Capítulo 4
Noté que su polla no entraba más, señal que ya había llegado hasta el fondo. Me erguí sobre él con mis manos en su pecho y me puse a cabalgarlo, su polla quemaba aún un poco, pero era mayor el placer que sentía que otra cosa. Me cogió la polla y se puso a pajearme mientras lo cabalgaba, yo quería besarlo, pero si me inclinaba hacia él, el placer no era igual, preferí sacrificar los besos a la follada. Notaba como su polla me abría por dentro, pero sin dolor, me abría con placer, con mucho placer.
Comencé moviéndome lentamente, notando como su nabo se movía dentro de mi culo hacia arriba y hacia abajo sin llegar a salir de él. Me tenía cogido de las caderas, bien empalado, disfrutándolo muchísimo. Él quería pajearme pero yo no lo dejaba, si me pajeaba me correría pronto y quería disfrutar su polla dentro de mí el mayor tiempo posible. Notaba su polla dura, me giré con su polla dentro dándole la espalda. Así evitaba la tentación de comerle la boca inclinándome hacia él y, por otro lado, podía acariciarle los cojones a mi antojo. Mi polla segregaba un hilo de líquido preseminal que caía sobre sus pelotas y que yo refregaba en ellas. Con mis manos sobre sus rodillas aceleré el movimiento del “mete-saca”, sus gemidos aumentaron en intensidad, me sentía tan bien estando empalado por Carlos que no recuerdo si yo gemía, jadeaba o gritaba.
-Uffff Nico… diossss, voy a correrme -me dijo entre gemidos- No aguanto más.
-Córrete, lléname el culo de leche, cabrón -le dije muy excitado y acelerando la cabalgada-
Noté en ese momento como su polla se movía impulsando el chorro de leche caliente hacia lo más profundo de mí, como ese líquido viscoso y caliente iba llenando mis entrañas dejándome inundado de él. Me quedé clavado, sin moverme, dejando que se vaciara dentro, notando como su polla tenía los espasmos típicos de la corrida. Cuando ya hubo acabado, me levanté taponando el ojal con mi mano y fui al cuarto de baño, me vacié en el inodoro. Salí y me acosté junto a él. Me abrazó y nos besamos.
-Jamás hubiese imaginado que me gustaría tanto follar con un hombre -me dijo entre besos- Además siendo tú ese hombre.
-Ummm, me lo tomaré como un cumplido -le dije mirando su polla- Vaya, tengo que limpiártela….
Besé su pecho y sus pezones bajando hacia su vientre. Me coloqué entre sus piernas, tenía una visión increíble desde ese sitio. Veía sus pelotas pegadas a sus nalgas por la parte inferior, su polla, fláccida y con restos de semen apoyada sobre sus huevos. Cogí su nabo y lo metí en la boca, apretaba con los labios su tronco mientras mi lengua lamía la punta del capullo, el frenillo, acariciaba todo el glande con mi lengua llevándome los restos de semen pegados a ella. Mi cabeza se movía metiendo y sacando su polla de mi boca, pero sin llegar a sacarla entera, siempre el capullo dentro, como me lo hacía Irene. Mis dedos se colaban entre sus nalgas buscando su ojal, hasta que uno de ellos atinó con él. Cerrado, caliente…bastó que lo masajeara con la yema para que notara como se iba abriendo, como se relajaban los músculos que lo tenían cerrado. Carlos sacó su polla de mi boca y se giró, se puso a 4 patas, abriéndose las nalgas con una mano.
-Métemela ya, no aguanto más -me dijo suplicando- Te necesito dentro.
-Ummmm, me tienes muy caliente cabrón -le dije inclinándome hacia su ojal- Primero voy a comerte esta maravilla.
Apoyé mi cara en sus nalgas y pasé mi lengua por toda su raja, buscaba el tacto de su ojal. Al notarlo abrí más sus nalgas ayudándome con ambas manos, mi lengua lamía su ojal en círculos. Carlos suspiraba, mi polla segregaba líquido preseminal en cantidades industriales, y solo quería follarlo con la lengua. Empujé mi lengua y su ojal se abrió, metía mi lengua dentro con muchas ansias.
