Capítulo 1
- De esposa ejemplar a puta de lujo I
- De esposa ejemplar a puta de lujo II
- De esposa ejemplar a puta de lujo III
Estaba fatigada tenía que tomar aire, al levantar la cara me vi reflejada en el espejo que tenía delante. Si me comparo con aquella mujer que era hace tan solo 4 años no me reconozco.
Estaba empapada en sudor que se escurría por la espalda hacia mi voluptuoso trasero, mientras tanto tenía un hombre dándome por detrás, pegándose a mi trasero en cada embestida.
De repente volví a la realidad, cuando el tipo que me follaba me gritó que me moviera más rápido que no había pagado a una puta tan cara como yo para hacer todo el trabajo él.
Incrementé el movimiento de mis caderas para darle más placer, se ve que al tipo le ponía cachondo llamarme puta, guarra, o cosas así, mientras su polla salía y entraba hasta mi matriz.
Después la saco me dio la vuelta y me la metió por delante, mientras me tocaba las tetas y me mordía los pezones, no parando de insultarme. Por último, se corrió dentro del condón (las putas caras lo hacemos con él), para luego quitárselo, y decirme que si me tragaba su leche del preservativo me daba 300 euros más de propina. Me la tragué porque necesitaba el dinero.
El tío se puso tan cachondo, que se empalmó de nuevo diciéndome que me quería follar otra vez, pero ahora por el culo. Le puse otro condón, usando sólo mi boca y me la metió de un golpe por mi dilatado agujero trasero.
Levanté mi cara otra vez, y me vi gritando con aquel animal perforándome los intestinos, empapada toda en sudor, y el maquillaje todo corrido.
Al cabo de quince minutos se corrió de nuevo me bebí la lefa del condón para luego limpiarle la polla con la boca. Estábamos en un hotel, el tipo había pagado por estar conmigo toda la noche, dijo que estaba agotado y se quedó dormido.
Me encendí un cigarro y empecé a recordar lo ocurrido en estos últimos 4 años mientras me veía en el espejo.
Me llamo Sonia, y esta es mi historia.
Yo había sido la típica niña bien, de clase media alta, fui a un colegio privado de religiosas, hija única (mi madre después de tenerme se quedó sin la posibilidad de tener más hijos).
Después fui a una Universidad privada y acabé las carreras de económicas y derecho, haciendo finalmente una Master en Estados Unidos durante un año Académico que me abrió las puertas para trabajar en una importante auditora. Mi padre además me enchufó y desde el principio empecé a ganar un buen sueldo.
A mi marido Carlos, le conocí a los 18 años, se puede decir que era el amor de mi vida, mide 1,75 cm, pelo negro y delgado, es ingeniero y trabajaba en aquel entonces en una gran empresa de telecomunicaciones ganando un buen sueldo. Nos casamos cuando teníamos 25 años. Yo nunca había estado con otros hombres, y a los 10 meses de casarnos tuve un niño.
Se puede decir que éramos la familia perfecta, pagando la hipoteca del piso, una criada, hacíamos el amor cada 15 días, los domingos a comer a casa de nuestros padres y yo compatibilizaba la vida profesional con la familiar de forma ejemplar.
Me levantaba a las 7:00 a lavar al niño vestirlo, darle de desayunar y llevarle a la guardería. A las 18:00 horas lo recogía y lo llevaba al parque a jugar, o íbamos a casa y me ponía a hacer la cena, y limpiaba lo que no hubiera dejado bien la criada.
Después del parto, noté que las reglas no me venían de forma puntual todos los meses, sino que se retrasaban o se anticipaban y estaba preocupada porque quería tener dentro de un par de años otro niño y no sabía si podría.
En septiembre después de vacaciones, acudí a un ginecólogo privado que tenía la consulta cerca del trabajo, y esto fue lo que cambió mi vida de forma irreversible.
Cuando vi a Mario (que así se llama) por primera vez me quedé como hipnotizada, era un hombre que mediría 1:90, pesaría unos 80 Kilos, pelo negro engominado, de unos 40 años, ojos azules, en fin, mi marido, aunque no estaba mal era del montón en comparación con este hombre.
