Capítulo 8
No tardé nada y a las siete y media ya estábamos listos para irnos, como no quería dar el cante en el hotel y sabía que tenían entre su ropa un par de cazadoras de entretiempo, les dije que se las pusieran, dándome cuenta del suspiro de alivio que se le escapó a Mercedes, porque la suya le tapaba lo justo para que solo se le vieran las medias.
Cogimos un taxi y nos dirigimos al local del club, llegando un poco antes de las ocho, nunca me ha gustado la impuntualidad y como socio que soy, poseo llave, entramos y ya había ambiente…
Así termino el último capítulo…
Al entrar me fijé en la cara de ambas, que no fue otra que de sorpresa, ya que el local está totalmente decorado con temática BDSM y más aún cuando se acercaron una pareja de sumisos y con mucha educación nos pidieron nuestras chaquetas.
-Ya sabes dónde estamos Noe, vas a disfrutar de una velada entre amigos, como quería darte una sorpresa, no he querido ponerte en antecedentes y quiero ver cómo te desenvuelves, te diré que todos los aquí presentes son amigos míos y de mi confianza.
-Si estaba nerviosa ya me ha puesto usted más, SEÑOR.
-Jajajaja, no te preocupes, seguidme que os voy a presentar.
No tenía duda de Noe, por como actuó cuando nos conocimos, sé que se había empapado el tema de protocolo, aunque no siempre es el mismo, depende mucho del Dominante, en mi caso soy más flexible, hay comportamientos que no me gustan, todos los que estaban e iban llegando, me conocen. A la que veía más tranquila era a Mercedes, se limitaba a imitar a su hija. A todos se las presente como mi sumisa Noe y mi esclava Merce. Cuando ya las había presentado a todos los presentes, al ser nuevas nadie las conocía y viceversa fui conociendo a nuevas y nuevos sumisos. No hablo de nuevos Dominantes, jamás asisten a un evento sin ser antes aceptados en alguna de nuestras reuniones. Me acerqué a Alicia…
-Por favor enséñales el local y de pasó infórmalas del funcionamiento, es la primera vez que asisten a un evento.
Mientras se las llevaba, me acerqué al resto de Dominantes, viendo que éramos ocho contando conmigo, cinco Amos y tres Amas. Sin quitarle ojo a Noe y a Merce, aun sabiendo que estaban muy seguras, soy una persona controladora, en todo momento me gusta saber dónde están. Cuando ya lo habían visto todo…
– ¿Os ha gustado?
-Si SEÑOR, estoy excitada y acojonada, jajajaja.
– ¿Y tú Merce?
-No lo sé SEÑOR, no quiero mentirle, lo que si se es que estoy chorreando.
-En estas reuniones, no hay nada programado, no es un evento especifico, en cualquier momento se puede hacer uso de las instalaciones.
Noe no hacía nada más que mirar, como algunas sumisas y sumisos, estaban desnudos o semi desnudos, otras estaban de rodillas, o como dos sumisos daban de comer a su Domina.
En ese momento tomé la palabra.
-Ya que veo que estamos relajados y ya conocéis tanto a mi sumisa como a mi esclava, voy a castigar a mi esclava, el motivo es lo de menos, ella ya lo sabe.
Noté como se le acabo la tranquilidad, lo que menos esperaba era ser la protagonista.
-Sígueme GUARRA.
Noe se quedó clavada, tampoco se lo esperaba. La llevé junto a la cruz de san Andrés.
-Este es tu castigo GUARRA, espero que me hagas sentir orgulloso.
Me miró y solo asintió. La até en la cruz de espaldas a nosotros, saqué de uno de los armarios, unas tijeras y le corté el vestido, las bragas y el sujetador, tirándolo todo al suelo.
-Todos conocéis mis limites, estos no cambian, solo voy a permitiros que si alguno se la quiere follar lo puede hacer por cualquier agujero de esta GUARRA, está a vuestra disposición desde ahora hasta que nos vayamos.
Llevé mi mano a su coño, no me hizo falta ni tocarlo, cuando vi como sus muslos brillaban a causa de los jugos que ya bajaban de su coño. Me acerqué a su oído…
-Que GUARRA eres, puedes correrte cuantas veces desees, lleva la cuenta, quiero saberlo.
Volvió su mirada hacia mí.
-Su GUARRA, SEÑOR.
Me di la vuelta y la dejé, sé que iba a estar aun un rato sin que nadie le hiciera nada, siempre cuesta dar el primer paso.