-No aguanto más, tío -le dije incorporándome- Tengo que follarte, no aguanto…
Me erguí detrás de él, coloqué mi polla en su ojal y, agarrándolo de las caderas, empujé decidido a entrar en él. Sin prisas pero sin pausas, mi capullo entraba mientras gemíamos, una vez dentro, seguí empujando, notaba su interior caliente y algo húmedo, mi polla había estado segregando mucho precum. Empujé hasta tener mi mientre pegado a sus nalgas, me detuve unos segundos para, acto seguido, empezar a bombear mis caderas contra sus nalgas. Es una de las sensaciones más placenteras que nunca he tenido, el tener a Carlos a 4 patas, totalmente sometido a mí, empalado, el estar dándole por el culo, con su interior caliente y mojado como el coño de una mujer, gimiendo y jadeando y pidiéndome más….Aceleré el movimiento de mis caderas, lo embestía con fuerza, observaba como su culo estaba totalmente abierto, rojo, caliente, mojado….El “plof” de las embestidas, sonido que junto a nuestros gemidos eran lo único que se oía en ese momento, hacía que me pusiera más caliente aún. Empujaba con fuerza contra sus nalgas, notando como mi polla avisaba de la inminente corrida. Clavé hasta el fondo mi polla y, sin moverme, empecé a vaciarme dentro de él. Fueron varios trallazos que solté, miraba hacia el techo para, inmediatamente, tumbar mi pecho sobre su espalda pero sin mover mis caderas, hasta que dejé de eyacular. Volví a moverme hacia delante y hacia atrás un par de minutos hasta que le saqué la polla, salió llena de leche. De su culo salió parte de la leche que cayó sobre las sábanas dejándolas empapadas. Carlos se giró, me agarró la polla y se la metió en la boca para limpiarla, cuando acabó me besó y se fue al baño, lo acompañé para ducharme. Una vez que terminó de vaciarse, se metió en la ducha conmigo.
-Joder -me dijo besándome- cada vez me encanta más follar contigo, follarte y que me folles. Nunca imaginé que diría esto pero, me encanta que me des por el culo.
-Ummmm -le dije abrazándolo y besándolo- no te veo como a un hombre para el sexo, te veo como un deseo tremendo, como a alguien que necesito tener siempre junto a mí.
-No lo hubiese podido explicar mejor -me dijo sin dejar de besarnos- Te deseo mucho.
Cogió la esponja, vertió gel sobre ella y la puso un momento bajo el agua de la ducha, comenzó a enjabonarme con mucha delicadeza. En ese momento me sentía en otro mundo, me hizo olvidar por completo todos los problemas a los que nos estábamos enfrentando y los que estaban por venir…, y uno de ellos era que nuestras mujeres tenían que regresar por lo que tendríamos que separarnos, manteniendo las formas y aparentando ser buenos esposos heterosexuales. Acabó por enjuagarme y tomé yo el relevo, lo enjaboné, frotando la esponja por todo su cuerpo, sus nalgas, su ojal, su nabo, sus pelotas, su espalda, sus piernas…todo eso mientras no parábamos de besarnos. Acabamos la ducha y salimos, nos secamos y nos dirigimos a la cocina, siempre en bolas, nos sentamos y mandé un WhatsApp desde mi móvil a Pedro.
-Buenos días Pedro, imagino que andas por ahí y no quiero saber dónde estás ahora mismo. Deberías haber dejado que te llevásemos hasta Estepona, pero es tu elección y me parece acertada también. Recuerda que hasta que no te preguntemos, no te pongas en contacto con nosotros, por seguridad. Verás que todo te va a salir bien, un beso y hablamos.
Se lo leí a Carlos que dio su visto bueno y se lo mandé a Pedro. Me levanté y puse café, Carlos se levantó y me abrazó por detrás mientras me besaba el cuello.
-Verás como todo le sale bien -me dijo mientras notaba su polla entre mis nalgas- Y a nosotros también nos saldrá bien.
-Lo sé, lo sé -le dije acariciándole uno de los brazos- Estando contigo sé que nada va a salir mal, pero si sigues con la polla donde la tienes ahora mismo…
-Ummm, creí que te gustaría notarme así -me dijo con una sonrisa iluminando su cara-
-No es que me guste -le dije riéndome- Es que me encanta, y aún no le he dado tiempo a mi cuerpo a producir más semen…jajajajaja. Ahora en serio, me encanta sentirte así, algo así debe ser el paraíso, si existe.
Me besó en el cuello, me soltó y me agarró de la cintura encarándome a él. Nos miramos de cerca y nos besamos con pasión, al separarnos, sonó mi teléfono, era una notificación de WhatsApp.
-Holaaaa. Como os he dejado escrito en la nota, ya habéis hecho mucho por mí, no preocuparos. Os debo muchísimo por lo que habéis hecho por mí, os quiero mucho. Por supuesto que esperaré a que me preguntéis para contestaros. Un beso enorme para cada uno.
P.D.: Sois unos máquinas follando, conservad lo que tenéis entre vosotros, es algo que tiene mucha fuerza y muy bonito, ahí hay mucho más que deseo y sexo…y lo sabéis.
Nos echamos a reír, pero creo que los dos sabíamos a qué se refería Pedro.
Desayunamos con tranquilidad, una vez acabado el desayuno sonó el teléfono de Carlos, me mostró la pantalla: “Número oculto”, descolgó y lo puso en manos libres.
-Hola tortolitos, ¿qué tal estáis? -dijo Emilio, el Señor A- Tenemos muchas ganas de veros, os hemos echado de menos, jijijiji.