Le conté cual era mi problema mientras me miraba de forma penetrante, y procedió realizarme las preguntas típicas de un reconocimiento médico., que yo respondía pensando en que me iba a tener que desnudar delante de él y que se me estaban humedeciendo las braguitas.
Edad: 28 años
Casada: Si.
Me peso y me talló: 54 Kilos, 1:72 metros. Me dijo que estaba muy delgada.
Me preguntó si tomaba la píldora y le dije que no.
Me preguntó si era fumadora y si era bebedora. Le dije que no había fumado en mi vida y que a lo mejor me tomaba alguna caña los fines de semana.
A continuación, me dijo que me desnudara detrás de un biombo, y que me tumbara en una camilla ginecológica con la piernas bien abiertas. Me estaba mojando toda, sería por la situación y porque el tío estaba buenísimo.
Me tumbe en la camilla, supongo que él se dio cuenta rápido de mi situación, y empezó a tocarme con unos guantes de látex. Me metió la mano por el coño y el culo (todavía virgen), me di cuenta que me estaba masturbando, pero no protesté.
Usaba las manos de forma impresionante, estuvo así unos 10 minutos, tuve varios orgasmos, y sacó una muestra del fluido vaginal para analizarlo.
Me dijo que todo era normal y que me podía vestir. Me mandó unos análisis de sangre y una mamografía, diciéndome que volviera cuando tuviera los resultados.
Cuando salí de allí me di cuenta que jamás en mi vida había disfrutado tanto, sólo fueron 10 minutos, y tuve los tres orgasmos mejores de mi vida.
En los días que pasaron mientras me hacía las pruebas no podía dejar de pensar en él, en el trabajo, en casa, y en cualquier actividad cotidiana. Esos días hice con más frecuencia y pasión el amor con mi marido, pero pensando en el ginecólogo. Estaba deseando volver a la consulta.
A los quince días volví, intentando vestir de una forma más sexi que el primer día con una ropa interior que realzara mis encantos.
Miró las distintas pruebas, y dijo que eran las de una persona sana que nunca había cometido excesos. Me indicó que me desnudara del todo y que me tumbara en el sillón ginecológico con las piernas abiertas.
Empezó a tocarme las tetas suave al principio, pellizcando luego los pezones que se quedaron duros como piedras.
Me dijo que iba a ser una puta muy fácil, protesté diciendo que se había creído, y me largó un bofetón diciéndome que me callara. Me dio la vuelta en el sillón y empezó a meterme los dedos por el culo, untándome un gel.
Le pregunté que estaba haciendo, respondiéndome que me iba a joder, pero no por el coño porque no tomaba la píldora y no me quería preñar y que como no le gustaba usar condón que lo haría por el culo.
Protesté y esta vez me empezó a dar azotes con un cinturón en el trasero. Entonces me quedé quieta, clavándome la verga de golpe hasta los cojones. Después descubrí que la tenía de 20 cm (mi marido la tiene de 12cm).
Me desmayé del dolor, pero me puso una especie de sales en la nariz para despertarme y así poder sentir todo. Tardó en correrse unos 15 minutos, y durante los últimos 5 había desaparecido el dolor dando paso al placer, tuve un orgasmo impresionante.
Luego me bajo de la camilla me puso de rodillas y me ordenó que le limpiara la polla con la boca.
Yo nunca había mamado una polla y me negué, me largó otro bofetón y empecé a chupársela, con asco al principio mientras por el culo me goteaba la leche de la corrida anterior.
Quería correrse otra vez, pero en mi boca, se reía por mi inexperiencia, me fue dando instrucciones para hacerlo mejor, obligándome a mirarle a la cara todo el tiempo mientras se la comía.
Primero me dijo que le lamiera los testículos, un rato manteniendo la verga sujeta con una mano.
Después tenía que pasar la lengua desde los testículos hasta el prepucio lentamente, y luego empezar a mamársela rápido moviendo la cabeza arriba y abajo.
Cuando notó que bajaba la intensidad me agarró la cabeza, y literalmente empezó a follarme la boca, diciéndome que la relajara que si no sería peor. Me daban arcadas, pero al final ya me iba adaptando a dejarle sitio.
A los 20 minutos de empezar me llenó la boca de leche que me obligó a tragar mientras le limpiaba del todo la polla. Todo el tiempo me obligó a masturbarme con la otra mano. Jamás me había sentido tan sucia.
