Capítulo 2

Gigoló II

Bueno para las que no me conozcan o no hayan leído mi relato anterior Gigoló I: Mi mejor experiencia como gigoló.

Les paso a realizar mi presentación:

Por mi actividad laboral y de negocios suelo viajar con cierta frecuencia, ello me ha convertido en un gigoló por afición, por morbo y por dar un poco de satisfacción a tantas y tantas señoras insatisfechas que abundan por esos mundos de dios.

En una ocasión se me ocurrió poner un anuncio en un periódico de Madrid, la capital es una de las zonas preferidas por mí, para mi nueva actividad de gigoló (no soy un profesional del sexo, aunque he tenido algunos contactos cobrando, por satisfacer a alguna chica, cuando lo hubiese hecho gratis), pues, es el lugar donde suelo pernoctar un par de noches y te da tiempo a poder quedar con alguna señora, señorita, casada, soltera, divorciada, separada, viuda, etc…, sin problema de que no puedas cumplir a conciencia con el trato realizado, con motivo de las prisas.

Físicamente no estoy nada mal, sin ser un adonis, ni un Apolo.

Mis 1,77 centímetros y 85 kilos, adornados con una musculatura bastante marcada, me hace ser deseado por alguna que otra chica o señora a la que le gustan los hombres fuertes.

A mis 40 años me encuentro en un buen momento para enseñar prácticas de sexo a quién no sabe muy bien lo que es gozar de unos momentos de placer y buen sexo; aunque todo sea dicho, también para aprender. A veces se disfruta, se hace disfrutar, se enseña y se aprende mucho.

Es una de las cosas que me ha provocado el interés por convertirme en una especie de gigoló del sexo y placer, el poder disfrutar, hacer disfrutar, enseñar y aprender.

Hay muchas mujeres, señoras casadas y chicas jóvenes, que no tienen ni idea de lo que es disfrutar de unas buenas sesiones de sexo, de sentir como su cuerpo se estremece, se convulsiona de placer y siente el gozo en los las hondo de sus entrañas.

Lo más que han conocido o conocen es un polvo a la carrera o el fin de semana, un aquí te pillo, aquí me corro y ahí te quedas, insatisfecha y sin llegar a sentir ningún tipo de placer, a la vez que perdiendo el deseo cada día más, pues al no sentir, tampoco hay interés, lo que lleva a una situación de insatisfacción constante y a creerse en ocasiones que no se es una mujer normal con el derecho y el deber de disfrutar de ese hermoso y gran cuerpo con que las ha dotado dios.

Según cuentan algunas llevan una vida de sexo insatisfecho, sus maridos les echan un polvo cuando les apetece a ellos, ni siquiera se preocupan si gozan o no, solo les interesa correrse ellos y si no lo ha hecho ella es porque no tiene o no pone interés, pues el es un buen follador.

Cuando ellas lo desean o lo buscan, están cansados, tienen cosas que hacer, o tienen sueño y ellas a satisfacerse bajo la ducha o en el bidet, típico y tópico de los españoles tan machos, del macho español que es capaz de correrse tantas veces quiera, pero él solo, pues, su mujer se corre una vez cada dos meses.

Este tipo de comentarios y muchas de las conversaciones que realizas con amigas, algunas personales y otras conocidas a través de los chat de Internet, me ha llevado a meterme en este mundillo y a explorar muy a fondo este tipo de situaciones a las que normalmente siempre le procuro sacar provecho. He llagado a tener algunas experiencias de las que a continuación paso a relatar una de ellas, una de las que me ha hecho apostar de forma decidida, por seguir haciéndolo; hay tanta necesidad en este mundo.

Acababa de salir del metro y me dirigía al hotel cuando sonó el teléfono. Era una señora que reclamaba mis servicios, tras charlar un ratillo por teléfono sobre las condiciones y sus necesidades y deseos quedamos en que la esperaría en la habitación del hotel; no quería que nadie la viese con compañía, por su actividad es bastante conocida en algunos círculos de la capital y no quería que su nombre estuviese de boca en boca.

