Desvirgo a mi prima linda en una visita de mis tios
Hace varios años ya, vivíamos en una ciudad al sur de Santiago de Chile. Mis tíos vivían en Santiago y tenían la costumbre de visitarnos en verano todos los años. Éramos niños y eran habituales las reuniones familiares, jugábamos juntos, etc.
Cuando tenía 14 y ella 13 se suspendió las visitas de mis tíos, pero luego de 4 años volvieron a avisarnos que llegarían. Todos en la casa nos pusimos muy contentos, ya que hacía bastante tiempo que no los veíamos.
En ese entonces yo tenía 18 y no tenía la menor idea de lo que sucedería. Todavía recuerdo cuando mi prima se bajó del auto, había crecido tanto, estaba ya casi completamente desarrollada, andaba con un vestido azul, que se ceñía a su cuerpo joven y hermoso, su cabello largo castaño claro, su sonrisa maravillosa, su lunar, aunque no lo crean cerca de su boca. El vestido le hacía notar sus pequeños senos, la silueta de cintura y sus caderas, y su culo grande y muy bonito, se podía apreciar perfectamente su pelvis levantada. Esa era mi prima, con la que cuando niños jugábamos y reíamos juntos. Al verla, naturalmente que pensé en lo que podía pasar, pero nunca lo creí. Era mi prima.
Mis tíos se iban a quedar como una semana en el sur. Al comienzo pasamos como tres días conociéndonos nuevamente, ya que cuatro años eran demasiado tiempo sin vernos. Conversábamos largo tiempo, jugábamos cartas, íbamos al centro de la ciudad, etc… Pero, sin darnos cuenta comenzamos a flirtear. Empezamos a mirarnos de distinta manera, cuando jugábamos al «tapar», el juego de ir contando cartas una a una, y cuando coinciden las cartas con la cuenta, el primer en taparlas gana… yo dejaba mi mano a propósito más tiempo, solamente para sentir su piel y ella al cabo de un tiempo también la dejaba. Así fuimos tomando más confianza y seduciéndonos
Cierto día, mas menos el quinto, andábamos recorriendo el sur, las dos familias, en dos autos, y cuando llegamos a la casa que habíamos arrendado nos separamos del grupo y fuimos a conversar al patio. Al cabo de un rato estábamos discutiendo, y de pronto sin darnos cuenta estábamos tomados de la mano, en ese momento comenzamos a besarnos. Nos abrazamos largo rato y al hacer esto creo que sintió que mi pene estaba duro, me comían las ganas de tocarle su culo, andaba con unos pantalones que se le veía el culo paradito. Ese fue nuestro primer encuentro cercano… Ese día durante la tarde, estuvimos más callados que de costumbre…
Al día siguiente, tuve que ir a comprar pan, e invité a mi prima, ella accedió. Como sabíamos que todos estaban en la casa aprovechamos para seguir besándonos durante el trayecto e ir tomados de la mano. En casa nuestras miradas eran cada vez más penetrantes y largas, ambos sabíamos lo que queríamos, pero ninguno de los dos decía nada.
Al día siguiente, en la mañana todos salieron temprano, todos excepto mi prima y yo, porque la noche anterior nos habíamos quedado hasta tarde, pero sólo conversando tonteras. Yo salí de la ducha y me di cuenta que no había nadie. Ella se había despertado antes pero no se había levantado aun. Pensé en que era mi oportunidad y quizás la única… así que le dije que se levantara para que me acompañara ya que estábamos solos en la casa. Cuando salió de la pieza, andaba con su bata rosada, me dieron ganas de sacársela y chuparle todo, sus senos, su culo, y su vagina, pero no… Iba a ser demasiado rápido, así que espere.
Cuando salió del baño, yo ya me había vestido, le dije que me gustaría que se pusiera los jeans que andaba trayendo del día anterior, ella me dijo: ¿cuál? Entonces yo le dije: ¡Estos!.. Y se los pasé. Le dije que se los pusiera, ella me dijo que bueno, y me miró como para que saliera de la pieza, entonces le dije que se los pusiera delante mío, que yo no la miraría y le daría la espalda. Me costó convencerla, pero lo hice. Yo estaba de espaldas y no supe lo que estaba haciendo, pero le di un poco de tiempo para que se alcanzara a poner un poco de ropa, al cabo de un rato le pregunté si podía verla, ella me dijo que aún no, entonces volteé y ella se había puesto una pollerita y los pantalones, al verla le dije lo bien que se veía, le dije que se diera vuelta para verle por detrás, ella se dio vuelta y yo me acerqué, le dije un par cosas bonitas, y la di vuelta y la besé. Ella estaba nerviosa, se le notaba. Luego de besarla bastante tiempo, mi mano comenzó a bajar lentamente, le agarré el culo, el precioso culo de mi prima. No le había dado tiempo para ponerse sostenes, así que pude ver fácilmente que tenía los pezones paraditos. Al rato, le saqué la polera y le comencé a lamer las tetas y chupar los pezones, ella estaba sumamente excitada, yo tenía la penca súper dura. Luego le besé el cuello, mi mano le empezó a tocar su vagina, por encima del pantalón. Con la otra mano le tomé la suya y la llevé a mi pene, ella de primera no supo qué hacer, pero luego empezó a masajearme el paquete.