-Hola Señor A -le contestó Carlos con un tono de voz neutro-
-Queremos veros en 30 minutos, en el mismo sitio que el otro día. -dijo ilusionado- Os echamos de menos y tenemos muchas ganas de veros, así que no os demoréis o sabréis que pasará.
Carlos iba a contestarle cuando el Señor A ya había colgado, me miró con menos miedo que la primera vez, yo diría que hasta lo veía con ganas. Por mi parte, tampoco me sentía asustado o preocupado, sabía que iba a pasar, pero también sabía que estaría con Carlos y follaríamos los dos.
Nos vestimos con rapidez, y nos montamos en el coche, no veía nervioso a Carlos, no nervioso ni alterado y eso me tranquilizaba también. No me encontraba tan preocupado como el otro día.
-Una cosa Carlos -le dije- No debemos mencionar a Pedro, bueno el Señor C, bajo ningún concepto. Nosotros no sabemos nada de nada, y por supuesto, no debemos llamarlos por su nombre, son los Señores A o B.
-Por supuesto Nico -me dijo asintiendo- te iba a decir lo mismo, nada de preguntar por el Señor C, ni llamarles por su nombre. Deben creer que no sabemos nada.
Llegamos a la vivienda del otro día, aparqué cerca de la casa, nos bajamos y pulsé el botón del porterillo, la puerta se abrió, entramos y cerramos. La puerta de entrada a la casa estaba encajada, pasamos y la cerramos.
-Pasad tortolitos, estamos en la misma habitación del otro día -nos gritó desde el fondo el Señor A- Pero antes de nada, tenéis que desnudaros.
Nos desnudamos los dos y pasamos a la misma habitación del otro día, el Señor B estaba delante del pc totalmente desnudo, el Señor A estaba de pie, a un lado del colchón, desnudo y con la polla empalmada. Se acercó a Carlos y le acarició el pecho, bajó su mano por el vientre y la desvió hacia sus nalgas. Las acariciaba con delicadeza, lo que hizo que la polla de Carlos comenzara a ponerse dura.
-¿Cómo están mis tortolitos hoy? -preguntó el Señor A- Parece que te estás alegrando de verme, putita.
Le agarró la polla a Carlos que inspiró aire lentamente y cerraba los ojos, su polla comenzaba a agrandarse.
-Vaya como se la estás poniendo, jajajaja -le dijo el Señor B- Y la tuya está empezando a lubricar.
Carlos estaba empalmado ya, mientras el Señor A le metía la mano entre las pelotas y él abría las piernas.
-Ummm, qué buena puta, jijijiji -le dijo el señor A al oído a Carlos, pero enterándonos todos- Mira como abre las piernas esta zorrita…
El Señor B sonrió mientras me miraba excitado, me puso las manos sobre los hombros haciendo presión hacia abajo hasta que me arrodillé, se colocó frente a mi cara.
-Mira esta putita -le dijo al Señor A- parece que tiene hambre. No te preocupes querida, papá va a darte de comer, jejejejeje
Me cogió una mano y la llevó hasta su polla, ya sabía lo que tenía que hacer. La acerqué hasta mi boca, besé la punta del capullo que tenía una gota de precum. Entreabrí la boca, metí su polla en ella despacio, mirándolo a los ojos, viendo como se estaba excitando. Eso me hacía sentir muy puta, y lo peor de todo es que lo disfrutaba, disfrutaba ver como ese cabrón cerraba los ojos, su respiración se aceleraba mientras me iba comiendo su polla. Acariciaba sus pelotas con la punta de mis dedos, notando como sus huevos se endurecían, se cargaban de leche que yo tenía que sacar de aquellos envases tan especiales. Metí su polla entera en la boca, con mis labios apretaba el tronco mientras mi lengua recorría su capullo, pasaba por su frenillo y seguía por el tronco hasta volver al punto de partida, su glande.
Miré a Carlos, estaba pajeando al Señor A mientras éste le comía la boca y le acariciaba las nalgas buscando su ojal. Se separaron sin que Carlos soltara la polla. Veía a Carlos muy excitado, me miró y me sonrió guiñándome un ojo, a lo que respondí con una sonrisa y un movimiento de mi cabeza asintiendo. El Señor A se colocó a la espalda de Carlos mientras lo abrazaba por la cintura, se movía buscando que su polla se colocara entre las nalgas de Carlos. Al notar como encontraba su sitio, Carlos suspiró excitado, se movía ayudando a que aquella polla se colocara donde ambos querían que estuviese. El Señor A agarró la polla de Carlos y comenzó a pajearlo, Carlos movía su cabeza excitado, parecía que buscaba la boca del Señor A. Él se dio cuenta y comenzó a besarlo por el cuello, en ese momento Carlos se puso a gemir y a pegar más su cuerpo al del Señor A.
-¿Qué te pasa tortolito? -le dijo el Señor A- ¿es que deseas que papi te dé por el culito? Jijijiji. Tienes que portarte bien y hacer lo que te diga, lo harás, ¿verdad?