Quería un contacto de lo más discreto, con una sola petición que la esperase sin camisa, le ponía a cien, un hombre con los pectorales al aire, y quería entrar en faena nada más llegar, por un lado para evitar quedarse cortada y por el otro, era su deseo y los deseos de las clientas son lo primero. Le dije que no habría problema, que encontraría lo que deseaba.

Nada más llegar a la habitación me desnude y me metí en la ducha, una buena ducha para estar fresco y preparado para la señora, nada más salir de la ducha sonó el timbre de la puerta, me enrollé una toalla a la cintura y me dirigí a abrir la puerta, me quedé tras la puerta hasta que entró la señora, no es cuestión de que me viesen abrir la puerta de esa guisa.

La señora no estaba nada mal, podía pasar tranquilamente por una treinta y pocos, aunque me había dicho que tenía 42, alta, delgada y bastante durilla, según comprobé enseguida, pelo castaño tirando a rubia, un traje muy ligero, que le marcaba las formas, le di un aprobado alto nada más verla pasar. Tras cerrar la puerta, quede ante ella con solo la toalla.

Nos saludamos con un ligero beso y sus manos se dirigieron a mis pectorales, me los acarició, su boca me besaba los hombros, el cuello y fue bajando, comenzando por chupar y casi morder mis pezones.

Sin más preámbulos, ni palabras, comenzó a acariciarme por todos lados, mientras me mordía los pectorales, se ve que le encantaban los pectorales de los hombres, pues, es a lo más que dedicaba sus caricias, luego sus manos fueron bajando por mi espalda y llegaron a mi culo, tras apretarme las nalgas, comenzó a quitarme la toalla.

Todo esto sin dejar que la tocase. Ya me había dicho que quería algo especial, que tenía que esperar a que ella me pidiese que la tocase, quería un objeto de placer, algo que solo hiciese lo que ella pedía.

Sus manos pasaron a la acción, nada más quitarme la toalla, comenzó a acariciarme la polla, me la apretaba, acariciaba mis huevos… hasta que se fue bajando, siempre pasando su lengua por mi vientre, el ombligo hasta que llegó a la polla, comenzó a pasarle la lengua por la punta, me chupaba la punta, para sacar el liquido preseminal, se ve que le gustaba, pues, cada vez que aparecía una gota, se la chupaba con deleíte, luego comenzó a pasarme la lengua por el prepucio, y alrededor del glande, me hacía un cosquilleo, y me daba un gusto, que comenzó a ponerme a ciento veinte.

Joder con la señora, pensaba para mi, cualquiera diría que le encanta el chupa chup… a mi me gustaba tanto, que pensé me iba a hacer la faena de sacarme la leche sin siquiera hacerla gozar, pero si ese era su deseo, no habría que discutirlo.

Estuvo un buen rato dedicada a chuparme el rabo, mientras me sobaba los huevos, me los acariciaba, me los apretaba, se puso en pie tan lentamente como se bajo.

Chupando y pasando la lengua por todo lo que encontraba entre mi bajo vientre y los pectorales, al llegar a estos me los estuvo chupando y mordiendo un rato, mientras sus manos me acariciaban la espalda, al final llego a mi boca.

Comenzó a besarme la boca, a morderme los labios, me daba su lengua y me chupaba la mía, cada chupón creía que me la iba a sacar de raíz, joder, con razón sentía que me estaba sacando la leche antes, es que tenía una técnica de chupar y enrollar la lengua que parecía que te iba a arrancar la tuya.

Esa era la sensación que sentía cuando estaba chupándome la polla, me tiraba desde la base o desde dentro de mi, por eso era la sensación de que me sacaba la leche.

A partir de este momento, fue cuando me pidió que participase y de que manera.

Fóllame, quiero sentir tu polla en mi interior, intenté quitarle el traje para poderla acariciar y hacer mi trabajo a conciencia, pero no me lo permitió.

Así, fóllame con toda la ropa puesta. Ahora, la pegué a la pared, le subí un poco el traje y separando a un lado las bragas, llegué a su chochito, estaba completamente empapada, por la cantidad de jugos y lo mojada que estaba, pensé que se había corrido ya, es algo que al final no le pregunté y me quedé con la duda, pero si no lo había hecho, poco le faltaba, pues, no paraba de gemir y de morderme los labios.

