Capítulo 6
Yo soy Julieta VI: Vanesa me prueba
Como mencione en mi relato anterior Vanesa fue alguien muy importante en mi vida, unas semanas después de aquel encuentro me anime a llamarla y contactarla de nuevo, la primera vez no la encontré en casa, pero dos días después volví a escuchar su dulce voz, aunque no lo había dicho su voz era melodiosa.
Me contesto con mucho gusto,
-Hola Julieta, pensé que no me llamarías nunca más.
-Como olvidarte si tu sabes mis secretos y compartimos momentos inolvidables.
-¿Has estado bien?
-Sí,..
-Y aun sigues con tus ideas de ser chica?
-En realidad si y he de contarte que ya no puedo más y quisiera que el mundo conociera a Julieta.
-No te da miedo que tus padres se enteren?
-Es lo que menos me importa…
En fin platicamos por un rato y ella terminó citándome cerca del centro de la ciudad, me digo que debía ir bien arreglada y que no olvidará llegar a tiempo.
Tenía un poco de miedo, pero deseaba tanto poder salir de nuevo a la calle, pero lo malo es que no tenía la ropa adecuada, al menos no en mi casa, así que fui a un supermercado cercano y compre una falda no muy corta pero arriba de la rodilla, una blusa de color rosa intenso y ropa interior beige, un sostén 36 A y una pantaletas talla grande, las zapatillas fueron de color negro con un poco de tacón.
Fue muy excitante y extraño comprar ropa de mujer, de hecho la cajera no me quitaba la vista de encima como preguntándose «¿Para que querrá este ese atuendo tan sexy?. Temía que la ropa no fuera de mi talla pues no pude probármela.
La cita sería el siguiente fin de semana y ya era jueves, en fin tenía casi todo listo.
Ya el sábado por la mañana me pare temprano para hacer todos los preparativos y me fui vistiendo en mi cuarto, aunque algo nerviosa pues mi madre estaba en casa.
Una vez arreglada aproveche para salir mientras se bañaba, no olvide tomar algunos cosméticos y una bolsa de mano pequeña.
Creo que mi busto no lucia natural pues lo hice de un poco de algodón, pero bueno me veía bien.
Durante el trayecto al lugar de la cita varios tipos me dijeron cosas y eso me excitó muchísimo, eran como las 11: de la mañana cuando por fin apareció Vanesa en un automóvil rojo, acompañada de otra mujer por cierto muy guapa y pelirroja.
Nos saludamos y me presentó a su amiga, prefirió no decir su nombre y me pidió la llamará «Cariño».
Me llevaron a un centro comercial y no fuimos a ver algo de ropa. Jamás pensé que eso fuera a ocurrir.
Preguntaron que si traía dinero, pero no estaba preparada y conteste que no.
«¡No te preocupes nosotras te prestamos!, en fin fuimos a el departamento de damas en el que me escogieron ropa muy sexy, un vestido de licra color café oscuro y con unos hilos dorados, me hacía lucir muy bien, pues me lo probé en la tienda, también una falda de tablitas a cuadros rojos y naranjas y varias blusas de diferentes colores.
No alcanzaba a imaginar que traían entre manos, pero también me compraron ropa interior muy sexy y de talla 36 B, yo no quería pues no podría llenar dichas prendas, pero me dijeron que no me preocupará, ellas se encargarían.
Después paramos en una pornoshop, yo no las conocía y no podía evitar poner los ojos sobre aquellas fotografías y sobre todo en los dildos que exhibían, me enseñaron una sería de pechos artificiales (de silicón) y escogimos uno con el pezón bien definido y bien formados, se sentían muy reales, eran como de 350gr cada uno.
De ahí me llevaron a su departamento…
Donde comimos y platicamos por un rato, yo ya estaba ansiosa probarme mi nueva ropa y sin pensarlo dos veces saque lo que compramos, especialmente los pechos artificiales y me los probé, me hacían lucir muy bien y además se movían al mismo tiempo que mi cuerpo, podía apretarlos y acariciarlos, en verdad deseaba tener unos de verdad, pero estos me hicieron sentir un poco más mujer.
En fin ellas me ayudaron a vestirme.
Usé el sostén negro de encaje, unas bragas de corte francés negras ajustadas por cierto, para que no se notará mi paquete y el vestido, obviamente lucía mis nuevos pechos. Me maquillaron y quede muy bien, tal vez este mal que yo lo diga, pero lucía hermosa.
Platicamos por un rato hasta que Cariño preguntó:
-¿En verdad te gustan los hombres? o ¿solo la ropa de mujer?, estaba confundida y respondí..
-Yo me siento mujer pero nací hombre y no puedo evitarlo, pero desde niña he sido solo eso, al menos en pensamiento y ahora ya no puedo ocultarlo más, además cada día necesitó más tener a un hombre dentro de mí.
-¿Entiendes que esto cambiaría tu vida para siempre?