-Ummm claro que sí, Señor A -contestó Carlos con los ojos cerrados y muy excitado- Haré lo que me mande.
-Ummm buena putita -le contestó el otro-
Dejé de comérsela al Señor B, me levantó y me agarró la polla. Yo la tenía muy muy dura y mojada, muy mojada. Acercó su boca a mi cuello y comenzó a besarlo y lamerlo, eso me ponía a mil, me excitaba muchísimo, le agarré el nabo y me puse a pajearlo. Se dio cuenta que me excitaba y bajaba su boca hasta mi pecho para besar y lamer mis pezones, ahí ya no pude aguantar y me puse a gemir, no sabía bien como había llegado a excitarme de esa manera, si era por ver a Carlos excitado, por cómo me trataban los Señores, por lo que me hacía…lo cierto es que me había calentado y ya solo quería placer, mucho placer.
-Anda zorrita, ponte como un perrito, a 4 patas -me dijo muy excitado el Señor B- voy a darte lo que creo que estás pidiendo, jejejeje
Me coloqué como me pidió, tenía miedo pero, a la vez, lo estaba deseando, estaba deseando ser sodomizado por otro hombre que no fuera Carlos, parecía que necesitaba que mi culo conociera otras pollas que la de Carlos. Estando a 4 patas, se puso detrás de mí, separó mis nalgas y comenzó a comerme el culo, pasaba su lengua por el ojal, me excitaba como metía solo la puntita dentro y movía la lengua arriba y abajo. Los gemidos se me escapaban, pero ya no hacía nada por evitarlos. Carlos y el Señor A nos miraban excitados. Miré a Carlos y me mordía el labio inferior, el cabrón del Señor B me follaba con la lengua, llevándome a un nivel superior de placer. Entonces con su lengua lamiendo mi ano, noté como me metía un dedo, lo metió hasta el fondo, mis gemidos no paraban de salir de mi boca.
-Uyyy parece que esta putita ya ha catado polla por detrás ¿te han dado por el culo ya, zorrita? -me preguntó el Señor B-
-Sí, sí Señor. Me han dado por el culo -le contesté-
-Ummmm, ¿Y te ha gustado como te ha follado? -volvió a preguntar-
-Sí Señor, me ha encantado -le respondí sumiso- Me encanta cuando esa persona me da por el culo.
-Jejejeje, imagino que quien te ha dado por el culo es el mismo al que el Señor A va a montarlo -me dijo-
-Sí Señor, Carlos es el único que me ha dado por el culo, y me encanta que él me folle -le dije sin cortarme lo más mínimo-
-Jajajaja, bueno tendrás que catar más pollas para comparar, y hoy vas a probar dos más -me dijo notando como se calentaba con esta conversación- La mía y la del Señor A.
-Sí Señor, y lo estoy deseando Señor -le contesté sintiendo que era verdad lo que estaba diciendo-
Colocó su polla en mi ojal y agarrándome de la cadera, apretó la suya contra mis nalgas, su capullo comenzó a entrar lentamente, notaba como mi ojal se abría con suavidad y como su glande iba entrando sin dificultad, al contrario, entraba dando mucho placer. En ese momento cerré los ojos y me mordía el labio inferior imaginando que era Carlos el que me estaba dando por el culo. Su polla entró completamente y siguió empujando abriéndose paso en mi interior, notaba como mi culo se abría, se abría apretando ligeramente el tronco de ese cipote que no paraba de empujar dentro de mí. Noté como su vientre se pegó a mis nalgas, estuvo unos segundos quieto para, acto seguido, comenzar a bombear su cadera. Los movimientos eran lentos, sacaba su polla impidiendo que su capullo saliera de mi ano, para empujar de nuevo y meterla hasta el fondo. La notaba dura, muy dura. Me tenía empalado y yo lo estaba disfrutando enormemente, mis gemidos se hicieron más fuertes. Me sentía como una puta, pero quería más, quería que me diera fuerte, que me hiciera gritar de placer. No quería que se acabara aquello, muchas cosas pasaban por mi mente en ese momento. Jamás hubiese pensado que me podía volver tan puta, siempre me había creído que era heterosexual, pero hetero de los que ni se imagina tocando una polla que no sea la suya… y miradme, ahí me estaba dando un cabrón por el culo y deseando que en cuanto acabara me dieran por el culo dos tipos más.
-Bueno tortolito, se nota que lo estás disfrutando -me dijo con la respiración alterada- Tienes el culito caliente, ¿te gusta tener mi polla dentro?
-Oh sí, Señor A -le contesté disfrutando de la follada que me estaba dando- Me encanta tenerle dentro.