-Domina Ana ¿puedes hacerme el favor de quitarle el sujetador a mi sumisa?
-Sera un placer.
-Jajajaja, lo sé, no le has quitado los ojos de encima.
Se rio, bueno nos reímos todos, se acercó a Noe y colocándose a su espalda, metió sus manos bajo la blusa, antes de quitárselo, las apretó, las manoseó y hasta las pellizcó, haciendo que a Noe se le escapara un gemido y echara la cabeza hacia atrás. Tras ese magreo, llevo sus manos al cierre del sujetador y lo desabrochó, sacándolo primero por una manga y luego por la otra, lo dejo caer al suelo, llevando nuevamente sus manos a sus pezones pellizcándolos, me miró buscando mi aprobación y al ver como asentí, apretó con fuerza, tras un rato de sobarlos y pellizcarlos, la besó en la mejilla…
-No esperaba menos de una sumisa de Sire Leo.
Se retiró de Noe, dejándola, temblando y roja, se notaba observada por la mayoría.
-Vamos a comer algo PERRA.
Me acerqué la acaricie y besé, consiguiendo que se relajara. Nos acercamos a la mesa donde estaba el buffet…
– ¿Cómo estás?
-Muy bien SEÑOR, más tranquila, mi único miedo es fallarle.
-Sé que no me vas a fallar, por eso no te quise poner en antecedentes, aquí son todos de confianza, como te dije antes, nadie te tocara sin mi permiso.
– ¿Y su GUARRA?
-Jajajaja, es distinto y te aseguro que lo va a disfrutar, hay cosas que aún me quedan por descubrir de ella, es una pena que se haya liberado tan tarde.
Volví mi mirada hasta donde estaba Merce, aun no se le había acercado nadie y quería todo lo contrario…
-Domina Ana, manda a uno de tus perros -tengo permiso dado por ella para llamarlos así-, a que le den de comer a mi esclava.
– ¿Él o Ella?
-Me es indiferente.
-Ella, ya has oído a Sire Leo, Perra, llévale comida a su esclava.
Sabía exactamente como lo iba a hacer, no es la primera vez, su perra se acercó a la mesa puso distintos alimentos en un plato y se dirigió hacia donde estaba mi esclava. Empezó a coger comida, se la metía en su coño, la sacaba, se lo metía en su boca y cogiendo a mi esclava del pelo, la morreaba y le pasaba la comida. Merce se corrió con un squirt, dejando el suelo chorreando. La perra de Domina Ana miró a su dueña, esta asintió, se tiró al suelo y lamio toda la corrida de mi esclava y cuando terminó se incorporó y volviendo a agarrar a Merce del pelo, la morreó.
Ese fue el detonante para los demás, desde ese momento fue el objeto de todos y cada uno de los Dominantes presentes, la usaron a su antojo, probó todos y cada uno de los aparatos y artilugios del club, probó por primera vez la cera, la azotaron tantas veces como quisieron, la pinzaron, la hicieron jugar con los sumisos y sumisas, la penetraron con toda clase de dildos, cada rato y por indicación mía, la dejaban descansar, si llega a ser por ella no hubiese parado, se la veía feliz. Noe seguía a mi lado, no podía salir de su asombro de ver lo verdaderamente GUARRA que era su madre, también excitadísima, los pezones iban a atravesar la blusa, de su coño que se lo toqué varias veces, no paraba de fluir jugos, sus piernas ya brillaban y sus medias se veían húmedas. Aunque había dado permiso hasta para que se la follaran, nadie dio ese paso, no es algo que se suela hacer, di un paso más… Me fui a la parte donde cada Dominante tenemos nuestros “juguetes” tras una cristalera con llave, la abrí, cogí el dildo doble más grande que tengo y las correas.
Me dirigí otra vez a Domina Ana, lo hacía con ella porque somos muy buenos amigos de siempre, en su día la inicié en este mundo, además de avalar su ingreso en el club, donde siempre iba con la misma pareja de sumisos, no son los únicos que posee, es un matrimonio joven, que les presente, tienen la necesidad de servir las 24 horas y su trabajo lo tienen en Madrid.
– ¿Quieres ponerle el dildo a mi sumisa?
-Uhmmmm, pensaba que no me ibas a dejar tocarla más, jajajaja.
