de no se que.

No se si era mío.

Luego me dejaron ducharme.

Bueno, esta es mi historia.