Aceleró el ritmo de las embestidas, con cada embestida me llevaba un paso más hacia la gloria. Abrí los ojos y me encontré de frente con Carlos, estaba a 4 patas. El señor B estaba detrás suya clavándole el cipote. Podía leer en la cara de Carlos lo que le estaba pasando. Al igual que yo, Carlos estaba disfrutando de que le estuvieran dando por el culo. Lentamente fuimos acercándonos despacio hasta conseguir que nuestras lenguas se tocaran.
-Así, así zorritas. Dejemos que se acerquen un poco -dijo el Señor A- Que se coman las bocas mientras les damos por el culo.
-Ummmm, me encantan estas putas -le respondió el Señor B- Ahora vamos a cambiar, quiero probar a tu putita, jijijiji.
Sentí que una de las manos del Señor A se soltaba de mi cadera, noté como un dedo acariciaba los alrededores de mi ojal, un nuevo grado de excitación se sumó a lo que llevaba. Sentía ese dedo haciendo círculos alrededor de mi ano y me encantaba. Mi lengua se enredaba con la de Carlos, ahora con más energía. Nuestros labios se pegaban y despegaban dejando paso a nuestras lenguas, mi excitación era máxima, y notaba que Carlos estaba, como mínimo, igual que yo de excitado.
-Señor A, cambiemos de pareja de baile jijijiji -dijo el Señor B- estoy deseando probar a esa putita que tiene empalada.
-Por supuesto Señor B -le contestó- A ver cuál de las dos es más zorrona.
Diciendo eso, me sacó la polla del culo y me dio un tortazo en la nalga. El Señor B salió se la sacó a Carlos y, de rodillas, metió su polla entre nuestras bocas.
-Venga tortolitos -nos dijo- Limpiadme la polla, no quiero que se mezclen vuestros fluidos, jejejeje.
-Joder sí -dijo el Señor A acercando su polla también a nuestras bocas- Mamada doble, jijiijijiji.
Sin parar de besarnos Carlos y yo, las pollas de nuestros “violadores consentidos” entraban y salían de nuestras bocas, nuestras lenguas pasaban de lamer el tronco de una polla, a la boca de uno de nosotros, pasando por el capullo de la otra polla y enredarse en la lengua del otro de nuevo. Así estuvimos unos minutos. Carlos puso su mano izquierda sobre mi mano derecha y la apretó con suavidad. En sus ojos veía que me sonreía, no lo pude asegurar porque no llegaba a ver su boca entre las pollas y huevos que teníamos por medio.
Al cabo de unos minutos, el Señor B se colocó detrás de mí y, sin previo aviso, me la clavó hasta el fondo. Su polla era más grande y algo más gorda que la del Señor A, era la polla más grande de las 4 que había en la casa en ese momento. No me dolía exactamente pero me molestaba, aunque no tardó esa molestia en desaparecer. Me colocó las manos agarrando mis caderas y comenzó ese movimiento cíclico del “mete y saca”. Me abría el culo con sus manos mientras su polla mantenía ese ritmo que empezaba a hacerme gemir. Carlos, a 4 patas de nuevo, gemía al ritmo de las embestidas que le daba por el culo el Señor A y eso me estaba poniendo a mil, nuestras lenguas se enredaron de nuevo dentro y fuera de nuestras bocas. El Señor B aceleró su movimiento mientras notaba como apretaba más sus manos en mis caderas, su polla comenzó con espasmos en el interior de mi culo, sus gemidos sonaban más fuertes y más calientes, ya sabía que iba a pasar en breve. Se quedó parado apretando su vientre contra mis nalgas, sentí como su polla convulsionaba y su primer trallazo llegaba hasta lo más profundo de mi ser. Sus gemidos ya eran gritos de placer, se tumbó sobre mi espalda apretando aún sus caderas contra las mías, como queriendo meterla más. Notaba en mi espalda como su saliva caía de su boca sin parar de gemir, los trallazos de su leche iban a menos, pero no paraban.
-Dios mío -dijo sacando su polla de mi culo y con voz temblona- uno de mis mejores polvos. No puedo ni mantenerme de rodillas, me tiembla todo el cuerpo. Buena putita, jijiji.
Diciendo esto, se dejó caer en el colchón pasando un dedo por mi culo, rebañó el semen que salía de él volviéndolo a meter con el dedo.
El Señor A se puso a jadear y eso llamó mi atención, yo tenía un calentón tremendo, mi polla seguía muy dura y con hilos de líquido preseminal que caían sobre el colchón. Me fijé en la cara de Carlos, de mucho placer, todo su cuerpo se movía al ritmo de las embestidas que le daba el Señor A, se mordía el labio inferior. De pronto el Señor A sacó su polla del culo de Carlos y se vino hacia nosotros sacudiendo su polla. Abrimos las bocas y comenzamos a chupar su polla, que en nada empezó a expulsar chorros de leche por nuestras caras, leche caliente y espesa. Después de varios trallazos de leche, dejó que se la limpiáramos los dos a la vez. Nuestras lenguas se enredaban entre sí y en el tronco de su nabo, metíamos su polla en la boca de uno de nosotros para sacarla y meterla en la boca del otro. Así estuvimos durante un rato hasta que el Señor A se alejó de nosotros.
