Últimos relatos eróticos:

El vagabundo y su dama III

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Yo ya empezaba a estar cachondo, poco a poco la polla se me iba empalmando con aquellos mordiscos que me daba en el cuello, y las caricias que me hacían sus manos. Llevé mi mano a su polla, notando que ya la tenía dura y tiesa. Empecé a acariciarla por encima del pantalón, hasta que le empecé a desabrochar el cinturón, y irle desabrochando luego el pantalón, hasta que pude sacarle la polla de fuera.

El chantaje de mi sobrino III

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Poco a poco me la fueron metiendo por el culo sintiendo un dolor inaguantable asta que se cansaron todos, yo no era capaz ni de andar pero tenia ganas de marchar lo malo que tenia toda la ropa arrugada y sucia llena de corridas de los niños pero me dio igual la gente me miraba rara pero eran mas las ganas de llegar a casa que lo que dijeran por el camino.