Después me tiró las bragas y el resto de la ropa para que me vistiera, no dejando que me limpiara. Yo en mi vida había disfrutado tanto, me trató como a una puta dominándome en todo momento incluso por la fuerza.
Una vez vestida se encendió un cigarro y me hizo un gesto para que me sentara.
Me dijo que se había dado cuenta desde el principio que era una auténtica viciosa, pero que a lo largo de mi vida no había tenido las compañías adecuadas, por eso hasta ahora mi vida había sido ejemplar.
Mi voluntad estaba totalmente doblegada por ese hombre y quizás tuviera razón en que si hubiera conocido el mundo del vicio antes ahora no sería una madre ejemplar, sino una degenerada.
Me echó de la consulta, diciéndome que, si quería volver a verle, me daba un plazo máximo de una semana, pero que volvería para hacer todo lo que me pidiera sin concesiones, lo que supondría un gran cambio en mi vida en no mucho tiempo, porque iba a sacar de mi la golfa que llevaba dentro.
Salí de la consulta y me fui a trabajar, nada más llegar me metí en el baño a arreglarme, maquillarme un poco el moratón que me dejó en la cara y pintarme con el lápiz de labios el labio que me había partido, y a limpiarme las bragas del semen que salía de mi dolorido culo.
Cuando llegué a casa ya estaban mi hijo y mi marido que me dio un beso en la boca al verme, mientras yo pensaba que pasaría si hubiera sabido que esa misma tarde había tenido el semen de otro hombre en mi boca.
En los días siguientes no podía dejar de pensar en él. Podía no volver a verle y seguir como hasta ahora mi acomodada y segura vida sin emociones, o volver con él y someterme a lo que me mandara hacer.
¿Qué consecuencias podría tener en mi vida familiar o laboral? No lo sabía, pero en el peor de los casos nunca podría haberme imaginado lo que iba a suponer. Esos días hice el amor con mi marido, pero me faltaba algo, ya había probado los placeres del sexo y necesitaba más.
Justo a la semana siguiente le llamé a la consulta, a la enfermera le di mi nombre y me dio hora para esa tarde.
Cuando llegué me temblaban las piernas, por las consecuencias que sabía que este paso iba a suponer en mi vida y en la de mi familia, pero tenía las bragas mojadas por el morbo de no saber que ese hombre iba a hacer conmigo.
Al verme me dijo, vaya has venido, veo que no me equivoqué contigo, me preguntó que si era consciente de que si daba este paso ya no habría marcha atrás, a lo que respondí que sí.
A continuación, me indicó lo que tendría que hacer en los próximos meses, porque me iba a transformar tanto física como mentalmente, en el modelo de mujer que a él le gustaba.
A partir de ahora en tu vida lo más importante voy a ser yo, harás todo lo que yo te diga, y estarás siempre disponible para garantizarme placer.
Lo más importante después de mi será el sexo y tú. Si tú, quiero que te conviertas en una mujer egoísta y caprichosa que sólo piense en sí misma, es decir, en vivir a tope sin importante los demás y mucho menos tu familia, por lo que para ti va a cobrar una gran importancia el dinero.
Me dio un par de consoladores de 25 cm cada uno y unas bolas chinas. Me indicó que me masturbara a diario, que me fuera dilatando con los consoladores y que tendría que ser capaz de meterme los dos a la vez, por culo y coño. Las bolas chinas debía usarlas siempre que pudiera, para estar continuamente excitada.
Empieza a joder con hombres mejor casados, quiero que seas infiel a tu marido, no sólo conmigo pero que usen condón porque yo siempre te joderé sin él, y no me quiero coger ninguna guarrería. Hazte a la idea que eres un ser bisexual, empieza a mirar a las mujeres con deseo, quiero que dejes de ser virgen también en ese campo.
Tu físico no está mal, por eso me fijé en ti, pero estas muy delgada y esas medidas que tienes 75-45-75, dejan mucho que desear de mi modelo de mujer que no debe ser andrógino como tú, te faltan hormonas femeninas.
Vas a seguir un tratamiento de hormonas durante un año para incrementar esas medidas, te voy a poner una dieta para que ganes Unos 8 Kilos en tres meses. Con todo esto ganarás medidas sobre todo en cadera, y cintura, pero poco en pecho.