-Ufffff que buenas putas nos hemos agenciado -le dijo al Señor B- Ha sido un polvo espectacular. Lástima que en bre…
-Shhhhhh, ¡¡¡calla coño!!! -le cortó el Señor B- Ya se enterarán cuando nos digan.
-¿Qué pasa? -preguntó Carlos con la polla durísima- ¿Ocurre algo?
-No pasa nada -le contestó el Señor B- Y venga, vestíos y zumbando a casita. Nosotros tenemos cosas que hacer, así que lo dicho, u os vestís u os vais en bolas, vosotros sabréis.
Los dos salimos de la habitación para recoger la ropa , seguíamos con las pollas duras. Con nuestros slips, nos limpiamos la cara manchada de leche del Señor A, y yo también la leche del Señor B que salía ya de mi culo. Una vez limpios, nos pusimos los pantalones sin ropa interior, acabamos de vestirnos todo lo rápido que pudimos y salimos con rapidez de allí.
Ya en el coche, arranqué y nos incorporamos a la circulación de la calle. Algo más relajados, comenzamos a hablar.
-¿Qué iría a decir el Señor A cuando lo ha interrumpido el Señor B? y con eso de que “ya se enterarán cuando nos digan” -me preguntó Carlos, diciendo la última frase imitando una voz grave, que en ningún caso se parecía a la del Señor B- A ver qué sorpresas nos tiene reservadas.
-No tengo ni idea -le respondí- Solo sé que por lo que ha dicho y como lo ha dicho, parece que son unos mandados. No sé qué pensar.
-Ni yo, ni yo -repitió Carlos- Ahora vamos a la casa porque no sé tú, pero yo tengo un calentón que no puedo más.
Fuimos hasta mi casa, lo primero que hice fue desnudarme nada más entrar e ir para la ducha. Entré en la ducha y me froté la esponja cargada de gel por todo el cuerpo, en ese momento no quería oler a sexo de esas personas, no quería oler a semen de otros hombres, me frotaba con fuerza la cara, el cuello, el pecho, la polla y los huevos, y el culo; sobre todo el culo. Me sentía sucio y mal…no entendía nada. Mi vida había dado un giro de 180º en cuestión de días. En ese momento entró Carlos en la ducha, me agarró la cara y me besó. Lo abracé y rompí a llorar.
-¿Qué te pasa, Nico? -me preguntó al verme angustiado- Por Dios, ¿qué te pasa?
Solo lloraba, no tenía ganas de hablar, sólo quería estar abrazado a él y llorar. Me fue enjabonando con delicadeza, le ayudé a enjabonarse. Nos enjuagamos y en cuanto acabamos, salimos. Me echó la toalla por lo alto y le fue secando el cuerpo lentamente con la toalla. Cuando acabó, me dejo sentado un momento en el váter y procedió a secarse él. Cuando terminó de secarse, me llevó a la habitación y me acostó. Se tumbó a mi lado. Nos quedamos en silencio unos minutos.
-¿Me vas a contar qué te ha pasado en la ducha? -me preguntó- Me has asustado bastante, si no puedes con esto denunciemos a la policía. No te quiero volver a ver así.
-Lo sé y lo siento -le respondí aún un poco alterado- creo que han sido muchas cosas nuevas y muy distintas a lo que tenía pensado para mi vida. Demasiadas emociones que en la vida hubiera pensado que experimentaría.
Me giré hacia él apoyándome en mi costado derecho, le pasé mi brazo izquierdo por encima de su cintura y lo giré hacia mí. Nos miramos durante unos segundos, él me sonrió y me agarró por la cintura atrayéndome. Me sonrió y le sonreí, fue el pistoletazo de salida para besarnos.
-¿Sabes que te deseo a todas horas? -me preguntó mientras su lengua recorría mis labios- Joder, es que hasta tengo sueños eróticos contigo, ¡con un hombre!
-Si te sirve de consuelo -le contesté- me pasa lo mismo. Aunque hoy mientras el Señor A me daba por el culo, disfrutaba muchísimo. Es cierto que cerré los ojos e imaginé que eras tú quien me enculaba, pero abría los ojos y te veía con la cara de placer mientras el otro te la tenía clavada.
-Yo también lo estaba pasando bien -me respondió- no hay porqué negarlo. Has conseguido lo que jamás pensé que me podría ocurrir, y es que me encante que un hombre me tenga empalado y yo quiera más. Aunque deseo que ese tipo fueses tú, es cierto que he disfrutado mucho cuando los dos Señores me han follado hoy. Pero cuando follo contigo, la cosa es distinta, hay más calor humano. Joder, pensé que no te diría esto pero es que cuando follamos hay mucho de sexo, de calentura, pero también hay sentimiento. Y por un lado eso me asusta, pero a la vez me lleva a otro nivel. No sé si me has entendido, si he sido capaz de explicarme.