Ya, métela ya, fóllame, ahora. Puse la polla en la entrada de su coño y le metí con ganas, si quieres duro, yo también puedo ser duro, pensé para mi, mientras comenzaba a darle polla en su interior, sus manos no se estaban quietas, me apretaba la espalda, el pelo, todo lo que encontraba, no tardó mucho rato en comenzar a correrse, se contorsionaba, me apretaba, mordía lo que encontraba, los labios, el pecho, se apretaba contra de mí, como si le fuese la vida en ello.

Al final terminó con unas contracciones que me hizo pensar que le podía dar un ataque, jo…, nunca había visto a nadie correrse con tanta violencia.

Al final terminó con una contracción que parecía que me quería triturar la polla en su interior, se quedó con los ojos casi en blanco y completamente contraída, vamos, que parecía que le había dado un ataque, ni se movía ni me permitía moverme.

Estuvo así como unos cinco minutos, mientras notaba como sus jugos bajaban por la base de mi polla, hasta los huevos, cuando se relajó un poco, comencé a besarla suavemente, la boca, el cuello, el lóbulo de la oreja, le comencé a desabrochar el traje y se lo terminé quitando, todo esto sin sacar la polla de su interior, pues, como yo no me había corrido, seguía dura dentro de ella y no se salía, comencé a jugar con sus pechos, a besarlos por sobre del sujetador, a mojar sus pezones, mientras le acariciaba la espalda y las nalgas sobre de las pequeñas braguitas que llevaba puestas y que tenía la mitad enterradas en las nalgas, pues, al desplazarlas a un lado para podérsela clavar, le habían quedado en esta posición.

Volví a su espalda y comencé a quitarle el sujetador, tras liberar sus pechos, se los comencé a devorar, sus pezones, sus pechos, los metía en mi boca, lo más que podía y se los sorbía con fuerza, esto hizo que comenzará a reaccionar de nuevo.

Se notaba que era muy posesiva y no permitía que los demás llevaran la iniciativa, de momento que notaba que le estabas quitando el protagonismo, se lanzaba a ser ella la que llevaba el ritmo. Pero ahora no la dejé, ahora te jodes, bueno, te joderé a mi manera, pensé para mí y cogiéndola en peso la llevé a la cama, la tendí en la misma y metiéndome entre sus piernas se la volví a clavar.

Comencé a follarla con fuerza, para que la notase como le llenaba, como llegaba a lo más hondo que podía, mientras la morreaba, le chupaba la boca, ahora nos peleábamos por ver quien comía más en la boca del otro, quien chupaba y sorbía la lengua. Para regalarle otra corrida, antes de hacerlo yo, comencé a acariciarle el clítoris, mientras la seguía follando con ganas, sus manos iban desde mis nalgas a mi espalda, mi pecho, la base de mi polla, intentaba acariciar y sobar todo lo que estaba a su alcance.

Cuando estaba a punto de correrse, dirigió su mano a la base de mi polla y comenzó a acariciármela con fuerza, como si me estuviese pajeando la base, eso ya no lo pude soportar y entre sus espasmos y sus caricias comencé a soltar leche en su interior, uno, dos, tres, cuatro… no se cuantos chorros de leche fueron, pero si que me corrí como un bestia en el momento que yo terminaba, comenzó ella, casi no llega a tiempo, pero me pescó en el final, al final fue una corrida mutua, pues, sin yo terminar bien, comenzó ella, vamos un polvo sincronizado, que con sus caricias de última hora, casi lo pierde y pierde su corrida, pues, me hizo terminar antes de lo que yo deseaba, siempre me gusta después de ellas, para no defraudar y aquí me hizo adelantar, también ella estaba a punto y supongo que por eso lo hizo, pensaría que me faltaba más rato para terminar y no quería quedarse sin saborear mi leche en su segunda corrida. O quizá su afán por ser la que dirige el polvo, la que la obligó a actuar así, al final salió un polvo del diez, sin más que decir.

