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Yo soy Julieta IV: La velada

Yo soy Julieta IV: La velada

Después de mi primer encuentro con mi primo, estaba en el baño tratando de vestirme tan pronto como pude, pues todos querían mostrarme lo que habían comprado, lo malo fue que no pude desmaquillarme del todo, aparentemente el labial que había usado era de los indelebles, solo me quedo chupar una paleta que me sirvió para cubrir lo rosado de mis labios.

Continué saboreando el semen en mi boca y salí para ver que traían.

Entre otras cosas mis primas se compraron unos preciosos vestidos de encaje, en particular uno rojo a cuadros ceñido del cuerpo y algo flojo del pecho, casualmente era de mi talla, ardía en deseos por probármelo, pero evidentemente tuve que disimular y verlo solo de reojo.

Mi primo se percató de inmediato de mi deseo y solo sonrío, se mostraba totalmente indiferente, todo transcurrió como siempre comimos todos juntos y jugamos un buen rato domino, mientras las niñas jugaban a ser grandes con sus senos y cuerpo bien desarrollados, yo quería estar con ellas y mi primo lo sabía.

Ya como a las nueve de la noche algunos empezaron a irse a los cuartos y mi primo se acerco pidiéndome que lo acompañara a cuidar de los animales, pues esa noche le tocaba velar.

Acepte y él pidió permiso a mis padres. Cerca de los corrales tenían un cuarto pequeño con un catre y forraje para los animales.

Nos fuimos caminando por una pequeña vereda y el se porto como siempre, a pesar del frío llevaba solo unos jeans y una playera, además de su mochila algo cargada, yo llevaba lo de siempre y una chamarra.

Sabía que traía algo en mente pero hasta llegar al cuartito lo descubrí…..

Encendió la luz y me pidió que esperara un momento, había luna y se podía sentir la humedad del campo y el canto de los grillos y chicharras, en cielo se podía ver solo unas cuantas nubes por las que se filtraba la luz en multicolores… En fin una noche bella como pocas.

De pronto salió…

Por favor ponte cómoda, te gustará lo que he traído para ti.

Me sorprendí que me hablará de ella y entre sin pronunciar ninguna palabra, cerró la puerta y dijo: “regresó en un rato, estate lista¡¡¡¡¡”.

En la cama estaba aquel lindo vestido y una variedad de ropa intima para escoger, después el me contaría que le gustaba coleccionarla, pues le excitaba mucho, nunca le pregunte de donde venía, pero me probé varias de las prendas, la que mejor me quedo fue una especie de body en encaje negro que era ceñido al cuerpo y traía unos rellenos, aunque no había espejo creo que me hacía lucir hermosa, era de esos que se abrochan por debajo.

Me puse un ligero negro de una sola pieza y el vestido, solo hacían falta unas zapatillas y ahí estaban, había pensado en todo.

Incluso tenía una bolsa con maquillaje que dijo pertenecía a una exnovia, me peine lo mejor que pude con un mechón que cubría parte de mi cara y unos broches de chaquira que lucían muy bien.

Tal vez el me observó durante toda la transformación pues en cuanto pinte mis labios de rojo, como el vestido, toco la puerta y solicitó entrar….

-Caray¡¡¡, si eres toda una mujercita, como no supe antes, nos habríamos divertido mucho.

-En verdad te parezco (dude un poco en preguntar) linda.

-Pero si eres una mujer hermosa, mira esas caderas y esos labios tan candentes, como evitar desear apretar tus piernas con mis brazos y acariciar esos delicados muslos que seguramente esconden un exquisito secreto.

-Nunca pensé que pudiera despertar tanto deseo en un hombre (tomo mi mano y la llevo a su entrepierna)..

-Mira como me tienes crees que es solo por que sí.

-Esta duro¡¡¡¡, como en la tarde.

-Eso fue delicioso, no pude agradecerte lo que hiciste, en realidad eres muy buena, jamás me lo habían hecho como tú.

