Esto que voy a contarles me sucedió hace algún tiempo y descubrí que pasa más a menudo de lo que suponía.
Soy profesor de mi universidad en la especialidad de Historia.
Pues bien, un día me disponía a salir del edificio de mi facultad cuando vi que una de las aulas había quedado encendida. Regrese a mi oficina y busque el llavero para apagarla.
Que sorpresa me lleve cuando al abrir la puerta de manera inesperada había un chico y una chica como Dios los trajo al mundo, haciendo el amor.
Ella encima de un pupitre y el penetrándola de frente.
El susto los hizo detenerse momentáneamente. Pero casi de inmediato el chico se viro y mirándome directamente a los ojos me dijo: – Quiere sumarse profe?
De inmediato le increpe encolerizado que era una total falta de respeto hacia mi persona.
Entonces la chica, tomando la iniciativa, se soltó como pudo de entre sus brazos y camino hacia mí con la vista fija en mis entrepiernas.
Tocándomela con su mano me dijo: -Profe no sea tan anticuado, aun usted es joven y no me negara que le gustaría follarse a una chica de 18 años, y por lo que veo, más que disgustado, usted está excitado.
La verdad es que mi polla estaba a mil y me quede sin habla al sentir su tibia mano sobre mi sexo.
Sin darme tiempo a reaccionar bajo mi bragueta y comenzó a darme la mamada más sorprendente que he sentido.
Ya no supe de mí, aunque me resistía un poco porque mi situación era algo incomoda.
En tanto el chico empezó a pajearse y a acercarse a mí. Yo recele un poco y me dijo: _ – Tranquilo profe, solo mirare, por el momento. De inmediato la chica, al ver que casi me corría me dijo: – No tan pronto, semental, que ahora viene lo mejor. Has visto una polla así antes Raúl?
Y el chico respondió: – La verdad es que no. Y eso que la mía no está mal. Puta, como te gustan los «tembas» (tipos de mediana edad aquí en Cuba)
Entonces ella adoptando la posición en que estaba cuando los sorprendí, abrió sus pierna a todo lo que daban sus caderas y me invito a una mamada, la cual con gusto le propicie.
Ella gemía de placer mientras le mamaba la polla al chico, el cual se la había introducido en su linda boquita.
Tengo que reconocer que me estaba comiendo la mejor almeja de mi existencia. A continuación empecé a succionar su clítoris e introduje mis dedos en su huequito, hasta dar con su punto «G» por lo que en poco tiempo ella llego al orgasmo, al igual que el chico. Entonces ella se incorporó y empujándome hacia ella se metió mi polla en su rica vaginita.
Estaba tan caliente ahí adentro que no me percaté de que me estaba besando y sentí en su boca un gusto agridulce, el cual paladee y me trague y entonces me di cuenta que era el semen del chico.
Ella intercambio una mirada de inteligencia con el chico y él se tumbó debajo de nosotros comenzando a mamar de ella, aunque a veces sentía su lengua entre mis huevos, lo que me hacía gemir de placer. Poco a poco se fue atreviendo más y ya no lo hacía sin querer como yo pensé al principio, y me daba lametazos en mi culito.
Al ver que yo no protestaba porque estaba concentrado en follarme a su amiguita, separo mis nalgas y me introdujo, primero su lengua, después un dedo, después dos y casi sin darme cuenta se montó detrás mío y empezó a pasarme su polla cerca del hueco por donde nunca antes yo me había metido nada, hasta que me penetro. Sentí un leve crujido, pero nada de dolor empezó a bombearme, primero lentamente, después más rápido hasta que sentí algo ardiente y viscoso en mis entrañas.
Ella y yo nos corrimos al unísono con él. Entonces comenzó la fiesta de la leche.
Ella se tragó parte de la mía y la del, él me puso su polla en la boca y me hizo tragarme la que dejo de echarme en mi trasero y yo comencé a lamer nuevamente todos los jugos que salían de ella.
Terminamos exhaustos los tres y en lo adelante nos citamos casi a diario para repetir esta orgía universitaria.
Continuara…