Se acercó a Noe, le subió la falda, sabiendo de mis gustos, no le quito las bragas, introdujo el dildo en las correas, la cogió de la mano y la llevó al diván, la sentó, se puso de rodillas, apartó la braga y para sorpresa de Noe, que no lo esperaba, metió su cabeza en su coño y empezó a comérselo. Noe empezó a gemir, me miró, sabia el motivo, asentí, dándole permiso para correrse, algo que no tardo en hacer, llevaba toda la tarde noche deseándolo.
-Agggggg me corroooooooo, gracias SEÑOR.
Fue a cogerle la cabeza a Domina Ana, cometiendo un error, en ese momento noto las manos de esta en sus pezones, apretándoselos con fuerza. Cuando Domina Ana se dio por satisfecha se levantó y metiendo las correas por las piernas de Noe, la incorporo para poder ajustárselas y de golpe le metió parte del dildo, lo que hizo que se volviera a correr.
-Jajajaja, sí que es sensible su PERRA.
-Jajajaja, no lo sabes bien.
Me fui a por la GUARRA, la cogí del pelo y la arrastré hasta el cepo.
-Te toca PERRA, fóllate a la GUARRA DE TU MADRE.
Vi la cara de asombro de los presentes, como alguna que otra sonrisa.
-Lo estaba deseando SEÑOR.
Se puso tras ella y sin preparación alguna, tampoco es que le fuese hacer falta, ya le habían metido más de un dildo, ninguno tan grueso como el que le iba a entrar ahora, se lo metió en el culo.
-Ufffffff, gracias SEÑOR, ufffffffff, me voy a derretir.
Merce no hablaba solo gemía y se corría. Noe no tardo en correrse. Me acerqué al potro y solté a Merce, que cayó como un peso muerto en el suelo.
-Quítate el dildo PERRA, y ocupa el lugar de tu madre.
No tardo en obedecer.
-Toda tuya Domina Ana.
Al oírme Ana, se le iluminaron los ojos, se fue a su estantería y cogiendo un dildo un poco más pequeño que el mío, se lo dio a su perro para que se lo humedeciera con su boca y se lo colocara. Sonriendo y mirándome por si me había arrepentido, asentí con la cabeza. Se puso tras Noe, le subió la falda, le aparto la braga, la cogió del pelo y de un golpe se la introdujo en su coño, empezando a entrar y salir de ella, a la vez que con sus manos azotaba su culo.
-Espera Domina Ana.
Se paró, pero no se salió de ella. Me acerqué a MI PERRA, cogí sus bragas y se las rompí, y cogiendo la falda por la raja, tiré con fuerza de ella, rasgándola hasta arriba. Cogí una pala y se la di.
-Ya puedes seguir.
Y volvió a la carga, azotándole el culo con la pala, mientras se la follaba. Las dos se corrieron a la vez.
-Gracias Sire Leo.
-Es un placer, ya me resarciré, jajajaja.
-Sabes que solo tienes que pedirlo.
-Soltadla.
Un par de sumisos la soltaron. La abracé y besé. Merce seguía aun en el suelo.
-Ayuda a la GUARRA de tu madre a levantarse, que coma algo si quiere y que descanse, y que no se le ocurra limpiarse.
-Si SEÑOR.
Me fui a la barra y le pedí a la sumisa que estaba sirviendo que me pusiera una copa, no hizo falta decirle que, lo sabía perfectamente, me senté en mi sillón -cada socio tenemos uno- y me limite a observar al resto como usaban a sus sumisas o sumisos. Se me acercó Noe y se puso de rodillas junto a mí.
-Merce tráete una butaca y siéntate a mi lado, ya has cumplido el castigo.
Trajo la butaca y se sentó a mi lado
– ¿Puedo hablar SEÑOR?
-Si.
-Espero que se sienta usted orgulloso de esta GUARRA.
-Muy orgulloso, quiero saber cómo estas y si en algún momento te has sentido mal u obligada.
-En mi vida lo había pasado tan bien, sé que mañana no me voy a poder mover, jajajaja.
-Y ¿tú?
-No sé si hubiese aguantado lo que mi madre, sé que lo hubiese hecho y disfrutado, sabe que seré lo que desee usted.
-A partir de ahora dejo de ser vuestro SEÑOR, a partir de ahora soy vuestro AMO.
Ambas a la vez me dieron las gracias.
En ese momento se acercó Ana…
-Ya me retiro, ¿hasta cuándo te quedas?
