Me encanta que me mamen el pene. Creo recordar que alrededor de treinta y siete mujeres me han chupado la polla en toda mi vida, pero me habré corrido en la boca de unas veinte de ellas y así y todo no siempre.

Mi esposa Liz me la chupa bastante, pero hace años que no logra sacarme la leche con la boca; igual me sucede con mi amante, Jude. Y no es que lo hagan mal, es que yo no logro relajarme. Sin embargo, hubo dos mujeres en mi vida que siempre lo lograron y muy rápido.

La primera de ellas fue Jessica, recuerdo que el primer día que follamos era mi cumpleaños y a ambos nos tocó trabajar un turno de noche, de eso hace ya trece años. Tuvimos una relación que duró unos seis meses y le movió los cimientos a mi matrimonio. Jessica era una chica trigueña de veintiun años, tenía un pelo negro, largo y brilloso muy hermoso.

Era de huesos fuertes y caderas muy anchas, tenía un coño gigante con unos labios mayores acolchonados que me masajeaba con mucha fuerza, recuerdo que a veces contraía los músculos de su vagina y me exprimía muy rico la polla. Pero sin dudas su mayor virtud era la destreza que tenía para sacarme la leche con su boca, recuerdo que cada vez que podía me mamaba el pene mientras yo hablaba por teléfono con Liz, era una loca, en esa situación es muy difícil aguantar los suspiros. Su boca era grande, de labios gruesos, con una lengua poderosa y una garganta profunda, mamaba el rabo muy despacio, a su aire, concentrada, le gustaba metérsela entera en la boca hasta tocar con sus labios mi pubis y luego se la sacaba lentamente, siempre lograba que me corriera en su boca, pero nunca pude ver el semen pues le gustaba tragarlo todo. Después de Jessica, solamente Mía pudiera compararse.

Mía es actualmente mi compañera de trabajo, tiene cuarenta años, es rubia, de pelo ondulado, tiene la piel muy blanca y un hermoso rostro de ojos verde miel, usa espejuelos pues tiene una ligera miopía, su boca es grande y tiene unos labios sensuales y muy bien delineados.

Siempre va muy arreglada. Tiene una figura soberbia para su edad, cuando viene con vestidos ligeros a trabajar le toco las nalgas y se las separó muy fácilmente, su culo se siente delicioso y es posible esta sentir su coño desde atrás. Ella es fanática del sexo por detrás, tiene un esfínter anal muy complaciente y entrenado, pero eso lo dejo para otra historia. Su lengua es inquieta cuando la beso en la boca pues le gusta colarse en la mía y lamer mis labios y dientes.

Hace varios años coincidimos en el turno de noche, hacía semanas que la venía acosando para acostarme con ella, pero esa día no quiso follarme, eso sucedió semanas después, ese día lo que hizo fue sacarme la leche con su boca en menos de dos minutos – ¡Increíble!- yo pensé que había sucedido porque estaba muy excitado pero no es así porque lo ha repetido muchas veces, por eso aprendí que cuando quiero follármela vigorosamente no puedo permitir que primero me mame la polla.