-Si, pero no puedo más, quiero vivir como lo que soy, ¡Mujer!, ¡Julieta y nada mas!, ¿Es tan difícil?
-Nosotras te podríamos ayudar, pero debes de trabajar de algo y estar seguro de ello. Dijo Vanesa.
-Si, mira nosotras nos dedicamos a dar placer y recibimos dinero a cambio, de esa manera podrías lograr lo que deseas y además no te faltarían hombres.
Todo eso resultaba muy extraño y no sabía que decir, lo pensé un momento y…
-Pero, ¿Cómo?
-Debes empezar poco a poco, ¿recuerdas que yo uso el arnés con mis clientes? Respondió Vanesa.
-Sí…
-Bueno a muchos hombres les gusta se cogidos y coger, esta noche tengo un cliente fantasea con estar con un transexual, si quieres te presentó y si te gusta, pues…
-No sé si esté lista.
-Claro que lo estas, si lo haces como lo hiciste conmigo, todo estará bien.
-Pero quisiera sentirme como una mujer y que no me tocará mi sexo.
-Se lo platicaré.
-Entonces, ven que debo darte unos consejos, dijo Cariño.
-Claro. Me llevó al baño..
-Lo primero es estar muy limpia sino, es poco placentero.
Sacó una especie de macana de acero que tenia un tubo conectado y me dijo que eso me limpiaría muy bien, la conecto al lavabo y me enseño como surtía un chorro de agua y además que tenía una salía por debajo.
No me gusto mucho la idea, pero ella insistió y metió su mano por debajo del vestido buscando mi sexo y lo acarició, «vaya desperdició», exclamó.
Siguió acariciándome hasta excitarme y subió mi vestido, bajo mis bragas y se trago mi falo por completo, mañosamente fue mojando mi ano con su saliva e introdujo un dedo, lo hizo con facilidad.
«Tienes experiencias, ehhhhh». lo metía y lo sacaba con ritmo, luego introdujo otro, no pude más y me corrí.
Tragó mis jugos y sin preguntar demasiado me inserto aquel artefacto, al principio sentí algo muy extraño, pues el agua estaba un poco fría, pero después me fui relajando y pude ver salir algunos residuos de mi ano.
Ya por la tarde llegó el amigo de Vanesa y ella me lo presentó.
-Aquí esta la chica que te conté, ella esta ansiosa de conocerte….
-Es linda, tenías razón, ¿cómo te llamas preciosa?
-Julieta y usted.
-Llámame como quieras..
-Esta bien, Amor.
-Pero que bien…ocurrente y linda, creo que nos divertiremos está noche.
-Y mucho!, Agregó Vanesa.
En fin platicamos un buen rato y tomamos un poco de licor, yo no acostumbraba hacerlo, él era todo un caballero, al anochecer pregunto a Vanesa si podía pasar a la recámara, su bulto se veía grande y listo para la acción, me tomó del cuello beso mi boca, metiendo su lengua cálida y acariciando mis pechos, pensé que se daría cuenta, pero estaba ebrio o ya lo sabía.
Me cargo y me llevo a la habitación en donde me senté en la orilla de la cama y él se acerco poniéndome su paquete enfrente, acaricio mi pelo y me sonrió, me acerco a diciendo: «es tuyo disfrútalo Julieta».
Lo apreté por fuera de la ropa y comprobé lo duro que estaba, baje sus pantalones y tal como lo había hecho la primera vez, sujete sus nalgas mientras con los dientes liberaba al falo de su prisión.
Al parecer eso excito mucho y simplemente dejo que lo comiera a placer, el sabor de su mielecita era delicioso y no podía para de hacerlo, algunas veces el se tomaba la tranca con la mano dejando espacio para probar sus testículos, tan suaves y grandes, seguramente llenos de lechita que debía extraer.
Me despojó del vestido y le pedí no me quitará el sostén acepto y tomó mi cintura levantándome hasta su cara y bajo mis bragas clavando su lengua en mi interior, solo podía sentir el calor de sus labios y con mis manos acariciaba su tranca, impaciente por llenarme, me volteó y puso la punta en la entrada de mi ano, de un solo empujón me invadió y bombeo con fuerza.
Sujetó mi pelo y tiró de el haciéndome suya, cada centímetro me hacía feliz y el choque de sus bolas en mí culo era increíble, no duró por mucho tiempo y me llenó de leche ardiente, se recostó sobre mí sin salirse y lo tuve dentro hasta que sé empequeñeció.
Estaba segura, era una hembra y debía mostrarlo al mundo.
El se durmió y salí de la habitación a contarles todo a Vanesa y Cariño.
-Fue delicioso.
-Lo sabemos, pero debes irte a casa, después planearemos algo nuevo.
Me llevaron cerca de ahí, pero aun llevaba el vestido café y mi bolso.
Afortunadamente pude entrar a mí casa sin que nadie lo notará, al menos eso creía.
Hasta la siguiente entrega.
Julieta