-Ay dios -le dije pasándole un dedo por los labios, intentando que no dijera lo que pensaba, enredando mis piernas con las suyas- Creo que vamos a tener que empezar a ver que hacemos para comer, va siendo hora ya de preparar algo.
-Vaya, prefieres no hablarlo. Soy un tonto, no me hagas caso -me contestó incorporándose de la cama- Venga, vamos a ver qué hacemos de comer y después iré a mi casa, no quiero que nadie piense que la casa está vacía y se meta alguien a ocuparla.
Salió de la habitación mirando su teléfono móvil, oí que hablaba con alguien. Cuando llegué al salón, estaba con el teléfono en la mano oyendo un audio de Carmen. Me sonrió y se giró hacia la cocina. Lo seguí, cuando acabó de oírlo, dejó su teléfono sobre la encimera de la cocina.
-Le he mandado un audio a Carmen -me dijo como excusa- Quería saber como estaba. Me ha contestado que están bien y que por ahora se quedan un día más, así que hasta el lunes que viene como mínimo, no regresarán. ¿Qué hacemos de comer?
Preparamos un poco de todo, algo de ensalada, de carne de distintos tipos, de fiambres, un revuelto de setas…todo ello acompañado por un par de botellas de tinto de Rioja, dos Matarromera Crianza 2018. No acabamos con toda la comida pero sí con las dos botellas de tinto, que estaban impresionantes. Acabadas las botellas, recogimos todo y nos fuimos al sofá del salón.
-Ese vino se sube un poco a la cabeza -me dijo riéndose- Ya me está entrando un poco de modorra.
-Joder, es que nos hemos bebido dos botellas entre los dos -le dije sentándome a su lado- Somos un poco exagerados.
Carlos se tumbó en el sofá colocando sus piernas sobre mi vientre, acomodé sus piernas para que no me presionaran los huevos. Comenzamos hablando de nuestras mujeres, del sexo con ellas.
-Pues la primera vez que se la metí a Irene por el culo fue al poco tiempo de casados -comencé contando- Estábamos follando en un hotel de Granada, que está muy cerca de La Alhambra. Le estaba embistiendo con fuerza y en una de esas, mi polla salió completamente de su coño, al volver a embestir, no sé como, se metió en el agujero equivocado. Ella dio un pequeño grito, yo noté que aquello no estaba mojado como antes, además que la sensación en la polla era distinta, me di cuenta de donde la estaba metiendo y le pedí perdón, fui a sacarla pero me la cogió y no lo permitió, me miró sonriendo y me dijo que siguiese por ahí, que le encantaba. Y tanto que le gustaba…no paraba de gemir hasta que me corrí inundándole el culo de leche. Aquello me puso muy burro, jejejeje
-A Carmen le di por el culo de novios, follando en el coche, ella me guiaba -me comentó Carlos- Yo habría follado un par de veces nada más, prácticamente era virgen. Ella se colocó a 4 patas y me dijo por donde quería que se la metiera, pero que me quitara el condón, por donde ella quería no habría peligro de embarazo me dijo. Imagínate para un chaval de unos 18 o 20 años, que la novia le diga que se la meta por el culo. Creo que le pude dar unas 5 o 6 embestidas nada más, me vacié dentro de ella, que no llegó a correrse y me “castigó”, lo digo entre comillas porque es un castigo divino, a comerle el coño hasta que se corriera. Primero se vació el culo de mi leche, me hizo tumbarme en el asiento de atrás y se sentó sobre mi cara, ella me acariciaba los huevos y la polla, y ahí fue la primera vez que me tocaron el ojal. No metió su dedo, pero con la yema de uno de ellos me lo acariciaba. Se corrió en mi boca, llenándome de sus fluidos y de parte de mi semen, y yo me volví a correr en sus manos y en mi vientre.
-Pues yo creo -le dije- que Irene ya había tenido sexo anal varias veces, mi polla entró por su culo como Pedro por su casa, sin dilatarla ni lubricarla. Nunca lo he hablado con ella, la verdad.
En ese momento mi teléfono comenzó a sonar, era Irene la que me llamaba.
-Hola mi vida -dije al descolgar- ¿Qué tal todo? Me ha dicho Carlos que por ahora os quedáis un día más,
-Hola mi amor -respondió ella- Sí, por ahora no regresamos hasta el lunes por la noche o martes por la mañana. Por aquí estamos bien, algo aburridas. La gente es un poco sosa, solo quiere regresar pronto…
-Ahhh, y vosotras no -le corté riéndome- debéis de estar pasándolo genial.
-Sí, bueno. Tú ya me conoces -me contestó- Ya que una sale por trabajo, hay que aprovecharlo todo. No sé cuando volveré a Tarragona. Jejejeje
-Pues claro que sí -le dije- Aprovechad que en unos días se os acaba todo.