-Hasta el cuatro, posiblemente nos vayamos el tres por la tarde noche, el trabajo obliga.
-Entonces mañana te llamó y comemos.
-Comer no, no termino hasta las seis, si quieres quedamos para cenar.
-Me parece bien, hasta mañana.
-Hasta mañana Ana.
Eran las tres de la mañana, a Noe se la veía bien, pero a Merce se la notaba muy cansada, normal por todo el ajetreo.
-Nos vamos, que esta gente no madruga mañana y no tienen prisa.
Llevaba toda la noche excitado, con ganas de llegar al hotel. Al ver a Merce, con las medias destrozadas, faltaba la mitad de la pedrería del liguero, el maquillaje corrido y de la peluquería no quedaba nada, me empalmé, recomponiéndome, no sin trabajo, les dije que se pusieran las chaquetas, mientras yo pedía un taxi. Noe llevaba la falda que solo se le sostenía por la cintura, dejando al descubierto sus bragas rotas. Nos despedimos de los que no estaban ocupados, cogiendo el taxi nos fuimos al hotel, fue sentarnos y Merce quedarse dormida, mientras que Noe y yo nos íbamos besando sin importarnos el taxista. Llegamos a la habitación… Le pegué un tirón al abrigo de Merce, lo tire al suelo, cogiéndola del pelo la puse de rodillas y sacándome la polla se la metí en la boca, sin importarme si estaba o no cansada. La cogí de la cabeza y empecé a follármela, fuerte, duro, sabía que le estaba doliendo, no me importaba, a ella tampoco, sus manos fueron a su coño.
-Me corroooo GUARRA.
Llevaba tiempo sin correrme así, casi se ahoga, por lo que la tuve que sacar. Se dejo caer, no podía con su cuerpo y tal y como estaba tumbada en el suelo sobre su chaqueta me meé, si la corrida había sido grande, la meada aún más. La deje tumbada…
-Vamos a la ducha PERRA.
Conforme iba avanzando iba desnudándome, mientras tras de mí iba Noe, que no tardo nada en quedarse desnuda, solo se quedó con las medias. Abrí el agua, una vez estando a buena temperatura, nos metimos dentro, se puso de rodillas, empezó a chupármela, con ganas hasta que consiguió ponérmela dura otra vez, no le costó mucho, seguía excitado y feliz. La cogí del pelo, la levanté y poniéndola de cara a la pared, se la metí en el culo.
-Aggg, lo quiero AMO.
-Y yo PERRA.
Me la estuve follando con rabia, fuerte, azotando su culo que aún seguía rojo de los azotes de Domina Ana. Sentí como se corría dos veces, antes de hacerlo yo. Me corrí, se incorporó y con cariño y besando cada centímetro de mi piel, polla incluida, me lavó. Di por terminada la ducha, salí y la deje dentro, me sequé y tumbé. A los diez minutos apareció, se había puesto una medias blancas transparentes con costura, se subió gateando por los pies de la cama, metiéndose mi polla en la boca empezó a chuparla, quería recompensarla, la cogí del pelo y la tumbe a mi lado, y me desplace hasta su coño, metiendo mi boca empecé a lamer y morder su clítoris, sus labios, hasta que sentí como se tensaba y se corrió en mi boca, estaba otra vez empalmado, me fui incorporando por su cuerpo, apoye sus piernas en mis hombros y se la metí en un coño precioso. La estuve follando durante más de veinte minutos, tras dos corridas casi seguidas, me estaba costando, cosa que agradeció, se tuvo que morder la mano para que no la sintieran. Fue correrme y dejándome caer, me abracé y me quedé dormido. Un poco antes de las ocho de la mañana desperté y le quité la alarma al móvil, para que no sonora. Vi a Noe tumbada a mi lado, con las medias por los tobillos, una toalla envuelta a la cabeza, y lo que más me gusto fue ver a Merce en el suelo sobre su chaqueta profundamente dormida. Me puse un pantalón de chándal corto, una camiseta y en chanclas me bajé a desayunar, desayuné por mí y por dos más del hambre que tenía. Volví a la habitación, seguían fritas. Procurando hacer el menor ruido posible me senté en la mesa y me preparé para trabajar.
No habían dado aun las nueve cuando…
CONTINUARA…
Soy Amo, me encanta la dominación, me gusta tener, someter y humillar a parejas y a quien se quiera iniciar, necesitar un tutor o conocer este estilo de vida.
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