Capítulo 1

Julieta era una compañera de trabajo con quien empecé a salir, en otro momento les contaré cómo se dio y nuestro primer encuentro. Hoy empezaré por el último que tuvimos.

Después de varias veces de estar juntos ella empezaba a salir con alguien que le movía no solo en el aspecto sexual sino sentimental y por lo tanto iba a darle toda la atención a su relación, nunca lo platicamos pero los dos sentíamos que esa sería nuestra última vez juntos.

Pasé por ella al medio día y fuimos a un motel a unos 30 minutos de donde vivimos, llegamos, pedimos algo de beber, cerveza estilo cubana recuerdo que le gustaba tomar y yo mi típico torres con cola, nos pusimos cómodos, platicamos un poco, bebimos y comenzamos a besarnos.

Julieta era una mujer con la que me entendía muy bien sobre todo el aspecto sexual, coincidíamos en muchas cosas, compartíamos gustos muy similares y podíamos ser muy abiertos en pedir y dar.

Nuestros besos eran intensos, largos, mucho juego con nuestras lenguas y mordiscos con un poco de dolor. Seguimos besándonos mientras nos quitábamos la ropa con desesperación, desabroché su pantalón y se lo quité, me encantaba que siempre usaba tangas pero nunca le gustó el sexo oral en vagina porque decía que le daban muchas cosquillas y lejos de prenderla le daba risa, pero eso sí, siempre se mojaba demasiado y eso me encantaba, me excitaba mucho.

Entonces me fui a sus piernas y comencé a besarlas, morderlas y fui subiendo por ellas, por sus muslos y solo deslicé mi lengua por la orilla de la tanga desde la ingle hasta la cadera y fui subiendo para llegar a sus tetas las cuales besé con mucho deseo, mientras mi mano jugaba entre sus piernas comenzaba despacio y delicado paseando mis dedos por sus labios ya bastante húmedos, primero introduje un poco mis dedos acariciándole y poco a poco los metía mas, una vez dentro y ya que estaba mas mojada los comenzaba a mover en círculos dentro de ella, ella gemía y decía «métela papi», ante esa voz de suplica sexy no pude resistirme y bajé su tanga, abrí sus piernas metí mi pene rápido, estaba demasiado mojada y yo demasiado firme, sentía como mojaba mi pene y me excitaba mas escucharla gemir, estaba encima de ella entrando y saliendo una y otra vez, ella acariciaba mis nalgas, mi espalda y enterraba un poco sus uñas rasguñando, yo besaba su cuello y me movía un poco mas rápido los dos gemíamos mas y mas fuerte, ella gritaba y me decía «así papi, soy tu puta», me excitaba mucho escucharla hablar así, no lo había experimentado antes pero me gusta y escucharla así me ponía mas mal, «mas, mas, así, así», decía, «déjame mamártela», me detuve y me acosté ella bajó directamente y comenzó a chuparla era intensa, dejaba de hacerlo y ahora me masturbaba con su mano, «que rica verga tienes» me decía viéndome a los ojos y la frotaba con sus labios, con sus mejillas para después seguir chupándola, lamiéndola, sentía su lengua recorrerla desde mi escroto hasta la punta y luego con su boca chupaba la punta y luego toda de nuevo mirándome a los ojos como retándome como diciendo nadie te la va a chupar como yo.

Se detuvo y se subió en mi, tomó mi pene con sus manos y lo colocó en posición para sentarse, mi pene entró en ella y me incorporé para abrazarla contra mi ella se movía como frotándose mientras yo la besaba y besaba su cuello, sus hombros, estábamos muy excitados, me hice hacia atrás para quedar acostado y ella se inclinó invitándome a besar sus pezones, coloqué mi boca alrededor de ellos y comencé a chuparlos a lamerlos, ella se movía adelante y atrás suavemente para que yo pudiera seguir hundido en sus tetas… siguió sentada en mi pero ya erguida, comenzó a moverse con mas intensidad, movía su cadera en círculos y gemía, gritaba «ah, así, así, la tienes muy dura», yo acariciaba sus tetas mientras se movía yo le decía «tú me la pones así, te mueves muy rico, me encanta sentirte tan mojada» ella escurría, estaba lleno de sus fluidos sentía como escurría por mi pubis, mi ingle, mi escroto y cada vez se movía mas y mas rápido, con mas intensidad, su respiración era mas fuerte y sus gemidos ya eran gritos «vente papi, dame tu leche, así así», yo no podía contenerme necesitaba vaciarme en ella, apreté sus muslos con mis manos y dejé salir un grito junto con mi leche en ella, ahhh fue algo tan rico sentir e imaginar como nuestros fluidos se mezclaban dentro de ella, se recostó sobre mi y nos quedamos abrazados un momento recuperando la respiración, los sentidos, nos besamos nuevamente y le dije «me encantas, «¿pedimos algo de tomar?» le pregunté. «sí, otra cubanita» me dijo…

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