-Y tú, ¿todo bien? -me preguntó- Carmen me ha dicho que le ha extrañado el mensaje de WhatsApp de Carlos, no sé si os ha pasado algo.
-Que va, que va -le respondí- Creo que Carlos la echa mucho de menos, está un poco mustio pero se le pasará.
-Es lo que pensamos -me comentó- Bueno, salid y aprovechad estos días sin nosotras, verás como se recupera pronto. Ya te dejo, tengo que entrar de nuevo. Te quiero muchísimo y no hagas locuras – se despidió-
-Adiós mi vida. Te amo -le dije colgando el teléfono-
-Ya la he oído -me dijo Carlos- En fin, habrá que hacer algo para pasar estos días bien.
Se levantó y fue a la cocina, lo oí trastear entre vasos y caer hielo en algo metálico, que imaginé que era la cubitera. Se asomó por la puerta de la cocina.
-Yo me voy a servir una copa, me apetece -me dijo sacando su mejor sonrisa- ¿Quieres una?
-Vale, no te voy a dejar beber solo -le dije sonriéndole- Échame un gin tonic. Hay tónica en la nevera, creo.
Se metió de nuevo en la cocina, se oía como servía las copas, en nada apareció de nuevo con las copas en la mano. Cogí una bandeja para poder ponerlas sobre ella, y apoyarla en el sofá. Estaba riquísimo con pequeños trozos de frutos rojos, dándole un leve color rosado al gin tonic.
-Sigamos hablando -le dije- ¿has engañado a Carmen alguna vez? Si te molesta la pregunta, lo dices y cambiamos de tema.
-No, tranquilo -me respondió acariciándome el muslo- Dos veces he estado con una chica, la misma, una excompañera del trabajo pero que no era tan buena en la cama como Carmen, ni se le acercaba. Carmen no se enteró, creo. Acabé con la relación porque ella era muy absorbente, estaba tremenda, un culo increíble, unas tetas preciosas, un coño depilado y grandecito con los labios superiores grandes, que le colgaban un poco; y me comía la polla como nadie, en eso es en lo único que le ganaba a Carmen, en como me comía la polla. ¿Y tú?
-No, nunca -le dije sin mentirle- Nunca he estado con otra desde que nos conocimos. Aunque tengo mis dudas de que ella no haya estado con otro, lo digo por lo de darle por el culo. Yo creo que tenía un amante que la…, no sé como decirlo sin que suene mal, que la envició más, o que la emputeció, no sé si se dice así, pero siempre me ha dado miedo preguntarle.
En ese momento, Carlos me acariciaba los huevos. Yo tenía la polla levantada ya, y su polla se estaba levantando.
-Joder, cabrón -le dije excitado, y agarrándolo de la mano tiré de él- Vámonos a la cama, ya no te libra nadie, jejejeje.
Tiré de él y se levantó, lo besé y, tirando de su mano, nos fuimos directos a mi cama. Nos besamos a los pies de la cama, nuestras pollas estaban ya apuntando al techo. Le acariciaba los cojones y la polla mientras nos besábamos, él me acariciaba las nalgas. Me senté en la cama y su polla quedó a la altura de mi cara, acerqué su polla a mi boca, le pasé la lengua por todo el capullo haciendo círculos, él me aguantaba la cabeza, yo le sobaba los huevos mientras mi lengua recorría toda su polla; capullo, tronco y la base pegada a sus pelotas. Abrí la boca y la metí dentro, mis labios apretaron el tronco de su nabo mientras movía la cabeza hacia delante y hacia atrás. Mis manos sujetaban sus nalgas mientras algún dedo se iniciaba a explorar la zona buscando su ojal hasta encontrarlo y hundirse en él. Carlos suspiraba mientras mi lengua enfocaba sus movimientos en su frenillo y su capullo.
Me la sacó de la boca e hizo que me girase y me tumbase en la cama, me coloqué a 4 patas esperando las embestidas de su verga pero no fue así. Me puse con mi cabeza pegada a la cama dejando el culo levantado, acercó su cara a mi trasero y metió su boca entre mis nalgas, con sus manos las separaba mientras su lengua me acariciaba el ojal y me ponía a mil. Su lengua mojaba mi ojal, notaba el calor de su respiración en él, el calor de su lengua y de su saliva también, eso me estaba poniendo muchísimo. De pronto me dio un guantazo, no fuerte en mi nalga, me pilló desprevenido.
-¡Ay, joder!!!¿qué haces? -le dije excitado y cabreado-
-Sshhh, calla zorrita -me contestó con un tono que no terminaba de entender- Vi que el Señor A te dio un guantazo en la nalga antes de cambiar de pareja, y por tu cara vi que te excitó.
Hasta aquí este capítulo, os espero para el siguiente.
¡¡¡Ahh, y no olviden supervitaminarse y mineralizarseeee!!!
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Saludos, Vantheway