Como estamos en octubre y el tratamiento necesita tiempo para cambiarte, pasarás por quirófano para un implante de pecho y de elevación del mismo dentro de unos 9 meses, antes del verano. No obstante, en unos meses ya pasarás para un engrosamiento de labios y una elevación de pómulos.
Una golfa tiene que tener unos labios carnosos. Todo esto lo financiarás con tu dinero por supuesto. El tratamiento hormonal te cambiará el metabolismo y lo que engordes ahora no lo bajarás, por lo que luego tendrás que seguir una dieta como le pasa a casi todas las mujeres para no ganar peso.
Tendrás que hacerte una ligadura de trompas, la píldora está contraindicada con el tratamiento hormonal. cuando te folle por el coño quiero tener la seguridad de que no te vas a quedar preñada.
El sábado vete a esta clínica, con tu marido, dile que has tenido una hemorragia vaginal, con esa disculpa te operaré y así evitaremos problemas.
Vas a ir a un Instituto de belleza, este de la tarjeta, te vas a depilar con láser todo el cuerpo salvo la cabeza y cejas, es una depilación casi definitiva, con unas cuantas sesiones, y vas a empezar a tomar rayos UVA, tres veces por semana, me gustan las mujeres tostadas.
Allí tienen peluquería, tu color de pelo castaño no me dice nada, tíñetelo de rubio para que se note bien que es teñido, y para que contraste con el bronceado. Córtatelo hasta la altura de los hombros.
A partir de ahora te quiero siempre muy maquillada, y usando ropa cara muy femenina. Usarás ropa interior de firma, pero siempre tanga o bragas que se marquen bien a través de la ropa y ligueros, los sostenes serán siempre tipo Wonderbrá.
El color de la ropa interior que contraste con la de fuera para que se transparente. Los suéter serán ceñidos, marcando bien las tetas, minifaldas, pantalones ajustados, y toda la ropa de una talla menos para que marque bien las curvas que vas a tener pronto.
La mujer que quiero tiene que tener vicios, luego vas a empezar a fumar y a beber, no para que acabes borracha todos los días, pero si para que acostumbres tu organismo a una dosis de alcohol diaria.
Al principio te costará, como cuando te di por el culo, pero luego te gustará, a las drogas se les toma gusto en seguida.
A pesar de esto, quiero que hagas ejercicio, no estos tres primeros meses, para que engordes, pero si luego, ya que te quiero con la carne dura. En el centro de belleza tienen gimnasio, apúntate a aeróbic.
Tu cuenta corriente las vas a pasar con tu nómina a un banco por Internet, para que tu marido no la controle, pero yo sí, aunque no tocaré tu dinero.
Quiero que vivas al día y a crédito, que te pulas el sueldo, todos los meses lo comprobaré. ¿Cuánto ganas?, le dije que 2.100 euros al mes, me dijo que pronto me parecería poco.
Me preguntó que coche tenía, le dije que un Ford fiesta de hace 8 años. Me ordenó que me comprara un coche nuevo a crédito esa semana que no bajara de 4 millones. Mas adelante comprendí que hacerme una compradora compulsiva amando el dinero y las tarjetas, allanaría sus planes para que me entregara a él del todo.
Me pidió mi número de móvil porque quería tenerme siempre localizada, cuando lo vio me indicó que me comprara uno nuevo que el que tenía era una mierda.
Por último, me dijo que después de la operación del sábado no quería volver a verme hasta pasadas las navidades, en que el tratamiento hormonal, la dieta, el paso por el instituto de belleza y el tabaco y el alcohol, me hubieran acercado a su canon de belleza, indicándome que mis datos bancarios se los mandara por email y que lo pagara todo con tarjeta, porque quería controlar donde gastaba.
Después de enunciarme todas las pautas, que apunté porque eran muchas, me dijo que me fuera. Curiosamente no me tocó a pesar de que lo estaba deseando. Cuando me iba a ir me dijo que no me follaría otra vez hasta que me acercase a su modelo de mujer.
Lo de la operación no me gustaba, pero teniendo en cuenta la vida que iba a llevar, lo mejor era que no tuviera más niños.
De esposa ejemplar a puta de lujo I