-Es que lo deseaba tanto, que no pude evitarlo¡¡¡¡

-Esta bien creo que uno debe de hacer caso a sus deseos¡¡¡

-Sí, pero temo que nadie lo entienda.

-Al menos en mi encontraras un apoyo y alguien con quien compartir tus deseos.

Me tomó del cuello cubriendo mi mejilla y me dio un dulce beso, recostándome sobre la pequeña cama y me depositó suavemente, él era más grande y fuerte que yo, me apretó con ambas manos por la cintura y las deslizo hasta el cuello estremeciéndome mientras se sentaba sobre mi, entre tanto no me di cuenta cuando se quito la ropa.

El restregó su paquete y su velludo pecho, mientras yo le besaba cada parte de piel que ponía a mi alcancé, estaba como borracha de deseo..

Puso mi cabeza entre sus piernas, dejando al alcance aquel hermoso pedazo de carne del que escurrían unas gotas de miel, acerque la punta de mi lengua y se formo un filamento entre su ojito y mi boca era sumamente excitante, no pude mas y lo devore mientras acariciaba sus fuertes piernas y sentía como su respiración se aceleraba, no tarde en recorrer y estirar con mi boca sus bolas que colgaban delante de mí. insistió en introducírmelo en la boca y comenzó a bombear, tome sus bolas entre mis dedos y jugueteé con ellas como si fuesen un par de naranjas.

Todo esto me recordaba a la primer película porno que había visto, olvide decirles que me había preparado también de mi hoyito untándome crema y dilatándolo con mis dedos, aunque no era necesario pues era una experta, al menos con las velas.

Se separo de mi boca y yo traté de detenerlo succionando más fuerte, pero el insistió diciendo,

-Veras que vas a sentir con esto..

-¿Qué vas a hacer?, pregunté con voz melosa..

-Lo que tanto deseas, te he visto acariciarte y ya no puedo más quiero poseerte..

-Anda hazlo, no me hagas más larga esta espera.

Entre tanto me despojo del vestido e hizo a un lado el body dejando completamente libre la entrada a mi orificio, hambriento de tener por primera vez una buena verga de verdad.

Tomó mis piernas y las puso sobre sus hombros, entonces fue cuando sentí la punta en la entrada de mi ano y cuidadosamente y lentamente me fue partiendo por la mitad, era un placer indescriptible y no soporte más ese lento castigo y con un movimiento de cadera me inserte sola, hummm, de solo recordarlo.

Su cara fue de placer y exclamó que estaba muy apretada.

A decir verdad me dolía un poco pero al poco tiempo me acostumbre y vino el placer, moví mis caderas en círculos, mientras él bombeaba lentamente, yo pedía más pero el insistía en que estaba muy estrecha y no necesitaba tiempo para acostumbrarse.

Se acostumbro rápidamente y lo hizo con mucha fuerza, tanta que ya no podía moverme y me deje llevar por sus deseos, tan fuerte era cada arremetida que apenas y pude sentir sus brincos cuando llegó al éxtasis y más bien me di cuenta por el chorro de leche caliente que inundaba mi interior, yo misma me corrí sin siquiera tocarme pues me acarició por dentro.

Fue maravilloso, pero disfrute mas dormir entre sus brazos y sentir sus manos sobre mi cuerpo a través de las delicadas telas que me vestían.

Ese fue nuestro último encuentro, los días siguientes tuvo que ir a trabajar a otro pueblo y solo regreso hasta el día de la fiesta (el siguiente sábado), no me quedo mas remedio que insinuar que no pasó nada, aunque no todo estuvo mal, me dejo la idea y el placer de saber que era linda y que cualquier chico podía enloquecer por mí.

A partir de ese día deje de usar trusas y solo usaba bragas.

Los demás días transcurrieron como cualquier otro hasta la fiesta donde conocí a Vanesa…

Continúa la serie << Yo soy Julieta III: Mi primer… Yo soy Julieta V: Vanesa >>

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