Tras tomarnos un descanso, mientras charlábamos, y nos acariciábamos suavemente, para no perder el deseo, nos fuimos a duchar, nos enjabonamos mutuamente y sin quitarnos el jabón comenzamos de nuevo, levantó una de sus piernas, poniéndola en el borde de la bañera, quedándose abierta busco mi polla y comenzó a frotársela en el coño, mientras nos besábamos, acariciábamos, que placer da acariciar con jabón, es algo indescriptible, sensacional, tienes la sensación de que acaricias la cosa más suave que pueda existir, todo lo que tocas o acaricias sientes un tacto especial.

Por segunda vez, le corte el rollo de dirigir el polvo a su antojo y se la metí sin mucho miramiento, mientras con el jabón, la espuma, uno de mis dedos se colaba en su canal trasero, se lo estuve lubricando un poco con espuma y cuando consideré que estaba lubricado, comencé por el segundo dedo, dentro notaba como mi polla la perforaba, en medio sólo existía una fina tela, al menos esa sensación me daba, mis dedos, casi podían acariciar mi polla estando esta en el interior de su coño y estos en su culo.

Cuando la creí que estaba preparada, le di la vuelta y poniéndola a cuatro patas ante mí, le acerqué la polla a la entrada del culo y se la metí con ganas, creo que por la contracción que realizó, intentando salirse le hice algo de daño, pero no se lo permití, pase una mano bajo su vientre y la aprisionaba contra de mí, mientras le besaba la espalda, el cuello, cuando la tuve bien dentro, comencé un mete y saca suave, hasta que comenzó a moverse, ahora ya le gustaba, ya la estaba disfrutando, la fui levantando poco a poco, mientras con una mano le acariciaba el coño y con la otra sus pechos, su cara se volvió hacia mi y buscaba que la besara, mientras me acariciaba, la estuve follando y acariciando hasta que comenzó a moverse con más fuerza, a jadear, a contorsionarse, estaba llegando al clímax, a punto de una nueva corrida, le di lo más duro que puede hasta que comenzó a jadear, a contraerse, se corrió casi tan fuerte como la primera vez, se ve que le iba la marcha, le gustaba fuerte, dirigir y poseer, pero si la dirigían o poseían a ella, como el había hecho yo ahora, tenías que ser más posesivo que ella, no dejarle pie a nada, tenia que ser ama o esclava, no tenía termino medio o todo o nada, fuera quien fuera el que llevará la batuta, tenía que ser a todo o nada.

Pues si te gusta así, así lo vas a tener, presioné sobre su nuca y la hice ponerse de nuevo a cuatro patas, comencé a darle caña, a follarla con fuerza, mientras se me escaparon un par de nalgadas, mientras se la metía con fuerza en el culo, le daba nalgadas, comenzó a gritar a moverse como una posesa, a pedirme que le diese más fuerte, al final me corrí como un bestia en su interior mientras ella jadeaba, gritaba y pedía más, creo que se corrió de nuevo, por lo menos, por los resoplidos, las contracciones y los gritos, pidiendo más y más fuerte, me pareció que lo había hecho.

Abrí el agua de la ducha y comencé a regarnos, para quitarnos el jabón y secarnos el sudor, pues, el último polvo había sido un poco violento, trabajado, como se suele decir y me había hecho sudar, aún a pesar de estar lleno de jabón. Tras quitarnos un poco el jabón me decidí a sacársela del culo, le di la vuelta y estaba toda roja, pero, con una cara de satisfacción que no me la esperaba.

He gozado como nunca, fueron sus palabras.

Yo también, la verdad es que nunca había castigado en las nalgas a una chica, pero al ver que te gustaba, me atreví a continuar y veo que te ha encantado.

Si la verdad es que no esperaba gozar tanto cuando te llamé, me gusta se posesiva, dirigir la follada, pero me has dado la vuelta y la verdad es que he gozado mucho. Espero poder repetir en otra ocasión.

Lo mismo digo, cuando sientas deseos, llama que si estoy por aquí podemos repetir.

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