Le dije que se sacara los pantalones, ella simplemente accedió, estaba caliente. Al verla, yo comencé a sacarme los míos, no tardamos mucho tiempo en eso, ella andaba con unos calzones blanquitos, personalmente se los bajé, lentamente le corría el calzón hacia un lado para besarle su potito, su olor me volvía loco. Cuando estábamos los dos totalmente desnudos, uno frente al otro, la recosté sobre la cama y empecé a lamerle las piernas para subir lentamente hasta llegar a su vagina, le besé sus pelos castaños, ella era virgen y primeriza, así es que gozó como loca, yo no tenía mucha experiencia, pero debo reconocer que me porté como todo un experto.
Después de una larga sesión de besos en su cuerpo, me acosté a su lado, para simultáneamente poder masajearle el clítoris y besarle los senos, y para que ella me tocara el pene, ella aprendió rápidamente y después de un rato llevé su cabeza hacia mi pene. Por un momento pensé que me diría que no, ella miró mi pene largo rato, lo tocaba, le hacía para atrás dejando al descubierto mi cabeza, en eso me salió un poquito de leche, una gotita y ella le dio un besito en la cabeza quedando un hilo entre sus labios y mi glande, ella se secó con su lengua. Esto me llevó a las nubes, después comenzó a tomar más confianza hasta que se tragaba entero el pene y jugaba con él y con mis testículos. Yo le levantaba el pelo, para poder ver cómo me lo chupaba. Después me di vuelta para quedar en un perfecto 69. Ella comenzó a gemir por los besos que le daba.
Y llegó el momento de la verdad, le dije, que quería hacerle el amor, ella escuchó pero no me dijo nada, estaba al borde del éxtasis y como «silencio aprueba», me deslicé para quedar encima de ella, y apunté con mi pene, la miré y ella asintió son la cabeza, estaba ida, sonreía y se retorcía. En ese momento, le pasé el pene por afuera, por el clítoris largo rato, de arriba a abajo de su vagina, hasta que ella me dijo…métemelo. Palabras mágicas, pensé, y ahí comencé. Le dolió bastante, pero después con los movimientos, se le pasó el miedo y gozó como nunca. Yo estaba pensando en no eyacular, ella con sus gemidos, me tenía loco, estaba a punto, luego lo saqué un rato, y le seguí besando su vagina, rosadita y pequeña. Pensaba, en que nadie ha estado aquí, en este lugar, sólo yo, su primo. Estaba en esto cuando ella me dijo que quería mi pene en su vagina, así que obedecí y se lo ensarté nuevamente, lentamente la cabeza, se lo metí suave, para después metérselo todo, rápidamente, ella gritó, pensé que le había dolido, pero era de placer. Seguí dándole, hasta que me estaba por ir, le dije que me faltaba poco, ella se excitó más con esto, y de pronto, exploté, lanzando mi semen, en su interior, ella me abrazó tanto que llegó a rasguñarme la espalda, yo quedé destruido por unos instantes y ella quedó cansada. Después de un rato de besarnos, le dije que era mejor que nos vistiéramos, ya que nuestros padres podrían llegar en cualquier momento.
El resto del día anduvo tranquilita y feliz, pero me decía que le dolía la entrepierna, claro, pensaba yo, después de semejante cacha, a quien no…
Dos días después ni tíos se fueron, todavía lo recuerdo. Le ayudé a bajar sus maletas del segundo piso de la casa. En la pieza sólo alcanzamos a darnos un beso furtivo y un te quiero… y se fue.
Quedamos en escribirnos, ya que, por teléfono mis padres o los suyos se podrían dar cuenta. Lo hice, le mandé un par de cartas, hasta que ella no me escribió más. Al año siguiente supe que su madre se enteró que nosotros nos habíamos besado, por eso dejó de escribirme. Por suerte eso solamente supo, aunque mi tía no se enojó demasiado.
Bueno, ahora ella pololea con un chico, y yo acá en el Sur también pololeo con una chica bastante rica. Mi polola sabe lo que pasó entre mi prima y yo, se enoja, pero ya lo está aceptando.
Mi prima ha venido un par de veces más, pero cuando recordamos lo sucedido, se ríe y me dice que éramos muy jóvenes. Yo ahora tengo 28 y ella 27, y sigue siendo bella…